Capítulo 2
- Siempre ayuda hablar con un desconocido. - Sonrío intentando parecer igual de sexy que él. - Sí, bueno, yo no voy a abrirle mi corazón a cualquiera. - Apoya los brazos en la barra y gira la cabeza hacia mí.
—¿Seguro ? Quizás pueda ayudarte. —Arqueo una ceja y sonrío con suficiencia. Él sonríe y, ¡ay, Dios mío!, es fascinante. —Necesito un trago antes de empezar a hablar. —Justo entonces sale el camarero y le da su bebida recién hecha. Toma un trago grande y siento un calor intenso.
Incluso se ve sexy bebiendo. Observo cómo su nuez sube y baja. Me lamo los labios y aparto la mirada. —¿Entonces supongo que no eres de aquí? —pregunto . —No . Me acabo de mudar de Inglaterra por trabajo. —Sonríe con suficiencia. —Inglaterra , eso explica el acento. —Lo miro a los ojos azul oscuro y sonríe.
Me aclaro la garganta y, sin querer, tomo un trago. Mierda, esto sabe asqueroso. —Parece que tú también has tenido un mal día —dice mirando mi vaso vacío—. Bueno , es mi cumpleaños y preferiría estar en casa leyendo un libro. —Suspiro— . Bueno , feliz cumpleaños... eh —Lo miro y me río.
—Soy Cristina . —Apoyo la cabeza en mi mano y me giro hacia él intentando ser seductora—. —Cristina . —Mi nombre en sus labios no debería sonar tan seductor , pero lo es. Me muerdo el labio y él da otro sorbo sin apartar la vista de mí.
—Podría pedirle al camarero que me traiga un trozo de pastel con una vela —sonríe—. Espera , ¿ tienen pastel aquí? —Abro los ojos como platos. Soy muy goloso y que me lo dé un desconocido me ayudará. —Camarero —grita— . Dame un trozo del mejor pastel que tengas. —El camarero asiente.
- Gracias... eh ... - Sonrío. - Es Hector Rodriguez. - Se lame el labio inferior como si esperara algo. - Hector, - susurro y eso le hace sonreír.
Me mira fijamente como si quisiera que lo repitiera. Bebo mi bebida tan rápido que no tengo tiempo de procesar lo que acabo de hacer. —¿Cuántos años tienes? —pregunta.
Pienso en mentir, pero ¿de qué serviría? Soy mayor de edad.
—Veintidós , ¿y tú , Hector? —pregunto— . Tengo veintiocho. Quizás un poco mayor. —Sonríe con suficiencia y yo me río. —Para nada mayor. Eres bastante joven todavía —digo .
—Dime , ¿por qué están bebiendo a tragos en el bar? —pregunto— . Mi exesposa es una loca. —Suspira— . Se coló en mi casa solo con una bata. Pero no pienso volver con ella. —No puedo evitar reírme y él me sonríe. —Perdona . Parece una locura , eso es todo. Por suerte, nunca he tenido una ex así. —Me río.
—Oh , créeme que no querrías hacerlo.—
Después de un rato de charla y risas, me dice que debería irse a casa. —Es tarde, creo que debería irme a casa. —Miro la pista de baile y veo a las chicas divirtiéndose frotándose con los chicos. —Oh —digo frunciendo el ceño . Esto es lo más cerca que he estado de salir con otro chico.
que no me divertía tanto. Me entristece pensar que se vaya. —Oye —decimos ambos al unísono y sonreímos—. Tú primero. —Me río. —Sé que nos acabamos de conocer —suspira— . No quiero que nuestra noche termine así. ¿Podría llevarte a mi casa ?
Con lo mucho que he bebido, digo que sí sin pensarlo. Me levanto del asiento y le tomo la mano.
No recuerdo todas las risas que nos reímos en el coche mientras me llevaba a casa. Estaba nerviosa. Estaba a punto de tener mi primera vez con un desconocido en su casa. Les escribí a mis amigos para decirles dónde vivía, por si necesitaban venir a buscarme.
Sin embargo, mi nerviosismo desapareció en cuanto entré en su casa y me arrinconó suavemente contra la pared. —No tienes por qué estar nerviosa. —Bajé la vista hacia sus labios deseando que me besara, pero no lo hizo. En cambio, me dio besos suaves en cada lado del cuello.
Durante minutos gimo, rogándole entre gemidos que me bese. Finalmente levanta la cabeza y me mira a los ojos. Tengo que inclinar la cabeza solo para verlo. Es tan alto que probablemente no podría besarlo ni en las puntas de mi Tippie.
- He querido besarte desde que me hablaste por primera vez en ese bar. - Él gime y yo separo mis labios y exhalo un suave gemido. - Entonces bésame Hector. - Ronroneo.
Sonríe con suficiencia y luego baja sus labios a mi oído. —No soy el tipo de hombre que te da lo que quieres, Cristina . Tienes que esforzarte para conseguir el beso. —Sus ojos brillan juguetonamente.
Saco el labio y recorro su bíceps con la mano. —¿Qué quieres que haga? —pregunto . Sonríe con suficiencia.
-Haz que quiera el beso. - susurra.
- ¿No lo deseas ya? - Inclino mi cabeza hacia un lado dejando que mi cabello caiga de mi hombro.
Sé lo que quiere. Tengo que volverlo loco por este beso, igual que estoy ahora mismo.
—Sí , pero quiero que me vuelvas loca. —Me mordisquea la oreja y siento un charco de humedad en mi ropa interior. Me aclaro la garganta.
—Señor Rodriguez. Si no me besa ahora mismo... mis bragas estarán tan mojadas que tendré que quitármelas sin su ayuda. —Me muerdo el labio y gimo. Siento su firme presión contra mi pierna. —Tendré que tocarme con solo el recuerdo de sus labios en mi cuello. —
Me empieza a dar vergüenza toda la charla sucia que le digo a un desconocido. Me siento empoderada solo por cómo me mira. Se imagina todo lo que le digo con todo detalle.
—Has ganado, Cristina . ¡Qué ganas de sentir lo mojada que estás por mí! —Gime en mi oído. Está a punto de besarme cuando suena mi teléfono. Me muerdo el labio y se aparta. No, eso es lo contrario de lo que quiero que haga. —Deberías entender eso. Voy a traernos un vaso de agua. —Saqué el teléfono del bolsillo.
