Capítulo 3
Ella negó con la cabeza y envolvió su brazo con el mío, acompañándome por el pasillo por el que llegó. - ¿Qué dijo? -
- Ella me llamó zorra. -
—¡Ni hablar! ¡Perra! Me habrían despedido en cuanto me llamara así, porque iba a tirar las manos .
Me reí y ella también. —No puedo. Es la hija del alcalde y no quiero portarme mal en el trabajo. Pero quería, pero no pude .
-¿Qué hizo el señor Osti? -
- Él solo le dijo que parara. - Negué con la cabeza. - Necesito aclarar mi mente. -
, mi hermano va a dar una fiesta y va a ser un desastre. Deberías venir. Sé que apenas hablamos por el trabajo, pero me caes mejor que nadie en este infierno de chismes .
Decidí bromear. —¿Te enteraste de lo que lleva Tim? —Tim White, el atractivo australiano de piel clara. Las mujeres de aquí lo adoran. Solo organiza archivos y he oído que es primo de Alex. Pero eso es lo que he oído. Nunca llegué a preguntar.
- Oh, ya sé lo que lleva Tim. -
Se me cayó la mandíbula. - No me digas que tú. - Ella asiente. - Oh Dios mío. - Ella tomó una medida y me lanzó una mirada y no podía creerlo.
- De ninguna manera. -
-Sí , claro.-
Me reí. Quizás debería contactar a Tim.
La situación empeoró. Como si avergonzarme en el trabajo no fuera suficiente, tuvo que buscar pelea en casa.
—¡No sé por qué carajos me casé contigo, Alex! —gritó . La ignoré y seguí preparándome para esta noche. Necesito un respiro de ella y de todos los demás.
Mi mejor amigo Robin llegó esta noche y nos invitó a cenar con él y su esposa en Kurks. ¡Cómo no! Ya está haciendo un escándalo por algo que ya pasó, así que imagínate si nos presentamos a cenar.
Ya no me tratas como antes, y ni hablar de que ayer solo jugamos una ronda. ¡ Una !
- No pediste mucho más. - Me paré frente al espejo, me levante el cuello y me di la vuelta para buscar mi corbata.
¿ Pedir más? ¿Se suOsti que debo preguntar ahora? ¿Te lo pide ella o te la follas todo el tiempo que quieras? ¿Eh, Alex ?
Me enfrenté a ella. —¡No me la voy a tirar, Rachel! ¿Cuántas veces tengo que decirte que Camila es solo mi maldita asistente ?
Ella se burló y se cruzó de brazos. - ¿ Camila? - Exhalé. - ¿ También la llamas por su nombre ?
-Llamo a cada uno por su nombre.- Cogí mi corbata de la cama y volví al espejo.
- Tonterías. -
—Me estás dando un dolor de cabeza terrible, Rachel. —Respiré hondo y cerré los ojos. Aun así, ella continuó.
—Soy tu esposa, Alex. ¡Tu esposa! Tienes que despedirla porque es obvio que lo que tienen es algo más .
—Es mi asistente por última vez, carajo. —Me quejo—. ¿ Y me ves así cuando besas a otros hombres para anuncios? Y ni hablar de lo atractiva que eras cuando tenías las tetas al aire. Menuda hija del alcalde eres .
Me acerqué a la cama y la oí burlarse. Me senté y recogí mi zapato. —Eso fue hace años y era por mi trabajo. Todo lo que hago es obligatorio para el trabajo .
Negué con la cabeza. —¿Y una cena sencilla te molesta? Eres una chica de primera, Rach .
¿ Es más guapa que yo? ¿Es eso ?
Ignorarla
- ¡ Te estoy hablando a ti, maldita sea! -
Ignorarla
- ¿ El sexo es mejor con ella? - se queja.
- No estamos teniendo sexo.- Respondo con calma.
- Entonces despídela. -
- La despediré cuando dejes tu trabajo, y, francamente, no veo que eso suceda pronto. - Fui a Ostirme mi otro zapato, pero ella me lo arrebató.
- ¿ Y a dónde carajo vas? -
—Fuera . Ahora dámelo. —
- ¿ Con quién? -
- No voy a hacer esto contigo esta noche, Rachel, te lo juro por Dios. - Me levanté y ella dio un paso atrás.
- ¿Con quién? -
—Una amiga del otro lado del mar. Ahora pásame el zapato, Rachel .
Sé que la conocerás. Enséñame tu teléfono .
—Sabes qué. Si quieres que me quede en casa, bien, me quedaré en casa, carajo. —Me quité la chaqueta y la tiré sobre la cama.
- ¡ Te dije que me dejaras ver tu teléfono, Alex! -
Lo saqué de mi bolsillo trasero y se lo di. Soltó el zapato y me lo arrebató de la mano. Empecé a caminar de un lado a otro para mantener la mente despejada. No puedo seguir con estas acusaciones.
Me rasqué la cabeza, mirándola mientras revisaba mi teléfono. Esté o no haciendo lo que ella cree que hago, sigo sin gustarme que alguien mire mi teléfono. Principalmente porque juego Candy Crush la mitad del tiempo.
¿Cómo se vería eso?
¿ Encontraste lo que buscabas? La última vez que revisé, todos los que tengo en el teléfono son clientes .
-¿Con qué otro nombre tienes su nombre? -
Eso fue la gota que colmó el vaso. Me reí. Está completamente loca. —Primero , no necesito su número si la veo en el trabajo todos los días, y segundo, quédate con el teléfono .
Me arreglé la chaqueta y me la puse. Tomé mi zapato y me senté en la cama, poniéndomelo por fin. Rachel se sentó a horcajadas sobre mí, suspirando.
—¿No ves que estoy intentando, Ax? —Sorbe . —Te vieron con esa mujer. A la gente no le va a importar lo que digas. Y a mi papá también le queda mal. —Me besó.
—Rachel , no estoy de humor, la verdad. —Lo admito en voz baja. Me dejó un rastro de besos en la piel. Mejilla, labios, barbilla, cuello.
—Lo siento, Ax. Lo siento —susurra— . Solo quiero a mi marido. —Jugueteó con mis pantalones y suspiré profundamente. No estoy de humor. Me acaba de dar dolor de cabeza, ¿y ahora quiere sexo ?
—Rachel . —Lo sacó, acariciándome—. Rachel . Rachel, para. No estoy de humor. ¿De acuerdo? Quizás más tarde, pero ahora no. Vístete para que podamos irnos .
- ¿ Lo prometes esta noche? -
- Sí...lo prometo. -
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Oᔕᗴ
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La fiesta es genial. No recuerdo la última vez que tuve tiempo para salir de fiesta y disfrutar. Llevo un año y medio trabajando sin parar. Una buena fiesta de barrio con música R&B de antaño no era algo que supiera que necesitaba.
Amanda me agarró la mano y me llevó dentro de la casa. - Ven a conocer a mi hermano. - Me dice al oído.
—Pero afuera es muy divertido. Y quiero otro vaso de Baileys con leche —me quejé. Ella sonrió y negó con la cabeza.
- No necesitas beber nada más. -
—Solo tomé una taza. Llegué hace 30 minutos; todavía no estoy borracho .
—Pero quieres emborracharte y no sé si podría permitirlo todavía. Es demasiado temprano. —Subimos las escaleras y nos detuvimos en una puerta. Vi luces azules debajo y ella tocó.
Quiero festejar. Hay gente dentro fumando y emborrachándose, pero la mayoría está afuera bailando y demás. Desde aquí se siente la música por lo alta que está.
Llamó más fuerte y se abrió de golpe. ¡Madre mía! Es alto, moreno y tiene muchísimos tatuajes. Está genial.
—¿Qué quieres follar? —le pregunta. Parece recién salido de la ducha y huele a eso también.
- ¿Por qué cada vez que organizas una de estas fiestas nunca estás presente? -
Le besó los dientes. - ¿Qué quieres Mandy? -
—Solo quería presentarte una cara nueva. Camila. Es mi amiga de la oficina. —Me miró y me examinó. Quizás esto sea bueno. Una buena oportunidad para superar este estúpido enamoramiento que siento por mi jefe casado.
Podría tener sexo esta noche. Si le gusto, claro.
—Camila , ¿eh? ¿No te gustan los swingers que siempre tiene Mandy ?
- ¿ Swinger? -
- Malditos ladrones.-
—No es una liberal, Keith. Es una buena mujer, sí. Y guapa también, ¿no crees? Ya es hora de que dejes a esas putas de barrio que te traicionan constantemente y te conformes con alguien que tenga sentido. —
- ¿ Y cómo puedo saber de esa vida, querida? - pregunta.
—No la vas a meter en nada que te interese. ¿Qué parte de «buena chica» no captaste ?
Me hizo un gesto, sus ojos se apartaban de mi pecho de vez en cuando. - ¿ Cuántos años tienes? -
- Veintiocho.-
—¿Estás abajo o qué? —pregunta , señalando con la cabeza hacia su habitación. Miré a Amanda y ella hizo una mueca.
—Tengo que ver qué pasa afuera. Diviértete. —Me dio una palmadita en el hombro y se fue. Miré a Keith y él sonrió con suficiencia.
Avísame, pequeña. Tengo una fiesta a la que asistir .
Vamos, Camila, este es el momento perfecto para finalmente salir de nuevo y posiblemente superar lo de Alex. Ojalá funcione. Asentí.
-Estoy abajo.-
Me DESPERTÉ con Rachel recostada sobre mi pecho. La cena de anoche con Robin no salió nada mal. Y si vieron los rumores sobre Camila y yo, no lo mencionaron. Aun así, me sentí agradecida. Agradecida de que pasáramos la noche sin una discusión continua. Luego la terminamos con un buen rato en la cama.
Dos rondas. Solo dos. Es deprimente, la verdad. Sé que podría aguantar más. Me moví y apareció Rachel. Me miró y se incorporó. Me levanté de la cama y fui al baño a ducharme.
