Capítulo 5
—¿Por qué no hacerlo realidad? —dice , rodeándome la cintura con sus brazos y acercándome a su pecho. Alex me dio un beso en el cuello y por fin salí de mi trance.
- Alex- Señor Osti, está borracho. -
-Hueles muy bien. - susurra .
- ¿ Señor Osti? -
Empújalo lejos, Camila.
—¿Con quién te acostaste anoche? ¿Hm? —pregunta , sin dejar de besarme el cuello. ¿Cómo lo sabe? —Sus manos se deslizaron hasta mi trasero y me apretó suavemente.
—Señor Osti. —Mi respuesta fue entrecortada—. Aléjalo.
—Hoy se te ve el culo más grande —continúa susurrando— . Sonreías y se te notaba el escote. ¿Crees que no me daría cuenta? —Me pellizcó la piel con los dientes, atrayéndome aún más.
Se suOsti que debería estar superando este enamoramiento de la oficina, no dejar que crezca. Entonces, sus labios rozaron los míos y me atrajo hacia él por el culo. Me excitó muchísimo. Su lengua se deslizó en mi boca y finalmente me aparté.
No puedo dejar que esto pase. Está borracho y me estoy aprovechando.
—Buenas noches, Sr. Osti. —Me solté de su agarre y salí de su oficina a toda prisa. No puedo creer que haya dejado que pasara esa mierda.
Mi teléfono sonó y lo miré. Era Keith.
:¿Qué es esto?
:No esta noche, lo siento.
Mierda.
LA BESÉ.. ¿Por qué la besaría? No estaba bien hacerlo a pesar de estar borracho, pero se sentía... increíble. Su trasero era suave en mis manos, sus labios también eran suaves y dulces. Su lengua estaba cálida. Y joder, olía tan bien que quería que me lo sudara mientras le hacía el amor.
Me dejó tocarla. Que la atrajera así hasta que me apartara en el último momento. Cuando lo hizo, me sentí derrotado, frío, solo y un poco culpable. No debería estar pensando en ella.
Y, para ser sincero, intento no pensar en ella. Cuando la conocí, me fascinó. Su forma de hablar, su sonrisa, su ingenio. Sabía que estaba casado, pero verla cada día alimentaba el deseo que sentía por una desconocida.
Pero a medida que pasaban los días en la oficina, empecé a simpatizar con ella. La llevaba a las reuniones incluso si no era necesario. Le compraba algunas cosas y usaba su trabajo como escudo para ocultar mis verdaderas intenciones.
Para mí, la idea que tenía en mente era olvidarme de mi matrimonio en llamas y concentrarme en algo que sabía que me mantenía en calma. Y era Camila.
Todos los días finjo esa frase: « Nada importa », o que ella no debería preocuparse por las noticias sobre nosotros. En cierto sentido, creo que yo también me estaba preocupando. Pero Camila es divertida.
Ella sabe divertirse, es tranquila y no me besa el trasero como todos los que trabajan para mí. No le da miedo que la despidan.
Quizás debería despedirla. Si se queda, sé que habrá tensión. No, no puedo, es demasiado pronto. La cena es mañana y necesito que termine de impulsarme hacia Tech Million.
—¿Alex ? —llamó Rachel. La miré a través del espejo y estaba vestida. Bueno, se me había olvidado por completo que hoy nos reuniremos con sus padres. Tengo el presentimiento de que su padre quiere hablar de la noticia.
Han pasado tres días y ya nadie habla de ello. Sabía que lo iba a detener de una forma u otra. Para empezar, no era una situación grave.
¿ Puedes darte prisa? Vamos a llegar tarde .
Me ajusté el cuello de la camisa por encima de la corbata y me di la vuelta para coger la chaqueta. Ya estoy lista. —Ahora , cuando lleguemos a casa de mis padres, no habrá ninguna discusión, ninguna cara larga, ninguna señal de que peleamos casi a diario, y si se menciona el tema de los niños , solo di que lo estamos intentando.
- Dices eso todo el tiempo. - murmuro.
—No quiero tener hijos, Alex, y lo sabes. Va a manchar mi reputación. —
Suspiro profundamente. —Rachel , tu edad será la que manche tu reputación antes de tener un hijo. Claro que aún consigues patrocinadores, pero tienes que pensar en la jubilación .
Ella se burla. —Solo tengo treinta y tantos, Alex. Sigo pareciendo tan joven. Me jubilaré cuando seas alcalde .
-Lo cual nunca sucederá.-
—Alex , para ser hombre, te estás comportando como un completo cabrón y no tenemos tiempo para eso. Heredarás el puesto de mi padre y asumirás sus responsabilidades. Es hora de que madures. Ese conglomerado tuyo no es más que una pérdida de tiempo . Y si lo menciona, más te vale que aceptes, porque siempre que hay elecciones, tu cara tiene que estar en todas las vallas publicitarias y tiendas del pueblo.
—Di lo que te haga sentir mejor, cariño. Acabemos con esto de una vez, tu madre ya no me quiere por alguna razón .
Se paró frente a mí y frunció el ceño. —Alex , lo estoy intentando. ¿Ya no te importamos? —Y las lágrimas comenzaron—. La mirada de tus ojos se ha ido. ¿Por qué no ves que solo quiero que volvamos a ser felices ?
Ahora me siento mal. —Quiero eso, Rachel, de verdad, pero las cosas que dices me dan ganas de ahorcarme a diario. —Le toqué la cara y le sequé las lágrimas. Nunca fuimos así. —Ya lo solucionaremos. —Le di un beso en los labios y sonrió.
- Gracias, cariño. -
- Estaremos bien. Vámonos. -
♡︎
—¡¿Alex ?! —grita Rachel en un susurro, dándome una patada en la pierna. La miré, arqueando una ceja. Hizo un gesto y seguí su mirada. ¡Ay, mierda! Olvidé que estábamos en casa de sus padres. Hoy fue un día largo. Su padre y yo hablamos casi todo el tiempo, pero no se mencionó nada de las noticias ni del cargo de alcalde.
La mayoría de los temas elegidos eran principalmente de política, algo que me interesaba poco. Eran solo divagaciones de un anciano. Su padre es amable, pero bueno.
- Lo siento, no lo entendí bien. -
Su padre dejó los tenedores y me dedicó una sonrisa vacía. Sé que me van a Ostir en apuros.
—Dije que vi los periódicos hace tres días. Los quité de los medios y los mantuve fuera del periódico. No necesito que le pongan más esa mala cara al futuro alcalde —expresa .
—La gente puede ser ridícula, papá. Alex jamás me engañaría —dice Rachel tocándome la rodilla. Forcé una sonrisa. Fue fácil escuchar esas palabras antes de besar a Camila, pero oírlas ahora, después de que ocurriera, es como oír mi convicción.
Son solo reuniones. No sé quién querría enviarlo. Pero agradezco que te hayas encargado del asunto .
Él se rió entre dientes. —Lo que sea por mi buen yerno. —
Oh, no digas bien.
Su madre, por otro lado, se mostró despectiva. —¿Y por qué no llevas a Rachel a tus reuniones de negocios en lugar de a esa trabajadora? —pregunta . Sus ojos plateados me atravesaron el alma, haciéndome vulnerable donde estoy.
El Sr. Yawkings se aclaró la garganta y asintió. —Sí . ¿Por qué no incluyes a Rach en tus reuniones? Es tu esposa, y se suOsti que las esposas siempre deben estar donde vamos .
Bueno , necesito que Camila esté presente en mis reuniones. Es buena para vender más .
—Ya veo. —El Sr. Yawkings tararea. Su madre me fulminó con la mirada y le dediqué una sonrisa. Al principio, a su madre nunca le caí bien, pero ahora no sé qué pasó. Fue como si se le hubiera activado un interruptor. Y desde entonces siempre me ha tenido antipatía.
¿ Por qué aún no han empezado a tener hijos? Ya casi tienen cincuenta y tantos y no hay ni un solo niño con sangre de Yawkings por ahí.
Quiero tener hijos, Rachel, no tanto. Me lo ha dejado claro un millón de veces. Pero aún no les ha dicho a sus padres que no planea tener hijos. Incluso le mencioné la adopción y se retractó.
- Oh, confía en mí, mamá, he estado intentando conseguir que Alex me dé unos cuantos bebés o más, pero siempre está diciendo que cree que será un mal padre. -
Otra cosa que odio de Rachel es que miente tanto como a un marinero le gusta maldecir.
- ¿Y? -
—Estamos en ello. Sabes lo difícil que es para él, mamá —añade .
- Disculpe, por favor. - Dejé mis cubiertos y me puse de pie.
—¿Cariño ? —pregunta , tocándome la mano. Me aparté y salí del comedor. —¿Alex ? —la oigo llamarme. Salí por la puerta principal y salí al enorme jardín delantero, donde hay una fuente.
—¡¿Alex ?! Alex, cariño, ¿qué te pasa? —Eso sonó pasivo-agresivo. Se detuvo frente a mí y me puso las manos en los hombros.
—¿Por qué carajo te vas así de furiosa? —dice entre dientes.
-Porque me estás haciendo enojar.-
- ¿ Qué? -
¿ Por qué me echas la culpa? Sabes que no quieres tener hijos .
Deja de dramatizar, Alex. No es que tengan que estar al tanto de nuestros asuntos todo el tiempo. Y, francamente, que vieran ese periódico ya fue bastante malo .
—Rachel , por favor, ¿podrías, por una noche, no frustrarme ni enfadarme? ¿ Por favor?
- Tch, bien. -
- Gracias. -
—Siento que soy la única que intenta mantener vivo este matrimonio. —Rachel me dio un golpecito en el hombro y pasó junto a mí. Genial.
