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Capítulo 1

Dejo el teléfono y busco mi brillo de labios. No lo encuentro por ningún lado. ¡Qué tontería! Busco en el único sitio donde no lo he buscado. Debajo de la almohada. Está justo donde lo esperaba. Dejo escapar un suspiro de alivio. De verdad, creo que mis amigos me dejarían si no estoy lista.

¡Soy yo! Cristina Jones. Soy una estudiante universitaria de 10 años que acaba de empezar las clases. Es mi penúltimo año de universidad y estoy celebrándolo con mis amigos. Normalmente estaría en la cama estudiando, pero mis amigos me obligaron a prepararme.

Supongo que esto es karma por hacerme amigo de los fiesteros. Salgo de mi habitación y bajo las escaleras. Vivo solo en una casa de dos plantas. Es pequeña y asequible. Justo lo que necesito para terminar mis cuatro años de universidad.

Mis padres están explorando su vida salvaje en todo tipo de países. Me dejan solo con mi abuela para visitarlos. Planeo visitarlos antes de mi primer día de penúltimo año.

Salgo de casa y mi amiga Cali toca la bocina. —Date prisa o nos vamos sin ti —dice con una risita— . Bueno, voy. —Camino a toda velocidad con estos tacones ridículos . No sé cuánto aguantarán mis pies esta noche con ellos.

En cuanto subo al coche, las chicas empiezan a animarme. —Esta noche te voy a sacar de tu caparazón. —Salen me guiña un ojo—. Que no salga de fiesta no significa que viva en un caparazón. —Pongo los ojos en blanco. —Tú tampoco socializas. —Comentó Malinda. Tienen razón. Yo no socializo, pero tengo mis razones.

—Somos tus únicos amigos. —Selen se encoge de hombros—. En serio, necesitas más. Apenas sales de casa. —dice Cali—. No necesito más amigos. Estoy tan concentrada en la escuela que apenas tengo tiempo para los que tengo.

—No necesito más amigas. Solo saldré con vosotras esta vez. —Les impido hablar a todas. —Bueno , pienso aprovechar esta noche al máximo. —Todas las chicas se ríen un poco. Tengo un mal presentimiento sobre esta noche.

Llegamos al club una hora después. ¡En serio, tardamos una hora en llegar! Uf, no volveré a salir. —No tenemos que hacer fila, chicas. Conseguí entradas VIP. —Cali me guiña el ojo. —Bien hecho, Cal. Me habría muerto haciendo esa fila. —Malinda suspira.

Cali le entrega nuestras entradas al guardia de adelante y nos deja entrar. Nos ganamos algunas quejas de todos los de atrás. Al entrar, casi me quedo sin aliento. El club es precioso. Pensé que iba a ser pequeño y apestoso, pero es grande. Probablemente haya mil personas aquí. Todo el club es azul y la zona VIP es un bar con algunas mesas. Supongo que esos son nuestros asientos.

Todos los hombres llevan traje y las chicas vestidos cortos. Este lugar no parece muy informal. Su código de vestimenta también es peculiar.

La gente en la pista de baile se frota al ritmo de la música. Bailando y perdiéndose. Estoy realmente impresionado. —¿Cómo encontraron este lugar? —pregunto— . Me lo recomendó un amigo mío —dice Cali .

Las chicas y yo no preguntamos más. Sabemos que Cali se acuesta con todos sus amigos. Me sorprende que aún no haya sentado cabeza con al menos uno.

—Vamos a tomar algo primero, chicas —dice Selen, y se va a tomar algo. Pongo los ojos en blanco y las sigo. Pasamos por la pista de baile y nos dirigimos directos a la barra. Las chicas saben que no bebo. Hay tantas cosas en mi vida que aún no he hecho, y esta no será una de ellas.

—¿Podemos tomar unos chupitos de tequila, mi buen señor? —Melinda le guiña un ojo al camarero, que lleva un traje caro—. Enseguida voy, señoras —sonríe . Desaparece por una puerta y todos nos sentamos. —Eva , elige una. Acostaos esta noche o al menos tomad unos chupitos de tequila. —Cali levanta una ceja—. ¿ Qué os parece ninguno de los dos? —Me cruzo de brazos.

Mis amigos no tienen ni idea de que soy virgen. La verdad es que no tengo ni idea de por qué soy virgen. Desde que mi ex rompió conmigo hace años, no he estado con nadie más. No es que me rompiera el corazón ni nada. Tuvimos nuestras diferencias y simplemente no funcionó.

No éramos el uno para el otro. Desde entonces, no he conocido a nadie con quien valga la pena empezar una relación. Mis amigos le echan la culpa a mis constantes estudios.

—Ninguna de las dos opciones, chica. Eres guapa, así que encontrar un chico será fácil. O podrías tomarte un trago con nosotras. —Justo cuando lo dice, el camarero sale con bandejas de tequila. Las deja y las pone delante de cada una.

Luego se dirige a sus siguientes clientes. —No voy a beber esto. —Aparto las bebidas. Ni hablar de meterme eso en la boca. —Vale , está bien, aguafiestas. —Las tres chicas se toman un trago mientras yo estoy aquí sentado con los brazos cruzados.

—Voy a bailar. Vigila mis bebidas, por favor —dice Melinda, levantándose de la silla—. No estoy tan borracha como para ir a bailar —dice Cali , tomando otro trago. Se gira hacia mí—. ¿ Qué tal tu semana? No te he visto desde el viernes por la noche —pregunta Cali.

—Ha estado bien. Mis padres volvieron a estar fuera del país. La verdad es que nunca me preguntan si quiero pasar tiempo con ellos también. —Suspiro— . Eso es porque ya no son tan jóvenes y quieren vivir a lo grande. Tendrás que decírselo tarde o temprano. —Cali se encoge de hombros— . Tiene razón. Creen que tendrás que decirles que pasen tiempo contigo al menos una vez .

De repente siento que alguien se sienta a mi lado. —Dame un bourbon solo —le gritó al camarero. Su marcado acento británico lo hacía parecer sexy. Me incorporo y me paso un mechón de pelo detrás de la oreja. ¿Qué hago? Su voz no me intimida.

—¡Madre mía, chica! El chico de al lado es el más sexy que he visto. Podemos cambiar de asiento, ya que no quieres tener sexo esta noche —susurra . Le doy un golpecito en el brazo juguetón—. No. No me levanto para que le enseñes las tetas al británico —digo con los ojos como platos.

Primero necesito verlo bien. Me aclaro la garganta y me froto el borde del chupito con el dedo. Puede que no tenga novio, pero sé cómo verme sexy. —¿Mal día? —pregunto sin girarme hacia él ni mirarlo a los ojos. —Sí . No te creerías lo sensible que puede ser la gente. —Suspira . Me giro un poco para mirarlo y, ¡maldita sea!, es alto, de pelo castaño oscuro y ojos azul oscuro. Tiene una mandíbula que podría cortar a cualquiera.

Lleva unos vaqueros negros y una chaqueta de cuero negra. Puedo ver sus brazos musculosos asomando por debajo de la sudadera. Se ve increíblemente sexy. Casi gimo solo de mirarlo. Vuelve la mirada hacia mí y juro que siento un cosquilleo en el estómago.

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