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Capítulo 11: Es mejor que te cases lo antes posible

Al oírlo, Alonso preguntó deliberadamente:

—Entonces, ¿por qué no lo invitas a cenar en casa? Ya que has decidido salir con él, es mejor que lo lleves a casa para que lo conozcamos.

Catalina se sintió un poco asustado al ver a un Alonso así. Su hermano mayor siempre había estado siendo muy amable y considerado con otros y nunca había tenido una cara tan sombría como ahora.

Ella se apresuró a explicar:

—Acabamos de empezar a salir. ¿No es demasiado abrupto invitarlo a nuestra casa?

—No es nada abrupto. No sabes mucho de ese tipo al que has conocido en la cita a ciegas. Como tu hermano mayor, tengo la responsabilidad de examinar bien si ese hombre es indicado para ti. Caty, de todos modos, no puedes estar con cualquier hombre solo para hacerme desesperar y abandonar mis sentimientos por ti.

El tono de Alonso se hizo un poco urgente e incluso su expresión se volvió fea.

Catalina negó apresuradamente con la cabeza:

—¡Qué va! Fonsi, nunca lo haré así.

—Caty, ¿acaso realmente no puedes entender los sentimientos que tengo por ti durante tantos años? ¿De verdad solo me tomas como tu hermano mayor?

—Hermano, estás loco. ¡Suéltame! Me duele mucho...

—¡No me llames por hermano! ¡¿Por qué tengo que ser tu hermano?!

Dicho esto, Alonso la cogió en sus abrazos y la besó en boca de improviso antes de que ella pudiera resistir.

Catalina se quedó completamente pasmada en el acto, con los ojos bien abiertos, sin saber cómo reaccionar por un momento.

Y fue en ese momento en que Laura abrió la puerta desde adentro porque había escuchado ruidos afuera.

—¡Caty, Fonsi! ¡¿Qué estáis haciendo?!

Por fin, Alonso soltó a Catalina. Sin embargo, antes de que Catalina pudiera explicar algo, su madre se adelantó y le dio una bofetada pesada en la cara.

Probablemente, a causa de la fuerza excesiva, la espalda ya torcida de Laura se empeoró y tuvo que apoyarse en el marco de la puerta para no caerse. Se quedó tan enfadada por lo que acababa de ver que le señaló a su hija con el dedo tembloroso:

—¡Catalina! ¡¿Sabes qué ridiculez estás haciendo?! ¡Me muero de enojo por tu culpa!

Al ver que su madre estaba a punto de caerse, los dos se apresuraron a sostenerla bien a la vez.

Alonso confesó francamente a su madrastra:

—Mamá, todo esto no tiene nada que ver con Caty. Toda la culpa es mía. Soy yo quien tienes afectos por ella.

No obstante, ¿cómo Laura podía culpar a Alonso? Después de todo, este no era su hijo biológico, por lo que solo podía echar la ira a su propia hija.

Laura advirtió seriamente a Catalina:

—Si te atreves a hacer algo tan escandaloso, no te reconoceré por hija.

Catalina negó impotentemente con la cabeza, de repente se arrodilló frente a su madre y juró:

—Mamá, te prometo que no tendré ninguna aventura con Alonso jamás. Si lo tuviera, ¡que me partiera el rayo!

***

En el dormitorio, Laura estaba acostada en la cama mientras Catalina se sentaba a su lado. Alonso, a su vez, estaba sentado muy frustrado en el sofá de la sala estar.

Había pensado que solo su propio padre se oponía a que él mismo estuviera con Catalina, y no esperaba que su madrastra también estuviera en contra fuertemente. ¡Lo más peor para él era que Catalina parecía no estar de su lado!

—Mamá, no llores más. Te prometo que no tendré nada con Alonso.

Laura la tomó suavemente de la mano a su hija y habló con los ojos llorosos:

—Caty, sabes mejor que nadie la situación especial en nuestra familia. Los rumores son temibles e hirientes, no quiero que quedes en ridículo y sufras más agravios y burlas en el futuro.

—Mamá, entiendo lo que quieres decir —contestó Catalina.

—Caty, sé que solo consideras a Fonsi como tu hermano mayor, pero él no sientes algo más por ti. Tu papá me lo ha contado todo y no ha podido dormir bien estos días por esto. Para nosotros, tú y Alonso solo sois hermanos y nada más, y de ninguna manera no podremos aceptar que estéis juntos como pareja. Sin embargo, Fonsi es un chico muy obstinado y no es fácil cambiar sus pensamientos. Si este asunto no se soluciona de una manera radical, Fonsi no se rendirá fácilmente y seguirá tener ilusiones contigo.

Catalina frunció el ceño levemente y preguntó:

—Mamá, ¿qué crees que puedo hacer por el momento?

Laura le dio palmaditas en el dorso de la mano y dijo impotentemente:

—Ahora la mejor manera para resolverlo todo es que te casas lo antes posible.

***

La Ciudad Tando no desaceleraba su ritmo debido a la noche. Los metros abarrotados todavía circulaban a toda velocidad por la ciudad enorme y los pasajeros iban y venían por las calles bulliciosas con mucha prisa. Era una ciudad que nunca dormía.

Catalina vagabundeaba sola y desorientada por calle como una alma perdida, sin saber adónde ir.

De repente, vio a una figura que le sonaba en la cafetería al otro lado de la calle. Era Emanuel.

Catalina se detuvo en su lugar por unos momentos y se acercó hacia donde estaba el hombre lentamente.

Emanuel se sentaba a la mesa cerca del ventanal transparente. El café estaba iluminado por unas luces amarillentas y cálidas, creando un ambiente bastante cómodo y relajante. Tal lugar no era adecuado en absoluto para Emanuel, quien siempre seria e indiferente, pero era buen sitio para una cita a ciegas.

Enfrente del hombre, estaba sentado elegantemente una chica hermosa, quien llevaba un vestido de color beige y estaba charlando alegremente con Emanuel.

Al ver esta escena, Catalina esbozó una sonrisa amarga y se dijo a sí misma en el interior.

«Catalina, te he dicho muchas veces que este hombre, con tantas buenas condiciones, no tiene ningún motivo para elegirte. Mira, ya tiene otra mujer mejor para él mismo.»

Justo cuando ella estaba a punto de irse, Emanuel levantó la vista, miró afuera y se encontró con sus ojos. Catalina le hizo un gesto levemente con la cabeza, se dio la vuelta abruptamente y salió corriendo.

Inmediatamente, Emanuel se levantó de un salto, dejando un poco sorprendida a la chica sentada enfrente, y dijo rápidamente:

—Disculpe, pero tengo que irme ya.

Dicho esto, salió de la cafetería y alcanzó a grandes zancadas a Catalina.

—¿Qué pasa? —le preguntó Catalina con un tono indiferente.

Mirando la expresión molesta de la mujer, Emanuel sintió algo de gracia y le dijo seriamente:

—Creo que debo darte una explicación.

—No hace falta —Catalina fingió estar tranquila—. Es tu libertad con quién citas y no necesitas explicarme nada.

Cuando los dos hablaban, esa chica que había tenido la cita a ciegas con Emanuel les alcanzó corriendo y preguntó ansiosamente:

—Emanuel, ¿adónde vas? Espérame un momento.

Emanuel la tomó de la mano a Catalina de una manera bastante natural y dijo a la chica:

—Esta es mi novia, Catalina Venegas —luego miró hacia Catalina y siguió diciendo—. Caty, esta señorita es Agustina Gutiérrez.

Tanto Catalina como Agustina se quedaron estupefactas al escuchar las palabras que pronunció el hombre.

—¡Oye! ¡¿Quién dice que...?!

Antes de que Catalina pudiera terminar, Emanuel la cogió en los abrazos y dijo con un tono mimado:

—Cariño, por favor, no te enfades más. ¿Quieres ir al cine? Te acompaño, ¿vale?

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