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Capítulo 3

—Quiero que bailes para mí, bambina. —Ladeé la cabeza y me incorporé, apoyando la barbilla en la palma de la mano—. ¿ No bailo ya para ti, señor? —Seguí el juego inocentemente, mordiéndome el labio inferior con suavidad. (Traducción:bebé)

Se pasó la lengua por el fondo del labio antes de hablar. - Pero sólo para mí, aquí no bailas para nadie, y bailas para mí cuando yo quiero. - Me explicó y reprimí mi sonrisa.

—Te pagaré extra, pero eso también significa que nadie podrá verte bailar. Tampoco puedo dejar que nadie baile para mí, excepto tú. —Se levantó y caminó hacia mí, levantándome la barbilla con el dedo índice. Nuestras miradas se cruzaron al instante.

Sus ojos se llenaron de nada más que lujuria. - Entonces, ¿qué dices, bellissima? - Asentí con la cabeza como respuesta, pero él negó con la cabeza.

-Necesito palabras tuyas, bambina.-

—Sí . Bailaré para usted, señor. —Me aseguré de hablar suavemente para no revelar mi acento. Él simplemente me sonrió con suficiencia cuando alguien entró sin llamar.

- ¿Qué te dije sobre noquear a Leo? - Miró al tipo que estaba detrás de mí y levantó una ceja hacia él, con su dedo aún apoyado en mi barbilla.

-Tenemos un problema Capo.-

—Te veo mañana, Fiona . ¿Sí? —Asentí , me miró y abrí la boca para responderle—. Sí . —Me levanté de la silla y salí de su despacho.

Realmente se creyó esa inocencia. Supongo que seducirlo no iba a ser un gran problema, porque los hombres piensan con el pene.

Bajé las escaleras pavoneándome y pasé junto a esa misma rubia de color jade que me chocó intencionalmente. - Shlyukha. - Murmuré y seguí avanzando.

(Traducción:Puta)

No necesitaba pelearme con chicas insignificantes que no merecían mi tiempo. Fui al fondo del club, recogí todas mis cosas y me puse la ropa. Oí gritos suaves en el baño y arqueé una ceja.

No comprobar

No comprobar

Al entrar al baño, vi a Jade en el espejo. Me miró y, de inmediato, bajó la cabeza, secándose la cara con una sonrisa forzada, y la volvió a levantar.

- ¿ Estás bien? - Me obligué a decir aunque realmente no me importaba, pero para que esto funcionara necesitaba que ella confiara en mí.

—Estoy bien. —Sonrió radiante e intentó pasar junto a mí. Nada más, la agarré del brazo y parecía que solo quería que alguien la abrazara.

Mierda.

La atraje hacia mí para abrazarla y ella inmediatamente se derrumbó haciéndome suspirar y reprimir la idea de poner los ojos en blanco.

No sé por qué nunca demostré mis emociones, pero no era mi fuerte. —Vi a Leonardo entrar a una habitación privada con una chica. Sé que él y yo no estamos juntos, pero me duele porque todavía lo amo. —gritó y me burlé, apartándola.

—Voy a ser sincero contigo. Esto es patético. —dije sin rodeos, haciéndola hacer pucheros.

- Tengo una idea divertida, vamos. - La ayudé a levantarse y agarré una toallita del mostrador para limpiarle la cara.

—¿Qué idea? —Sonreí para mis adentros, cruzándome de brazos—. Se nota que pasó página rápido. ¿Sí? —Asintió , secándose el resto de la cara.

- Venga ya. - La llevé al estacionamiento y fui al auto de mi papá abriendo el maletero, lo que reveló dos palancas.

No preguntes

- Indícame cómo llegar al coche de Leonardo. - Reprimí una sonrisa y ella inclinó la cabeza confusamente pero siguió señalándolo.

Me aseguré de que nadie me viera mientras caminaba hacia su coche. Levanté la palanca, rompí las ventanas y reventé las llantas.

Ella gritó de sorpresa al ver que seguía golpeando el coche. Le di la palanca y, vacilante, la agarró y empezó a ayudarme.

Me reí a carcajadas cuando la alarma del coche empezó a sonar cuando ella dejó de ver a alguien salir por la puerta del club que era Leonardo.

—¡Mierda ! —Me reí entre dientes, agarrándole la mano y corriendo de vuelta al coche de mi padre. Le quité la palanca y la guardé en el maletero.

Me subí al coche y le dije que subiera mientras lo arrancaba. Subió y salí a toda velocidad con una sonrisa.

—Joder, qué divertido fue. —Soltó una risita y le sonreí asintiendo—. ¿ Me está llamando? ¿Qué hago? —Levantó el teléfono, que sonaba.

- Uhh actúa como si estuvieras teniendo sexo. - Ella abrió mucho los ojos y lo único que hice fue encogerme de hombros.

—¡Espera ! Tengo una idea mejor. Escríbele esto: «Está ocupada con mi pene en su boca». —Me miró como si estuviera loco y me reí.

- Está bien, lo envié. - Tiró su teléfono cuando me estaba acercando al ático de uno de mis padres. - Dios mío, eres rico. - Ella levantó la vista con asombro y me encogí de hombros desabrochando mi cinturón de seguridad.

- La noche no ha terminado así que, ¿quieres emborracharte? - Sonrió mientras se mordía el labio asintiendo hacia mí.

Mmm. No era patética después de todo. Quizás podríamos ser amigas, no. No mezcles la amistad con el trabajo.

Salí cerrando la puerta con llave y subí las escaleras hacia la entrada. Entré y me recibieron guardias que nos apuntaban con armas.

—¡Qué carajo! —gritó aferrándose a mí.

—Jesús Printsessa, nos asustaste. —murmuró uno de los guardias bajando su arma. —Pensé que este era su ático sin vigilancia. —Fruncí el ceño y ellos negaron con la cabeza.

(Traducción:Princesa)

- ¿Eres algún tipo de realeza? - murmuró Jade mientras pasábamos junto a todos los guardias. - No, solo estoy fuertemente protegida por mi papá. - Me encogí de hombros y salté al mostrador del bar arrastrándome.

Busqué el mejor alcohol de mi papá debajo del mostrador. - Vigila. - Le susurré y le grité y ella me hizo un gesto de aprobación con el pulgar.

- Viene uno, ¿debería seducirlo con mis pechos? - me gritó en un susurro y yo levanté un pulgar y agarré el vodka y el Hennessy.

Me arrastré desde el bar hasta el ascensor y le hice un gesto con el pulgar mientras ella se subía la camisa y le daba un beso en la mejilla al guardia, que estaba claramente confundido por lo sucedido.

- Sigue llamando. - Jade frunció el ceño y agarré su teléfono apagándolo. - Ahí. - Suspiré abriendo las puertas del ático.

-Esto es grande. -Miró a su alrededor mientras yo tomaba tazas del armario.

- Emborrachémonos un poco. - Fue lo único que recordé durante el resto de la noche.

Fiona Castillo

-

Joder, me dolía mucho la cabeza cuando me desperté y me arrepentí inmediatamente de haber abierto los ojos cuando me recibió una luz radiante que venía de la ventana.

Estúpido sol.

Miré a mi lado y vi una jade medio desnuda a mi lado.

Joder, ¿tuve sexo estando borracho otra vez?

La golpeé repetidamente intentando despertarla.

para averiguar qué pasó . - Paraa ...

- ¿ Tuvimos sexo? - pregunté en un susurro. - Deja de gritar. - gimió ella dándose la vuelta para mirarme con una almohada todavía sobre su cabeza.

- Y no, no lo hicimos. - Murmuró y la dejé.

Solté un suspiro de alivio y me dejé caer en la cama. Me levanté débilmente y busqué mi ropa.

—¡Mierda ! —murmuré mirando la hora en mi teléfono, que marcaba PM. Sacudí el jade y me puse el vestido de un salto.

—¡Más minutos! —gruñó con fuerza, dándose la vuelta en la cama. La golpeé con una almohada, lo que la hizo levantarse y fruncir el ceño. Le mostré la hora en mi teléfono y abrió los ojos como platos al levantarse.

—¡Mierda ! ¡Cómo nos emborrachamos! —masculló mientras se vestía. Busqué cepillos de dientes de repuesto debajo del lavabo, los agarré y le lancé uno. —Tengo que estar en el trabajo a las : y todavía tengo que ducharme —se queja mientras escupo la pasta de dientes.

- Tengo algo que hacer así que te dejaré. - Me puse los tacones y revisé todas mis notificaciones que eran de mi papá diciendo que se llevaría el Lamborghini de vuelta ya que me emborraché y no volví a casa.

¿Cómo se enteró?

Fruncí el ceño y ella venía hacia mí saltando mientras se ponía el zapato y agarró su teléfono. —¡Vaya noche tan memorable! —dije alegremente mientras presionaba el botón del ascensor. Encendió el teléfono y abrió mucho los ojos.

- Es Leo, dice que me va a estar esperando en mi casa cuando vuelva y que sabe que fui yo quien dañó su auto por las cámaras. - Intento reprimir una risa y ella me fulmina con la mirada.

—Perdón, es solo que es gracioso. —Sonrío cuando por fin llegamos y corremos al coche. Les hago una seña obscena a los guardias, sabiendo que fueron ellos los que me delataron, pero ellos también lo hicieron. Pongo los ojos en blanco y ella parece tensa todo el trayecto.

- Mira, lo peor que puede hacer es matarte. - Lentamente giró la cabeza hacia mí y sonrió mientras me hacía un gesto obsceno. - No eres de ayuda, ¿sabes? - Y asiento como respuesta. - Tal vez te castigue con sexo. Sedúcelo. -

- Sabes que no es mala idea, él siempre cae en ella. - Tarareó mientras llegaba a su casa. Y supongo que es Leo, de pie con un traje negro de Armani y un conjunto completo de rizos castaños en la cabeza.

- Ponte a seducir.- Me reí mientras ella salía y él inmediatamente la levantó poniéndola sobre su hombro .

La extrañaremos.

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