Capítulo 3
Su casa es enorme. Podría perderme si intento caminar. Así que hago lo que cualquiera haría. Lo sigo a su cocina, que es más grande que mi habitación, mi baño y mi vestidor. ¿Será multimillonario?
Contesto el teléfono un poco atónita. —¡Perra , por qué te fuiste a casa con un desconocido! No quería que te acostaras con cualquiera —grita Cali por teléfono.
—Tranquila , Cali. Hector es un buen chico. Ni siquiera hemos pensado en desnudarnos. —Le sonrío con suficiencia y él me mira de arriba abajo.
—Vale , sí, pero aún no —le explico—. Voy
a por ti. No voy a dejar que un desconocido le quite la virtud a mi chica. —Pongo los ojos en blanco—. Bueno , me dijiste que me acostara con alguien , así que eso es lo que estoy haciendo. Incluso me bebí todos esos tragos que me diste —susurro al teléfono.
—Ay , Eva. No debí haberte metido todo eso en la cabeza. No quiero que te arrepientas de esto —dice preocupada.
—No te preocupes. Estaré bien. ¡Me tengo que ir! —Cuelgo el teléfono, frustrada. —Eso no es jugar limpio. —Me cruzo de brazos y lo miro con enojo. —¿Cómo ? —pregunta— . Te volví loco, ¿dónde está mi beso? —Deja nuestras tazas en la encimera y me apoya contra ella.
Se inclina y reclama mis labios. Gimo, sin esperar que fuera tan rico. Le rodeo el cuello con un brazo y le paso el otro por el pelo. Me sujeta los costados, manteniéndome un poco levantada para alcanzar sus labios.
Me siento en las nubes. Me sube al mostrador y uno de los vasos cae al suelo, haciéndose añicos. Nos separamos respirando. —Mierda . Esa era mi taza favorita . —Hace pucheros y me río.
—Dame un minuto para limpiar y te llevo arriba. —Sonríe antes de salir de la cocina. Ese beso me deja sin palabras. Pero no sé qué hago. ¿Y si nos metemos en la cama y no tengo suficiente experiencia? He leído bastante literatura erótica, pero esto es la vida real. No puedo vivir mi personaje ahora mismo.
Saco mi teléfono y miro hacia arriba. - ¿Cómo se siente el sexo para los vírgenes? -
Lo que aparece solo me hace sentir peor. Palabras como doloroso, desgarrador, sangre. —Dejo el teléfono rápidamente en cuanto Hector vuelve con una escoba. —Voy a ser rápido —dice , empezando a barrer—. Perdón por el cristal. —Me río entre dientes—. No pasa nada, solo tengo que buscar en un montón de tiendas para encontrar otra .
Tira el vaso a la basura. —Sígueme —dice . Me bajo del mostrador y lo sigo escaleras arriba. —Tu casa es enorme. —Admiro todas las fotos de él y de lo que parece ser su familia en las paredes. Una mujer y un hombre mayores, un perro precioso, él y otros chicos, y una chica. —Sí . Mi familia es bastante adinerada, pero no me gusta hablar de dinero .
Él dice. —¿Esa es tu familia? —pregunto . —Sí . Mi mamá, mi papá, mis hermanos y mi hermana pequeña. —Sonríe .
Llegamos arriba de las escaleras y él abre la puerta de la habitación. —¡Guau ! —digo atónita . Su habitación tiene una bonita vista de la ciudad. —Sí , es bonita, ¿verdad? —sonríe con suficiencia—. Esto es más que bonita. —Me muerdo el labio y cierro la puerta tras nosotros.
Se gira hacia mí y se lame el labio inferior. Avanza hacia mí con pasos firmes antes de reclamar mis labios. Gimo y me levanta.
Me lleva a la cama y me baja suavemente. —Quítate la ropa , Cristina —dice sin aliento. Me sonrojo. No quiero que me vea quitármela. ¿Y si no le gusta mi cuerpo?
—¿Puedes darte la vuelta ? —susurro—. Si te pone menos nerviosa. —Se da la vuelta y respiro hondo. Me quito la camisa lentamente, dejándome el sostén puesto y luego los pantalones. Cuando levanto la vista, sigue descentrado, pero no lleva ni una sola capa de ropa. —¿Puedo darme la vuelta ya? —pregunta . —Sí . —Me sonrojo.
Se da la vuelta mostrando todo su esplendor. Mis ojos se abren de par en par al ver lo grande que es. Me muerdo el labio mientras la cama se hunde. Se sube encima de mí, observando todo mi cuerpo con su intensa mirada. Me besa el vientre y me estremezco.
—Eres tan hermosa —susurra— . Voy a hacer que te corras tan fuerte, Cristina , que no podrás parar. —Gimo mientras me lame el vientre. Su tacto me arde de deseo. Me envía una sensación nunca antes sentida, que me hace erizar los dedos de los pies.
Sus ojos fijos en mí me hacen sentir sexy. Quiero que sus ojos se queden fijos en mí para siempre. Que nunca mire a nadie más como me mira a mí. Se acerca a mí y me desabrocha el sujetador. Mi sujetador roza lentamente contra mi piel mientras lo desliza, haciéndome gemir suavemente. « Estás sensible » , dice, frotándome los costados con las yemas de los dedos. Dejo escapar otro suave gemido.
Siento una sensación que me recorre de nuevo, apasionada y lenta. —¿Te gusta? —pregunta con una sonrisa . —Sí . —Me gustó. Su simple roce probablemente me haría correrme. Cierro los ojos mientras lo hace de nuevo.
Entonces siento que toma mi pecho en su boca y lo chupa. —Oh —jadeo . Mueve la lengua de un lado a otro y yo le paso las manos por el pelo. —Hector —gemí cuando se apartó. Solo se fue un segundo antes de dedicarle la misma atención a mi otro pecho.
—Voy a tomarme mi tiempo contigo. Te excitaré tanto que me lo supliques —susurra mirándome fijamente a los ojos—. Mmm —es todo lo que puedo murmurar.
Rompemos el contacto visual y empieza a besarme los muslos. —Hector —Intento decir, pero me sale entre un gemido y un llanto. Me muerde la pierna, dejándome una ligera marca roja, y luego hace lo mismo mientras sigue subiendo .
—Me encanta cómo reacciona tu cuerpo. Quieres que te folle, ¿verdad? —pregunta. —Sí , sí —respondo sin aliento—. Bien . Lo haré. —Me roza las bragas empapadas con la lengua y gime. —Siento tu humedad a través de las bragas. —Me aprieta el culo.
- Solo se mojarán más si no me follas. - levanta una ceja mirándome como si quisiera castigarme. - Ábrete más, - gruñe y lo hago.
Me muerde las bragas y las baja con los dientes. Luego sonríe con suficiencia al ver mi coño expuesto. « Tu coño se ve tan delicioso», me mira. No digo nada, solo observo a ver qué hace.
Lame suavemente la parte exterior, pero es suficiente para que me levante bruscamente y pida más. Sin embargo, retrocede. —¿Qué quieres que haga? —pregunta .
—¿Qué ? —Lo miro atónita—. Dime qué quieres, cariño —dice . Él sabría lo que quiero. Quiero sentir el placer del que me hablan literalmente todos mis amigos.
- Te deseo - le digo. - ¿Qué quieres que haga? - pregunta más específicamente.
Sinceramente, no quiero decirlo. Ya es bastante vergonzoso estar desnuda delante de un desconocido. —Fóllame con la lengua —dejé escapar— . Bien . Lo haré. —Baja la cara y mete la lengua entre mis pliegues húmedos. Cierro los ojos mientras se adentra más.
Gimo cuando empieza a devorarme. —Hector . Ah, sí, justo ahí. —Deslizo mi mano por su pelo y lo atraigo más. Me recuesto en su cama mientras su lengua hace su magia. Sus dedos se clavan en mi trasero, acercándome más. Necesitando mi cercanía.
Ya no aguantaba más. Mis piernas empezaron a temblar al llegar mi orgasmo. —Hector , Hector, ¡ay, Hector! —gimo mientras me masturba hasta que me retuerzo.
, cubriendo mi cara avergonzada. Me levanta y lo miro. —Te voy a follar ahora —gruñe . —Vale —susurro exhausta—. ¿Puedo correrme otra vez?
Me acuesta en la cama y rápidamente se sube encima de mí. Mete la mano libre en su cajón. Saca un condón y de repente me entran nervios. Por fin va a pasar. ¿Estoy lista para esto? ¡Sí!
Se lo pone y se coloca entre mis piernas. Sonríe : « Voy a hacerte gritar mi nombre mucho más que antes » .
Gimo mientras se desliza lentamente...
Ambos gemimos al unísono y frunzo el ceño. —Cristina , estás tan apretada —gime—. Joder , ¿eres virgen? —pregunta . Lo miro sin decir nada y él lo interpreta como un sí.
