Librería
Español
Capítulos
Ajuste

Secuestro

Federico voltea a ver la cueva y decide entrar, revisa el interior de la cueva y yo aprovecho, y salgo corriendo; mi tío no me vio.

—Fernando, ¡Me estás colmando la paciencia!—espeta Federico

Federico sale de la cueva y continúa caminando por el bosque.

Corro todo lo que puedo para alejarme de mi tío, pero me tropiezo y caigo, por una parte, inclinada del bosque.

Me golpeo la cabeza con una roca y quedo inconsciente por el golpe.

Federico escucha mi caída y corre hacia esa parte del bosque.

Se asoma y me ve inconsciente.

—Te atrapé sobrino—dice Federico con tono triunfante

Federico baja por la parte inclinada con mucho cuidado y se detiene a mi lado, agacha la cabeza y se dibuja una sonrisa maliciosa en su rostro.

Suelta el hacha y me carga, sube por la parte inclinada y camina de regreso a la cabaña, salimos del bosque y continúa caminando.

Después de una larga caminata, Federico llega a la cabaña y entra, me lleva a la habitación y me acuesta en la cama, saca su llave y quita el candado de la puerta.

Abre la puerta y guarda la llave en su bolsillo, se acerca a mí y me carga de nuevo, baja un escalón y cierra la puerta, baja las escaleras, se acerca a la otra puerta y la abre, entra al cuarto y cierra la puerta.

Me coloca en una silla y me amarra con unas cuerdas, me coloca una mordaza.

Federico se aleja de mí y quita la sábana que cubría la cámara, toma la cámara y la coloca frente a mí, toma una silla que estaba en una de las esquinas y la coloca a mi lado.

—Lo siento sobrino, pero no te dejare ir vivo—acaricia mi cabello—voy por tu noviecita así que, ni se te ocurra escapar—dice Federico con tono serio, se rompe la manga de su camisa y lo amarra bajo su pecho haciendo presión en su herida

Federico sale de la habitación y cierra la puerta a sus espaldas.

Yasmin

Logro llegar al lugar donde aterrizará el jet de Fernando y me siento en una roca para que se me baje el dolor de mis piernas.

Veo el jet aterrizar y me levanto de golpe.

Sale la madre de Fernando del jet junto con un hombre, me acerco a la madre de Fernando y suelto el cuchillo.

—Niña, ¿Qué haces aquí?—inquiere la madre de Fernando

—Señora, soy yasmin, la amiga de la infancia de Fernando—asevero

—No puede ser…. ¿En serio eres tú?—pregunta la señora con tono sorprendido

—Sí señora, pero le explicare todo después, ya que Fernando está en peligro—suelto

—¿Cómo que en peligro?—indaga con tono preocupado

—Venga conmigo—tomo su brazo y la jalo por el camino de las flores blancas.

El señor nos sigue y después de tanto caminar, llegamos a la cabaña, veo la puerta rota por completo y la señora también lo ve.

—Dios mío…. ¿Quién hizo esto?—inquiere la señora, abre los ojos como platos.

—Su hermano, señora—respondo

—Eso no puede ser posible, mi hermano está muerto yasmin—añade la señora

—No lo está, lo juro—asevero

La señora y yo entramos a la cabaña y vemos un cuchillo con sangre en el suelo.

—Dios mío….—dice la señora con tono asustado, se lleva las manos a la cara.

—¡Fernando!, ¡Dónde estás!—grito

El señor entra a la cocina y toma un sartén, se acerca a la señora y le da un sartenazo en la cabeza dejándola inconsciente.

—Señora……—dije con voz trémula

—Jamás debieron decirle a la señora sobre esto, mocosos—dice el señor con una sonrisa maliciosa

—Usted… es el cómplice de Federico…..

—Sí señorita—hace una reverencia.

Federico sale del sótano—Bien hecho abogado, ahora me llevare a la mocosa—dice con tono molesto

—¡No!—corro hacia la ventana e intentó salir, pero el dolor de mis piernas me obliga a detenerme.

Federico se acerca a mí, me toma del cabello y me jala hacia él.

—Tú no irás a ningún lado mocosa, firmaste tu sentencia de muerte—dice Federico con voz arisca

—Señor, por favor no—suplico

—¡Cállate!—voltea a ver al abogado—si viene alguien más, diles una mentira, ¿De acuerdo?.

—Sí Federico, yo me encargo—dice el abogado

—Bien—me lleva arrastras al cuarto y después al sótano.

Federico cierra la puerta del sótano y baja las escaleras, se acerca a la siguiente puerta y me mete al cuarto, cierra la puerta, me alza en sus brazos y me obliga a sentarme en la silla.

Toma las cuerdas y me amarra, me pone una mordaza.

—Gane querida, ahora voy a disfrutar hacerlos sufrir—dice Federico con una sonrisa triunfante

Volteo a ver a Fernando y noto que está inconsciente.

—¿Quieres ver a tu amado por última vez querida?, adelante, pero apúrate que ya quiero comenzar—dice Federico con fastidio, se borra su sonrisa.

Fernando despierta, pero sigue aturdido, balbuceo y Fernando voltea a verme.

Federico se acerca a Fernando y se agacha quedando a su altura, le sonríe y le quita la mordaza, Fernando voltea a verlo.

—Que bueno que despiertas amigo—dice Federico con voz cálida

—Porque no volverás a ver la luz del día, así que mira a tu noviecita una última vez..

—Yo no tengo novia…—dice Fernando aún aturdido

—Pero parece tu novia porque la proteges tanto en vez de protegerte a ti mismo—dice Federico con tono celoso

—Eso hacen los amigos tío, no es mi culpa que no sepas nada sobre la amistad—dice Fernando de mala gana

Federico le da una cachetada a Fernando.

—¡Sé más que tú, mocoso!, ahora si me disculpas, debo ir por mis materiales para comenzar con la tortura—se levanta, mira a Fernando y a mí con odio.

—Espero que el karma te lo regrese peor—dice Fernando

Federico se ríe—El karma no existe sobrino.

—Si tú lo dices….

Federico se acerca a una esquina de la habitación y quita la sábana que cubre diferentes tipos de cuchillos, pinzas, martillo, serrucho, una pequeña hacha, tijeras, trapos, mazo y un alfiler en una bandeja.

Toma la bandeja y se acerca a nosotros, deja la bandeja en el suelo, se acerca a una mesa y la alza, la acerca a nosotros y toma la bandeja del suelo, la coloca en la mesa.

—Listo—se acerca a la cámara y la enciende.

—Es hora de la tortura y después la muerte—dice Federico con tono emocionado

Intentó liberarme con desesperación, Fernando voltea a verme y toma mi mano.

—Tranquila yasmin, no te dejare sola en esto—dice Fernando con voz cálida

Volteo a verlo y lágrimas empiezan a rodar por mis mejillas.

Federico toma unas pinzas y se acerca a Fernando.

—Primero empezare contigo sobrino—se coloca enfrente de Fernando y se agacha quedando a su altura.

Toma uno de sus dedos y acerca la pinza a su uña.

Fernando logra soltar su dedo del agarre de su tío y cierra su puño.

Federico se ríe—¿Tienes miedo?, solo te dolerá un poco sobrino—miente

Descarga la aplicación ahora para recibir recompensas
Escanea el código QR para descargar la aplicación Hinovel.