Capítulo 1
Mackenzie POV
—¿Entonces le dijiste eso? —preguntó Annie al día siguiente cuando le conté todo lo sucedido con Hudson. Hasta había dejado de comer su súper saludable ensalada.
—Sí y es la verdad Annie, no lo necesitaría, lo que sí necesito es conseguir un departamento y un trabajo, no quiero cargarle la mano a mi mamá.
—Pero Alissa —mi mamá—. Estaría encantada de que siguieras viviendo con ella, es un pan dulce.
—Tú de seguro eres la hija perdida de mi mamá, ustedes dos se llevan muy bien.
—Ya quisiera yo tener una mamá como la tuya, nena.
—¿Me ayudarás a buscar un departamento?
—Claro chica.
*****
Pasaron tres días y todo seguía igual, Hudson no daba señales de vida y mi estómago seguía como antes, no crecía igual que en mi sueño y lo agradecía. Hoy me tocaba ir con el médico, el cual era mujer, mi madre me acompañaría; mis nervios no me dejaban prestar atención en clase y en serio tenía que prestar atención en clase de farmacología porque no quería darle la dosis y el medicamento equivocado a los animales en un futuro no muy lejano. Sí, estaba estudiando para médico veterinario zootecnista.
Las clases pasaban lentamente torturándome cada vez que veía el reloj, sentía que había pasado una hora y cuando miraba el reloj apenas si habían pasado cinco minutos. Tenía hambre a pesar de no haber comido hace mucho, mi mamá me había dicho que mi apetito aumentaría, pero era demasiado pronto ¿no?
Annie trató varias veces de sacarme conversación y yo era un asco contestando, sólo decía si, no y quizás.
—Oye ayer vi a Hudson —mi mente regresó a la realidad al escuchar su nombre.
—¿En dónde?
—Vaya hasta que me haces caso. Bueno fui con Brad a comer y también fue él junto con una chica.
—Oh.
—¿Te gusta él verdad?
—Umm no creo, si está demasiado guapo, pero no lo he tratado tanto como para babear por él.
—Pero ya pasarás más tiempo con él.
—Él aún no acepta si se hará cargo del bebé...
—¿Y ya has pensado que nombre le pondrás si es niño?
—Uh no, mi mente está viajando por muchos lados en estos momentos, total tengo máximo ocho meses más para pensar.
—¿Pero que acaso no tienes un nombre que te guste?
—No —la maestra dio por terminada la clase y yo me sentí aliviada, ahora si ya era hora de ir al doctor—. Me voy nena, hablamos más tarde.
—Claro.
—Nos vemos.
—Bye ajolotito —sobó mi estómago y me fui con una sonrisa en mi rostro, a pesar que no esperaba quedar embarazada a mis 21 años las personas que sabían de esto me estaban apoyando. Sólo faltaba la decisión de Hudson.
Estaba a punto de salir corriendo de la escuela cuando la estúpida de Madison y el imbécil de Blake se interpusieron en mi camino.
—¿A dónde con tanta prisa, querida? —su voz era más falsa que los aplausos que me daban mis compañeros cuando terminaba de exponer.
—Que te importa —espeté, no estaba para sus jueguitos, me hice para un lado para pasar y ella se movió igual que yo, me moví al lado contrario y ella hizo lo mismo—. Quítate de mi camino, Barbie.
—El embarazo ya te sienta mal...
—¿Cómo sabes que estoy embarazada?
—Tengo contactos, felicidades zorrita —mi sangre hirvió y de un momento a otro Madison ya tenía mi mano dibujada en su mejilla, ella se tomó la mejilla rápidamente—. ¿Pero qué te pasa idiota? —se acercó a mí, estaba a punto de darme un golpe, pero Blake la detuvo.
—Por Dios, Madison, ¡como la quieres golpear estando embarazada! —oí un tono de enojo en su voz, vaya, hasta que hacía algo bien—. Felicidades Mackenzie.
—Uh ¿gracias? —los esquivé y fui hacia mi coche y entré a la vez que aventaba mi mochila al asiento del copiloto. Encendí el coche y subí el volumen de la radio, estaba una canción que me gustaba bastante.
—Wouldn't it be nice if we were older, then we wouldn't have to wait so long... —empecé a cantar a todo pulmón. No iba a dejar que esa anoréxica me arruinara el día.
Cuando llegué al doctor ya me esperaba mi mamá sentada, creo que tardé más en llegar al hospital que en salir, me sacaron sangre para comprobar que estaba embarazada y me dijeron que pasara por los resultados el lunes. Se me hará eterno.
Mi mamá estaba un poco callada cuando llegamos y se fue un rato a caminar al parque que estaba en la vuelta. Aproveché para acostarme en el sillón, me sentía muy cansada y mis párpados pesaban horrores, estaba a punto de estar en los brazos de Morfeo cuando escucho que tocan la puerta, de seguro se le olvidaron las llaves a mi mamá.
Caray uno no puede tratar de dormir porque nunca la dejan.
Abrí la puerta y vi a Hudson.
—Hola —dijo al cabo de unos minutos.
—Uh hola —estaba en estado de shock, qué hacía él aquí, no sabía que él sabía dónde vivía... me estoy haciendo bolas yo sola.
—¿Puedo pasar?
—Ah sí claro, perdón —me quité de la puerta y cuando él entró la cerré—. Toma asiento —señalé el sillón y nos sentamos—. ¿Cómo sabes dónde vivo?
—Annie me dijo —sonrió de medio lado y casi me lanzó a besarlo, espero que mi bebé tenga esa misma sonrisa, al menos tendrá buenos genes... muy buenos genes. Empezaron a tocar la puerta muy insistentemente, de repente parpadeé y Hudson ya no estaba.
Oh santa jodida mierda.
Mi corazón comenzó a palpitar apresuradamente y desperté. Sí, mis sueños estaban un poco extraños, al parecer si había dormido un poco...
Me levanté por unas papitas y un vaso de agua, tenía tarea que hacer y dormida nunca avanzaré, prendí la televisión y fui por mis cuadernos. ¡Manos a la obra!
Tocaron la puerta de la casa, me di un pellizco en el brazo para saber si no estaba soñando y me dolió así que estaba muy despierta. Tomé un poco de agua y me levanté a abrir. Me atragante con el agua al ver que era Hudson. Él me miró y sonrió, yo aún no creía que estaba enfrente de mí, quizás me volví a quedar dormida mientras iba camino a la cocina, estiré mi mano y le toqué el pecho, sentí duro y Hudson me vio como bicho raro.
Dios mío no estaba soñando, hice el ridículo.
—¿Así recibes a tus invitados? —preguntó apretando la boca con fuerza tratando de contener la risa.
—Lo-lo siento —tartamudeé—. Es sólo que pensé que estaba soñando, ya me había pasado eso y creí que me estaba volviendo loca, en el sueño me había quedado dormida y pasaba lo mismo así que pensé que otra vez estaba dormida.
—Alto ahí vaquera... ¿soñaste conmigo? —alzó una ceja y a mí me entraron unas ganas de darle una cachetada igual a la que le di a Madison.
—¿Cómo conseguiste mi dirección?
—Brad se la sacó a tu amiga.
—Ah, y supongo que si viniste es por algo así que, ¿en qué te puedo ayudar?
—¿No me dejarás pasar?
—Umm no veo por qué, esta visita durará poco, tengo muchos deberes que hacer así que suéltalo ya.
—Supe por Annie que hoy irías al doctor, quería saber cómo te fue.
—Sólo me sacaron sangre, me harán análisis para comprobar mi embarazo y el lunes iré por los resultados.
—¿Puedo acompañarte a recogerlos? —se rascó la nuca y percibí que decir esas palabras era muy difícil para él.
—Uh está bien, luego te mando un mensaje para decirte la hora y el nombre del hospital.
—Vale, ¿estás segura de que ese bebé es mío? — solté un suspiro y cerré la puerta de golpe.
—Nos vemos Hudson —grité para que me alcanzara a oír. No sé quién se creía que era ese imbécil pero si no creía que éste bebé fuera de él simplemente puede elegir no hacerse cargo de él y listo.
Hudson POV
Después de la noticia que me dio Mackenzie mi mente no para de darle vueltas a las cosas, sobre todo no he dejado de pensar en el trato. Debo decir que me sorprendió que me diera la opción de no hacerme cargo del bebé, se ve que es una chica fuerte, pero no quiero ser un imbécil de esos que abandonan a sus hijos.
Hablé con mis padres sobre lo ocurrido y no me fue muy bien que digamos...
*Flashback*
—¿Dejaste embarazada a una chica que apenas conoces? —gritó mi mamá con una mano en el pecho. A veces tiende a ser muy exagerada.
—Sí, mamá...
—¿Cuántas veces te he dicho que te cuides? Todos mis consejos se van al carajo contigo, Hudson —decía mi papá que no dejaba de ir y venir en toda la sala—. Te tienes que casar, ¿qué dirán nuestros conocidos?
—Claro que mi hijo no se casará con una trepadora, eso es lo que es esa mosquita muerta.
—Mamá, ni siquiera la conoces y no me pienso casar, ella me dijo que me podía hacer cargo del bebé si quería, o bien, no hacerme cargo, cualquier elección que yo haga a ella no le importa.
—¿Ves? Ahí está la solución, no te hagas cargo —decía mi madre con una sonrisa en el rostro—. Eres muy joven para una responsabilidad tan grande hijo.
—Pero él tiene que hacerse responsable por sus actos, Monserrat.
—Pero si a esa muchachita le da igual si se hace cargo o no.
—Pues él debería de hacerse cargo, ¡eso le pasa por calenturiento!
—¡Basta! —grité en medio de sus gritos—. Yo elegiré que hacer, sólo les quería comentar para que estuvieran informados.
Me levanté enojado y salí de la casa, aún podía escuchar que mis padres seguían peleando.
*Fin de flashback*
No negaré que es tentadora la idea de no hacerme cargo del bebé, sería como si nunca hubiera pasado; por otro lado, tendría que asegurarme que nunca me acercaría a mi hijo... o hija. No podía asegurar si en un futuro quisiera conocerlo, pero no me puedo arriesgar a perderlo todo por sólo verlo.
Sin embargo, el saber que dentro de unos meses puedo ver a un bebé que será mío, llevará parte de mis genes en él, ver cómo es, escuchar sus primeras palabras, o cuando diga papá por primera vez, verlo tratar de caminar y que se caiga en su trasero, oír su risa; me ilusiona un poco la verdad.
Pero eso de cambiar los pañales, casi no dormir, estar todo el tiempo cuidándolo para que no se meta nada a la boca, cuidar que no se caiga de hocico, estar en vela cuando se enferme, oír sus lloriqueos, que mi futura esposa no lo acepté; todas esas cosas no sé si las podría soportar.
Para ser sinceros no quiero a Mackenzie, es una chica divertida y es agradable pasar el tiempo con ella. Cuando aún estábamos sobrios en esa fiesta fue genial, es fácil platicar con ella, pero no la veo como mi esposa. Ni siquiera la miro como madre de mis hijos y aun así tendremos uno. Debo decir que ella es muy linda, sus ojos verdes son asombrosos, su labio inferior es un poco más grueso que el superior, tiene la cara afilada y el cabello es de color café castaño. Y su cuerpo está muy bien, tiene lo justo.
Si la hubiera tratado un poco más en circunstancias completamente diferentes quizás me habría enamorado de ella, no lo sé, todo puede pasar.
Mackenzie POV
He notado que los días pasan volando cuando esperas algo con ansias, ya era lunes y yo no había podido dormir muy bien por los nervios. Miré mi reloj y vi que ya era hora de bañarme o llegaría tarde al instituto.
Cuando bajé a la cocina mi mamá ya tenía preparados unos hot cakes en la mesa, mi estómago empezó a crujir y me senté para devorármelos.
—¿Cómo quedaron? —preguntó mi mamá cuando tomé mi primer bocado.
—Deli... —sentí un retortijón en mi estómago y cómo algo subía por mi garganta, salí corriendo al baño.
Vomité lo poco que había comido, hasta les puedo asegurar que vomite lo que cené anoche. Dejé de vomitar y cuando miré el escusado me entraron más ganas de vomitar así que rápido le bajé para que se fuera el vómito.
—Ya empezaste con tus achaques, cariño —dijo mi mamá cuando regresé a la cocina—. ¿Quieres llevarte fruta?
—No me hables de comida ahorita, nos vemos más tarde.
—Cuídate, hija —me dio un beso en la frente y me fui a la universidad.
*****
Ya le había mandado un mensaje a Hudson haciéndole saber la hora y el nombre del hospital para que me alcanzara allá, estaba un poco nerviosa, aunque quizás fue una falsa alarma.
Saliendo del instituto fui al hospital y para mi buena suerte no me encontré con Madison. Había un poco de tráfico en las calles y temí no llegar a tiempo a la cita y perder mi turno, cruzaré los dedos para que eso no pase. Ni la música lograba calmarme y eso que intenté concentrarme en la letra, pero siempre me equivocaba.
Llegué al hospital y en la puerta de éste estaba Hudson.
—Hey —dije con un asentimiento de cabeza.
—Hola, ¿cómo estás?
—Nerviosa, ¿y tú?
—Igual —trató de sonreír, pero no le salió, ninguno de los dos la estábamos llevando bien—. Mackenzie, quiero pedirte una disculpa por lo último que te dije cuando fui a tu casa, perdón no quería ser un idiota.
—De acuerdo, todo olvidado —sonreí y sus ojos se iluminaron, mi corazón pegó un extraño brinco—. Quiero pedirte algo —él asintió—. Quiero que me esperes aquí, no quiero que subas conmigo por los resultados.
—¿Por qué?
—Porque aún no has dicho si te harás cargo o no, simplemente quiero estar preparada a hacer esto yo sola, en caso de que decidas no hacerte cargo. Además sólo iré por los resultados y regresaré rápido.
—Uh de acuerdo.
—Bueno en un momento regreso.
Entré en el hospital y subí el elevador, me encaminé con paso apresurado a la secretaria que estaba en el centro para confirmar mi cita y ella inmediatamente me hizo pasar, al parecer no había más pacientes que atender.
—Buenas tardes, Mackenzie —dijo la doctora cuando entré.
—Buenas tardes, doctora.
—¿Cómo te va?
—Pues bien, estoy nerviosa por los resultados.
—Bueno creo que será mejor que te diga de una vez que pasa. Pero antes quería preguntarte si no vienes con alguien más, con tu novio.
-Umm no, él no pudo venir —inventé, me siento pinocho, pero era lo que debía hacer.
—De acuerdo, bueno entonces empecemos —tomó unos papeles que supongo eran los resultados y los leyó—. Felicidades, Mackenzie, estás embarazada.
A pesar que ya sabía eso aún guardaba la leve esperanza que fuera una falsa alarma, sentí como si me hubieran echado un balde de agua fría.
—¿Cuántas semanas tengo?- susurré.
—Umm eso no lo puedo saber con estos análisis de sangre, pero ahorita puedo hacerte un ultrasonido para verificarlo.
—Claro, está bien.
—Tienes que tomar un poco de agua —la miré dudosa y ella sonrió, su sonrisa me recordó a mí mamá—. Es parte del procedimiento —asentí y la doctora me dio los dichosos vasos de agua, además me dijo que me acostara en la camilla, que me bajara los pantalones y me cubriera con una manta que estaba encima de la camilla. Gracias a todos los santos puso una cortina entre ella y la camilla así pude quitarme los pantalones más cómoda y sin presiones.
—¿Lista?
—Sí.
La doctora quitó la cortina y acercó un aparato, levantó mi blusa poniéndola encima de mi pecho, mi pequeño abdomen quedó al descubierto.
—Te untaré un gel que me hará ver más fácil la imagen de tu bebé —me había quedado muda, asentí y cuando me puso el gel me moví como gusano, estaba muy frío. Empezó a mover un aparatito por mi vientre y traté de ver por la pantalla del otro aparato, pero no veía nada, sólo vi dos círculos negros.
De repente la doctora suspiró y sonrió.
—Tienes siete semanas.
—Uh... ok, me podría explicar que ve por favor —mi cara estaba ardiendo, que vergüenza.
—Claro, querida, serás mamá por partida doble.
—¿Qué? —dije levantándome un poco—. ¡Sólo veo dos círculos negros!
La doctora se soltó riendo, pero yo no le veía lo gracioso al asunto, ella notó que yo no hice ni una mueca y dejó de sonreír.
—Esos círculos negros que ves, son tus bebés.
—¿Serán gemelos? —pregunté aún sorprendida, si antes sentí que me habían echado un balde de agua fría ahora sentía mucho peor.
¡Dos bebés dentro de mí!
—Pueden ser mellizos, pero para saberlo con precisión tenemos que esperar unas semanas más y hacerte una ecografía transvaginal. Si quieres ahorita le puedo decir a la secretaría que te agende una cita para dentro de un mes.
—Uh... aja.
—¿Quieres que te imprima una foto? —sus ojos se miraban llenos de ilusión y por poco le digo que si se quiere quedar ella con los bebés.
—Dos por favor —susurré. La doctora me tendió un papel para que me limpiara el gel y puso una vez más la cortina para que me vistiera. Me limpié el gel y escuché que sonaba mi móvil. Lo alcancé y contesté.
—Mackenzie, ¿estás bien? ¿Por qué no has bajado aun? —era Hudson—. ¿Quieres que suba?
—No —grité—. Lo siento... uh en un momento bajo.
—¿Segura?
—Qué sí, caray —colgué y terminé de vestirme.
—Bueno aquí tienes las fotos, felicidades nuevamente.
—Gracias- simulé una sonrisa, mis manos pesaban kilos con las fotos.
—La cita está programada para el 11 mayo.
—Claro, nos vemos —me dio los resultados y me fui, me sentía tan aturdida, mi cabeza estaba a punto de estallar.
Si bien, no esperaba la llegada de un bebé, mucho menos esperaba la llegada de dos. Caray, ese chico que puntería tiene. Dos de una sola vez, deberían darle un premio o algo.
—Si claro, le darán dos hijos de premio —pensé. Cuando menos imaginé ya estaba en la salida, miré a Hudson y él me vio muy raro.
—¿Todo bien? —preguntó—. Te ves fatal.
—Toma, aquí están los resultados, haz las cuentas si gustas. Tardé en bajar porque me hicieron un ultrasonido, tengo siete semanas —le mostré la foto.
—¿Y eso qué? —giró su cabeza en todas direcciones tratando de hallarle forma a lo que había en ésta, se miraba un poco tierno y mis ojos se llenaron de lágrimas.
—Esas dos bolitas negras son los bebés.
—¿Dijiste los bebés? —se puso más pálido que una hoja de papel.
—Aja, son dos. Yupi, muchas felicidades —mis lágrimas salieron sin poder evitarlo—. Te queda una semana para pensar.
Me fui corriendo a mi auto, aún las lágrimas no paraban de salir.
Los bebés son una bendición, son una bendición, trataba de repetirme eso una y otra vez para tranquilizarme pero no funcionaba.
Iba a ser madre de dos bebés...
