Capítulo N° 3 La Gran Celebración
Dorian y Nahim se van en el coche de este. Van solos y él maneja para que nadie les invada su privacidad; lo que ella y nadie se imagina, cuáles son los planes del novio. Él desea cumplir con su primera ¡fantasía sexual! Y es nada menos y nada más, que hacerla suya en un lugar solitario y dentro del auto, como si la estuviera violando; quiere escucharla gritar de dolor pidiéndole que ya la deje en paz. ¡Que no le haga daño!
Da varias vueltas y se encarga de que Dorian no se percate de ello. Luego toma la vía hacia la hacienda, pero no piensa dirigirse para allá, sino que antes de llegar toma una vía alterna que lo conduce a un lugar apartado para perpetrar su atrocidad.
Nahim mientras conduce la va preparando con palabras dulces y llenas de “amor y deseo”; le dice que él es un hombre muy apasionado y que ya no aguanta más, que desea hacerla suya, que ya no hay nada que se lo impida porque ya se casaron y no tienen que esperar hasta después de la celebración. Llega al sitio elegido y continúa diciéndole que:
—¡Mi amor, mi princesa entrégate a mí ya, en este momento, no esperemos más!
Dorian no puede creer lo que está escuchando, ella también cuenta las horas para entregarse a él, pero no en ese lugar y en el auto. Ella se imagina una alcoba linda y adornada con pétalos de rosas. Ya los espera ese precioso lugar preparado por ella misma; y se encuentra en el que será su nuevo hogar con el hombre que ama; pero él prefiere a lo bruto, a lo ¡¡¡SALVAJE!!!
Ya lo tiene encima levantándole el traje, bajándole la ropa interior, mientras repite una y otra vez con movimientos nerviosos y aspecto de sádico:
—¡Ya eres mía! ¡Ya eres mía! ¡Te amo y tú me amas! ¡Y eso es lo que hace falta! ¡Nada más!
Dorian no daba crédito a lo que estaba pasando; pensaba: ¡Dios mío! ¡Esto no está pasando, no a mí! ¡No puede ser! Y de repente, reacciona; pero ya es demasiado tarde, porque ya la ha penetrado sin su consentimiento. Porque de una cosa si está clara, ellos están casados pero él no es su dueño, ella es un ser humano y merece respeto.
Llora y llora, sin prestar atención a lo que Nahim hace con ella, su corazón le duele más que el dolor físico. La posee una y otra vez, sin importar su llanto, sus lágrimas que corrían por sus mejillas. Él continúa acariciándola, dándole suaves mordiscos a sus orejas y a sus bellos y provocativos pechos. Cuando vio saciado su instinto animal, paró de maltratarla; ha transcurrido una hora aproximadamente. Tiempo más que suficiente para sentir tanto horror; y:
—¡Te pido perdón! Yo quiero hacerte inmensamente feliz y pensé que este era un buen comienzo, ya has comprobado que soy un hombre demasiado fogoso.
La ayuda a vestirse y a limpiarse la cara para que esté presentable para la gran entrada al sitio de la celebración. ¿Quién piensa en celebración con lo que acaba de suceder? Ya él ha celebrado la boda a su maldita manera: ¡violándola, ultrajándola de la peor manera! Porque eso no ha sido consensual, ella no dio su consentimiento.
Dorian se siente la más infeliz de las mujeres; no hay derecho a que la traten de esa manera, y ¡mucho menos en su primera vez! Las lágrimas corren por sus mejillas, mientras mira fijamente hacia adelante sin tener noción de nada, ya nada le importa; ya se le cayó la máscara, es un bruto, un insensible… ¡Un animal!
Nahim interrumpe sus pensamientos: —Ya no llores más mi princesa, límpiate las lágrimas ¿sí?, perdóname, escucha, en cuanto se te pase el enojo, me vas a dar la razón y todos contentos. ¡Supéralo pronto! Porque ahora es que vamos a tener noches de relajo tú y yo. —Todo lo dice con una sonrisa cínica dibujada en sus labios, y con una mirada sádica que Dorian jamás había visto en ningún hombre.
Dorian no termina de dar crédito a lo que le acaba de suceder, y en medio de su dolor y su decepción, piensa: —¡Dios mío, es un sádico! El hombre del que me enamoré ya no existe. ¿Dónde fue a parar? ¡Que alguien me lo explique, por favor! ¡Esto es una locura! ¡Esto no es real! ¡Esto no me está pasando a mí!
Se acercan a la entrada de la hacienda, y los invitados y familiares que estaban preocupados por su tardanza, levantaban y agitaban sus manos en forma de saludo y alegría, porque se suponía que ellos estarían presentes en la celebración; así, que temían que les hubiese pasado algo.
¡Claro que había pasado algo, y algo bien grave, porque había sido violada por su propio esposo! ¿Qué más pensaban que podía pasar? Ella se sentía muy triste y dolida, pero ¿Quién se iba a imaginar lo que le estaba sucediendo? Llegan y la ayudan a bajarse, su padre y su hermano; también aparece su madre y ella que estaba a punto de explotar, se arroja a sus brazos llorando como una niñita.
—Mi amor ¿qué te sucede, estás bien? —Pregunta su madre, alarmada, mientras los demás están pendiente de lo que ella responda, porque ahora sí que lucen preocupados, en serio.
—¡No, nada, tranquila madre! —Se dirige a todos, para calmarlos —¡tranquilos, no pasa nada! Es solo que me invade la emoción, estoy muy feliz, vamos a celebrar y a disfrutar de los ricos platos que ya deben estar servidos. Muchas gracias por preocuparse, y disculpen por el mal rato que les he hecho pasar.
A todas estas, Nahim estaba maquinando la explicación perfecta, si le tocaba intervenir. Tal vez la gente no estaba conforme con la explicación dada por Dorian, pero prefirieron callar y “olvidar el asunto”.
El flamante esposo, se acerca muy solícito a su esposa, abrazándola y besándola, mientras trata de calmarla. Pero en realidad le dice al oído:
—Será mejor que te calmes, porque sospecho que los invitados no quedaron convencidos con tu explicación. La fiesta se convertirá en rumores, todos hablarán del asunto; y eso no nos conviene a ninguno de los dos.
Ella se enjuga las lágrimas, se limpia con un pañuelo que él le facilita, y se la lleva casi a empujones para donde se encuentra el resto de los invitados. La entrada a la hacienda “Los Carvajal” luce decorada para la ocasión: coloridas rosas y claveles y un arco enorme adornado y con una inscripción que indica el matrimonio de la pareja Smith-Carvajal, con globos en forma de corazón.
Nahim la conduce al centro de la pista, donde se empiezan a escuchar las notas de la melodía escogida para comenzar el baile con la novia. Nahim empieza el baile, pero cuando le toca al padre, él no quiere soltarla, teme que Dorian cuente lo sucedido. Ella se le suelta y continua el baile con su padre, luego con su hermano, y al final con Lino el amigo de Nahim. Lino aprovecha para volverla a felicitar y desearle la buenaventura. Nahim desesperado se la quita y continúa bailando con ella hasta finalizar la melodía.
Se sientan en la mesa preparada especialmente para ellos, y empieza la fiesta. Su amigo Lino se sienta junto a Sofía en una mesa cercana a los novios; de allí se percatan de todo lo que sucede. Lino luce un tanto inquieto y molesto, talvez:
—Disculpa Sofía, no es mi intención meterme en tu vida, pero eso que sucedió frente a la iglesia entre tú y Nahim, me pareció de muy mal gusto y una falta de respeto. Perdóname pero considero que no te valoras como mujer, como ser humano. ¿Qué te sucede? Tú eres una mujer espectacular que puedes tener a cualquier hombre a tus pies. Un hombre sin compromisos que te valore y te de tu lugar.
—¡Para, para, para! Me aturdes, pareces una metralleta disparando cuanto se te ocurre por esa boca, ¡por favor! Es mi vida, y esa era mi fantasía y ¡lo logré! — Ella se muestra muy feliz.
—¡AH! Una fantasía. Pero es que no puedo dar crédito a lo que acabo de escuchar. Nuevamente pido disculpas por lo que te voy a recalcar, pero tú estás loca, estás enferma, son tal para cual. ¿Tú la estás viendo? Mira a Dorian, apenas salió de la iglesia y ya empezó a pagar el alto precio de haberse casado con Nahim. ¡Acabó con ella en un abrir y cerrar de ojos!
—Pero, ¿por qué me dices todas esas cosas? ¿Yo que tengo que ver? Yo no me interpuse entre ellos, yo no le hice nada, allí lo tiene completico para ella. ¡Yo soy la otra! Calladita, “porque así me veo más bonita”; eso me dice Nahim, y bueno, yo solo me desvivo para mantenerlo contento. Y Dorian que se ponga abusada, porque ¡aquí estoy yo! “La sabrosa” de mi Nahim: “Mi cachondo”.
Ya estaba un grupo musical muy famoso, listo para empezar, a cantarle a los novios. Música romántica y hermosa, por espacio de una hora. Nahim obligó a Dorian a bailar un par de canciones; luego ella se negó a seguir bailando. La comida estaba servida y los invitados devoraban los exquisitos platos y bebidas.
—¡Por favor, ya no más, estoy agotada! —Le suplica Dorian.
Los invitados saboreaban los exquisitos pasapalos y bebían, pero no olvidaban el incidente ocurrido; los observaban y murmuraban entre ellos, disimulando levantaban sus copas en señal de que estaban brindando por la felicidad de los novios.
La familia de Dorian, también estaba preocupada, porque ya la novia no desbordaba de felicidad, estaba apagada y con señal de sufrimiento, de tristeza. Su madre se levanta y se le acerca:
—Hija, ¿no deseas ir a cambiarte? Entiendo que luego viene un grupo de música bailable.
Mientras su madre le habla, Nahim le presiona el brazo en señal de que no quiere que vaya a cambiarse aún; ella entiende que él teme que ella cuente lo que sucedió; entonces, le responde a la mamá:
—No, mamá, aún no. Pero si me gustaría que me acompañes al tocador.
—Está bien, lo que tú digas, ¡ven, te acompaño!
Antes de que ella se levante, Nahim vuelve a presionar su brazo, ella trata de calmarlo diciéndole: —No te preocupes por nada, mi amor. Ya regreso, necesito ir al tocador.
Su madre la toma del brazo y la ayuda a desplazarse hasta llegar al tocador; ella se desespera y le dice que tiene que hacer “pipi”, como puede se sienta en el inodoro, toma servilletas para limpiarse. Mientras espera su madre por ella, piensa como hacer para que su hija le cuente lo que está sucediendo.
—¡Dios mío, ayúdame! Pon las palabras adecuadas en mis labios, para consolarla. Y que ella decida cuando contarme lo que sucede. ¡Señor, dale la fortaleza necesaria, porque siento que se desmaya! ¡Cuida mi muchacha, Señor, te lo suplico!
Aparece Dorian y se extraña. —¿Qué sucede, Madre?
—No, nada hija. Es que nosotros los padres suplicamos a nuestro Señor, por la fortaleza de nuestros hijos. Es solo eso, mi amor, pero no pasa nada, porque tú dices que todo está bien. ¿No es así?
—Por supuesto, madre querida. Tal vez más adelante te cuente, pero ahora no. Es una tontería, no te preocupes; vamos que Nahim ya debe estar preocupado.
Mientras tanto, Lino y Sofía que se encuentran sentados en una mesa cerca a la de los novios, aprovechan que Dorian se levantó para acercarse a Nahim, quieren saber, como todos, qué fue lo que aconteció.
—¡Hola, hermano! ¿Qué fue lo que les sucedió? ¿Por qué tardaron tanto tiempo en llegar? Dorian se veía demasiado desmejorada. ¿Qué fue lo que pasó?
—¡Nada, no pasó nada! —Respondió Nahim malhumorado.
Sofía y Lino se le quedan mirando, como que: —¡No te creemos! —Le refutan los dos en coro.
—Bueno… si…lo que sucedió, realmente veníamos muy felices y yo la vi tan hermosa y radiante, que se me ocurrió besarla y casi choco el coche con uno mucho más grande que el mío. Así que Dorian se asustó demasiado y aún no se repone. Pero por favor, no digan nada, porque si sus padres se enteran, ¡me matan!
Dorian termina de lavarse las manos y la cara, se seca con una servilleta y regresan a la celebración. Sofía y Lino se regresan a la mesa al verla acercarse. Nahim la interroga con la mirada, quiere saber si le contó a su madre lo acontecido.
—Ya te dije que no te preocuparas, no voy a armar un escándalo aquí, en estos momentos.
Luego aparece un grupo musical muy alegre, bailable, los invitados ya habían saciado el apetito y la sed, así que se levantaron a bailar. Nahim se levanta y toma de la mano a Dorian y la lleva al centro de la pista, y a ella no le queda de otra que obedecer y aparentar felicidad.
Pero los invitados no se terminaban de convencer que todo estaba bien; a cada momento murmuraban que allí estaba pasando algo, que era lamentable porque a ella se le había apagado el brillo de sus lindos ojos, el brillo de la felicidad. Nahim estaba molesto, porque se había percatado de que todos tenían la mirada fija en ellos.
Alicia aprovecha para hablar con Gustavo, y con Camilo, pero a última hora se les une Irene, la novia de Camilo que estaba compartiendo con otros invitados.
—Sé que como yo, ustedes también están preocupados; pero no me dijo nada. Sé que algo está pasando, pero no quise forzarla y decidí ponerla en manos de nuestro Señor, para que la proteja y le de fortaleza.
—¡Tienes razón! Debemos dejarle su espacio, ella es lo suficientemente madura, como para hacerle frente a los problemas. Además, Dorian sabe que aquí estamos para apoyarla ¡siempre! —Exclama Gustavo.
—Yo también estoy preocupado, pero no sé qué hacer o qué decirle, para que se sienta mejor. —Interviene Camilo.
Irene, la novia de Camilo, se decide a intervenir en la conversación familiar, y con disimulada alegría: —Pero ¿de verdad ustedes creen que a Dorian le sucede algo? Pero si ellos están tan enamorados, ¿qué puede suceder?
Todos se quedan callados, y tratan de aparentar alegría para que los pocos invitados a la celebración, no se percaten de lo que sucede.
