Capítulo N° 7 El Perdón
Nahim se ha quedado dormido recostado en el sofá de su departamento y se levanta sobresaltado. Ha estado soñando con Dorian, donde ella lo llama y le ruega que regrese a su lado, que lo ama y no quiere que la deje. Ve la hora en su reloj, toma la chaqueta y se dispone a salir.
—Ya es mediodía, como pude quedarme dormido aquí, Dorian debe estar preocupadísima, la deje sola durante 24 horas. Nahim, pero qué bruto eres, eso no se le hace a una princesa en su luna de miel. Y ahora ¿qué excusa le vas a dar? Por lo pronto, espero que esté bien y que esté en casa; de lo contrario, ¡yo me muero!
Mientras Nahim recorre varios kilómetros, desesperado por llegar al lado de Dorian, esta sigue angustiada y sollozando, ya no sabe que pensar, ni a donde ir, porque lo ha llamado infinidad de veces y cae la contestadora, no responde. Él se fue muy enojado y aun no regresa.
En la hacienda “Los Carvajal”, Alicia no se repone de su dolor y llora demasiado; su esposo e hijo se miran sin saber qué hacer. Camilo inquieto y mortificado sale del cuarto y se va hacia la cocina con el celular en la mano. Le está marcando a Nahim.
—Nahim, como estás, disculpa que te llame es que no quiero alarmar a Dorian. ¿Cómo está ella? Mi mamá tiene una crisis porque presiente que le está pasando algo grave a mi hermana.
—Ella está muy bien, cuñado. Mira no te la paso porque salí un momento al centro comercial a comprar algunas cosas que faltan. La dejé meditando, relax y muy feliz. Dile a la suegra que no tiene ningún motivo para alterarse. Yo le prometí que cuidaría de Dorian, aun a costa de mi propia vida. ¿Okey? —Y termina la llamada, sintiendo que se ahoga de incertidumbre, de no saber a ciencia cierta si su princesa está bien.
Por su parte, Dorian también se siente culpable, porque ella lo rechazó y él se alejó, la dejó sola y ahora no sabe cómo pedir perdón. Él no está y no responde a sus llamadas. Piensa llamar a sus padres, o a Lino…
—¡No! Llamaré a Sofía y le contaré lo que pasa. Ojalá pueda ayudarme, ella es mi amiga y me apoyará investigando si le ha pasado algo a Nahim. ¡Eso es lo que haré! —Corre hacia la mesita de noche y toma el celular y marca el número, pero ella no responde al ver que es Dorian. Decide ir a prepararse un té y algo de comer por si llega Nahim.
Le prepara su plato favorito y lo adorna con rodajas de frutas coloridas y un florero lleno de flores perfumadas y de bellos colores. Al mismo tiempo ha rondado en su mente lo sucedido el día anterior, allí en la cocina, como la acariciaba y le quitaba las ropas. Recuerda cuando la levanta con sus fuertes brazos y la sienta sobre el mesón; y en el instante en que pretende penetrarla, ella le da un parado y lo deja como estatua en el sitio.
Mariana llega al trabajo y todos los empleados se miran a las caras y se comunican con la mirada y con gestos, como diciendo, esta regresó con el mismo vestido que tenía ayer, de donde vendrá, porque lo que sí es seguro que de casa no viene. Algunas se atreven a murmurar, que pobrecito del marido, que ha de tener enormes cachos en su frente.
Ella sabe que todos la están criticando, pero no podía presentarse en su casa porque se encontraría con Lino y no tenía preparada una explicación convincente, pero ya se le ocurriría algo. Ya en su oficina se le ocurre la genial idea. Toma el celular y marca, esperando que le respondan.
—¡Buen día, amiga! ¿Cómo estás? ¿Ya regresaste de viaje? Qué bueno, porque estoy en un apuro y necesito de tu ayuda. Ven a mi oficina, por favor. Está bien, te espero, aquí te explico de qué se trata, y gracias. —Ella sonríe, con cara de triunfadora. —Bueno Mariana, ya conseguiste la excusa perfecta. Y podrás usarla cada dos semanas para revolcarte con Nahim. ¡Uuuummmm! Nahim, ¡Nahim! ¡Ya no puedo vivir sin tus besos, sin tus caricias y sin tu fuego!
Dorian, inocente de todo. Su nivel de angustia no es normal, y las lágrimas corren por sus mejillas sin control; camina hasta la sala y regresa a la cocina. Está al borde del colapso y de repente escucha un ruido. —¡Es él, es Nahim, tiene que ser él! —Corre hacia la ventana que da hacia el garaje y lo ve bajarse del auto y desviarse a saludar a Deby. Le ha vuelto el alma al cuerpo. —¡Mi Nahim está vivo y está bien. Ya regresó!
Es demasiada la emoción que siente, y arrodillada une sus manos y mirando hacia el techo, con mucha humildad y arrepentimiento. —¡Gracias, Señor! ¡Muchas gracias por traerme a mi Nahim sano y salvo! ¡Te pido perdón por haber sido tan soberbia, solo TÜ, tienes la potestad sobre nosotros! ¡Yo me rindo a tus pies, Señor!
Dorian está tan concentrada en pedir perdón al Señor, que no se percata de que Nahim ha estado contemplándola con respeto, y se siente tan culpable de verla así, que no puede evitar que sus ojos se llenen de lágrimas. Conmovido, se acerca lentamente a ella inclinándose para ayudarla a levantarse.
Ella se sobresalta y lo mira a los ojos. Se dan un fuerte abrazo y al unísono: —¡Perdón, perdón! —Nahim la mira a los ojos y le dice —¡No, no, no! No tengo nada que perdonarte. Tú no tienes la culpa de nada mi amor. Perdóname tú a mí, por no comprenderte y por abandonarte por tanto tiempo.
Abrazados y besándose, ella le susurra al oído —¡quiero ser tuya, aquí, como quisiste lo fuera ayer! —Nahim sonríe emocionado y feliz, y llora más al escucharla tan dulce y tan inocente, temblando entre sus brazos como la hoja de una planta.
Nahim empieza a acariciarla cómo quien acaricia a una mariposa, con delicadeza para no hacerle daño. La despoja de sus ropas poco a poco para disfrutarla; ella por su parte empieza a quitarle la sudadera y luego baja sus manos y suelta la correa que sujeta sus pantalones e introduce sus manos para masajear su miembro.
Y en consenso, la sienta sobre el mesón y la penetra suavemente mientras ella llena de pasión, le clava las uñas en la espalda y se queja, pero también jadean juntos, disfrutándose el uno del otro.
¡Duele!, sí, pero ella estaba preparada para soportarlo y para que no le importara el dolor, porque su gozo era superior. Termina el primer acto, y la toma abrazada y ella con sus piernas entrelazadas alrededor de su cintura, se la lleva a la sala y la coloca sobre el mueble pero sin soltarla.
En la hacienda “Los Carvajal”, Camilo se regresa a la alcoba y se le acerca a la mamá. —Madre, ya cálmate, hace unos instantes hablé con el cuñado por teléfono y me aseguró que Dorian está perfecta.
—¡Hablaste con mi hija? ¡Dime! ¿Hablaste con ella, que te dijo? —Alicia luce muy intranquila y trata de levantarse, pero se lo impiden.
—Viejita, por favor, estate quietecita, no te alteres, ya escuchaste que nuestra hija está bien. Debes poner de tu parte para que te recuperes, en cualquier momento llama y se va a preocupar si sabe que te sientes mal. Recuerda que se acaba de casar.
—Está bien, no se preocupen, no le digan nada que no quiero estropear su luna de miel.
En esos momentos aparece Camilo con una taza de té. —Madre, tómate el té de manzanilla, ¡te hará bien! La nana está preparando un consomé de gallina para que te recuperes rápido. Te amo. ¡Te amamos!
Comienza el segundo acto, Dorian está de éxtasis en éxtasis, y él, loco de pasión, controlando su instinto animal para no ofenderla ni maltratarla. Continua penetrándola mientras la acaricia y le lame los pezones y la besa. Están al borde del desmayo de tanto gozo y satisfacción, hasta que termina.
A Nahim se le ocurre ahora que quiere poseerla en la cama y luego en la bañera. Entonces, la levanta y se la lleva enganchada aún y ella con las piernas entrelazadas en su cintura, jadea de cansancio y de deseo. —¡Nahim, mi amor, te amo, te amo, te amo!
Mientras se dirigen a la alcoba él la sigue acariciando y besando, la coloca en la cama, y de una vez la penetra, pero esta vez deja que el instinto animal aflore un poco, y la posee con más pasión y locura. A estas alturas, ya él se percató que los pezones son sus aliados para prepararla para el amor.
En otra parte en un bufete de abogados, se encuentra Juan Luis, mortificado porque no puede concentrarse, y preocupado porque desde hace casi dos semanas no ve a Dorian. Él no sabe que ella tenía novio y mucho menos que se ha casado y que está en esos momentos haciendo el amor con otro hombre.
Termina el tercer acto y Nahim levanta a Dorian y la lleva a la tina y se meten los dos para hacer el amor por cuarta vez en menos de dos horas. Él la acaricia y la llena de besos, y la prepara para hacerle el amor nuevamente, y ella no dice nada, solo siente y disfruta. Los dos jadean demostrando cuan compenetrados están. Terminan ya agotados, pero felices.
Dorian se siente complacida, amada y respetada. Así es como ella sueña estar y hacer el amor con Nahim. Salen de la tina y ella toma la toalla y empieza a secarlo con delicadeza desde la cabeza, lentamente hasta llegar a su miembro erecto con ansias de amor. Ella lo cubre con la toalla para secarlo y la deja caer intencionadamente, para inclinarse a recogerla y cuando levanta la cabeza choca sus labios con la espada.
Nahim se estremece y ella lo introduce en su boca, arrancándole alaridos de pasión, se levanta y él la besa y se la lleva a la cama, introduce sus dedos en su vagina y comprueba que está acta, y vuelven a hacer el amor, quedándose dormidos durante cuatro horas.
Despiertan alrededor de las ocho de la noche, y continúan amándose. Luego se dirigen a la cocina a preparar bocadillos para la cena. Nahim recuerda que Deby no ha cenado y corre a llevarle de comer.
A esa hora, Lino se reúne con Mariana, luce un tanto molesto, pero con calma se le acerca. Ella salió del baño y se sentó frente a la peinadora para cepillarse el cabello liso y negro. Está desnuda y Lino aprovecha para meterle mano y besarla. En ese momento ya no le importa nada. Quiere hacerle el amor. La toma de la mano y con un gesto le indica cuál es su deseo.
Ella actúa como si no ha pasado nada y lo sigue a la cama, Lino no se aguanta y le pregunta mirándola fijamente: —Amor, quiero saber. ¡Necesito saber por qué no dormiste anoche aquí conmigo! ¿Dónde pasaste la noche y con quién?
Mariana le quita la ropa y se tira a la cama, pidiéndole que la haga suya. —¡Adelante, soy toda tuya, hazme el amor, sé rudo por favor! —Lino caliente y erecto, la complace y se comporta como todo un macho ejemplar, aprovecha para castigarla por el mal rato que lo ha hecho pasar. No sabía dónde se había quedado a dormir y eso lo inquietaba, pero tiene miedo de que ella lo esté traicionando. Esos pensamientos lo alteran y lo ponen más rudo. Ella grita de dolor y de placer. ¡Esa acabada fue de impacto!
Nahim regresa de darle de comer a Deby, tranquilizándolo porque lo encontró muy inquieto. Al llegar a la cocina recuerda que su cuñado lo llamó preguntando por Dorian. Lleno de remordimiento, decide ponerla al tanto para que llame. Ella toma el teléfono y llama a su hermano Camilo.
—Camilo, ¿cómo están? Me dice Nahim que lo llamaste. —Ella presiente que pasa algo.
—Hola hermanita, estamos bien. Sí lo llamé porque nuestra madre, ya sabes como es. Estaba preocupada por ti, y no quise importunarte, pero no me quedó más remedio que molestar a Nahim.
—Pásame a mi mamá, por favor. —Camilo se desliza al cuarto de su mamá y le pasa el teléfono. —Es Dorian, madre.
—Hija, Dios te bendiga, ¿cómo estás? Perdóname pero no puedo evitar pensar en ti, si estás bien.
—Te amo madre. Me alegra saber de ustedes. Yo estoy muy bien. Debes tranquilizarte, ya te acostumbraras a no verme a cada rato. A mi papá, que lo amo. —Tranca la llamada. De repente suena el timbre de la casa; se miran y se preguntan quién puede ser a esta hora de la noche.
