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Capítulo cuatro

MATT (Primer día de clases)

Me encuentro caminando hacia el instituto para comenzar mi primer día de clases en ese infierno. Si, como leen, el primer día y yo que detesto ser el chico nuevo.

Me coloco mis audífonos para que la música me acompañe el resto del camino que me falta. Al llegar me dirijo a la oficina del director, donde me encuentro con su secretaria.

—Buenos días, soy Matt, el chico nuevo.— digo llamando su atención.

—Claro cariño, pasa, disculpa que no te vi.— me dice regalándome una sonrisa.

—Tranquila— digo.

Camino por el pequeño pasillo y toco la puerta del director, después de escuchar un pequeño "pase", la abro y me adentro en la oficina.

—Buenos días Matt. ¡Siéntate!— me dice un poco alegre.

—Buenos días director, gracias— digo sentándome.

—Toma— dice entregándome una hoja— este es tu horario, la primera clase ya comenzó, pero dígale al profesor que usted es el alumno nuevo y entenderá. No me queda más nada que decirle que bienvenido.— dice con la misma alegría del comienzo.

Pienso que es fingida

—Gracias señor director, me voy a mi clase.— le digo levantándome y caminando hacia la puerta.

—¡Suerte!— oigo antes de salir.

—Gracias, Señor director.— salgo.

Busco en mi horario cuál salón me toca.

A—4

Le doy gracias a dios que vine unos días antes para inscribirme y sé donde queda cada salón.

Me encamino hacia el salón y al llegar toco la puerta. Al igual como hizo el director, el profesor me indico que pasará.

Abro la puerta y me encuentro con muchas miradas llenas de intriga, me volteo hacia el profesor y le digo que soy el alumno nuevo.

—Buenos días, soy matt, el alumno nuevo.— simplemente digo.

—Oh claro, pasa.— me dice — Alumnos, este es su nuevo compañero, se llama Matt— le dice al salón— preséntate.— dice viéndome.

— Bueno, me llamo Matt y vengo de los Ángeles— es todo lo que digo.

El profesor me asigna un pupitre al final del salón, me dirijo hasta este y me siento.

Me llamo Matthew Wells, pero me llaman Matt, tengo 17 años, vivo con mi mamá, mi papá y mi hermano Brad, quien también estudia en el mismo Instituto. Nos mudamos de los Ángeles por el trabajo de papá.

Suena el timbre de receso, salgo del salón y me dirijo hacia la cafetería. A mitad de camino me encuentro con Brad y un grupo de chicos, si que hace amigos rápido.

—Hola hermano, ven acá.— me llama— ¿Cómo te fue en clases?— me pregunta cuando llego a su lado.

—Bien, no me quejo.— le digo encogiéndome de hombros.

—Oye hermano, ellos son Ben, Jev y Drew— me dice señalados a cada uno— ellos te quieren comentar de algo que se nos ocurrió esta mañana.— dice.

—Ok. ¿Qué es?— digo un poco dudoso.

—Pero vamos a la cafetería y allá te comentamos— dice Ben.

Nos encaminamos a la cafetería y al llegar nos sentamos en una mesa, mientras mi hermano iba por unas sodas. Al llegar Brad, sus amigos empezaron a hablarme del tema que dejamos abierto.

—Bueno, el tema es el siguiente.— me dice Ben— se nos ocurrió hacer una apuesta. ¿Quieres entrar?— me pregunta.

—Pero dime algo... ¿Una apuesta sobre qué? ¿De qué se trata?— le digo cruzándome de brazos.

—Bueno, se trata de que te damos todo el tiempo que quieras para conquistar a una chica pero no solo eso— me dice viendo a Brad para que el termine de hablar.

—Debemos hacer la apuesta con una chica virgen para quitarle su "Gran V" hermano. Yo sé que esto es lo tuyo y que no hay apuesta que no ganes Matt.— me dice poniéndome su mano en mi hombro.

—Ok... ¿Y que ganó yo con esto?— Les pregunto.

—Pues una noche con una virgen y plata hermano, plata.— dice Ben riéndose.

—¿De cuánto hablamos?— le pregunto con una ceja arqueada.

—De 500$ por cada uno para él que gane, todos estamos participando. Solo faltas tú y Drew.— dice Brad

—Hecho, pero necesito saber cuáles son esas candidatas.—digo.

—Calma hermano, ya te daremos una lista con los nombres.— dice riéndose.

Esto de las apuestas siempre ha sido lo mío, en mi antiguo instituto, lo hice con muchas chicas que al final siempre se salían del colegio solo para no verme. Nunca me importaron sus sentimientos.

Mis padres siempre nos han regañado a mi hermano y a mí por esas apuestas, pero nunca le hacemos caso. Ellos creen que ahora que nos mudamos nosotros cambiaríamos eso y no nos meteríamos mas en eso, pero no, siempre las hemos hecho y de todo tipo.

Las apuestas, son parte de nuestras vidas...

Terminamos el día y al salir Brad, Ben, Jev y yo nos vamos caminando para nuestra casa. En el camino vamos bromeando y es hasta ahora que me doy cuenta de que Drew no está.

—Oigan, ¿y Drew?— pregunto deteniéndome.

—No vino, dice que lo de la apuesta es una locura.— dice Jev encogiéndose de hombros.

—No entiendo porque le parece una locura. ¿Será gay? No veo otra explicación para que no le guste esto de quitar la virginidad.— digo riéndome.

Los chicos se ríen y Brad me empuja amistosamente.

—Eres malo hermano.— dice Brad.

—Sabes que esto es lo nuestro Brad.— digo pasándole un brazo por sus hombros.

Al llegar a casa pasamos la tarde jugando videojuegos, entre chistes y buscando a las candidatas para la apuesta. Al final de la tarde ya cuando los muchachos se fueron, observo la lista que me dejaron para elegir, y por alguna razón hay un nombre que me llama la atención, es Emma Miller, creo que es ella.

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