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2 - 1

ISABELLA

    Harry y yo nos sentamos en la mesa a desayunar, estaba mis padres y Kara con su celular.

  —Kara, deja ese celular y desayuna.

  Ella estaba lista para su primer día de clases.

  Kara retorció los ojos pero lo dejó y se puso a comer.

  —Entonces... ¿qué harán después de la universidad? —inquirió mi madre. Yo empecé a comer el desayuno. Estaba rico. Ya me hacía falta la comida de mamá.

  —Iremos a la casa —respondió Harry.

  Yo no dije nada.

  —Perfecto, Isabella no tendrá que salir sola de nuevo.

  La miré mal. No puedo creer que haya dicho eso. Pude notar como Harry se desconcertó totalmente y miró a mamá.

  —¿Salir? —cuestionó— ¿Como?

  —Así es, ¿no le comentaste que anoche saliste? —mamá tomó de su jugo. Se estaba portando muy mal.

  Tomé el jugo y bebí un sorbo. Papá solo le daba miradas de advertencia a mi madre. Y es que mi madre podía llegar a ser muy inoportuna. Demasiado diría yo.

  —No era necesario—respondí. 

  —No sabía nada —respondió Harry.

  —¿Quién fue el chico que te trajo? —volvió a decir mamá.

  —Mamá... —sentencié.

  Dios, cualquiera diría que me vi con alguien más anoche.

  —¿Chico? —Harry se estaba conteniendo para no gritarme y pedirme explicaciones. Lo conocía bien y sabía que sí.

  —No era... es decir, sí era un chico —miré a Harry— Era Alvaro. Se ofreció a traerme.

  Él solo asintió. Pero sabía que esto no quedaría así como así, Harry luego de estar fuera de esta casa me pedirá explicaciones. Y todo por quien, por mi madre.

  El resto del desayuno estuvo incómodo, cuando terminamos y nos despedimos de mis padres nos dirigimos al coche. Harry arrancó, me pareció raro que estuviera callado.

  —Anda, dime lo que sea que me vayas a decir —rompí el silencio.

  —No tengo nada que decirte —su tono fue frío.

  —Estás enojado, lo sé.

  —¿Por qué lo estaría? ¿Por qué saliste anoche quien sabe a donde?

  —No sabes lo que pasó.

  —Claro, no lo sé porque no me cuentas.

  —Al menos ahora sabes lo que se siente que hagas cosas sin decirle a tu pareja —touché. Sabía que le dolería. Y justo era lo que quería. Que se diera cuenta de lo que sentí, que sintiera exactamente lo mismo. O quizá peor.

  —¿Por eso lo hiciste? ¿Para vengarte? —me miró rápido. Y aceleró el coche.

  —No, simplemente surgió la oportunidad y la tomé.

  Se rió.

  —Sí, claro.

  Noté que apretaba el volante, sus nudillos estaban blancos de tanto hacerlo.

  —Harry, ve más despacio.

  —¡Soy un estupido! Mientras yo estaba en casa esperándote tú estabas quien sabe donde.

  —No estaba divirtiéndome si es lo que crees.

  —Olvídalo, Isabella. Puedes hacer lo que quieras.

  —¿En serio? Claro, me liberas para que te pueda decir lo mismo, ¿no? ¿Que también puedas hacer lo que quieras? Para ti mejor, así puedes salir con la idiota de Helena todas las veces que quieras.

  —¿Por que metes a Helena en esto?

  —Porque fue la principal causante de que estemos así.

  —No te dije porque sabía que te pondrías así, por eso no lo hice, pero parece que todo lo que hago o digo es para mal.

  —¿Qué pensarías si me voy a ver con Noah y no te digo nada? ¿No pensarías cosas acaso?

  —No, porque confío en ti.

  Bufé y miré por la ventana. Estábamos llegando a la universidad, Harry se estacionó en frente. No lo pensé dos veces, simplemente me bajé del coche y me dirigí dentro. No quería verlo ni hablarle. Me tenía muy enojada, cuando giré me encontré a Noah, el notó que estaba mal porque pude ver su semblante de preocupación. Pero no me dijo nada y yo tampoco, simplemente me dirigí a los baños y allí me quebré.

  Me limpié las lágrimas y me eché un poco de agua en la cara. No quería llegar a lo aula así, con los ojos rojos. Miré mi reloj, ya más bien estaban en clases. Salí del baño, pero me encontré a alguien afuera. Y me sorprendí por eso. Era Noah, creo que me estaba esperando.

  —¿Buscas a alguien? —me cercioré de que no había nadie más que yo en los baños. Incluso pensé que podría estar Amanda y que no me di cuenta. Pero no había nadie más que yo.

  —Estaba esperándote —se acercó. Se notaba un poco tenso, la situación de hablarme le incomodaba. Se podía notar.

  —¿Para qué?

  —Te vi entrar y pensé que tendrías problemas, Isabella ¿estás bien?

  —Sí, lo estoy.

  —No parece. Estuviste llorando.

  Sorbí mi nariz.

  —No es nada, es solo que...

  —¿Qué te hizo Harry?

  —Harry... no me ha hecho nada. Te lo aseguro.

  —Si no es el, ¿quien más pudo hacerte llorar?

  —Lo que pasa es que... —iba a contarle, pero alguien más nos interrumpió.

  —Aquí estas —Amanda apareció y tomó del brazo a Noah— Estaba buscándote... oh, hola, Isabella.

  Rodé los ojos, no quería lidiar con Amanda ahorita.

  —Me voy.

  Busqué el aula de clases, Harry estaba ahí. Toqué la puerta para llamar su atención.

  —¿Puedo pasar?

  —Llegas media hora tarde, ¿qué se supone que hacía, señorita Fox?

  —Estaba en el baño.

  —Bien, puede pasar pero que no se vuelva a repetir.

  Pasé y me senté a la par de Alberto.

  No entendía en qué momento mi vida se volvió tan problemática.

  

   Después de la primera clase con Harry nos tomamos un descanso mientras venía la otra.

  —Alberto, tus llaves —le di las llaves— El coche me dejó tirada en medio de la carretera —lo molesté.

  —No te preocupes, también me lo ha hecho a mi. Discúlpame por no advertirte.

  —Se quedó cerca de la casa de mis padres.

  —Está bien, luego me pasas la dirección —me examinó— Ahora dime qué te pasa, estuviste llorando.

  Y aquí iba mi psicólogo.

  —Mejor vamos a otro lado —miré a Harry de reojo— Aquí no podemos hablar tranquilos.

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