Capítulo 3
Ella pone su mano sobre mi hombro . - Realmente siento lo que pasó. -
- Está bien, este tipo de cosas pasan – susurré riéndome nerviosamente, ella asintió con la cabeza.
Cuando termino de comer, voy a la sala a ver a Luisa. Antes de eso, le agradecí a María por el desayuno.
Fue realmente asombroso.
Esta mujer tiene un verdadero talento.
Entro a la sala y veo a Luisa en el sofá con una manta sobre su cuerpecito.
- Hola princesita.- la saludé, ella rápidamente giró su cabeza sonriéndome.
—Karla , ¿puedes ver conmigo, por favor? —pregunta con ojitos de cachorrita. Siempre me sacaba de quicio con eso, pero no la culpo.
¿Cómo puedes decirle no?
-Por supuesto querida.- Me siento en el sofá.
- ¿ Duermes bien? - Le pregunto mientras le aparto el pelo de la cara.
- Sí, duermo bien, pe-pero prefiero cuando d-duermes conmigo. - Respondió haciéndome reír.
- Ya eres una niña grande, deberías dormir sola, cariño. - Ella gira la cabeza y susurra : - No. -
¡Qué mocoso!
••••••
Cuando termina el cuento, veo que se ha quedado dormida viéndolo. Me levanto del sofá y busco una manta para taparla.
Al dirigirme a la cocina, oí el sonido de puertas abriéndose. Vi a mis padres entrar en casa. —Hola , chicos —murmuré .
- ¿ Cómo les fue? - les pregunto.
- ¡ En realidad estuvo bastante bien que consiguiera el trabajo! - Responde mamá feliz aplaudiendo.
-Me alegro por ti mamá.- La abrazo.
-Gracias cariño, ¿dónde está mi otro bebé? -pregunta rompiendo el abrazo.
- En la sala durmiendo.- La hago reír.
-Karla ¿podrías venir un segundo a mi oficina? -dice papá haciéndome girar la cabeza para mirarlo.
Miro a mi mamá por un momento antes de asentir con la cabeza.
Entramos a la oficina de papá. Me hizo un gesto para que entrara primero.
¡Qué caballero!
La habitación es bastante grande para ser una oficina, pero se ve muy bien. Desde un gran ventanal se puede ver la gran piscina del jardín. Junto a la puerta hay un escritorio grande con el portátil y algunos papeles. También hay una foto familiar. La tomo y la miro; recuerdo este día como si fuera ayer. Sonrío al pensarlo.
La foto fue tomada hace años, cuando estábamos en la playa. Éramos muy felices ese día. No sabía que tenía alguna foto nuestra. También frente al escritorio hay un moderno sofá negro.
Nos sentamos en la mesa grande.
- ¿ Recuerdas cuando te dije que podías trabajar en mi empresa? - Asiento con la cabeza.
—Si quieres, puedes trabajar de lunes a viernes, pero también puedes trabajar... tiempo a la semana. Depende de ti, la verdad —dice , sorprendiéndome.
- ¿ Por qué no tengo que trabajar a horas semanales como otros empleados? - Pregunto con curiosidad.
- Porque tienes dieciocho años, eres el trabajador más joven de la empresa y no has terminado los estudios. - Respondió.
Decidí tomarme un año sabático para estudiar. No quería elegir algo que no me hiciera feliz. No sé qué haré en el futuro, es muy difícil de predecir.
Pero veremos cómo será mi vida.
Pero me gustaría seguir los pasos de mi padre y ser una mujer exitosa. Tener mi propia empresa. Ser independiente, ganar todo el dinero que pueda y vivir mi vida al máximo.
- Mañana a las: te llevo conmigo a mi empresa y te cuento como sería todo si? - dice papá interrumpiendo mis pensamientos.
Él me mira directamente a los ojos. - Puedes irte ahora mi amor. -
-Sí papá.- Le digo mientras me levanto y salgo de la oficina .
El resto del día no hice nada especial. Charlé un rato con mamá. Luego llamé a Maya y estuvimos hablando como horas. Le conté cómo iba todo. Ha sido como un día, pero ya la echo de menos. En España nos veíamos a diario. Debo decir que será difícil sin ella.
Desayuné rápidamente antes de empezar a prepararme. Comí huevos revueltos con jugo de piña; la verdad es que no tenía nada de hambre. Aunque dicen que el desayuno es lo más importante del día.
Hoy es un día en que papá y yo vamos a visitar a un amigo. Él me mostrará cómo funciona todo y cómo luce.
Estoy un poco estresado, no sé cómo reaccionarán sus compañeros. Le conté a mi padre sobre el problema y me dijo que no tenía de qué preocuparme, que sus empleados eran respetuosos y amables. También les informaron que trabajaría aquí.
Paso un tiempo en mi armario, como casi todas las chicas. No tengo nada que ponerme, pero encontré algo que me servirá. Decidí ponerme ropa elegante; quiero causar una buena impresión.
Elegí un vestido largo negro que me queda medio ajustado y realza mis curvas a la perfección. Mi cabello castaño está peinado con rizos sueltos. Se me estaba cayendo el pecho, aunque no se veía mal, si me entiendes.
Los zapatos que elegí son unos clásicos tacones negros LV. No son los más cómodos que tengo en el armario, pero son especiales para mí y me hacen lucir sexy. De eso se trata.
Para maquillarme, me aplico base, corrector, polvos y un poco de bronceador. Luego, me pongo un labial rojo mate que queda perfecto en mis labios carnosos. Me aplico rímel para las pestañas y delineador de ojos. No suelo usar mucho maquillaje, pero suelo hacerlo para eventos importantes.
Me miro al espejo por última vez y bajo a ver a mi papá. Probablemente llegamos tarde por mi culpa.
Siempre llego tarde.
Al bajar las escaleras, veo a mi papá de pie junto a la puerta. Habla con alguien por teléfono, pero al verme, cuelga.
—Estás preciosa, mi amor —dice , y me da un beso en la cabeza. Le sonrío y le digo « gracias ». Después, vamos directo a su coche.
Tiene muchos coches diferentes, pero hoy eligió un Lamborghini Urus negro. Me abrió las puertas. Le devuelvo una sonrisa. Esas pequeñas cosas me hacen sentir especial.
Mientras conducimos le pregunto a papá mientras lo miro: ¿ Cuánto tiempo se tarda en llegar a la empresa ?
-Alrededor de veinte minutos.- Respondió brevemente .
Durante el resto del viaje no hablamos mucho, pero no fue incómodo. Era un silencio confortable.
Al llegar, bajamos del coche. Vi un enorme edificio gris que pertenecía a mi padre. Me impresionó mucho.
Entramos por las enormes puertas. Lo primero que veo es a una mujer trabajando detrás del mostrador. Creo que tiene unos cuarenta y tantos. Nos saludó con una sonrisa amable.
Papá y yo caminamos hacia el ascensor. Luego, vamos directos a su oficina. Veo un par de ojos mirándome, pero los ignoro y camino con seguridad. Estamos en la oficina de papá. Es casi idéntica a la de su casa, aunque es mucho más grande, sin duda.
- Por favor toma asiento Karla.- Hace un gesto hacia la gran mesa que creo son reuniones organizadas, tomo asiento en una silla.
Papá me explica todo lo que necesito saber. Descubrí que trabajaré junto a su oficina, como si necesitara algo para estar cerca de él.
Oigo que se abren las puertas y veo al hombre más guapo que he visto en mi vida. Lleva un traje negro que deja ver su cuerpo musculoso. Los tatuajes en el cuello lo hacen aún más atractivo. Me pregunto si también los tiene en el cuerpo, no me importaría.
Nada hace a los hombres más atractivos que los tatuajes.
Tiene cabello castaño oscuro, cejas oscuras y pómulos prominentes. Tiene hermosos ojos marrones, mandíbula pronunciada y nariz recta. Labios carnosos que me encantaría besar. Es alto, creo. Cuando está junto a mi papá, son de la misma altura.
- Santiago – dice mirando a mi padre, pero luego su mirada se posa en mí.
- Lo siento, no sabía que tenías un invitado. - Oh Señor, su voz es profunda y ronca, tiene acento italiano.
-Carlos te presento a mi hija Karla. - contesta mi papá.
Me levanto de mi asiento y me dirijo hacia Carlos.
