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Capítulo N° 2 Se Terminan Mis Cuatro Horas

Nahim y su amigo Lino llegan a la iglesia, luego de que este, lo pasara buscando a su departamento. La iglesia exquisitamente adornada para la ocasión, los invitados sentados murmuran unos con otros sobre lo que se espera sea una boda fastuosa, porque “tiraron la casa por la ventana”. Otros susurran que el novio aún no está esperando a la novia en el altar; que la novia se está demorando y que en cualquier momento va a aparecer algún familiar anunciando la suspensión de la boda. La envidia los carcome, y bien desean que ocurra algo digno de un show.

Tanto los padres de Dorian, como el novio Nahim, no escatimaron esfuerzos y gastos para que sea la mejor boda del año. ¿Cómo no hacerlo? Si se les casa su amada hija, y eso sólo sucede una vez en la vida, —esas eran sus creencias, hasta la fecha—. Nadie esperaba el vuelco que darían los acontecimientos futuros, que los haría cambiar sus convicciones.

En la hacienda, todos están listos y se preparan para abordar los coches que los llevaran a la iglesia. Dorian, hermosa con su vestido de princesa blanco, con velo y corona como lo soñaba, y se guardó hasta el final, para cumplir su sueño: toda virginal, hasta la noche de su boda con el hombre de su vida, el que ella ama y amará por siempre. —otra convicción que se vendrá abajo—. Pero nadie lo sabe, y todo sigue su cauce.

La madre vestida como una reina. El padre y el hermano de Dorian, vestidos elegantemente para la ocasión, la ayudan a abordar el carruaje que ha sido adornado con hermosas rosas de todos los colores, cultivadas en la hacienda especialmente para ese día. La acompañan sus padres, y su hermano se va en otro coche con su novia Irene; ella viste y luce muy hermosa para la boda de su cuñada.

Dorian emocionada y nerviosa, entabla conversación con sus padres durante el recorrido: —Papi, y mami, ¡gracias, muchas gracias! Por apoyarme y darme su bendición en esta nueva etapa de mi vida. Para mí es muy importante y me hace más feliz aún.

Gustavo, su padre responde: —¡Hija! ¡Te amamos! Eres lo más grande que tenemos, incluyendo a tu hermano. Nosotros, tu familia, te apoyaremos siempre en todo lo que emprendas; tus decisiones serán respetadas. Y aquí siempre tendrás nuestro hombro para consolarte si fracasas, o para felicitarte por tus éxitos.

Mientras su padre habla, su madre con lágrimas en los ojos, mueve la cabeza aprobando todo lo que él dice. Continúan conversando. Al mismo tiempo, en las afueras de la iglesia se encuentra Nahim y su amigo Lino, esperando la llegada de la novia para ir a ubicarse frente al altar; en ese momento se estaciona un coche, y baja Sofía, hermosamente ataviada como dama de honor, y llama a Nahim para que se acerque al auto; él mira a Lino y le indica que espere allí.

Lino sospechando que nada bueno se trae Sofía entre manos, trata de retener a su amigo Nahim: —No vayas Nahim, recuerda que estas esperando a tu novia para casarte. Sofía se ve muy bien y no creo que te necesite para algo bueno. Sospecho que quiere arruinarte la boda.

Nahim hace caso omiso a las palabras de Lino, y se dirige al auto y ella le señala que suba; él sube el coche y cierra la puerta y Sofía convierte los asientos en cama provisional, y mirándolo a los ojos, le exclama: —¡Hazme el amor ahora mismo, te deseo!

Nahim, como si tuviera años sin tener sexo, le levanta el vestido y acaricia sus piernas mientras las dirige hacia su genital; le abre la cremallera del vestido e introduce sus manos y empieza a acariciar sus pechos y a lamerlos, y ella por su lado jadea de pasión y lujuria, abriendo las piernas y abriendo la cremallera del pantalón de Nahim. Él desliza la mano e introduce sus dedos en la vagina de Sofía, luego la penetra y tienen sexo de forma violenta.

Lino se percata de lo que sucede al observar el movimiento del coche; se lleva las manos a la cabeza, con los ojos abiertos y lleno de estupor, mira hacia todos lados y decide acercarse. Nervioso toca la puerta.

—¡Nahim! Tú estás loco, de verdad. Tu novia se acerca y tienes que estar esperándola dentro de la iglesia. ¿Cómo se te ocurre? Ojalá nadie se haya percatado de esto. ¡Date prisa!

Sofía y Nahim escuchan a Lino sin contestar nada, se toman un minuto para recuperarse y empiezan a arreglarse mientras se dan besos como si todo acabara allí, y fuese la despedida. Los dos saben perfectamente que ese jueguito no terminará porque él se vaya a casar con Dorian.

Lino piensa que lo que están mostrando no es nada normal; eso es cosa de gente enferma. Camina de un lado hacia otro, con un manojo de nervios, y sin poder creer lo que sucedió frente a la iglesia, esperando a la novia para casarse y su “amigo” hace semejante locura; definitivamente Nahim estaba trastornado. Y se preguntaba una y otra vez:

—¿Por qué se va a casar con Dorian? ¿Por qué no se casa con Sofía, si es con ella con quien está “siempre”? ¿Por qué engaña a Dorian de esa manera y con su mejor amiga?

En ese momento sale presuroso Nahim del coche, arreglándose la flor roja que lleva colocada en el traje; mira a todos lados, a ver si alguien además de Lino lo está observando. Le indica a su amigo que entren a la iglesia, y le suplica:

—Por favor, Lino, no me digas nada, ahórrate tus comentarios, y entremos, que aquí no ha pasado nada.

Sofía se digna a salir del coche con cara de triunfadora, porque al fin logró su propósito, ¡hacer el amor con Nahim y sin protección! Ella estaba ovulando, así que lo más seguro es que haya quedado embarazada. No le importa que se case y con su “amiga”, que dicho sea de paso, ella se le acercó a Dorian y se hizo su amiga para estar más cerca de su novio Nahim.

Sin embargo, ellos no se percataron que al otro lado de la calle permanece estacionado un coche gris, desde hace algún tiempo con los vidrios cerrados. El que esté a bordo de este coche ha observado todo lo ocurrido y ha recopilado evidencias; luego enciende el motor y se aleja lentamente. Toma su teléfono y marca un número y cae la contestadora; espera un momento para dejar el mensaje:

—¡Buen día, jefa! Listo su pedido. Seguiré pendiente, cualquier cosa, le estoy avisando. —cuelga el teléfono y sigue avanzando.

Al fin llega el tan esperado carruaje con la hermosa novia. Dorian exclama antes de bajar:

—¡Ya se terminan mis últimas cuatro horas de soltería! ¡Ahora hacia mi nuevo “modus vivendi” junto a mi amorcito! Dios bendito, concédeme la felicidad con el hombre que amo, que sea para toda la vida. ¡Gracias Señor, gracias!

Gustavo luce impaciente —¡Vamos hija, apresúrate! que Nahim debe estar comiéndose las uñas de tanto esperar.

Su padre la ayuda a bajar del carruaje y allí está Sofía esperándola con el cinismo desbordado en todo su ser; pero nadie se percata de ello; así que, muy solícita se dispone a arreglarle el traje y el velo a la novia. Dorian empieza su recorrido hacia la puerta de la iglesia tomada del brazo de su padre, mientras el resto de la familia la rodea y Sofía va atrás pendiente de que no se descomponga el traje.

Llegando a la puerta de la iglesia, la familia se adelanta hacia sus asientos y Dorian procede a entrar acompañada de su padre y la dama de honor, mientras se escucha la marcha nupcial. Dorian no se percata de lo bella que está la iglesia, adornada hacia los lados con rosas enlazadas con cintas de colores y un gran arco frente al altar, con rosas y claveles, entre globos expresando el “amor” que siente Nahim por su “princesa”.

Los invitados, no muchos, porque la idea es que sea un matrimonio lujoso pero íntimo; invitando a la gente más apreciada, más allegada a los novios. En cuanto a Nahim, cuenta que sus padres murieron en un accidente automovilístico, de eso hace ya varios años, y él era hijo único, sin hermanos y sin familiares cercanos.

Llega Dorian al altar y su padre procede a entregarla a su novio, que la observa con admiración y cara de bobalicón; pero con tremendas ojeras del movimiento nocturno, y aún antes de entrar en la iglesia y nada más que con la dama de honor.

Él, el novio sueña con la noche de su boda con Dorian, a parte de la sorpresa que le tiene preparada: “su fantasía sexual”; pero no deja de pensar en las locuras sexuales con Sofía, y con las “otras”. Se va a casar, sí; pero en ningún momento él ha pensado en dejar esa vida loca de soltero, por el contrario. Ya tiene planificado lo que va a hacer para mantener alejada a Dorian de los chismes que ruedan por allí al respecto.

Se preparan para recibir la bendición del padre, a la vez que Sofía, la dama de honor, no deja de pensar en su propio trofeo que significa lograr hacer el amor con Nahim, y sin protección. Ya ella siente que está embarazada del hombre que tanto le gusta, pero lo que más le atrae es su dinero. Se imagina en la agencia de modelaje, como la dueña y señora, ordenando y coordinando los desfiles de moda, y administrando los jugosos ingresos a su favor. Se imagina rica y dueña de una mansión con todas las comodidades y con varios sirvientes a su disposición.

La boda continua su desarrollo, por su parte Nahim no deja de pensar en su noche de boda, por eso quiso que la celebración fuese de día, porque piensa pasar toda la noche gozando con su novia virginal; piensa que ya ha esperado demasiado. La respetó siempre, esperando este día; la complació y no la tocó; ahora le toca a él, se desquitará por tanto tiempo de espera para poseerla... y empezará por hacer realidad su ¡fantasía sexual!

Lo que no se imagina, es que mientras tanto en la agencia se reúnen las modelos a comentar sobre la boda de su jefe Nahim. Están resentidas y celosas. No entienden por qué se casa con una recién graduada de periodista y no, con una modelo como alguna de ellas; pero lo que no saben es que Nahim no piensa renunciar a ninguna de las modelos que se entregaron a él, como requisito para entrar a la academia y luego a la agencia.

Dorian es un trofeo, un galardón que le costó ganar; pero ya lo tiene en sus manos y lo va a disfrutar… ¡ya lo está disfrutando! Ya les dieron la bendición y están siendo felicitados por amigos y familiares. Entre tanto, no muy lejos de allí, se encuentra un hombre, apuesto y varonil, sumido en sus pensamientos mientras se dirige en su coche último modelo, hacia el bufete.

Este hombre es el abogado Juan Luis Arismendi; vestido con traje de etiqueta, de hombre triunfador; muy apuesto, pero mostrando su cara sombría y triste, y eso tiene un culpable, corrijo, una culpable: ¡Dorian! Sí, Dorian que se fue calando de a poquito en su mente y en su corazón. Hoy viernes tiene exactamente una semana que no la ve; ella no regresó a sus caminatas, ni a sus ejercicios en la placita. ¡Y la extraña un montón! La piensa y siente que la ama.

El matrimonio sale de la iglesia y se disponen a dirigirse hacia la hacienda, donde todo está preparado para la gran celebración. Pero antes tiene planificado una sorpresa para su princesa.

— Yo me llevaré a Dorian en mi coche, y nos vemos allá en la hacienda. Yo mismo manejo, así nos vamos solitos pero no se preocupen que no tenemos pensado escaparnos. Queremos disfrutar de la celebración junto a ustedes, porque eso solo se da una vez en la vida.

—Mi amor, ¿tú no estarás pensando en escaparte conmigo, ahorita verdad?

—¡No, como crees! No te preocupes, solo que primero te tengo una sorpresa, y luego nos vamos a la fiesta.

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