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Capítulo 9

Ella solloza sin parar hasta que oigo el portazo. Pero al menos ahora estoy solo. Bueno, no del todo. Solo estoy yo y mis heridas supurantes aquí en el maldito suelo del baño. Me deslizo lentamente por la pared, y hasta la sensación de frío me dan ganas de retroceder. Una vez de pie, golpeo la pared que tengo delante con todas mis fuerzas.

Detesto esta sensación. Esta sensación de que mi pasado es como un lodo oscuro pegado a mi piel, a mi alma, a mi... todo ... Lentamente se envuelve alrededor de mi corazón como una tenaza hasta que ya no late en mi pecho, hasta que soy este puto cascarón hueco de un hombre.

Odio el trastorno de estrés postraumático.

Estoy súper feliz de no tener que trabajar hoy. Además, estoy feliz porque es sábado y estoy en la discoteca de mi mejor amigo. Aunque sea la discoteca donde suelo atender, me da igual porque estoy fatal. Cuando tienes los contactos adecuados, puedes borrarte la mente de la existencia. Ah, y además puedes conservar tu trabajo.

Miro hacia la pista de baile y observo los cuerpos que giran desde la sección exclusiva que Trevor tiene por encima de todos los demás. Puede que haya gente ahí fuera, pero ahora mismo me parece un borrón de colores. Agarro mi bebida del alféizar y me la bebo entera de arriba abajo. «Jodido» ni siquiera me sirve de palabra. El techo se está derritiendo con la pared.

Me froto la cara con las manos con fuerza. Ni siquiera siento las manos. No siento casi nada, y ese era precisamente el propósito de venir aquí. ¡Oh, mierda ! Cierro los ojos mientras otra ola maravillosamente adormecedora me recorre. Casi puedo sentir el bajo de la música vibrando por mi cuerpo.

Abro los ojos, pero tarda casi un siglo en abrirse del todo. Al menos eso parece. El mundo se ralentiza a mi alrededor y es una sensación maravillosa. Bueno, aparte de estar con Mónica anoche.

¿Qué carajo? No.

Me doy la vuelta bruscamente y me dirijo al bar privado. Creo pedir algo de beber. Al menos estoy bastante seguro de ello. Ya no siento la cara ni la boca, así que no sé si puedo articular palabra. El tipo me pasa un vaso de algo, lo que me indica que sí. Lo devuelvo de golpe, golpeando el vaso contra la barra al terminar.

¡Joder, lo rompí! Ups...

—Jike , deberías bajar el ritmo. —Trevor parece un poco preocupado, pero debería callarse porque tiene diez caras ahora mismo. No sé a cuál prestarle atención mientras dice: —No es que yo sea mejor, pero joder, tío. Nunca te había visto tan mal .        

Ja. Dice el tipo con diez, espera, doce malditas caras.

No respondo. Me encojo de hombros porque temo que si abro la boca, se dará cuenta de lo mal que estoy. Ahí es cuando la última copa se cuela en mis venas. Un, dos, tres... Las luces están encendidas, pero no hay nadie en casa. Jike ya no vive aquí.

-&-

Mi cabeza. Oh, mierda. Mi cabea ...

Gimo con fuerza mientras me tapo el ojo derecho con la palma de la mano. ¿Qué hora es? ¿Qué día es? ¿Qué año es? Joder, ¿en qué siglo estoy? Intento abrir los ojos. Intentar abrirlos es como levantar un peso enorme ahora mismo. Una vez que por fin consigo abrirlos, miro a mi alrededor.

Bueno, primero, sigo en el club. Supongo que es algo bueno porque significa que no me fui ni hice ninguna tontería anoche. Espera, mejor dicho, ¿por qué me duele tanto el ojo derecho? Sí, definitivamente hice una tontería. Siento algo a mis pies. ¿Qué demonios es eso? Bajo la vista y veo a una mujer en tanga acurrucada a mis pies como un maldito gato doméstico.

Le hago una mueca. Dime que no metí la polla ahí. Por favor, dime que no me follé a esa mujer. Parece que tiene clamidia. Si la tuviera, espero de verdad haber tenido el buen juicio de envolverme la polla dos veces y luego envolverla en film transparente. Al menos tengo los pantalones puestos, pero ¿dónde cojones está mi camisa?

- Bueno, tengo una buena historia para ti. - La voz aturdida de Trevor viene desde el otro rincón de la habitación.

—Ni siquiera quiero saberlo. —De verdad que no. De verdad, de verdad, absolutamente no quiero saberlo, porque sé las tonterías que soy capaz de hacer.

— Créeme, este es probablemente uno de mis favoritos hasta ahora. — Puedo decir por la risa tonta que hace que probablemente no me voy a divertir mucho conmigo mismo.

—Oh , bueno, eso es jodidamente fantástico, Trev. — Me alegra que mis desmayos diviertan a alguien.

- Cora, la chica que básicamente te abraza los pies, - me estremezco ante la palabra - tiene marido. -

—Claro que sí. —Me tapé la cara con ambas manos y gimí—. Bravo, Jike .

Estaba coqueteando contigo para que no fuera demasiado duro contigo mismo. Y, sinceramente, ni siquiera entiendo por qué lo hacía, porque apenas hablabas. Bueno, en fin, tú ...

Levanto la mano y la interrumpo: —Aunque sea un completo imbécil, soy un imbécil guapo. A la mayoría de las mujeres les gusta esto —la señalo— , quieren una buena polla y un buen polvo. Eso y probablemente vean el letrero de neón brillante de "joder y chupar" en mi frente.

Hace una mueca y pone los ojos en blanco. - Eres tan jodidamente arrogante, Jike . -

- Sí, pero también tengo a la ama de casa de otro hombre acostada a mis pies como un obediente labrador retriever. - Un labrador amarillo específicamente porque es rubia.

Él suspira. - Es cierto, pero aun así, le dijiste algo sobre poder follarla tan fuerte que verá un eclipse lunar o... algo por el estilo. -

-Suena correcto.-​ Joderme a mí y a mi gran boca.

- Desafortunadamente para ti, su marido estaba allí y te dio un puñetazo en la cara .

Eso lo explica. El dolor punzante en mi cráneo no se debe solo al abuso de sustancias, sino también al maltrato físico. Conozco ambos demasiado bien. Bienvenido de nuevo al mundo de la oscuridad, Jike .

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