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Lo primero que vi cuando me desperté en esa habitación del hospital fue la cara de enojo de Lucio y luego la cara desagradable de Janet.
- ¿Estoy siendo vigilado mientras duermo ahora? - Pregunté sentándome en la cama.
- Señor...
- No fue nada Lucio, el doctor Alves debió decir lo mismo de siempre, estrés y bla, bla, bla .
- Tienes que tomarte unas vacaciones. - aconsejó y se ríe.
- Muy gracioso Lucius, ¿cómo voy a tomar vacaciones si hoy en día hasta cuando me llaman para almorzar es para engañarme y trastornar mi vida? - Pregunté mirando a Janet quien desvió la mirada.
- Ahora que estás despierto y bien, me voy. - dijo agarrando su bolso.
- Janeth. - Llamé y ella se detuvo en la puerta mirándome. - Dije que no me gustaría pasar por encima de ti. - Me acordé y ella solo se quedó mirándome mientras me iba.
- Señor, ¿qué le gustaría cenar? preguntó Lucio.
“Llama a Lindsay, pídele que se ponga en contacto con el abogado, seguiré con el caso de agresión contra el oficial. - ordené acostándome de nuevo .
- Señor... No tiene que hacer eso. - suspiró Lucius y yo me giré hacia el lado opuesto cerrando los ojos.
- Eso es todo, ya puedes irte.
- Está bien, le pediré a Lindsay que entre tan pronto como llegue. – me advirtió saliendo de la habitación y suspiro mirando fijamente la pared frente a mí.
Habían pasado demasiadas cosas, habían pasado demasiadas cosas, así que no podía rendirme ahora. Verse obligado a escuchar a ese anciano elogiar a su hijo como si fuera el mayor logro de su vida no podía doler así, no podía quedarse así.
Janet es comprensiva, la forma en que se dedica a la empresa es inocente, pensando que eso es lo que su padre querría para ella, perdió la vida por esa empresa, sin duda esperaría que ella encontrara algo mejor.
¿Qué padre de verdad no querría lo mejor para sus hijos?
-Andy . _ - Escuché la voz de Lindsay y me di la vuelta sentándome en la cama. - Estás exagerando otra vez, ¿no? - sonrió dejando el bolso y las bolsas que cargaba en el sillón.
- No estoy exagerando, la gente sí. - le aseguré y Lindsay sonrió sentándose en el borde de la cama.
- Ya hice lo que me pediste, el proceso debe ser entregado mañana al departamento de asuntos internos y mañana debe ser retirado. - dijo recogiendo una de sus bolsas. - Traje algunas frutas y algo de vitamina C para ti.
- Gracias. - Sonríe tomando la botella naranja.
- Tienes que cuidarte mejor, estamos en la tercera vez este mes, no puedes hacer tantas visitas al hospital. – sonrió quitándose el abrigo y tomó el cuchillo que había venido con la merienda, comenzando a pelar la manzana.
- Es bueno tener un cambio de aires de vez en cuando. - Dije apoyándome en la cama y Lindsay sonrió. Ahora todos los accionistas están con él, ¿no?
- Están muy satisfechos con los cambios que ha realizado. - suspiró. - Pero sabemos que esto no es permanente, aún no ha resuelto el tema del capital de la empresa y todavía hay muchos trabajadores con salarios atrasados.
- Una persona que trabaja sin cobrar puede estar muy insatisfecha, y un grupo de ellos así puede ser muy útil.
- ¿Qué piensas hacer ahora? - preguntó entregándome la manzana y sentándose de nuevo en la cama.
- Tú como siempre mi salvadora Lindsay. - sonreír. - Me ayuda a tener ideas increíbles.
- Para eso estoy aquí, señor. Parpadeó, alisándose el cabello. - Siempre .
Finalmente hoy era mi día libre, últimamente estaba trabajando de domingo a domingo desesperadamente y ahora, por fin, teníamos un poco de ventaja.
Me estiré en la cama sintiendo el calor del sol en mi piel y sonreí, respirando.
Lucio me había llamado para avisarme que Andy había sido dado de alta esa mañana y ahora estaba en su habitación de hotel.
No podía sentirme culpable por simplemente hacer mi trabajo, así como él tenía sus objetivos, yo tenía los míos.
Me levanté de la cama con la idea de hacer huevos revueltos para el desayuno y así lo hice, pasé buena parte de la mañana holgazaneando en el sofá y luego me puse a hacer un poco de limpieza para ordenar el desorden.
Alrededor de la hora del almuerzo, Tony llegó a casa y lo miré sorprendido.
- Pensé que trabajaría todo el día hoy. Él sonríe, dejando caer el paño que pasó sobre el mostrador. - ¿Todo bien? Pregunté cuando permaneció en silencio.
- Me rechazaron. - Dije después de unos minutos y abrí los ojos como platos.
- ¿Qué? ¿Porque?
- Se presentó en mi contra un caso de agresión física a un civil en Asuntos Internos. Suspiró, apoyando su cabeza en sus manos y me acerqué a él en el sofá.
- Pero, pensé que eso ya estaba descartado. susurré, sintiendo un nudo en la garganta.
- Terminó. él susurró. – Mi carrera ha terminado.
- No, lo siento. Murmuré, bajando la cabeza. "Lo arreglaré, te prometo que lo arreglaré". - dije corriendo hacia la habitación mientras él me miraba confundido.
Rápidamente me cambié de ropa, maldiciéndome un millón de veces por olvidar lo bajo que estaba Andy . Shark podría ser.
Me sequé las lágrimas de la cara y agarré mi bolso prometiéndole a Tony que volvería pronto con todo arreglado.
El taxi atravesaba las calles de Nueva York, me temblaban las manos del nerviosismo, estaba sucio, el ser humano más despreciable que había conocido y maldije el maldito día que me puse frente a él.
Cuando el taxista se detuvo frente al hotel, le entregué unos billetes y corrí hacia la recepción.
- Estoy aquí para ver al invitado del ático. - Yo dije.
- Solo un minuto. – preguntó la mujer pelirroja levantando el teléfono. - ¿Su nombre?
- Janet Michels. Murmuré con impaciencia y la mujer asintió, informando a la persona al otro lado de la línea.
- Puede subir. – dijo y le dio las gracias, dirigiéndose al ascensor.
Tan pronto como el ascensor llegó al ático, Lucio me recibió en la puerta con una sonrisa triste, como si ya supiera el motivo de mi llegada.
- El Sr. Andy está terminando su baño, puede esperarlo en la sala, por favor. – preguntó llevándome a la habitación y saliendo poco después.
Seguí de pie cerca de la ventana sin poder quedarme quieto, tal era mi ansiedad.
No sabía qué hacer con lo enojado que me sentía. Andy no tardó en aparecer en la habitación pasándose la toalla por el pelo y me miró sonriendo entonces.
- ¿A qué debo el placer de la visita? – preguntó con cinismo apoyándose en la barra de la habitación.
- ¿Cómo puedes estar tan sucio? pregunté con incredulidad.
- Acabo de ducharme Janet, no me ofendas. Él sonrió, cruzándose de brazos .
- ¿Porque hizo eso? Tony no hizo nada para que destruyas su carrera de esa manera. - Me enfurecí.
- Me golpeó, o sea, no hizo nada, no es verdad. - se encogió de hombros. “Le advertí a Janet, y nunca le advierto a nadie, pero aun así me tomé la molestia de advertirle que no se interpusiera en mi camino.
- Destruyes todo solo por lo que quieres, eso es ridículo.
- No retiraré el proceso, esta vez iré hasta el final. - dijo acercándose.
- Hago cualquier cosa. susurré con cansancio. "Haz lo que quieras conmigo, pero no lo hagas con él". Andy me miró sorprendido cuando se detuvo en medio de la habitación .
El silencio se prolongó durante unos minutos, su mirada me analizó a fondo y después de un rato suspiró, deslizando sus manos en el bolsillo de sus pantalones de chándal.
- Abandonar. - ordenó. – Renuncia y renuncia a todo lo que es importante para ti, tan pronto como pueda, retiraré el proceso y lo descartaré definitivamente. Dijo mirándome.
- ¿Es eso lo que quieres? Pregunté, tragando las lágrimas.
- Sí, eso es lo que quiero. – asintió sin dejar de mirarme y respiré hondo agarrando mi bolso y caminando hacia la puerta.
- ¿Por qué te molesta tanto que trabajo en un lugar que me hace feliz? pregunté mirándolo.
- Porque sé que siempre te interpondrás en mi camino con tu forma de fastidiar y tu sentido de la justicia. ¿De verdad crees que a tu padre le encantaría verte sacrificar tanto por una empresa que ni siquiera te pertenece?
- No hables de mi padre. - Yo envié.
- Esto es una estupidez, ¿crees que a tu padre le encantaba perder cada fiesta, cada cumpleaños, cada viaje familiar por alguien que hoy en día ni se acuerda de él? Despierta Janet, vas por el mismo camino inútil que él.
- ¡ Andy , basta! Grité mientras me acercaba a él de nuevo y él sonrió.
- ¿Crees que estaba feliz de ser un felpudo? ¿Es por eso que quieres proteger tanto a esta empresa? - susurró y golpeé mi mano en su rostro, sintiendo mi respiración agitada .
- Mi padre no era el felpudo de nadie, no tienes derecho a hablar de él.
- Creo que tienes potencial para convertirte en mucho más Janet, de verdad que sí. Él sonrió, encogiéndose de hombros. “Mucho más que un felpudo.
- Haré lo que me pidas. – me aseguré, recomponiéndome. "Renunciaré a todo solo para que me dejes en paz, y espero no tener que volver a ver esa cara podrida que tienes". – dije, dando un portazo y sin importarme la presencia de Lucio, lloré.
Lloré por el maldito día que me crucé en su camino, antes de ir a la empresa a solucionar todo de una vez.
Cuando llegué, Susana me miró sorprendida de estar allí en mi día libre, pero simplemente me senté en mi escritorio y comencé a escribir mi carta de renuncia.
