Capítulo 13
Ella asiente con la cabeza y me indica que guardará sus cosas solamente. Una vez que termina, salimos de la casa y le seguí hasta la puerta del copiloto para abrirle y que ella pudiese entrar. Musitó un "gracias" y yo solo asentí con la cabeza en respuesta.
Iba a ir directo a la puerta del piloto para entrar y dejarla de una vez en su casa, pero algo llamo mi atención.
Había alguien mirándonos fijamente, note algo de sorpresa y confusión en su expresión. Era una chica, me atrevo a apostar que tendría la misma edad que Marylise. Ella se encontraba en la acera de enfrente, así que eso la convierte en mi vecina.
Alce mi mano en señal de saludo y le regalo una pequeña sonrisa. Ella duda un poco, pero al final imita mi acción.
Pasan unos segundos y ella sigue mirando en mi dirección. Ya esto se está haciendo algo raro. Me dispongo a dejarlo pasar y solo me limito a entrar al auto y salir de allí.
El camino a casa de Marylise fue silencioso, demasiado a mí parecer. Pero era mejor así porque si hablaba estaba seguro que diría algo que tenga que ver con sexo y es precisamente lo que quiero evitar.
Tras unos minutos de camino, llegamos a su casa. Me estaciono frente a esta y coloco la palanca en 'Parking' para no apagar el motor.
Espero unos segundos a que ella se baje o diga algo, pero no hace nada, solo se queda en su lugar mirando hacia su regazo.
—¿Qué pasa? — Pregunto desconcertado. Ella me mira e intenta decir algo, pero cierra su boca de golpe segundos después—. ¿Qué pasa?— Repito, pero esta vez con un poco más de cansancio.
—Es que tú te enojaste cuando me baje yo sola del auto..., y no quiero que te enojes de nuevo conmigo— Explica con un ligero temblor en su voz.
—No me enoje— Aclaro, pero ella no dice nada.
Espero unos segundos más y al no recibir respuesta alguna, apago el motor y salgo del auto. Lo rodeo por detrás hasta llegar a la puerta del copiloto y abrirla. Le ofrezco mi mano para que pueda bajar y ella me regala una sonrisa tensa.
—No me enoje— Repito—. No podría enojarme contigo— Digo, ella me mira a los ojos y ensancha un poco más su sonrisa.
—Nos vemos el lunes— Dice titubeante.
—Espera, ¿el lunes?— Inquiero confundido.
—Sí, es que el domingo tampoco puedo, porque mi mamá tiene libre ese día y como no sabe que estoy dándote clases no me dejará ir— Explica formando en su boca una mueca.
Suelto un pequeño suspiro y asiento—: Nos vemos el lunes entonces— Ella asiente con la cabeza y da un par de pasos hacia su casa—. Espera— Tomo su muñeca y giro su cuerpo hacia mi dirección—. ¿No vas a despedirte?
—Eh..., adiós— Dice con confusión en su voz. Sonrió y humedezco mis labios.
—No esa clase de despedida— Digo, noto como mi voz se ha enronquecido más de lo normal.
Halo de su muñeca hacia mí y cuando la tengo frente a frente, me acerco a su mejilla y planto un beso allí. Soy capaz de notar como su cuerpo se tensa ante mi contacto y eso es genial.
Subo hasta su oreja y musito despacio—: Nos vemos, pequeña— Deposito otro en la parte donde su cuello y mandíbula se unen y me alejo. Al hacerlo observo cómo sus ojos están cerrados y su boca medio abierta; de esta sale un pequeño suspiro tembloroso y finalmente abre los ojos.
El provocar esto en ella es simplemente estupendo.
—Ahora sí, ya puedes irte— Digo sonriéndole. Noto como traga duro y una especie de sonrisa tímida aparece en sus labios antes de casi salir huyendo de allí.
¿Estaba sonriendo? Eso quiere decir que le gustó lo que hice. No me esperaba esto.
Ella es demasiado inocente, es demasiado linda y es demasiado para mí. No creo que soporte otro día más así. Necesito hacer algo con esto. No puede ser posible que alguien tan pequeña pueda provocar tantas cosas en mí. Es simplemente un hecho algo difícil de procesar.
Esperé a que entrara a su casa y una vez que lo hizo me dispuse a entrar a mi auto.
Tengo que llamar a alguien para que me ayude con este problema, podría hacerlo yo solo pero prefiero que lo haga alguien más. Saco mi móvil del bolsillo de mis pantalones y busco mis contactos.
Veamos si Camille está disponible.
Mierda, buzón.
Está bien, entonces llamaré a Amanda, ella estará encantada en ayudarme.
¿Buzón? ¿Qué?
Bueno, no importa, puedo llamar al siguiente contacto.
Uno... Dos... Tres pitidos y nada.
—¡Vete a la mierda!— Bramé al escuchar la contestadora.
Joder, ¿es que nadie está disponible? ¿Todas se fueron a la reunión de zorras o qué mierda?
No, tranquilo, todo está bien, intentaré con Valeria. Solo espero que me conteste porque ya no tengo mejores opciones que ellas, las demás no me dan lo que necesito.
Uno... Dos... Por favor que no llegue al buzón.
—¿Hola?— Contestó una voz extraña al otro lado de la línea.
—¿Quién habla?— Pregunté confundido. Esa voz no es de Valeria.
—¿Quién eres tú? ¿Y por qué le llamas a mi esposa?— Pregunta con brusquedad. Ay no.
—Oh, creo que es número equivocado, lo siento— Me las arreglé para decir colgando rápidamente. ¿Por qué demonios tenía que contestar su esposo?
Solo espero que no se meta en problemas por eso, o ya no tendré más Valeria para mí.
No, no puede ser, ¡¿por qué me pasa todo esto a mí?!
Marylise me deja en este estado y no hay nadie quien pueda ayudarme.
Esa niña me está volviendo loco.
