Capítulo 2
Hudson POV
Brad ya me estaba esperando con la puerta abierta de su casa cuando llegué, estaba hecho un lío, no dejaba de rebobinar toda la escena del hospital, Mackenzie presentía que yo no me haría cargo de los bebés y no sé si está en lo correcto.
Se ve que ella tampoco se esperaba que fueran dos bebés, le cayó de peso la noticia al igual que a mí y no es para menos, seremos papás de dos bebés.
—Mackenzie le habló hace poco a mi chica para que la encontrara en un lugar, así que supongo que no recibieron una buena noticia, ¿qué pasó hermano? —dijo Brad tomando asiento en el sillón.
—Está esperando dos bebés —solté de fregazo, la idea de hacerme cargo de dos niños es algo que logra hacer que mi médula espinal tiemble por completo.
—¿Me estás jodiendo no es así?
—No, Brad. Aquí está una foto.
—Umm lamento decirte que no le hayo forma a tus hijos.
—Si serás imbécil, los dos círculos negros son los bebés.
—Oh, ya los veo. Joder, esto es un premio gordo. ¿Qué piensas sobre esto?
—Que soy un imbécil, debí de haber hecho caso a mi padre cuando decía que me cuidara.
—Wow, para que tú aceptes que le debiste hacer caso a tu padre quiere decir que estás grave.
—¿Grave? Estoy jodido, dime cómo me haré cargo de dos niños, muy apenas cargo a mis primos que aún son bebés. Es una gran responsabilidad, no sé qué demonios estaba pensando ese día.
—Pues te aseguro que pensabas con la cabeza de abajo.
—Sabes, se me hace muy tentadora la idea de no hacerme cargo, total en un futuro podré tener más hijos y no me será necesario verlos.
—¿Estás hablando en serio?
—No sé, estoy hecho un lío. ¿Tienes cerveza?
—Claro —se levantó y regresó de la cocina con dos cervezas. Aunque emborracharse no era una buena solución y, teniendo en cuenta que por estar borracho aquella vez ahora tenía que tomar una decisión muy importante, esto era lo único que podía hacer; emborracharme hasta perder el sentido.
Mackenzie POV
Tuve que detener el auto a unas calles del hospital porque las lágrimas me impedían ver y no quería provocar un accidente, mucho menos teniendo en cuenta dos cositas que estaban dentro de mí.
Si ya pensaba que tener un bebé sería complicado, ahora con dos sería misión imposible; mis planes de mudarme a un departamento no estaban muy claros ahora, tendría que trabajar el doble y a las pocas entrevistas que fui en el transcurso de la semana no quisieron aceptarme por estar embarazada. Y para acabarla de fregar estaba segura de que Hudson no se haría cargo, digo, quien en ésta época por voluntad propia acepta hacerse cargo de dos bebés.
Sentía que me asfixiaba y necesitaba hablar con alguien, pero así como estaba preocuparía a mi mamá y no quería eso, mi única opción era Annie.
—¿Annie? —dije cuando contestó.
—¿Estás bien, Mackenzie? ¿Por qué estás llorando? ¿Te hizo algo el gilipollas de Hudson?
—No me hizo nada —dije hipando—. ¿Podemos vernos?
—¿Dónde estás?
—Enfrente del Newby park.
—En 10 minutos llego, no te muevas de ahí.
Terminó la llamada y me bajé del auto para tomar aire. Pasaron cinco minutos y vi que el auto de Annie venía llegando... se supone que llegaría en diez, ay Dios quien sabe cómo venía manejando, se estacionó a mi lado y se bajó de un salto.
—Nena —me abrazó y yo volví a llorar—. Tranquila, dime que pasó.
—Dijiste que llegarías en 10 minutos, no debes de manejar así, puedes provocar un accidente, Annie.
—Vaya, ya hasta me regañas, serás una buena mamá —con eso mi llanto se hizo más fuerte—. Uh ¿pasó algo con el bebé?
—No —tomé mi bolsa y saqué la foto que tenía de los bebés y se la mostré.
—Wow una foto del ajoloti... espera ahí yo veo dos —me miró con los ojos muy abiertos y empezó a abrir y cerrar la boca sin parar—. No me digas que estás esperando gemelos.
—O mellizos —susurré.
—Santo niño Jesús en una cesta de mimbre, ah —comenzó a gritar y a pegar saltos—. Seré tía de dos niños... o niñas... o niño y niña —se puso a bailar ridículamente y ver tanta ridiculez junta en una pequeña jovencita me causó mucha gracia, así que terminé riéndome y llorando a la vez—. ¿Pero por qué lloras? ¿Lloras de felicidad?
—No, Annie. ¿Qué no lo ves? Son dos, batallaré el doble, todo el trabajo se multiplicará por dos, no podré.
—Nena, claro que podrás —dejó de bailar y se acercó a mí—. Sí será difícil, pero nos tendrás a tu madre y a mí, esos pequeños tienen a su tía Annie para cuidarlos —sobó mi estómago.
—Annie, pero no estarás en la madrugada para levantarte a ayudarme cuando lloren, imagínate, ¿cómo les daré las teteras a los dos al mismo tiempo?
—Umm, pero si no te mudas, Alissa puede ayudarte.
—Sabes perfectamente que no le quiero cargar la mano a mi mamá, ella ya tuvo suficiente al cuidarme a mí. Necesito conseguir un trabajo bien pagado y ahora menos me aceptarán al saber que son dos.
—¿Pero ellos cómo lo van a saber? Sólo di que estás embarazada, pero no digas cuantos son.
—Tengo miedo de lo que está por venir.
—Pero cuentas con nosotras, nena, no estarás sola —la abracé y terminamos las dos con los ojos rojos y el moco escurrido.
*****
Cuando llegué a casa mi mamá notó que tenía los ojos hinchados y le conté todo lo que había pasado. Annie tenía razón, ella dijo que me apoyaría aunque fueran 15 bebés, aunque no creo que una mujer pueda quedar embarazada de 15 bebés. Imagínense la panza que tendría, sería cómo la de mis sueños.
Se acercaban la época de exámenes y de trabajos finales y tenía que iniciar a estudiar o si no reprobaría éste año y no podía hacer eso, al contrario, tenía que salir cuanto antes de la universidad porque cuando tenga a mis bebés no creo poder seguir yendo, me quedaría dormida en plena clase, estoy segura. Mañana tendría que preguntar cómo me pueden ayudar con eso, espero que haya una solución.
Me puse a investigar sobre mellizos, el parto y todo eso, vi fotos, videos y quedé traumada... había una probabilidad que me hicieran cesárea. Creo que no fue buena idea ver todo esto; y aunque no me llegaran a hacer cesárea no sé de dónde sacaría las fuerzas para pujar tantas veces hasta que salgan los dos.
Escuché que mi celular sonaba y comencé a buscarlo como loca por toda la cama, no lo miraba; levanté la sábana y el pobre celular salió volando directito al piso...
¡1 de 3 caídas, sin límite de tiempo!
Aún seguía sonando así que me apresuré a contestar.
—¿Bueno?
—Hola, quería shaber cómo eshtabash —dijo Hudson, se oía un poco extraño, como si su lengua se trabara un poco al hablar—. Digo, no te fuishte muy biens del hoshpital.
—Uh estoy bien, sana y salva en mi casa... ¿y tú?
—Me la eshtoy pashando shuper —escuché su hipo.
—¿Estás borracho, Hudson?
—Claro que no, bonita —soltó una carcajada—. Shólo eshtoy con mi buen hermano Braddd —dijo alargando la última letra.
—Dime que te vas a quedar a dormir en su casa.
—De hecchoo eshtoy pors irme —hipó de nuevo.
—¡No te atrevas a mover tu trasero de ahí!
—Que mandona eresss futura mamiis, nosh vemosh germosha...
—Hudson —grité.
—¿Eh?
—Quédate en el departamento hasta que vaya por ti.
—¿Vendrásh po mí?
—Maldición, pues sí, no quiero que sufras un accidente —¿por qué siempre que están borrachas las personas hacen idioteces? ¡Ya no volveré a tomar nunca en mi vida!
—Te eshperoou —colgó y yo me levanté enfadada de la cama, eran las 10 de la noche y ya estaba en pijama, pero a no, a el idiota se le ocurrió tomar.
—¿A dónde irás a éstas horas, hija? —preguntó mi mamá que se encontraba en la sala viendo una telenovela.
—A recoger al padre de mis hijos.
—Alto ahí, explícame eso.
—Pues el tonto está que se cae de borracho y no puedo dejar que maneje así y si no voy por él manejará hasta su casa así.
—¿Te irás en pijama? —se notaba que mi mamá se estaba divirtiendo de lo lindo con esto.
—Sí, no me pienso volver a cambiar por ese tonto.
—De acuerdo, pero antes de que te vayas te quiero preguntar algo.
—Suéltalo.
—¿Ese chico te gusta?
—No, mamá.
—¿Segura?
—Sí.
—¿Entonces por qué vas por él?
—Porque no quiero que se queden sin su padre —dije señalando a mi estómago.
—Pero él aún no dice si se hará cargo o no, sí decide que no pues no sería su padre, sólo sería una persona que puso sus dos granitos de arena en ti —sabía que mi madre tenía razón, por algo más iba a buscarlo, pero ni yo sabía el por qué.
—Nos vemos más tarde, ma.
Pensé que olvidaría por dónde se encontraba la casa de Brad, pero no, mi memoria recordaba con exactitud las calles y además cuando vi el carro de Hudson supe que si era la casa correcta. Toqué el timbre y esperé unos minutos hasta que Brad abrió la puerta.
—Hola cuñis —dijo con una sonrisa enorme y de repente ya lo tenía abrazándome.
—No somos cuñados, Brad.
—Pero Annieee es como tu cisterna y Hudson es mi hermanou mayors —bueno al menos ya sé qué este tonto también estaba borracho.
—Brad haz un cuatro con las piernas —se soltó riendo y lo hizo, o al menos lo intentó porque se cayó hacia tras, sus piernas nada más se vieron cómo se elevaban conforme él caía y a mí me dio un ataque de risa. Al menos no fue una pérdida de tiempo el venir.
—Ya llegashtee amorss —dijo Hudson que caminaba tambaleándose, me abrazó y yo tuve que sostener todo su peso.
—No soy tu amor, Hudson —lo quité de encima de mí—. Vámonos, hasta luego Brad —no hubo contestación debido a que Brad ya estaba profundamente dormido en el suelo. Estaba pensando en al menos tratar de llevarlo al sillón, pero...yo no le pedí que se emborrachara, así que ni modo, se quedará ahí.
Caminar soportando el peso de un borracho es más complicado de lo que parece, debes de equilibrar tus pasos y a la vez los pasos inseguros del borracho. Lo subí al carro y como pude le puse el cinturón de seguridad, no recibiría una infracción por su culpa.
Arranqué el carro pero me di cuenta de que no sabía dónde vivía Hudson, cuando lo miré, noté que se estaba quedando dormido.
—Hey, Hudson —lo moví bruscamente y él se quejó—. Necesito tu dirección.
—Mistletoe Bldv —susurró.
—Hay muchas casas por esa calle, así que dime otra calle que colinde con esa.
—Dash muncha lata —dijo sonriendo tontamente—. Buck Ave, eshtá ennn la eshquina y esh lindaaa —abrió la ventana y sacó la cabeza.
Bueno al menos ya sabía dónde vivía; conformé iba avanzando él se soltaba riendo solo y cuando lo miré rápidamente aún tenía la cabeza fuera de la ventanilla, pero ahora iba sacando la lengua... igualito que un perro.
Así dejé que fuera, pero luego me di cuenta de que se había quedado dormido. Llegué a su casa y noté que su casa si era muy linda... dicen que los borrachos y los niños siempre dicen la verdad, ¿será cierto?
—Hudson, llegamos a tu casa —dije moviéndolo, pero nada parecía despertarlo—. ¡Hudson!
—Eh, eh, eh —dijo despertándose asustado—. ¿Qué pasha?
—Estamos en tú casa, levántate de mi asiento —lo ayudé a levantarse y se apoyó en mí para caminar, pero antes de dar siquiera un paso estuvo a punto de caerse, por suerte lo jalé hacia mí y yo quedé recargada en el auto.
—Shhhh —dijo poniéndose un dedo en la boca.
—Yo no estoy hablando idiota —me estaba empezando a enojar, tenía sueño y lo único que quería era descansar, había sido un día muy pesado.
—Eressshh germoshaa —sonrió de medio lado y me besó, traté de quitarme, pero me tomó la cara con sus manos, fue imposible quitarme y de un momento a otro me vi regresándole el beso, mi corazón comenzó a latir desbocadamente, pero luego se quitó y vi que comenzaba a cerrar los ojos.
—No, no te duermas —lo ayudé a pararse lo más recto posible y comencé a caminar hacia la puerta, toqué el timbre y a los minutos me abrió la puerta un señor.
—¡Hudson! —dijo sorprendido—. ¿Tú quién eres?
—Soy una amiga de Hudson —no creo que ahorita sea muy conveniente que le dijera que también era la madre de sus hijos, que tal si el señor aún no sabía nada—. Me llamó para que fuera por él y aquí lo traigo señor.
—Muchas gracias jovencita, aunque no te hubieras molestado... veo que estabas a punto de irte a la cama, ¿no? — me miró y yo sentí que moría de la vergüenza.
—Umm sí, pero todo por los amigos —o por el padre de mis hijos, sonreí lo más bien que pude y él señor me quitó a Hudson.
—¿Quién era, cariño? —apareció una señora detrás del papá de Hudson, apuesto que es su esposa... la abuela de mis hijos.
Pero qué forma de conocerlos la primera vez.
—¿Quién eres tú? —bueno creo que hoy todos quería conocerme, ni siquiera se inmuto por el muy borracho hijo que estaba en los brazos de su esposo.
—Es una amiga de Hudson —la señora me miró feo, tenía una mala cara, bueno creo que quizás así era su cara, pero era una mala cara—. No te entretenemos más jovencita, gracias por traer a nuestro hijo, fue un placer conocerte, hasta luego.
La señora cerró la puerta en mis narices sin siquiera darme la oportunidad de responder.
Ja, si supiera que soy yo la que llevó a sus futuros nietos.
*****
—Es genial que el director te haya dado esa oportunidad.
—Umm algo así, no tendré vacaciones... —había hablado con el director para ver si podía adelantar mis clases o algo por el estilo, obviamente tuve que contarle sobre mi embarazo, así que él habló con los maestros y ellos aceptaron que en vacaciones avanzaría las materias, ellos me encargarían trabajos y si no entendía algo me lo explicarían y cosas así.
—Oye, ¿entonces Hudson apenas te llamó ayer? —me preguntó Annie en plena clase, digamos que la clase no estaba muy interesante. Ya habían pasado cinco días desde la borrachera de Hudson y apenas ayer me llamó, ni siquiera me agradeció por haber ido por él.
—Sí, para hacerme preguntas sobre el trato.
—¿Qué preguntas?
—Que si aún podría salir con chicas —a mi amiga se le metió el demonio porque volteó la cabeza peor que el exorcista, espero que no se haya torcido.
—¿De verdad el idiota te preguntó eso? —asentí con la cabeza y fingí que ponía atención al maestro ya que nos empezaba a ver muy raro—. ¿Y qué le dijiste?
—Que saliera con quien quisiera, pero que no saldría con sus miles de novias y con mis hijos a la vez, que sólo podrían convivir con la que fuera su esposa, claro si es que se llega a casar, no quiero que les dé una mala idea a mis hijos. Además le dije que si no me decía nada en esta semana eso sería como un "no me haré cargo" así que sólo lo buscaría después para que firmara un documento donde dice que no se acercará a mis hijos.
—Me estás jodiendo, ¿por qué le dejaste salir con chicas? —dijo Annie enojada, al parecer eso fue lo único que le interesó de todo lo que le dije.
—Annie, no somos nada, sólo es el padre de mis hijos, no soy quién para impedirle que salga con mujeres —a pesar de que eso era verdad, el saber que seguiría saliendo con mujeres lograba provocarme una pequeña punzada en el pecho.
—Mackenzie, no nos hagamos tontas, Hudson te gusta y verlo salir con chicas te dolerá.
—No es cómo si vaya a salir con chicas enfrente de mí.
—Aja, ¡entonces aceptas que te gusta! —dijo victoriosa.
—Señorita Anderson, ¿tiene algo que compartir con la clase? —dijo el señor-don-amargado.
—No, maestro, lo siento.
—Ponga atención, por favor —Annie asintió y con eso quedó terminado el tema de Hudson y sus citas. Saliendo de la clase fuimos a la cafetería por algo de comida, no había almorzado en la mañana porque tenía unas náuseas horribles. Había comprado un sándwich de pavo, agua natural; además me dio antojo de un muffin de vainilla y Annie me lo compró.
—No quiero que mis sobrinos nazcan con cara de muffin —había dicho. Buscamos una mesa y fuimos bendecidas por Dios al encontrar una vacía, todas estaban ocupadas. Estábamos comiendo y platicando de los más tranquilas, pero un idiota perturbó nuestro desayuno con su existencia.
—Hola, Mackenzie —dijo Blake.
—Hey.
—Quería hacerte una pregunta.
—Ok, suéltala.
—¿Soy el padre de ese bebé? —lo miré para saber si estaba bromeando, pero al ver que su cara no cambiaba me solté riendo.
—¿En serio estás preguntando eso?
—Pues sí, que tal si es mío. Me puedo hacer cargo.
—Blake tú y yo no tuvimos nada que ver y para que una mujer quede embarazada deben tener sexo, eso te lo enseñan desde la secundaria.
—Aunque no sea mi hijo puedo hacerme cargo, en caso de que el verdadero padre no quiera —le sonreí.
—Blake, prefiero criar a mis hijos sola antes de que tú te hagas cargo de ellos, pero gracias por la oferta.
—¿Dijiste hijos? —mierda...
—Aja, ya ve y cuéntale el chisme a Madison —se quedó por un segundo parado enfrente de nosotras y se fue, en lugar de ir con Madison a contarle la nueva noticia se fue de la cafetería... chico raro, no sé cómo pude andar con él.
*****
Mi fin de semana no pudo estar más aburrido, ya no podía ir a las discotecas porque ahí fumaban y por obvias razones no podía ir, ya tenía dos meses. Me miré en el espejo y apenas notaba un pequeño bultito en mi estómago; en la mañana cuando mi madre me despertó, ella notó que mi estómago se miraba extraño, un poco deforme, tenía una bolita en el lado derecho. Las dos acabamos derramando unas cuantas lágrimas y mi mamá me empezó a contar como fueron sus primeros meses cuando quedó embarazada de mí.
Ella decía que muy pronto tendría que comprar ropa y yo no creía que eso fuera a pasar pronto, pero cuál fue mi sorpresa que cuando traté de ponerme un pantalón éste no quiso cerrar del botón y el cierre se quedó a medias, tuve que ponerme una short con elástico.
Cuando llegó mi mamá a la casa, me enseñó una faja que me había comprado para que aún pudiera usar mis pantalones sin tener que abrochármelos, no sabía que existían estas cosas, pero son una maravilla, se los aseguro.
Ya eran las 11:30 de la noche, hoy era el último día que tenía Hudson para elegir y no he sabido nada de él, supongo que la decisión está muy clara... aunque aún tiene tiempo hasta las 11:59 pm. Estaba hablando por la webcam con Annie.
—Ahorita estuve con Brad y él no ha hablado en todo el día con Hudson.
—Está bien, nena, no será el primer chico que no quiere hacerse cargo de sus hijos, además yo le di esa opción, seremos sólo mis niños y yo.
—Eres un poco estúpida por haberle dado esa opción.
—Aunque no le diera esa opción, si él no quería hacerse cargo no lo hubiera hecho, ya deja de estar tan quejica amiga. Te dejo porque tengo que dormir si no quiero quedarme dormida en clase de medicina alternativa, esa clase está para suicidarse.
—Ni me lo digas, pero antes muéstrame a mis sobrinos —me levanté la blusa y Annie chilló fuerte—. Jesús, ya están tan grandes, ¿serán gemelos?
—Eres una exagerada, espera tres semanas para saberlo, nos vemos, nena.
—Descansen, recuerden que tía Annie los quiere mucho —dijo elevando la voz demasiado, de repente sentí bajo mi almohada que algo vibraba.
—Mi celular está vibrando Annie —dije ilusionada.
—Que puerca, amiga —dijo tapándose la nariz.
—Óyeme no soy como tú, cochina.
*Flashback*
Íbamos camino a la universidad en el camión ya que mi carro no quiso funcionar y Annie se había quedado a dormir en mi casa, si íbamos primero por su carro llegaríamos tarde. Encontramos un asiento hasta la parte de atrás, me tocó irme al lado de la ventana. Sentí que algo vibraba, pero no era mi celular así que supuse que era el de Annie.
—Annie, está vibrando tu celular.
—Cállate, tonta, me estoy tirando un gas —la miré con los ojos abiertos y en unos segundos más tarde percibí un horrible olor.
—¡Oh Dios me muero asfixiada, nadie respire! —grité mientras abría la ventana y trataba de sacar la cabeza, pero mi cabeza no cabía ahí—. Jesús, moriré por tú culpa.
Annie empezó a carcajearse y todas las personas nos miraban raro, unos muchachos se estaban riendo, pero oler el gas apestoso que tu amiga se acababa de echar no era muy gracioso.
—Creo que somos muy locas, amiga —dijo Annie guiñándome un ojo.
*Fin de flashback*
—¿Entonces por qué vibra tu celular? —miré la hora y eran las 11:58.
—Es Brad —la llamada terminó, pero inmediatamente volvieron a marcar.
—¿Y qué esperas para contestar? Quiero saber que te dice mi novio, pero mañana me dices porque mi hermano está a punto de quitarme la computadora, bye —mi amiga terminó la video llamada y yo contesté el celular.
—¿Es demasiado tarde para contestar al trato? —dijo apresuradamente Hudson, si ya soy capaz de reconocer su voz... miré de nuevo el reloj y ahora ya marcaban las 11:59.
—Tienes un minuto, sé rápido.
—Me haré cargo, sal de tu casa estoy aquí en la puerta, necesitamos hablar.
Mis ojos se llenaron de lágrimas y algo dentro de mí me llenó de energía y sobre todo de felicidad, creo que después de todo Hudson no era un completo idiota.
