Librería
Español
Capítulos
Ajuste

Capítulo 12

—No, nunca la entenderé a esto— Digo, por tercera vez.

—Claro que sí, es muy fácil— Alienta.

—No, es demasiado difícil— Contradigo. En realidad, no es tan complicado, pero ya me harté un poco—. Necesito un descanso— Pido levantándome de mi asiento.

—No, Harry, tienes que aprender esto, es importante que lo hagas para que salgas bien en tu prueba.

Si tan solo supiera que esa prueba no existe, pensé.

—Necesito un descanso— Repito.

Ella suelta un suspiro y asiente—: Está bien, solo cinco minutos y vienes aquí— Dice con determinación, a lo que yo asiento sin más.

Voy directo a la cocina y me sirvo un vaso con agua antes de tomarlo. En realidad, lo del "descanso" también era una excusa. No estaba cansado de hacer operaciones que después ella tacha y dicen que están incorrectas, bueno, más o menos; pero no fue por eso que pedí el descanso, sino porque quería alejarme unos minutos de ella y de sus provocativos atributos.

—¿Ya descansaste?— Pregunta ella desde la mesa.

—Ya voy— Medio grito para que pueda escucharme.

Cada vez que me explicaba algo se inclinaba hacia delante haciendo que sus pechos quedaran cerca de mi cara. No creo que lo haya hecho apropósito, ella solo trataba de explicarme mejor, pero de esa forma no podía poner atención al cuaderno, así que no aprendí ni una mierda. No creo que aprenda muchas cosas cuando ella es mi maestra, pero de todas formas no es mi prioridad.

Sirvo otro vaso para llevarle agua a ella y salgo de la cocina. Mientras camino hacia la mesa miro hacia mis pies. Seguí mi camino hacia la mesa, pero algo me impidió que llegara. Siento el líquido helado correr por mi abdomen seguido de un fuerte ruido de un cristal quebrándose. Ella suelta un chillido de sorpresa al escucharlo.

—L-lo siento— Dice ella con voz temblorosa.

—No, yo no te vi— Esclarecí. Observé mi camisa y vi que gran parte de esta se había mojado—. Bueno, ahora tengo que...— Calle al mirarla. Su camisa también se había mojado, pero tenía que ser justo en ese lugar.

El agua había caído sobre su pecho haciendo que se transparentara el material de su camisa. Podía ver el color de su piel y también el de su sostén y..., oh, mierda ¿por qué pasa esto justo ahora que me estaba conteniendo? Estaba poniendo de mi parte, pero esto es demasiado.

—Estoy toda mojada— Murmura ella tocando con sus manos la parte en donde le había caído agua.

Trato de mantener mis pensamientos sucios a raya y digo—: ¿Quieres una toalla?— Asiente con la cabeza mirando su camisa—. Bien, ahora vengo— Aviso y ella se limita a asentir una vez más.

Ahora sí esta situación se hizo más grande, literalmente. No voy a poder seguir aquí con ella, no por ahora o terminaré haciendo o diciendo algo de lo que me arrepentiré más tarde, y prefiero no hacer una estupidez.

Me quité la camisa mojada, tome una limpia para mí y busqué alguna que me quedase chica para ella. Pasé al baño y tomé la toalla que Marylise me había pedido para secarse. Salí del baño y caminé hacia la sala. Al entrar a esta, vi que Marylise estaba de cuclillas en el piso tomando los vidrios rotos del vaso que se había quebrado hace un momento.

— ¿Qué haces? — Pregunto, aunque ya sé que es lo que está haciendo.

Ella levanta su rostro y me mira diciendo—: Voy a limpiar esto...

—No, deja allí, te vas a lastimar.

—Pero...- Intenta objetar, pero le interrumpo.

—Deja eso— Me acerco—, yo lo limpio después.

Suelta un suspiro y asiente con la cabeza antes de dejar los pedazos de vidrio en el piso. Le ofrezco mi mano para levantarse, ella duda unos segundos, pero al final la acepta.

—Aquí está la toalla.

—Gracias— Musita tomándola y llevándola a su pecho para secarse. Desvío mi mirada de estos aunque se me haga una tarea algo difícil.

—También te traje esto— Le muestro la playera, pero ella se niega a tomarla—. Ve a cambiarte, te vas a enfermar si te quedas así.

—Así está bien.

—No, no está bien— Le corrijo.

No para mí...

Lo duda por un tiempo pero al final termina aceptando y le indico donde se encuentra el baño para que se cambie de ropa.

Al cabo de unos minutos regresa y... Demonios.

No debí haberle prestado mi ropa, ahora parece como si me hubiera acostado con ella y tomó mi ropa por comodidad.

—Me queda un poco grande— Dice, alzando sus brazos a los costados a modo de demostración.

Le miro por un instante, suelto un suspiro pesado y retiro mi mirada. Dejo caer mi cabeza sobre la mesa frente a la que estaba sentado.

No quiero verla, solo quiero que se aleje de mí, no quiero descubrir de qué soy capaz si esto continúa así.

De pronto, siento como toca mi hombro con delicadeza mientras escucho cómo me pregunta si me encuentro bien. Yo simplemente asiento e intento mirarle, pero algo me lo impide. Su cuerpo se encuentra muy cerca al mío y al girarme hacia ella solo pude ver su pecho. Suelto un quejido pesaroso y vuelvo a mi posición anterior.

¿Qué le pasa? ¿Por qué se acerca tanto? ¿Qué acaso no sabe que estoy haciendo mi mayor esfuerzo en controlarme?... Pues no, no lo sabe, ni debe saberlo.

No te conviene Harry, ya basta.

Tengo que solucionar esto, tengo que alejarme de esta niña, no puedo hacer nada, aunque quisiese, no debo.

—Eh, Mary...— Le llamo en un murmullo que espero allá escuchado—. Tengo que salir— Digo tratando de sonar convencido.

—¿A dónde?— Pregunta curiosa y confusa—. Pero no te sientes bien, ¿que no?— habla tan rápido que no me deja responderle.

Me levanto de la silla y ella se aparta un par de pasos hacia atrás. Es entonces cuando pongo todo mi esfuerzo en solo mirarle a los ojos.

—Si no te sientes bien no puedes salir.

—Eso no es tu asunto— Le digo, tratando de no sonar brusco, pero precisamente así es como se escucha. Ella aparta la mirada y observa los vidrios rotos en el piso. Tengo que aprender a hablarle mejor—. La clase la retomamos mañana, ¿de acuerdo?

—Mañana no puedo— Dice, haciendo una pequeña mueca.

—¿Por qué?

—Eso no es asunto tuyo— Contesta, intentando que se escuchase igual que mi tono, pero no lo logra ni por poco.

—De acuerdo— Digo tras soltar una pequeña risita. Me alegra que esté tomando confianza—. Bueno, como sea. Vamos, te llevaré a tu casa.

—Pero tengo tu playera puesta— Me dice, indicando con sus manos hacia esta.

—Si quieres llévatela, no hay problema— Le digo, tratando de restarle importancia. Yo solo quiero sacarla de aquí y no verla, por lo menos hoy ya no.

Descarga la aplicación ahora para recibir recompensas
Escanea el código QR para descargar la aplicación Hinovel.