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Capítulo 4

Mis ojos seguían llorosos.

Cantidad ?

—¿Le pagaste a papá? ¿Qué? ¿Soy tuya? ¿Qué quieres decir? —Mi mente sensible no podía asimilar todo lo que estaba sucediendo. Primero, vino a advertirme por la mañana, luego mi papá se puso muy amable de repente y luego desapareció.

¿Que estaba pasando?

—Para que lo entiendas, debo decirte, cariño, que tu papá te vendió. —Dijo , dejándome atónita. Se me llenaron los ojos de lágrimas. Extrañaba a mi mamá. Nunca debí haberla escuchado. Su Ron era un hombre malo que vendió a su propia hija.

- Y adivina qué... te vendió por sólo trescientos dólares... pobre hombre. - Se rió con malicia. - No puedo esperar a tenerte... mi dulce joya - Dijo en un tono malvado.

Sabía que tramaba algo. Era un hombre malo. Me dolió muchísimo. Creí haber recuperado a mi padre, pero me equivoqué: me separó de mi madre. Lloraba y le suplicaba que me dejara con mi madre, pero en cambio, siempre me daba una bofetada cariñosa.

Después de unos minutos, detuvo el coche frente a una casa y me sacó. Me arrastró dentro de la casa.

—Deja de llorar, nena... no es momento de llorar. Te daré una buena mamada y luego podrás llorar cuanto quieras. —Dijo , y se fue.

Fernnda Dante

Deambulé por la pequeña mazmorra buscando cualquier camino que me llevara a escapar. Pero antes de que pudiera encontrar nada, la puerta se abrió con un crujido. Me giré para ver al mismo hombre que estaba en la puerta con una pequeña bolsa de papel en la mano. Me la arrojó.

- Come – Dijo con tono asustadizo.

—No —grité y tiré el periódico—. Quiero irme a casa. Por favor, déjame ir —dije con voz suplicante esta vez. No me quedaba otra opción.

Se acercó a mí, me agarró del pelo y empezó a levantarme. Me dolió muchísimo. No pude evitar callarme y lloré a gritos. Empecé a apartarlo, pero se quedó ahí plantado como un demonio.

—No te dejaré ir a ningún lado, Candy. —Se rió malvadamente y me arrastró afuera.

—¿Adónde me llevas? ¡Por favor, déjame ir! —supliqué mientras mis lágrimas caían a raudales.

Me tiró a otra habitación, que parecía su dormitorio, y de nuevo me levantó agarrándome del pelo. Mis piernas empezaron a temblar cuando me tiró en su cama. El miedo me invadió. Le rogué que me soltara, solo para ver cómo rechazaba mis súplicas. Se subió a mi pequeño cuerpo y empezó a desabrocharme la blusa. Intenté zafarme, pero me pegó firmemente a la cama. Su mano se metió en mis pantalones cortos y empezó a frotarme. Empecé a patearlo e intenté zafarme, pero no me oyó y me sujetó con fuerza, tocándome el cuerpo de forma inapropiada.

Se bajó la cremallera del pantalón y pude ver que su bóxer estaba abultado como si estuviera escondiendo algo debajo.

—Por favor, suéltame. No le diré nada a mamá. Y súbete la bragueta, por favor. Si quieres orinar, ve al baño —le supliqué. Pero él se rió aún más y me agarró la garganta, ahogándome.

—¡Cállate , chica! No quiero orinar. Quiero tu coño. Quiero derramar mis jugos en él. —gritó , haciéndome temblar de miedo.

—Pero no tengo nada parecido a un coño. —grité .

Me dio una bofetada fuerte en la cara, haciéndome caer de nuevo en la cama, y me quitó los pantalones cortos, tirándolos al suelo. Junté las piernas para contenerme.

—¿No tienes coño? ¡Espera! Te mostraré dónde está —dijo , bajándome la ropa interior hasta las rodillas. Apreté las piernas, acercándolas aún más. Era un hombre muy malo. Tocó la parte por donde oriné y empezó a frotarla con fuerza. Fue tan doloroso que me hizo llorar a mares.

—Ves , Candy. Te voy a follar tan fuerte que siempre recordarás quién era Thomas —dijo con voz ronca y me abrió las piernas, haciéndome llorar aún más. Estaba pidiendo a la tía Fernnda que viniera a ayudarme, pero quizá hubo alguna barrera de comunicación.

—¿Qué vas a hacer? Por favor, dije que no tengo nada parecido a un coño. —Lloré y me agarró del pelo.

—Lo tienes... vale... y yo me lo cogeré. —gritó . Sus caricias estaban tan mal.

—¿Joder ? ¿Cómo? —pregunté intentando entender sus palabras. Pero él se rió y me jaló las nalgas con fuerza, haciéndome estremecer de dolor.

—Este es tu coño —dijo , tocándome entre los muslos—. Y mira. Esta es mi polla —dijo , tocándose el bulto— .

—Por favor, déjame ir —le supliqué de nuevo, pero me dio una fuerte bofetada y me tiró a un lado, golpeándome la cabeza contra el cabecero. Sentía el corazón dando vueltas y la sangre goteando por mi cara.

—Voy a meterte mi polla en tu coñito —dijo , y abrí los ojos como platos. Decía cosas imposibles y además daba miedo. Me golpeaba. Quería matarme.

Me apreté la cabeza con fuerza y me sequé las lágrimas cuando sonó su teléfono. Contestó la llamada y salió de la habitación hablando por teléfono. Observé la habitación y corrí hacia la ventana. Estaba demasiado cansada de todas las agresiones que me había hecho. Miré a mi alrededor buscando mis pantalones cortos, pero no pude encontrar nada en la habitación oscura. Abrí la ventana y, tras varios intentos, logré saltar. No sabía dónde estaba, así que eché a correr al azar hacia mi frente.

Seguí corriendo por los callejones silenciosos sin saber adónde me llevarían. Yo también tenía miedo. Si alguien me secuestraba en este estado, me haría cosas como las de Thomas. Corrí durante casi una hora, jadeando como un perro. Llegué al pequeño mercado donde había ido con papá al mediodía. Pero el mercado ya estaba cerrado y ni siquiera había un búho en las ramas del árbol.

—¡Jesús ! Mi casa debe estar cerca .

Corrí mirando a mi alrededor, intentando localizar de qué calle veníamos al mediodía. Tomé el nombre de Jesús y eché a correr por una calle que recordaba vagamente.

Después de correr quince minutos, oí una voz débil. Era la voz de mi mamá. Al oírla, empecé a llorar. Corrí hacia ella. Miré hacia atrás para ver si Thomas me perseguía, pero por suerte no había nadie.

—Mamá ...— lloré .

- Mamá.... -

Corrí rápido y vi a mi mamá corriendo. En cuanto me encontró, corrió hacia mí y me abrazó fuerte. Empecé a llorar y ella también lloraba. Me dio un beso en la cabeza mientras nos arrodillábamos. Me alegré muchísimo de haberla alcanzado por fin. Al separarnos, vi su cara roja y hosca. Tenía los ojos rojos y parecía un desastre.

—Eri ... cariño... ¿qué te pasó en la cabeza? ¿Dónde estabas? —gritó , mirando mi cabeza sangrante. Se veía muy preocupada.

No pude decir nada, pero me sentí segura en su cariño maternal. —Mamá ... —lloré mirándola. Mis lágrimas no podían parar de caer.

—Eri ... cariño... no llores... —Me secó las lágrimas y me hizo levantar. —Eri ... ¿dónde están tus pantalones? —preguntó al verme. Su rostro se desvaneció y me abrazó con fuerza. La vi palidecer.

- Eri... - Ella sacudió mi hombro mientras yo seguía llorando profusamente haciéndola preocuparse más.

- Cariño... shhh... no llores... estoy aquí... - dijo intentando parar mi torrente de lágrimas cuando apenas podía contenerlas.

- Mamá... mamá... Tho... - Mi voz se quebró al recordar la cara malvada de Thomas.

Tiró de su cochecito y lo ató a mi cintura para que Fernnda me levantara. Se levantó, me cargó en brazos y me llevó a casa.

******

—Cariño ... ya llegamos. —Dijo , y me sentó en el sofá y cerró la puerta con llave. Se acercó y me sentó en su regazo.

—Eri ... Mi bebé... dime... ¿qué pasó...? Cariño, por favor, di algo. Si no, me darás un infarto. —Dijo mientras tomaba el desinfectante y me limpiaba la herida. Hice una mueca de dolor y la abracé fuerte.

—Mamá ... por favor, vámonos de aquí. No quiero vivir aquí —dije con voz débil.

—Eri ... ¿Alguien hizo algo malo? Dime, ¿dónde estaban tus pantalones? ¿Por qué andabas en ropa interior por la calle? —dijo con voz débil, frotándome la espalda mientras me cubría la herida con una venda gruesa.

—Mamá , papá llegó a casa al mediodía. Fue muy bueno conmigo. Incluso me llevó al mercado. —Dije , apretándome contra ella.

—¿Te dejó ahí? ¿Qué pasó, Eri? Por favor, cuéntamelo. Me muero —preguntó abrazándome fuerte.

—No , mamá... me vendió a su amigo Thomas. Me dejó con él y ese Thomas... —Se me quebró la voz y empecé a llorar. Ella me abrazó al instante. Su rostro palideció al mirarme. Se veía feroz y enojada. Sabía que amaba a papá y no me creería.

—¿Qué hizo Thomas? —preguntó con voz severa—. Me encerró en

un calabozo y también me golpeó. Metió la mano en mis pantalones e incluso intentó desnudarme. —Lloré a mares.

- Silencio...- Mi mamá me abrazó fuerte y me besó la cabeza.

-Decía que quería algo de mi coño para empujar su polla dentro- Exhalé pesadamente.

- ¡Shh!... Eri... nunca digas esas palabras delante de nadie - Dijo con voz débil y me abrazó fuerte.

—Pero antes de que pudiera matarme, huí. Y te encontré. —Le dije sonriéndole, pero su rostro estaba bañado en lágrimas.

—Sí . Veo que mi pequeña es muy valiente. —Dijo y se secó las lágrimas.

- No llores mamá...mira que estoy bien... no me pasó nada.- dije pero ella no podía parar de llorar .

No se me ocurría nada que la alegrara, pero luego me di cuenta de que no sabía que había ganado el concurso. Sonreiría si se lo dijera.

—Sabes , mamá... Gané en la categoría juvenil del festival. Y perdí el hilo que me diste. ¿Ves? Tenías razón, la mala suerte me acompañó. —Dije , y ella se rió.

—Mi linda hijita es muy imprudente. Estoy orgullosa de ti, tonta. —Me dio un beso en la cabeza y me quitó la tristeza.

—Vamos a empacar, cariño. Ya no viviremos aquí. No puedo dejar que Ron y sus amigos malvados dañen mi único tesoro. —Dijo , dándome palmaditas en el pelo.

—¿En serio, mamá? ¿Nos vamos, papá? —pregunté , mirándola atónito.

—Sí ... lo somos... No merece que lo llamen papá... llámalo Ron. Siempre pensé que cambiaría, pero nunca podrá. En cambio, se volvió tan inútil que intentó venderte, cariño... No puedo perdonarlo por esto. —Dijo , y la abracé fuerte. Por fin, mamá quiso separarse de ese monstruo horrible al que llamo papá.

*********************

—¿A dónde vamos mamá? —le pregunté.

- No lo sé cariño – Dijo comprándole el periódico a un chico.

Subimos a un autobús y me senté en silencio, no tanto como Fernnda y su mamá. Sabía que amaba mucho a papá y que debía de estar destrozada. Pero necesitaba ver la verdadera cara de papá. Vi su figura dormida y le quité el periódico de la mano. Abrí la sección de entretenimiento y mis ojos se posaron en un pequeño.

Lo conozco..

—El chico de Martines... —murmuré emocionado. Estaba con una señora que se lo llevó y un hombre que repartía los premios a los ganadores.

Leí el artículo y me enteré de que el chico Martines de mi edad era el hijo de Ricky Martines y Jennie Martines , y que los habían invitado a ser los invitados principales del festival. El artículo decía que estaban de vacaciones en San Francisco y luego contenía algo que me pasó desapercibido.

Sabía que nunca volvería a ver a Martines Guy. Nos íbamos de San Francisco. Sentí tristeza al instante. Rompí la foto con cuidado y la guardé en mi bolsillo. Quizás pudiera mirarla y recordarlo.

Un rubor tímido se apoderó de mi cara.

Fernnda Dante

* ****((años después))*****

Fui a ver a mi mamá, que ahora dormía como una perezosa. La mujer que me despertaba con un cubito de hielo estaba tan callada que me partía el corazón.

Me acerqué a ella y me senté a su lado, sujetándole la mano con suavidad. Observé su frágil figura y se me llenaron los ojos de lágrimas al ver su estado. Era la única persona en mi vida, y verla en un estado lamentable no me ayudaba a sobrevivir. Sufría de cáncer de cuello uterino IV B. Casi había perdido todo el cabello por la quimioterapia. Le hice ponerse el gorro de algodón cuando abrió los ojos y parpadeó varias veces mirándome. Sonrió levemente. Siempre dormía la mayor parte del tiempo y apenas me hablaba. Siempre estaba cansada y comía poco, lo que la hizo perder peso.

- Mamá..- dije y ella abrió los ojos lentamente para mirarme.

—Eri ... ¿no vas a tu clase de baile? —preguntó con voz débil. La verdad es que ni siquiera esperaba que dijera nada.

—Me voy, mamá. Regresaré por la noche. Tenemos que practicar mucho —dije con una sonrisa.

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