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Capítulo 6 – Un trabajo infernal

Ella le miraba un poco decepcionada ¿tal vez?, obviamente no tenía planeado invitarla a su casa todas las mañanas, simplemente le sorprendió lo tenaz que era la joven, había llegado exactamente en una hora, y con el café que le gustaba, no sería fácil hacerle sufrir un poco para llevar a cabo su pequeña venganza, pensó, hasta que se le ocurrió la idea de torturarla todas las mañanas con ese ritual, al menos ahora tendría con quién desayunar, concluyó, por alguna razón que no podía explicar le agradaba la señorita Sanders

- ¿Ya desayunaste? — le preguntó a Anne, que seguía en silencio meditando

- No he tenido tiempo — respondió sinceramente

- Bien, entonces puedes preparar el desayuno, encontrarás todo lo que necesites en la cocina — le indicó la dirección

- ¿Quiere que le prepare el desayuno?

- Supongo que no será un problema, ya que anteriormente trabajaste en una cafetería, tenía la esperanza de que tuvieras habilidades culinarias — espetó sarcásticamente, ella le miró enarcando una ceja, él la estaba desafiando

- ¿Qué quiere desayunar?

- Yo me conformo con unas tostadas, huevos revueltos y jugo de naranja

- De acuerdo, eso no será un problema

Ella se fue a la cocina y se puso un delantal, si el hombre quería probar sus dotes culinarios, ella se los mostraría, era evidente que este trabajo no era lo que ella se esperaba, pero tampoco estaba siendo terrible, así que no se quejaría de nada, empezó a preparar lo que le había pedido, él vino hasta la isla de la cocina dejó su tablet allí, luego se acercó para mirar lo que ella estaba haciendo, Anne trataba de ignorarlo mientras cortaba unos tomates para colocar en los huevos revueltos

- ¿Qué haces? — susurró en su espalda muy curioso, ella saltó del susto, y se cortó la punta del dedo

- ¡Mierda!, casi me mata del susto — presionó la herida que estaba goteando

- ¡Te cortaste! — dijo sorprendido, fue hasta la mesada y tomó unas servilletas de papel, luego agarró su mano y la puso bajo la canilla para limpiar su herida — ¡debes tener más cuidado! — agregó, ¿él estaba molesto?, pero si fue su culpa, ella le miró indignada, hasta unos segundos después cuando otro tipo de emoción la embargó, ¿estaba con calor?, Marcus estaba pegado a su cuerpo

- Estoy bien — espetó tratando de que le soltara la mano para apartarse de él

- ¡Quieta! — le ordenó, luego aproximó su dedo a sus labios y lo sopló como si ella fuese una niña, su aliento fresco hizo que se embriagara y tambaleó hacia atrás — ¿te sientes bien? — agregó preocupado — ¿acaso no puedes ver sangre? — ella le miró confundida, hasta que su cerebro volvió a funcionar y entendió lo que él quiso decirle

- Ah… sí — le mintió

- Ven siéntate, te traeré un curita

- No es nada, estoy bien, es un corte insignificante — él la ignoró y le hizo sentar en la isla de la cocina

Él se fue hasta un mueble y sacó una cajita de primeros auxilios, luego se acercó y le puso desinfectante antes de ponerle un curita en el dedo, ella le miraba idiotizada

- Creo que tendremos que comprar para el desayuno — sugirió

- ¡Por Dios!, es un pequeño corte de nada, ya terminaré el desayuno en unos instantes — espetó incómoda al levantarse para librarse de su cercanía, ya estaba ardiendo

- De acuerdo entonces…

Anne terminó los benditos huevos revueltos y ambos se sentaron para desayunar, ella estaba muy quieta reflexionando sobre lo que acababa de pasar entre ellos, la situación era muy extraña, pensó, después de todo trabajar para Marcus Castle no era tan malo, bueno… eso fue lo que pensó hasta que llegaron a la oficina

Dos horas después Anne quería llorar, tenía tantos papeles que procesar y documentos que traducir, que necesitaría trabajar 24 horas al día para entregar los papeles a tiempo, Marcus la llamaba cada 5 minutos preguntando por algún documento que estaba pendiente, el teléfono no paraba de tocar, y al parecer nadie le había dicho a ella que era la encargada de pasar todos los documentos de los demás departamentos a su jefe, y antes de hacerlo los tenía que clasificar según fecha y nivel de importancia para que él los firmara a tiempo.

- Me volveré loca — espetó para sí misma

- Ya te acostumbrarás — dijo un hombre sonriendo, ella le miró desesperada, era Frank

- Frank necesito ayuda… — le rogó

- Ah no, no me mires a mí, apenas si he recuperado mi vida hoy

- ¿Cómo lograste hacer todo esto?

- No lo hice, por eso tienes tanto papeleo acumulado

- No podré terminar nada a tiempo

- Más te vale que lo hagas, al menos si quieres seguir en este trabajo — le advirtió

- Me despedirá ¿verdad?

- Mira, trata de concentrarte en las cosas importantes, y nunca, pero nunca le digas que no puedes hacerlo

- No voy a desistir tan fácil

- Ese es el espíritu, te prometo que en unos días ya te acostumbraras al ritmo del señor Castle

- Aunque muera en el intento… ¡Lo lograré!

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