
La perdedora de la clase de español
Sinopsis
La chica lo observa a lo lejos sin saber que ese chico arrogante se convertiría en la persona más importante para ella.
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ATENTAMENTE YO, LA PERDEDORA
DE LA CLASE DE ESPAÑOL.
No querido Tyler:
Estás allí hablando con el grupo de tus amigos tontos sobre chicas, sobre su cuerpo, sobre quien tiene mejores piernas y quiénes no. Hablas de sus pechos y de cuántas te llevaste a la cama la semana pasada. Hablas mal de ellas. Odio cuando hablas así de nosotras,hablas del amor como si nunca lo conocieras y es obvio, alguien arrogante y mujeriego como tú no conoce nada del amor. Solo espero que cuando lo encuentres esa chica te trate igual o peor que como tú las tratas.
No te das cuenta del daño que le haces a las personas con tan solo una palabra.
—La rara de la clase de español no nos deja de mirar —murmuró su amigo. Aparté mi vista de inmediato y me dediqué a simular que estaba escribiendo. Sentí sus miradas en mi.
—Déjala, su vida es tan simple y gris que tiene que escuchar las conversaciones ajenas para divertirse un poco. —le contestó Tyler elevando la voz para que lo escuchara. Y lo hice, muy claro. Observé cómo se levantaron y se alejaron, caminando con aires de grandeza.
Volví a escribir el final de la carta:
Eres tan irritante y grosero. No sabes cuanto te odio, Tyler Spellman, estás con tantas chicas que no dudo que ya tengas una enfermedad incurable. Ojalá la tuvieras. Ni siquiera sé porqué gasto mi tinta escribiéndote esto. No lo mereces.
Con todo el odio del mundo,
La perdedora de la clase de español.
Arrugué la carta y la metí en mi bolso. Ni siquiera las doblaba, no lo merecía. Caminé decidida a irme a la biblioteca, pero en el camino me encontré a Ross, mi antipático mejor amigo.
—Hey, ¿ya te vas? —me preguntó. Ross y yo hemos sido mejores amigos desde que tengo uso de razón.
—No, iba a la biblioteca —respondí reanudando el paso.
—Me encontré con Danna en el pasillo —susurró—. Creo que esta noche ella y yo... —hizo un círculo con su dedo índice y el gordito, mientras con su dedo índice de la otra mano lo acercaba para meterlo.
Aparté sus manos de inmediato.
—Okay, Ross, ya entendí —reí nerviosa.
Él rió.
—Tenía una semana de nada de nada —me dijo, mientras girábamos en un pasillo—. Gracias Dios del sexo —miró al techo.
Le di un pequeño empujón.
—Bien por ti.
—Oye, algún día conocerás lo glorioso de esto —pasó su brazo al rededor de mi nuca, alborotándome el cabello con la otra.
De por si ya estaba hecho un desastre.
—¡Ross!
—Está bien, está bien —me soltó—. Me encontré a Tyler y los demás en el pasillo. Iban hablando sobre una fiesta esta noche en su casa ¿iremos?
Lo miré mal.
—¿Qué? Já, no voy a esa fiesta ni aunque me paguen. —atravesamos las puertas de la biblioteca.
—Mich, por favor, necesito una compañera —se puso delante de mi, poniendo sus manos en mis hombros.
Hizo puchero.
—Ross, sabes que odio a Tyler Spellman. Es el ser humano más repugnante que conozco. Y ir a su casa es lo último que quiero. Es como ir a la guarida de Gargamel.
Ross rió por el apodo que le puse.
—Mich, necesito que hagas esto por mi. Sé que Danna irá pero no estaremos juntos sino después de la fiesta y ya te habré ido a dejar. —volvió a hacer el puchero.
No me hacía nada de gracia ir a la casa de Tyler alias Gargamel, pero Ross era mi mejor y único amigo. Quizás hacer un esfuerzo por él no estaría nada mal.
—Bien —asentí resoplando.
—¡Sabía que aceptarías! —exclamó, cargándome y dándome vueltas.
—¡Ross, ya!
Detuvimos las risas al escuchar un Shhh por parte de la señorita Barry, encargada de la biblioteca.
—Lo siento —le susurré.
—Bueno, ¿a que hora te vas para llevarte a casa? —me preguntó.
—Dentro de unos minutos, solo prestaré un libro y ya.
—Te espero afuera.
Salió. Me adentré por las estanterías, la biblioteca era grande, habían muchas estanterías, a la que iría sería la del final. Al dar una vuelta me sobresalté al mirar a Gargamel devorando la boca de una chica.
—¡Hay Dios! —exclamé lo suficientemente alto al ver que él tenía sus manos bajo la blusa de la chica. ¡En sus pechos!
La exclamación fue lo suficientemente alto como para que ellos me miraran extraños. Abrí la boca para decir algo pero de ella no salía nada. La chica empezó a arreglarse su cabello y alejarse. Supongo que estaba avergonzada.
—Genial, gracias, muchas gracias —me dijo Tyler aplaudiendo y acercándose peligrosamente a mi.
—Ah... Yo —empecé diciendo. No podía creer que iba a entablar conversación con el chico más popular de aquí, no hablabas con ellos si ellos no querían. Pero yo lo odiaba.
—¿Tú qué? —se cruzó de brazos a esperar mi respuesta.
Joder, quería decirle tantas cosas y no se porqué no sale nada de mi boca.
—¿Eres muda? —inquirió—. ¿Sabes que arruinaste mi posibilidad de poder tener sexo esta noche?
—Ese no es mi problema —dije por fin.
—Oh, sí habla —su tono era de burla. Fruncí mi ceño enojada.
Su cabello rubio y despeinado caía por su frente.
—¿Sabes lo que es lavarse los dientes bien? —me señaló la camisa, bajé mi vista allí y pude notar mis mejillas calentarse al mirar un poco de pasta de dientes seca.Tyler rió. Eso me cabreó aún más. ¡Me había criticado! Lo que hice a continuación fue algo épico para mí, me tomó por sorpresa. Me acerqué a él, elevé mi rodilla y la estampé en sus partes.
Tyler llevó las manos allí ahogando una mueca de dolor.
—¡Mierda...! —espetó.
No me quedé a averiguar lo que pasaría después, empecé a correr saliendo de la biblioteca, por el pasillo hasta llegar al auto de Ross. Él estaba con su teléfono celular.
—¡Arranca! —le dije, cerrando mi puerta.
—¿Qué? Mich... —empezó diciendo.
—Te explico después, solo arranca, Ross.
Este asintió, noté como Gargamel salía de las puertas de la preparatoria, mirando para todos lados. Ross arrancó lo más rápido posible. Respiré con tranquilidad al estar lejos de la enorme preparatoria Thorland.
—¿Ahora me vas a decir qué pasa, Mich?
Me calmé.
—Le he pegado a Tyler en sus partes.
Escucharlo salir de mi boca no parece creíble ¡le he pegado a Tyler, al chico que odio! Wow, suena como un sueño más bien.
—¿Que hiciste qué...? —Ross me miró por un momento.
—Eso. Ni siquiera sé de donde saqué el valor.
Aún recuerdo su cara plasmada en mi memoria, el dolor que sentía. No pude ocultar una sonrisa, creo que pasará un tiempo para que vuelva a estar con una chica. Pero, alto, es Tyler Spellman, él se vengará, lo sé. ¿Como no lo pensé antes? Nadie los reta, y menos una chica débil como yo. Me aplastaran, lo sé.
—Wow... Eso es... Wow —Ross no sabía que decir.
Lo sé, es no creíble.
