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3

El Príncipe del Placer

Las puertas se abrieron del lado contrario al que entraron las chicas, así que pudieron darse cuenta que el edificio en el que estaban era más largo de lo que imaginaban. Al salir vieron un pasillo a su derecha que decía los placeres de la reina y frente a ellas un largo pasillo por el cual salía música. Ante su duda, un chico de cabello negro bastante largo, vestido exquisitamente con un esmoquin y con los ojos en un tono gris hermoso se acercó a ellas.

--- Señoritas, mi nombre es Apolo, yo soy el encargado de recibirlas en La stanza rossa, por favor acompáñenme

Las chicas miraron al hombre que no pasaba de la veintena pero sus modales eran exquisitos, las guio por el pasillo hasta llegar a un recibidor donde una chica de cabello rojo y recogido en una coleta vestida de la misma etiqueta que Apolo las recibió.

--- Antes de entrar a la stanza, pueden dejar sus abrigos o cualquier cosa que deseen, los celulares están permitidos, pero no permitimos tomar fotografías, lo que sucede tras las puertas siempre será de mutuo consentimiento, pero no querrán que nadie tome evidencia--- Dicho esto la mujer les entregó tres antifaces rosas que se ajustaban perfectamente a sus rostros y continuó Las

máscaras del reino transforman a las mujeres en quienes no sabían que son, en quienes pudieron ser y en quienes sus más oscuros deseos desean que sean; su invitación la envió el príncipe por lo tanto no deberán preocuparse por su cuenta, todo su consumo está pagado y tienen derecho a tres rosas, para que las usen haya dentro. Las rosas son invitaciones privadas, por favor coman este pequeño dulce y disfruten. Yo soy Sofía y les doy la bienvenida a sus más ocultas fantasías La

mujer apretó un botón y la puerta a un costado de la recepción se abrió.

El lugar era realmente amplió, con una piscina en el extremo más alejado, una gran barra de bebidas en el costado izquierdo y las salas del lugar vip del lado derecho, sobre toda la superficie de aquel lugar había sillones con pequeñas mesas de centro, había una gran pista circular que abrazaba todo el lugar y las sala VIP sólo había tres sillones con sus respectivas mesas, en un lugar más privado. Lo interesante de aquel lugar VIP es que tenía una gran cortina que podía cerrarse aunque de eso se enterarían las chicas más tarde.

--- Hola chicas cómo están, bienvenidas yo soy Luisa voy a ser su mesera, síganme por favor--- Las chicas lucían un vestido cómodo para trabajar con zapatos de medio tacón y bastante bien maquillas, había elementos de seguridad y por supuesto había baños suficientes para todas, así que las invitadas se sintieron cómodas y cuando vieron que abrieron la sección VIP para ellas se sorprendieron--- El menú es abierto para que pidan lo que sea, les recuerdo que las rosas son invitaciones para disfrutar de nuestro “otro” menú, ustedes pueden pedir lo que más les guste y la variedad está a punto de llegar.---

Las chicas escucharon la estridente música que rompió la tranquilidad relativa del lugar, un grupo de atractivos hombres salió moviéndose al ritmo de una voz femenina, acompañados de una producción musical y visual bastante llamativa, los cristales del lugar se llenaban de vida, de luz y las bebidas que habían pedido las chicas llegaron junto con pasteles, con postres y con la naturaleza sensual del lugar. Los bailarines salieron de ambos extremos del lugar, con movimientos lentos, mostrando sus cuerpos trabajados, con piernas musculosas, torsos desnudos con abdominales bien marcados mas no abultados, con brazos fuertes y firmes y con pequeñas trusas que muestran el contorno de lo que sin duda sería una verga gruesa, larga y con la capacidad de ponerse muy dura.

Amanda estaba estupefacta ante el espectáculo, nunca había ido a un bar para mujeres, nunca había ido a un lugar donde los hombres se desnudaban, nunca había visto cuerpos tan marcados y definitivamente no había visto un pene tan marcado.

--- Wey están increíbles--- Dijo Ivonne con una sonrisa mirando a los chicos

--- Es increíble--- Contestó Mine con una sonrisa de emoción, pero Amanda estaba un tanto espantada.

Mientras los chicos bailaban, repentinamente la música queda en silencio y el lugar quedó en oscuridad solamente iluminado por las luces de la barra y de los baños, repentinamente un par de baterías sonaron de improvisto acompañando a una iluminación momentánea en color rojo, después de nuevo la oscuridad y unos instantes después la música regresó, para volverse a ir…, las chicas del área común comenzaron a gritar un nombre, era extraño, irreal y la música comenzó a sonar esta vez con más fuerza. Ivonne y Mine gritaron de la emoción y cuando Amanda vio al chico frente a ellas las imitó. El hombre vestía un pantalón negro con una camisa rosa pegada al cuerpo y abierta ligeramente, sus brazos eran dos troncos enormes y bien forjados con incontables horas en el gimnasio, su cabello era rebelde y rubio sujeto por una diadema pero aun así se levantaba de algunos puntos en la parte de atrás; su espalda era amplia y salvajemente atractiva, con unas piernas bien marcadas en el pantalón, sobre su rostro usaba una máscara en color rojo que resaltaban sus ojos en color verde esmeralda y entonces los gritos se hicieron entendibles. La stanza rossa gritaba: Yussifer, Yussifer, Yussifer y el baile se volvía inevitablemente sensual, el chico del cabello rubio, se desprendió de su ropa con fuerza, luciendo un cuerpo musculoso, bien trabajado con los brazos recorriendo su pecho amplio y marcado. Yussifer se acercó a Amanda, colocó sus brazos fuertes sobre sus rodillas y bajo haciendo una flexión con todo su cuerpo,

después respiró profundamente mientras subía hasta quedar a la altura de sus labios y la miró a los ojos; en ese instante Amanda pudo ver los ojos de Yussifer, cómo los de un niño, un niño travieso que se sabe bueno en su trabajo y el que tuviera un aliento de fresca menta no ayudo a quitar la imagen de galán que se había hecho de él. Yussifer abrió sus piernas y se sentó sobre las piernas de la chica, sujetó sus manos y las colocó sobre su musculoso y definido cuerpo, en una danza erótica que hizo que la chica se sonrojara. Amanda se sentía nerviosa, era probablemente el pecho más duro, fuerte, firme y sensual que había sentido jamás pero la imagen de su esposo no la dejaba disfrutar. Yussifer pareció descifrar ese rechazo y se levantó, caminó enérgica y eróticamente hasta Mine, a quien levantó extendiéndole la mano y comenzó a bailar con ella pegando su musculoso cuerpo al de la chica, sujetando con firmeza su trasero, mientras Ivonne gritaba de emoción acompañada de los gritos de las cientos de chicas que estaban en la stanza rossa. Yussifer sujetó con firmeza el trasero firme de Mine y la levantó para que la mujer pudiera cruzar sus piernas por su amplia y musculada cadera. Gira el cuerpo de Mine con un movimiento fuerte y después la regresa al sillón para subirse a un costado de ellas y ponerle la entrepierna en la cara de Ivonne, quien agita su larga melena negra y grita de emoción mientras el chico hace su baile sobre ella y la chica tiene la oportunidad de besar un poco su abdomen. La música siguió, está vez fue cambiada por una balada distinta, un chico de cabello negro cortó, de piel morena y sonrisa impactantemente blanca, con una camisa del mismo color y un físico menos voluptuoso, pero igual de trabajo, esta vez con brazos largos y bien marcados, con piernas largas y un torso atléticamente marcado. El chico se detuvo frente a las tres invitadas de la zona VIP y se quitó la ropa para ellas, al mismo tiempo que miraba fijamente a Ivonne y le señaló su rosa, la misma que le habían dado al entrar y le enseñó a colocarla en un pequeño espacio a un costado del asiento, donde había una pantalla

con el nombre de todos los chicos. Jake era el nombre del chico que les bailaba e Ivonne acaba de usar su rosa para una invitación privada con él.

Las rosas eran los elementos más intrigantes de toda la Stanza Rossa, les conseguían un encuentro privado con alguien, sin embargo Amanda no se sentía segura del todo, ¿sería aquello ir demasiado lejos? Sólo quería que alguien la apreciara, sólo quería que le dieran un lugar, quería regresar el tiempo a donde Gustavo le prestaba atención, donde las atenciones eran para ella, antes de los hijos, antes de la familia, antes de tener que jalársela a su marido toda la noche hasta que se quedara dormido y ella satisfacerse a sí misma, ¿aquello era egoísta?

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