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2

Me dedicó una breve sonrisa sincera y todo el mal presentimiento que sentía desapareció, era mi talón de Aquiles, no había nada que no pudiera dar o hacer por el elfo.

Después de regresar a casa del almuerzo y firmar un jugoso contrato con unos chinos que estaban muy interesados ​​en la propuesta de Gregorio para una nueva remodelación del hotel, fui a mi oficina, vi que mi hermana había dejado algunas carpetas sobre la mesa, levanté la vista. Y señale las páginas que contiene. Me acerqué a él, me senté en una silla y comencé a leer los diversos perfiles de los candidatos.

—¿Conseguiste algo? —pregunto desesperado y ella levanta su mentón con superioridad, ¿A quién saco ese ego?, me interrogo mentalmente y después recuerdo que es una Pérez.

—Obvio hermanito, ¿Con quién crees que tratas? —sonríe de una forma muy extraña, ¿Qué está tramando?

—¿Quién es? —pregunto a un paso del colapso por tanto misterio que se ha formado.

—Es alemana se llama Marlín Enriques tiene 25 años, secretaria ejecutiva graduada con honores y es políglota. —lo dice todo de corrido, supongo que se quedó sin aire.

—¿Pero está dispuesta a vivir aquí? —indago no muy convencido, ya que es un cambio drástico.

—Si, no tiene problemas. —responde y sigue con esa sonrisa que me confirma que ha hecho una travesura como cuando era pequeña. Tomo la carpeta para ver sus datos personales y me quedo sin aliento es hermosa cabello negro, ojos del mismo color que contrastan con su piel lechosa, y labios para mord... ¿Pero en qué estoy pensando?, levanto la vista y veo a Valeria mirándome fijamente, carraspeó por la incomodidad de su mirada.4

—La entrevistaré. —es lo primero que digo para que deje de estudiarme con su mirada.

—Ya está contratada. —responde con esa sonrisa que heredo de mi mGregorio y asusta, pero ¿Qué mierda dijo?, giro mi cabeza como la niña del exorcista para mirarla detenidamente, ya que esta a mi lado.

—¿QUÉ HICISTE QUE? —pregunto gritando, maldigo para mis adentros cuando veo su mirada asustada por mi exabrupto y después la cambia a una de peligro, si mi pGregorio me oyera como la trate me mata sin reflexionarlo dos veces.

—Mira, —toma aire tratando de no golpearme. —Primero dejas de gritarme, —enumera con sus pequeños dedos. —Segundo es la mejor, habla 4 idiomas, su curriculum es impecable, trae buenas recomendaciones. —al parecer es la mejor en la rama, pero sigo sin fiarme. —Y tercero yo no puedo venir cada vez que eches a alguien por un café frío. —la fulmino con la mirada, ni que fuera un ogro.

—La pondré a prueba un mes si no me gusta se va —digo para no matarla por tomar una decisión sola, pero sé que no lo dejara así, no es su estilo.

—No —habla muy calmada y eso me exaspera. —Serán tres meses y si en ese tiempo no sirve la echas, pero si lo haces antes le diré a mamá que sea tu secretaria. —¿Qué?, ni en un millón de años quiero a Lushei aquí, ni de broma.4

—¡Estás loca! —exclamo frustrado, sin embargo, no hay salida, o es la alemana o mi mGregorio aquí metiéndose en todo lo que hago y ni loco acepto eso antes vendo la empresa y me hago monje. —Tú ganas. —suelto con todo el dolor del mundo, nunca pierdo nada, pero al parecer hay una primera vez.

Se levantó de la silla con la sonrisa malvada de la bruja que había traído, me besó en la mejilla y dijo que era nuevo esta mañana, y que espero que necesite algo de paz y esta mujer. Trae lo que necesito, ¿verdad?

Marlín

De algún lugar de la habitación llega el ruido infernal que puse para quitarme las mantas del cuerpo; pero no podía abrir los ojos por el peso de cómo me sentía cuando me levanté y traté de acostumbrarme a la luz que entraba por la ventana, encontré mi teléfono tirado en el suelo y me pregunté. ¿Cómo llegaré allí? Me volteé y lo dejé a mi lado en la cama, mientras yo sentía que estiraba todo mi cuerpo adolorido por esa hermosa noche. Saqué mis pies de la cama y los puse en el piso frío, diría tan frío, arrastré mis pies hasta el baño, me duché para poder conseguir el gato que había imaginado Lucía.

Mi amigo tuvo la idea de ir el domingo a celebrar mi 25 cumpleaños. No todos los 25 años, sus palabras, no yo. Que me hizo vestirme y beber cuando perdí el conocimiento, entonces lo pasé mal porque tengo mucha tolerancia al alcohol, el punto es que lo llevamos a mí otro amigo Gabriel Dragas, él no es bueno para beber, estuve de acuerdo. En mi opinión. Cuando voy al baño, miro mi reflejo en el espejo que está en él, y casi puedo llorar cuando veo el desorden en mi cara, el lápiz labial sucio, el cabello rizado, parezco un mapache, ¡Maldita sea! Abrí el grifo de agua fría, lo abrí. Un pie adelante, luego el otro, el tenso temblor de mi cuerpo cuando huelo el agua fría, pero hice poco para evitar morir de neumonía. Cuando limpié todo mi cuerpo y sentí mi vida, fui con una toalla a buscar ropa abrigada, porque ya era febrero y sentía frío. Opté por jeans negros de cintura alta, botas hasta la rodilla del mismo color con una camisa rosa pálido en el cuerpo, un suéter blanco y el cabello peinado.

Me volví a mirar en el espejo completo de mi recámara y vi a una chica de 1.70 metros de altura, cabello negro cayendo a la mitad de su espalda, ojos del mismo color, es diferente a mi piel blanca, piernas largas, un pecho pequeño, una cintura de avispa y un gran trasero, la envidia de la mayoría y donde tuve problemas en la adolescencia, me negaba a buscar pensamientos negativos de mi cabeza loca por la comida porque tenía hambre.

Salgo de mi cuarto y observo la puerta donde duerme mi amiga, por un instante sopese la idea de despertarla, pero por mi integridad física preferí que no, Lucía enojada es de temer, así que seguí mi camino hasta las escaleras, baje por ellas y lo primero que vino a mí es el olor café recién hecho y mi estómago cruje hambriento, apresure mis pasos, al llegar a la cocina me encuentro a Gabriel haciendo el desayuno.

—Buenos días —saludo mientras camino a su encuentro y dejo un suave beso en su mejilla.

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