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2

Entro a su casa aún asombrado por su belleza, Felicity tira de mi cabello con una risa nasal.

— Eres tan lindo, lástima que tu papá es aburrido. - digo en voz baja y ella sonríe pareciendo entenderme .

- ¿Qué? - Will habla .

- ¿Qué?

- Cualquier cosa. Aparto la mirada, apretando los labios para no reírme.

-Mira, solo te llamé aquí porque podría hacer que Felicity se calmara, casi nunca tuvo una presencia femenina. Se rasca la parte de atrás de su cuello, luciendo tímido.

-Está bien, me gustan los niños. Doy una sonrisa amable. -¿Sabes lo que tiene?-

— Solo un resfriado, si empeora la llevaré al hospital, por ahora le di un medicamento. Se pone una camisa y no pude evitar sentirme un poco enojado.

¡¿Oh qué es?! Yo tampoco soy de hierro .

— Ay idiota, no sabes… — aparece una voz gritando en la habitación pero se detiene en cuanto me ve. -¿Qué hace tu secretaria aquí?-

Me doy cuenta de que es el hermano de Alfredo.

-La llamé, necesitaba ayuda. — arregla algunos juguetes esparcidos por la habitación.

-Te tragaste tu orgullo, ¿verdad?- — se burla el rubio - a quien hasta ahora no le he preguntado su nombre.

Inesperadamente, Alfredo arroja un carro de juguete a la cabeza de su hermano .

-Cállate, Kai. dice enojado.

¿Qué sucedió?

— Oh… ¡¿quieres pastel?! — ¿En serio, Wanda?

No me juzgues, pero termino diciendo nada o nada cuando la situación se pone rara.

- ¿Qué? Will levanta una ceja.

- Durazno. Kai hace una mueca.

-¿Sabes cómo hacer pastel de limón?- él pregunta

- Saber. — ¿Cómo llegamos a este asunto?

-Hola Will, me iba a casar. — mi jefe se acerca a su hermano que se escapa .

—Tranquila cariño. — No puedo evitar reírme .

-¿Puedo darle un baño y tratar de ponerla a dormir?- Cuestiono.

-Por supuesto, te llevaré al dormitorio. Se acerca a mi lado.

— Te imagino dentro de mi casa, ahí en mi cuarto, por todas partes… — Kai comienza a cantar una canción en otro idioma pero es interrumpido por Alfredo quien le tira una papilla encima .

Esta vez golpea toda tu ropa.

-¡Hijo de puta!- grita y tapo los oídos de Felicity.

-Ustedes dos paren las rabietas, parece que tienen doce años-. Digo y ambos me miran. - Es eso mismo. Subo la nariz por las escaleras .

— Locos, esa familia tuya, ¿eh, Fe? Beso su mejilla regordeta.

Will me lleva a la habitación de Felicity y abro la boca una vez más con asombro.

Es simplemente hermoso .

-¿Cómo es ser rico incluso antes de nacer, bebé? Pregunto retóricamente. - ¿Cuántos años tiene ella?

— Un año y ocho meses. Mira, no quiero que te sientas obligado a quedarte aquí, si quieres irte, puedes hacerlo. — ¿Lo pronuncias sonando un poco... triste?

-¡Oh no, está bien! Amo a los niños. - el confort.

-En esa cómoda, en el cajón superior, están sus productos de baño; en la parte de abajo hay blusas y en el otro hay pantalones. Todavía está el guardarropa, pero aquí en la cómoda hay más ropa de todos los días. Me explica y yo asiento.

-¿Puedo... puedo ir a mi habitación muy rápido?- Todavía no me he duchado... - Dice, viéndose avergonzado.

¿Qué pasó con el pendejo?

Apuesto a que mañana vuelve .

- ¡Si claro! Voy a darle un baño.

-Cierto... ¿y Wanda?- Aparto la mirada de Felicity, mirándolo fijamente. - Gracias.

Dicho esto, se va dejándome perpleja.

-Tu padre es bipolar, bebé. Pero ya sabes... — Estoy hablando mientras le quito la ropa. -Parece un buen hombre, solo está magullado por el pasado .

Entro al baño, veo la bañera sobre el enorme lavabo y abro el grifo que empieza a llenarse.

-Sé que los baños de hielo son malos, pero tal vez se te pase la fiebre. Tendrás que perdonarme, amiguito .

Luego, cuando la tina tiene cierta cantidad de agua, deposito a Felicity en posición sentada y empiezo a bañarla.

Sorprendentemente, ella no lloró; solo un chirrido por entrar en contacto con el agua .

Minutos más tarde, la envuelvo en la toalla y me acerco a su tocador para elegir un atuendo nuevo.

La veo con un mono azul bebé, peinándose poco después.

- Aquí. Will entra en la habitación entregándome la botella.

Me siento en el sillón, metiendo a Felicity en mis brazos, presionando la botella contra su boquita.

'¿Nunca ha amamantado?' dieciséis

— No… su madre murió en el parto. - responde con una cara dura pero puedo ver tristeza en sus ojos.

-Lo siento…-. De hecho, parecía que la amaba.

-Gracias…- Por un momento nuestras miradas se encuentran y siento una onda expansiva a través de mi cuerpo.

Aparto la mirada y él se aferra a su garganta.

- Voy a comer algo. - advierte .

Suspiro y miro a Fê que casi cierra los ojos.

— ¿Qué era ese gas que sentía en el vientre?

Salgo corriendo una vez más para tratar de llegar a tiempo al trabajo .

¿Por qué siempre tengo que llegar tarde?

Apenas llego a la planta baja de mi departamento, corro hacia la entrada que, por suerte, acaba de estacionar un taxi.

Veinte minutos después, por fin llego a la empresa. Camino rápidamente hacia el ascensor, respirando hondo cuando la puerta de metal se cierra.

- Oh Jesus. Pongo mis manos en mis rodillas y tomo una respiración profunda. -Solo siete minutos tarde, tal vez el pendejo ni llegó...- digo sin aliento.

-Todavía me pregunto por qué te contraté como secretaria cuando no puedes ser puntual. — Salto asustado al escuchar la voz de mi jefe detrás de mí .

¿Cómo no lo vi?

-Señor Alfredo... ¿qué está haciendo aquí?-

— Trabajo y soy dueño de esta empresa, Wanda. Es normal que venga todos los días. Él rueda los ojos.

- Ah, de verdad. digo sin mirarlo.

-¿Ese es el apodo que me diste?- ¿estúpido? Abrí mucho los ojos, tapándome la boca .

-Y-yo... no estaba hablando de ti.- Doy la espalda.

- ¿Lo juras? ¿De quién era?

¡Maldición!

-Del... chico de la cafetería. Siempre me niega un capuchino, solo por despecho. Así que llegué con la esperanza de encontrar a alguien más.

Por favor cree...

— Hmmm .

Es justo lo que responde, gracias al universo por eso.

Nos vamos sin intercambiar una palabra, Will va a su oficina y yo me siento en mi escritorio.

Organizo un par de cosas para tener todo listo para otro día de aguantar a mi capullo de jefe.

Ayer era menos... idiota, pero ahora ha retomado su pose tranquila.

Snort apoyando la frente sobre la mesa.

Oigo sonar el teléfono y respiro hondo.

- Wanda, necesito que rehagas los papeles que me diste ayer.

¡¿Qué?!

- Pero entregué bien. Respondí indignado.

— Todavía no son como yo quería, rehacer. - Dicho esto, cuelga y yo solo miro el teléfono .

— ¡Qué imbécil! — Quiero ir a su habitación para decir algunas verdades.

- ¿Permiso? ¿Will está en tu habitación? - Pregunta una rubia de ojos azules, labial rojo y un vestido ajustado que solo faltaba para mostrar la tierra prometida .

-Sí, ¿tienes una cita con él?- La mujer chasquea la lengua, rodando los ojos.

-No lo necesito, solo hazme saber que Morgana está aquí. Se cruza de brazos y golpea el suelo con los tacones irritada.

-Está bien…- levanto el teléfono. — Sir Alfredo, aquí hay una mujer llamada Morgana que quiere hablar con usted.

— Hágala pasar . - responde de forma espesa.

- Puedes entrar. - Advertencia.

Morgana abre la puerta de Alfredo con un -hola cariño- antes de cerrarla .

¿Él sale?

Sabes qué, no importa.

Pero... ¿por qué me molestaba esto?

•••

Un rato después, la puerta de mi jefe se abre brutalmente y Morgana sale llorando.

-¡Pagarás caro por jugar conmigo!- - gritos .

-Nunca tuvimos nada, tú que imaginabas cosas. Ahora vete, ya eres lo suficientemente vergonzoso. dice con una calma fría.

-¡Te voy a matar, bastardo!- Ella camina furiosa hacia el ascensor.

Yo, que loco.

Una vez más suena mi teléfono.

' ¿Hay algún problema, señor? '

-¡Ven a mi habitación ahora!-

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