Capítulo 2
*******
Me desperté con un fuerte golpe en la puerta. ¡Caramba! Me volví a dormir. ¿Será que está enojado conmigo otra vez? Con pasos temblorosos, fui a abrir la puerta y encontré a mi hermosa mamá allí de pie. Llevaba el pelo recogido en un moño despeinado. Se veía tan bonita con algunos mechones cayéndole sobre la cara. Sus ojos marrones brillaban como Fernnda G. Parecía feliz y canturreaba. Para una mujer de treinta años, era demasiado hermosa. Ni siquiera parecía una madre. Era tan joven y bonita, mientras que el imbécil de mi padre no era nada guapo. Era guapo solo por fuera y tan feo por dentro. También parecía bastante mayor que mamá.
- Oye... ¿Por qué tardaste tanto? - Preguntó.
—¡Oh ! ¿Ya se fue? —pregunté , observando el entorno.
—Sí … —arrugó la cara, sujetó mi mano fuerte y me arrastró hacia afuera.
—Mamá ... ¡Qué asco!... ¡Suéltame la mano ! —Intenté zafarme de su agarre. Sabía que era perezoso, pero necesitaba dormir ya. Intuía que estaba a punto de vomitar.
- Cállate... Ni siquiera estás prestando atención a tu actuación. - Me regañó y me quedé allí parado como un conejo empapado en agua de lluvia.
- Practicaré por la tarde... lo prometo. - Me pellizqué la garganta y ella entrecerró los ojos.
—Sabes , solo quedan dos días para el festival anual. Eri, tienes que practicar mucho —dijo , recordándomelo de nuevo—. ¡Caramba! Era un despertador.
—Ya lo sé, ya lo sé... ¿No recuerdas que no me serviste el desayuno? Estabas muy ocupada hablando con tu marido... o mejor dicho, con él —solté mientras me miraba con un dejo de dolor en los ojos.
¡Mierda! La lastimé.
—Lo siento, mamá. Te... te digo que voy a practicar mucho. —Dije , agarrándole la mano fuerte. Empezó a toser levemente. La hice sentar en la escalera y le froté la espalda. Sonrió mirándome.
- ¿Te gustaron los vestidos? - Preguntó con una sonrisa.
—Sí ... son bonitos... ¿Pero por qué me los regaló? O sea, nunca es el tipo de padre que todos los niños desean. ¿Alguna ocasión en particular? —pregunté .
—No es un mal hombre. Es solo que las circunstancias lo hicieron así —dijo ella mirando al suelo—. Y no lo odies. Te ama, Eri .
—No lo sé. ¿Pero en qué circunstancias? —pregunté .
—Nada ... es solo que cometió tantos errores que, aunque quisiera corregirlos, no puede cambiar nuestras vidas. —Dijo con tristeza. Sus ojos se humedecieron y su sonrisa triste se dibujó en su rostro.
—¿Qué quieres decir? ¿Te hizo algo malo? ¿Qué clase de errores, mamá? Verás, soy tu mejor amiga, puedes contarme lo que sea. —Le tomé la cara entre las manos. Sus ojos marrones brillaban con lágrimas y parpadeó demasiado rápido para ahuyentarlos.
- Eres demasiado joven para entender todo esto. - susurró.
—Mamá ... no... lo sé todo. A K también lo llaman Godwin Austin. La Torre de Pisa está un poco inclinada y sí, quienquiera que vuele sobre el Triángulo de las Bermudas... nunca regresa. —Despotricé .
—Cállate , tonta... —se rió mamá—. Sí que eres mi niña lista. —Dijo , dándome un beso en la frente. La abracé fuerte.
- Eri... nunca te enamores de la persona equivocada en tu vida. - Suspiró. - Era demasiado joven cuando vi a Ron. - Dijo en un susurro.
—¿En serio? ¿Qué tan joven? —pregunté emocionada. Estaba demasiado emocionada para escuchar historias de amor.
- Tenía diecisiete años –se rió.
- ¿ Y papá? - pregunté.
Hizo una larga pausa tras la cual dijo en voz baja: - Tenía treinta y cinco años .
—¿Treinta y cinco? —Mis ojos estaban abiertos. Calculé la diferencia de edad mentalmente. —¿Quieres decir... que era dieciocho años mayor que tú? ¿Un año mayor que tu doble? —Rompí el abrazo y la miré a los ojos. Hizo un puchero y asintió.
—Sí ... y yo era una chica tan tonta. Estaba tan fascinada con su aspecto que ni siquiera me fijé en su edad. —Dijo .
- Hmm... lo admito... tiene buena apariencia, pero no es para nada un bombón. - Torcí mis labios y ella rió viendo mis expresiones. - ¿ Entonces qué pasó? - pregunté con impaciencia.
—Entonces lo veía todos los días. Trabajaba cerca de mi localidad y nos enamoramos. Todo era perfecto. Queríamos casarnos. Mi hermano dijo que estaba loca por querer casarme con un hombre que me doblaba la edad, pero era demasiado terca para hacerle caso. —Respiró hondo.
—¿En serio? ¿Y por qué no se casaron? —le pregunté, moviendo los dedos mientras apoyaba la cabeza en la barandilla.
Estábamos a punto de casarnos, pero mi hermano no lo aprobaba. Un día me fugué con él y nos vinimos aquí, a San Francisco. Nos quedamos aquí juntos tres meses. A veces no venía a casa los fines de semana. Decía que tenía que trabajar duro y ahorrar para poder comprarme un bonito anillo de bodas. Siempre le preguntaba cuándo nos casábamos, pero siempre decía que después de los dieciocho sería legal casarme. —Continuó y la escuché con paciencia.
- ¿ Y entonces?? - pregunté y ella me tiró de las orejas.
Si quieres saberlo todo, ve y practica .
—No , dímelo primero, si no, tendré mucha curiosidad todo el tiempo y no podré practicar —respondí con indignación. Ella suspiró mirándome y negó con la cabeza.
—Entonces ... me quedé embarazada de ti. Pensé que se alegraría de saberlo. En cambio, entró en pánico y empezó a aparecer rara vez. Después de dos meses de soportar su actitud imprudente, lo confronté y me dijo que ya estaba casado y tenía dos hijos .
La miré a los ojos, que ahora eran un torrente de lágrimas. Me sorprendió que todavía estuviera molesto con mi padre. Antes lo odiaba, pero lo aborrecí después de escuchar sus actos.
- Mintió. - Murmuré lentamente.
—No , no mintió. Ocultó la verdad. —Se defendió.
- Pero mamá, ¿por qué viene aquí si tiene esposa e hijos? - pregunté queriendo saberlo todo.
—¡Calla , Eri! Cuestionas mucho, por eso no te cuento. No es un mal hombre, solo que se enamoró de alguien fuera de su matrimonio. Viene a vernos. Tuvo una hija conmigo. Nos ama. —Dijo secándose las lágrimas.
—No , nos pega. Te trata mal, mamá —grité .
—¡Sí ! Es porque no tiene trabajo. Cuando eras joven, siempre venía con muchos regalos. —Desvió la mirada, sin mirarme a los ojos, y supe con certeza que lo defendía. Siempre me había pegado. Nunca venía con ningún regalo.
—¿Por qué sigues con él, mamá? ¿Por qué no te escapaste cuando supiste que estaba casado? —pregunté .
- Eri, otra vez no por favor -
—No , dime. Cuando me lo contaste casi todo, entonces cuéntamelo .
—Quería escaparme, pero ya lo conoces. Es demasiado terco como tú. No me dejó ir. Se convirtió en un hombre malvado. Empezó a hacerme daño. Pero creo que se siente culpable. Es culpable —dijo ella, bajando la mirada.
—No , mamá. ¿No recuerdas lo que dijo ayer? Quiere una zorra —grité, y al instante siguiente sentí un escozor en la mejilla izquierda. Cerré los ojos con fuerza.
—Cállate . Hablas demasiado para tu edad. Solo... solo no te metas. —Se tiró del pelo con frustración y corrió a su habitación.
- Tu desayuno está en la cocina – gritó antes de cerrar la puerta de golpe.
Me quedé allí, con la palma de la mano acariciándome la mejilla. Sentí lástima por ella. No merecía que le hicieran daño. La estaban castigando por algo que ni siquiera había hecho.
Ella hizo mal en enamorarse de un hombre casado.
Fernnda Dante
—Es tu baile, cariño. Levántate y practica. —Mi mamá me sacudía cuando me negaba a despertar. Siempre dormía mucho. Sentía algo muy frío dentro de mi camiseta. Aunque quería a mamá por todo lo que hacía por mí, la odiaba por las mañanas cuando me ponía hielo en la camiseta para despertarme.
—Déjame dormir, mamá. —Me tapé con la manta, cerrando mi estructura adormilada de sus ojos y metí mi mano dentro de mi camiseta para agarrar el cubo de hielo.
Pero entonces escuché una música fuerte de fondo que me hizo saltar sobre la cama.
Infierno !
Mamá , me sentí agitada. Me jaló del brazo y me arrastró hasta la pista. Se veía tan feliz bailando, enseñándome pasos nuevos. Le encantaba la danza contemporánea, pero yo quería aprender más , como robótica y hip hop. Pero siempre que bailaba con ella me daba paz. Como si toda mi tensión desapareciera con un solo movimiento. Ella era mi tranquilidad. Era mi mundo entero. Era mi vida.
—Anda , ve a ducharte. Te prepararé lasaña. —Mamá salió corriendo de mi habitación y yo corrí al baño. Me senté en una esquina, dudando si ducharme o no. Abrí la ducha, pero el agua estaba demasiado fría.
- Eri... serás descalificada si no sales pronto. - Escuché la voz de mamá.
¡MIERDA!
—¡Sálvame , Jesús! —Dicho esto, me metí en la ducha bajo el agua fría. Mi cuerpo temblaba y se me puso la piel de gallina. Después de una ducha de cinco minutos, me envolví en una toalla y bajé corriendo a comer lasaña.
—¡Mamá ! Ya estoy aquí. ¿Mi desayuno? —pregunté .
—Eri , tómalo de la cocina. —Escuché su voz desde el pasillo. Fui a la cocina, pero me detuve a mitad de camino al oír dos voces masculinas. Estaba seguro de que una era mi papá, pero nunca oí la voz de la otra.
¡En fin! ¡Céntrate, Eri!... ¡Céntrate en la lasaña!
Llené mi plato y me senté en el comedor lamiendo la deliciosa salsa que se me pegó en el dedo. Cuando levanté la vista, vi a un hombre de unos cuarenta y tantos mirándome con una sonrisa pícara en su rostro. Me congelé en mi posición cuando se acercó a mí y pasó los dedos por mi cabello mojado y luego me dio una palmadita en la mejilla. Bajó la mirada mientras seguía sus ojos MIERDA... Estaba en una toalla. Su mano se dirigió a mi cuello mientras me sentía un poco incómoda cuando hizo eso. ¿Qué estaba tratando de hacer? Miré su brazo mientras me besaba en el aire. Me tomó por sorpresa por sus acciones. Sería una mentira si dijera que no estaba asustada.
¡Maldita sea! Está intentando ser amable conmigo.
—¿Qu ... quién eres? ¿Cómo entraste? —Intenté disimular que me intimidaba.
- Tranquila cariño, soy amigo de tu papá, Thomas Stephan. - Dijo mirando el extremo doblado de mi toalla.
—Llamaré a mamá. ¡Espera! Te va a echar. —Tomé mi tenedor para asustarlo, pero se reía cada vez más.
—Bueno ... bueno... Me voy. Pero vuelvo pronto. —Me revolvió el pelo y me guiñó un ojo. Luego se dio la vuelta y se fue. Mientras se alejaba, dijo algo como : —Pronto haré lo que quiera contigo.
¿Que se salga con la suya? ¿Me acompañaría de vuelta de la escuela? En fin, no quiero distraerme ahora.
¿Quién demonios era ese Thomas Stephan? No puedo esperar que papá tenga buenos amigos. Es un cabrón, y sus amigos también.
Después de cinco minutos escuché la voz de mi mamá. - Eri... prepárate con ese vestido rojo que te trajo tu papá - Gritó desde algún lugar.
Suspiré y corrí a mi habitación, poniéndome el incómodo pero hermoso vestido rojo. No podía creer que tuviera algo tan hermoso. Y para ser más precisa, no podía creer que mi padre, que siempre gastaba su dinero en alcohol, también gastara dólares en mí. Pero en el fondo, había una niña tonta dentro de mí que siempre anhelaba el amor de su padre.
Mi mamá vino y me hizo dos lindas trenzas francesas. Me aplicó un poco de maquillaje natural y me hizo mirarme en el espejo. Me quedé boquiabierta al verme guapa por primera vez. Mi cabello estaba impecablemente peinado. Mis cejas estaban ligeramente iluminadas y el brillo rojo cereza completaba mi look.
-Aquí está mi princesa lista para su gran día- Me picoteó la cabeza y me bendijo.
Tomé mi bolsita, donde llevaba mi pañuelo y dos o tres barras de chocolate. Siempre llevaba barras de chocolate conmigo, ya que me daba hambre a menudo y me mantenían con fuerzas.
—Eri , espera, princesa. —Mi mamá vino con un hilo de colores vibrantes en la mano. Me pidió que sacara la mano derecha y me lo ató en la muñeca como si fuera una liga.
- ¿Qué pasa mamá? - Le pregunté.
Sabía que era una mujer religiosa, y yo también . —Es un hilo sagrado, cariño. Te protegerá del mal de ojo y de los hechizos. Es un hilo especial. Conseguirás lo que quieras, pero no lo desates jamás. ¿De acuerdo? —preguntó , arqueando una ceja.
- Está bien mamá – dije alegremente.
—Mucha suerte, cariño. Ahora vámonos. Te llevaré al festival de camino al bufete —dijo , y me sujetó el dedo como si fuera un bebé y me fuera a perder en cuanto me soltara.
