Capítulo 4
Me cepillé los dientes y Rachel entró para hacer lo mismo. Quizás esto sea bueno. Es hora de apagar esos agujeros ardientes y volver al buen camino. Llevamos tanto tiempo juntos, ¿por qué dejar que se rompa?
Hubo silencio hasta que nos duchamos juntos. Mientras el agua nos cubría, Rachel me abrazó.
- Lo siento por anoche.- susurra .
- Está bien. -
- ¿ Puedo ir de compras hoy? -
Levanto mi cara hacia el agua. - Tú puedes. -
-Quiero usar tu tarjeta.-
- ¿Qué? No. -
- ¿ Y por qué no? -
La miro y ahí está, otra vez con el ceño fruncido. No ha pasado ni una hora y ya está empezando.
—Rachel , la última vez que te dejé usar mi tarjeta para ir de compras, te gastaste veinte millones de dólares en ropa. Que, por cierto, no usas. Tengo personal al que pagar y empresas que contratar .
—Alex , eres literalmente multimillonario. Veinte millones de dólares son como calderilla para ti .
—No lo es. Mi dinero es muy importante para mí. —
Entonces empezó. —Ese vestido que llevaba puesto en esa foto le quedaba muy caro. ¿ Lo compraste?
—Hoy no, Rachel, por favor. —Me di la vuelta y negué con la cabeza. El agua caliente me escocía en la espalda.
—¿Lo compraste? Sé que no gana tanto dinero como para permitirse un vestido y un collar así, ¡así que lo compraste! —grita .
Lo hice. Fue solo un gesto y un agradecimiento sincero por todo lo que ha hecho hasta ahora. Camila es la mejor asistente que he tenido en años. Todas esas otras asistentes no pudieron seguirle el ritmo y tomaron pésimas decisiones de marketing que solo me hicieron perder dinero en lugar de ganarlo.
Para ser sincero, ni siquiera buscaba una asistente hasta que apareció. Y cuando lo hizo... fue como si algo cambiara. De hecho, algo cambió. Me demostró lo útil que es y puede ser. Y Katchin es uno de esos ejemplos.
-Lo hiciste, ¿no? - Sonaba sorprendida.
—¿Y qué si lo hice? ¡Por Dios! ¡Tengo un trato con Struve! ¿No sabes lo importante que es? —pregunto mirándola. Es como si todo lo que acabo de decir le pasara desapercibido porque la fulminó con la mirada.
- Alex... si no despides a esa mujer antes de que termine el mes, haré que mi padre cierre tu negocio y lo digo en serio. -
- No seas ridícula Rachel. -
—Pruébame . —Salió de la ducha y le di un puñetazo a la pared. Me picó y me quemó. Estoy harta de esta mujer. Salí de la ducha y me reuní con ella en la habitación.
—¿En serio, Rach? ¿Mi empresa, entre todas las cosas ?
—Sí , Alex. ¡Es lo que te pasa por ser desagradecido !
- Trabajé duro para que mi empresa llegara hasta donde está y no voy a dejar que la destruyan sólo porque piensen que me acuesto con mi asistente. -
Se burló y se echó una camisa por la cabeza. —Si no fuera por mi padre, ni siquiera tendrías esa compañía. Así que métetelo en los pantalones .
- Sabes qué, Rach: que te jodan. -
¡ No te jodas, Alex! ¡Arde en el infierno y llévate a esa maldita empresa contigo también, porque si el alcalde Yawkings no se compadece del pobre marido de su hija, ni siquiera tendría el maldito edificio !
Me quedé callada. —¿O ya te olvidaste de eso? ¿Eh? —No le respondí. Me quedé callada y volví al baño, dando un portazo.
♡︎
¡Qué se joda mi vida! Llegué a la oficina más tarde de lo esperado y lo raro es que Camila llegó casi al mismo tiempo que yo.
—¡Detén el ascensor! —gritó , acercándose corriendo. Extendí la mano y abrí las puertas. Entró corriendo y exhaló. La observé bien y noté algo diferente.
Falda más corta, tacones en lugar de zapatos de oficina, una camisa blanca de manga larga subida hasta los codos, maquillaje y el pelo afro.
Sus pechos se ven más grandes que ayer, al igual que su trasero. Aparté la mirada y negué con la cabeza. No, no debería examinarla así. Es mi asistente. Ya creen que bailamos el tango del diablo.
Hoy también huele de maravilla. Y el hecho de que llegue tarde solo puede significar una cosa: tuvo sexo.
-Llega tarde, Sra. Castillo.-
Se aclaró la garganta justo cuando se cerraba la puerta del ascensor. —Me desperté tarde, pero usted también, Sr. Osti. Siempre llega antes que nadie .
Ella me miró y arqueó una ceja. - ¿ Noche difícil? - Odio cómo sabe cuándo estoy de buen humor o no.
Supongo que podrías decir eso. ¿Y tú? Pareces estar de maravilla esta mañana .
—¿Sí ? —Sonríe . Quienquiera que haya sido, obviamente dejó huella.
—Sí . ¿Te tocó la lotería o algo así? —Nos miramos a los ojos.
- Simplemente estoy de buen humor hoy. -
¿ En serio? Qué bien, justo ayer estabas estresado. Y disculpa lo que dijo mi esposa, te lo compensaré.
—Está bien. Si fuera yo y no confiara en mi marido, también asumiría lo peor .
—Aun así no debería haberte hablado así. No te conoce. —
—Bueno , te agradezco que me hayas defendido. Puntos de la comunidad —dice con una sonrisa y encogiéndose de hombros. El ascensor sonó y no pude evitar reírme. Camila salió y me encontré observándola a cada paso.
Todo en ella es enorme. Sus caderas, su pecho, su trasero. Aparté la mirada y me desvié hacia el baño. Entré corriendo, asegurándome de que no hubiera nadie dentro. Bajé la vista y me quedé atónito con lo que veía.
Estoy duro
LA NOCHE PASADA FUE absolutamente increíble.
En general, solo necesitaba sexo. Fue como si me hubieran quitado un peso de encima después de eso. La única razón por la que llegué tarde fue porque me tomé mi tiempo preparándome esta mañana. La verdad es que estoy de buen humor.
Alex, por otro lado, se veía igual que ayer. Triste. Me pregunto qué les pasó a él y a su esposa ayer. De cualquier manera, el día transcurrió sin problemas.
Un poco lento, pero un buen día. Estaba organizando unas reuniones cuando Amanda llamó a mi puerta. Levanté la vista y vi que tenía una sonrisa.
—Chica , hablabas muy ruidosa — susurró ella.
- Oh, por favor. -
Tú también te ves radiante. Keith y tú quedarían genial juntos.
Sonreí, pero negué con la cabeza. —No estoy seguro. Creo que necesitaba divertirme por fin .
que mi hermano vende drogas, pero es un buen tipo con las mujeres. Todas las chicas que lo rodeaban solo intentaron tenderle una trampa y que lo mataran .
- No estoy segura de querer quedar atrapada en ese fuego cruzado. - Ella se rió y negó con la cabeza.
—Sí , bueno, si solo quieres que te monte, llámalo. Quizás algo salga bien. —Me pasó un papel y me guiñó un ojo mientras se marchaba. —¡Nos vemos mañana! —gritó .
—Vale . —Lo tomé y lo examiné. Son sus números y los de ella. No estoy segura de querer salir con Keith. Es guapo, pero... no sé, estaba al borde, como dije antes.
Pero le mantendré la palabra de tener un enlace secreto. De hecho. Tomé mi teléfono, agregué su número y le escribí.
:Hola, soy Rose. ¿Qué hay de nuevo?
:(Fragmento en inglés eliminado y traducido previamente)á(Fragmento en inglés eliminado y traducido previamente)
Eso fue rápido. Lo pensé. Su casa o la mía. Algunas luces se apagaron, captando mi atención. Tengo que salir de aquí. Me apresuré con mi orden antes de decidirme a dar por terminada la noche. Menos trabajo para mí mañana.
Me levanté, agarré mi bolso y cerré la computadora. Corrí por el pasillo y en ese momento todo estaba oscuro.
No sabía que era tan tarde. ¡Rayos! Corrí por el pasillo y giré a la izquierda para dirigirme al pasillo que lleva al ascensor. Pasé por la oficina del Sr. Osti y me detuve al verlo sentado allí.
Parece que está durmiendo. Sé que se queda muchas horas casi siempre. No estaría de más echarle un vistazo. Abrí la puerta y la cerré con cuidado. Me acerqué al escritorio y lo vi mirando fijamente una taza vacía. A un lado había una botella vacía de Stoli.
Dios mío, ¿está borracho?
—¿Señor Osti? —Me miró—. Vaya , qué noche tan dura, ¿eh ?
Exhaló con fuerza. —Supongo . —Su voz es más baja de lo habitual. El pelo le cae por la frente como si se lo hubiera pasado demasiadas veces. Incluso se ha quitado la chaqueta.
- Bueno, estaba registrándome antes de irme. -
Me miró fijamente, sus ojos vagando de mi cara a mi... ¿pecho? ¿Mi pecho? Carraspeé y él bajó la mirada, tapándose la nariz.
¿ Sr. Osti, está todo bien? Parece que necesita unas botellas de agua .
—Camila(Fragmento en inglés eliminado y traducido previamente)no tienes ni idea de lo que estoy pasando. —Se queja. Se levantó, tambaleándose un poco. —Tenías razón sobre los titulares. Ese titular de mierda sobre que nos acostamos. —Alex se paró frente a mí y me quedé paralizada.
Podía oler el alcohol que emanaba de su aliento. Debería alejarme, pero no lo hice. Ahora mismo estaba en mis pensamientos, concentrada en el calor que me envolvía y en cómo el corazón me latía con fuerza en los oídos.
Está tan cerca.
