Librería
Español
Capítulos
Ajuste

La reseña

Capítulo 2.1 La reseña

Sebastián del Valle estaba acostumbrado a las reacciones emocionales. Una mala reseña podía provocar desde lágrimas hasta cartas amenazantes, pero rara vez encontraba respuestas ingeniosas y calculadas. Sin embargo, mientras miraba su teléfono, el post de "La Madriguera" iluminando la pantalla, no pudo evitar sentir algo más que irritación.

Los críticos también tienen mal gusto. La frase iba acompañada de una fotografía que parecía haber sido cuidadosamente preparada: un croissant que, de hecho, lucía perfecto. Dorado, brillante, casi digno de una portada de revista gastronómica. Por un momento, Sebastián sintió una ligera punzada de duda. ¿Había sido demasiado duro? Pero rápidamente desechó el pensamiento. Su trabajo no era suavizar la realidad, sino exponerla.

Sin embargo, la punzada regresó al leer el texto que acompañaba la imagen. Lucía no solo había respondido, lo había hecho con gracia, humor y un toque de desafío que lo descolocaba. Tal vez, en lugar de buscar la perfección técnica, debería permitirse disfrutar de lo auténtico. Esa frase en particular resonó más de lo que quería admitir.

Suspiró, cerrando el teléfono con un movimiento lento y deliberado. No era su estilo participar en intercambios públicos. Su autoridad como crítico dependía de mantener una distancia profesional, pero esta vez algo le picaba. Era como si Lucía hubiera encontrado una grieta en su fachada cuidadosamente construida, y Sebastián no estaba seguro de cómo sentirse al respecto.

Decidió distraerse con trabajo, abriendo su cuaderno de notas en el escritorio de su impecable apartamento. Hizo un intento por concentrarse en su próxima reseña, pero su mente seguía regresando al post, a la imagen del croissant y, sobre todo, a Lucía. Había algo en ella, algo eléctrico, que hacía difícil olvidarla.

Finalmente, admitió su derrota. Sacó su teléfono de nuevo y volvió a mirar la publicación. Los comentarios eran abrumadoramente positivos, defendiendo a "La Madriguera" y aplaudiendo la creatividad de Lucía. Esto debería haberlo molestado, pero en lugar de eso, sintió una extraña mezcla de respeto y curiosidad.

Se puso de pie, se acercó a la ventana y miró la ciudad extendiéndose frente a él. ¿Era posible que hubiera subestimado a Lucía? Todo en ella, desde su respuesta rápida hasta su inquebrantable defensa de su café, la hacía distinta a los demás dueños de pequeños negocios que había conocido.

Sebastián sonrió ligeramente, con un destello que no alcanzaba sus ojos. Si ella quería una guerra, él no iba a retroceder. Sin embargo, tal vez esta vez la estrategia no sería solo criticar desde la distancia. Tal vez era hora de regresar a "La Madriguera" y enfrentarse a Lucía en su propio terreno.

Sebastián se apartó de la ventana, su mente trabajando con la precisión de un reloj suizo. No solía permitir que algo, o alguien, interfiriera con su ritmo perfectamente estructurado, pero había algo en esta situación que exigía su atención. La reseña, la reacción, esa foto tan calculada… Todo indicaba que Lucía no era como los demás dueños que había enfrentado antes. Ella no solo aceptaba el desafío, lo devolvía con fuerza.

Decidió que el único curso de acción lógico era analizar el lugar de nuevo. Tal vez su primera visita había sido injusta, o tal vez su instinto de crítico estaba perdiendo filo. Ninguna de esas ideas le agradaba, y no era porque dudara de sí mismo, sino porque Lucía había logrado algo que pocos podían: hacerlo cuestionar.

Sebastián caminó hacia su armario y eligió uno de sus trajes favoritos, un gris oscuro perfectamente ajustado. No iba a dar la impresión de que estaba obsesionado, aunque quizás lo estaba un poco. Más bien, este sería un regreso profesional, una revisión inesperada y, con suerte, definitiva.

Mientras ajustaba el nudo de su corbata, pensó en las palabras que elegiría para explicar su segunda visita. ¿Sería honesto y admitiría que su publicación lo había intrigado? ¿O mantendría su aire distante y profesional, fingiendo que se trataba de un simple capricho?

Con el teléfono en mano, abrió las redes sociales de "La Madriguera". La cuenta estaba llena de fotografías coloridas, mensajes alegres e interacciones con clientes que se sentían personales y genuinas. Incluso en algo tan trivial como Instagram, Lucía parecía proyectar una parte de sí misma en cada publicación. Sebastián no estaba seguro de cuándo había comenzado a analizarla de esta manera, pero era incapaz de detenerse.

Decidió no pensar demasiado en ello y salió de su apartamento, su maletín en mano. El taxi que lo llevó hasta "La Madriguera" atravesó la ciudad con lentitud, dándole más tiempo del que necesitaba para planear su estrategia. No se trataba solo de reparar su reputación como crítico, sino de descubrir qué hacía a Lucía tan especial.

Cuando llegó al café, el sonido familiar de la campanilla al abrir la puerta lo recibió de nuevo. "La Madriguera" estaba llena de luz y risas, con clientes hablando animadamente mientras disfrutaban de sus pedidos. Sebastián no pudo evitar notar cómo la atmósfera contrastaba con su mundo, donde cada interacción estaba teñida de formalidad y expectativas rígidas.

Lucía, detrás del mostrador, lo notó de inmediato. Sus ojos se entrecerraron ligeramente, como si tratara de descifrar sus intenciones desde el otro lado de la sala. Ella no se movió, pero la ligera inclinación de su cabeza y la manera en que apretó los labios le dijeron todo lo que necesitaba saber: lo estaba esperando.

Sebastián avanzó hacia el mostrador con calma, cada paso calculado. Había venido preparado para un duelo verbal, pero mientras observaba a Lucía, no pudo evitar sentir algo más... una chispa de emoción que no estaba del todo dispuesto a reconocer.

—Otra vez aquí, señor del Valle —dijo ella con una sonrisa que no llegaba a sus ojos, pero que era lo suficientemente encantadora como para desarmar a cualquiera.

—Parece que sus croissants tienen una habilidad especial para atraerme de vuelta —respondió, dejando su maletín sobre el mostrador con suavidad.

Lucía alzó una ceja, su expresión entre incrédula y divertida. —Bueno, espero que esta vez sus papilas gustativas estén de mejor humor. No todos los días tenemos el privilegio de servir al gran crítico gastronómico.

Él no pudo evitar sonreír ligeramente, aunque la mantuvo bajo control. Este sería un encuentro interesante.

Descarga la aplicación ahora para recibir recompensas
Escanea el código QR para descargar la aplicación Hinovel.