4
--- Le he traído una bebida de cortesía, lamento no haber llegado antes, pero los chicos necesitaban un orden de aparición Amanda alzó la mirada cuando una voz masculina y armoniosa inundo
por un instante su espacio personal, frente a ella se encontraba un hombre un tanto más joven que ella, aunque le costaba distinguir por cuantos años. Su cabello era de color negro muy oscuro, con unos ojos en color oro y una barba ligeramente desalineada, sus cejas eran pobladas aunque estaban perfectamente recortadas, su complexión era atlética, su rostro era muy delicado y de finos trazos; su sonrisa era increíblemente blanca y sus ojos transmitían cierta paz.
--- ¿Quién eres tú? Preguntó Amanda sintiéndose irremediablemente atraída por aquel hombre,
que vestía un elegante traje negro, con una camisa blanca y una corbata exquisitamente anudada.
---Yo soy la persona que las invitó a la Stanza, espero te estés divirtiendo, estoy seguro que tus amigas lo están disfrutando Dijo mientras Amanda se obligaba a mirar a otro lado
--- Te agradezco, soy una mujer casada, no debería estar en este lugar…,
se cuestionó, aquella noche se estaba divirtiendo, ¿o no?--- No creo que sea un buen lugar, no
debería ver sólo chicos desnudos --- Soltó y se arrepintió tratando torpemente de ahogar sus palabras pero sin éxito. Algo que no pasó desapercibido por su compañero improvisado.
--- Pensé que lo que querías era quitarte el sabor amargo del semen de tu marido--- Le soltó aquel chico, de sonrisa traviesa y ojos cautivadores. Amanda explotó de la sorpresa y arrojó la bebida por fuera de su boca en un mal intento de contener su sorpresa, se sintió apenada y se intentó limpiar con una servilleta. Era hora de irse, buscó su teléfono, pasaban de las once de la noche, todo el mundo llegaría a casa, pero no había ningún mensaje para ella en su teléfono. ¿Se habían olvidado de ella? Aquello era irreal, pero no parecía tener otra explicación ni su marido ni sus hijos le habían marcado ni una sola vez y aunque era cierto que había avisado que saldría con su herma, no podía creer la poca atención que recibía, aquello hizo que algo se quebrará en su interior, aquello era demasiado, ¿de verdad era tan insignificante? Guardó su teléfono, miró a su acompañante.
--- Quiero bailar con un hombre…, es decir quiero que me baile, eróticamente, quiero que me baile muy eróticamente--- Soltó la mujer al chico que se levantó para acercarse un poco más a ella. Amanda era una mujer de estatura promedio, pero aquel chico se veía enrome, con unas largas piernas, unas pompas bien paradas, un abdomen plano y brazos largos y aunque pretendió evitarlo, le buscó el paquete de entre las piernas y giró nerviosamente al darse cuenta que realmente le había echado un vistazo.
--- Bueno tenemos una gran variedad de chicos, desde Yussifer que es un experto en relaciones públicas o Jake quien le baila a tu amiga Ivonne y que es un excelente abogado. Puedes platicar con ellos y son muy buenos bailarines--- El aliento de aquel hombre era fresco como un soplido de un bosque de cerezos, Amanda se sintió ligeramente atraída y cuando el hombre se sentó a su lado, la chica percibió el aroma de su loción, fuerte y evocadora.
--- No me gusta ninguno, ¿qué hay de ti? ¿Me puedes bailar tú? --- Preguntó Amanda nerviosa, no sabía lo que estaba haciendo, pero le costaba más trabajo escoger a un chico del catálogo como si fuera ropa
--- Puedo, pero no aquí--- contestó aquel chico
