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El correo para quejarse de que no hubieran atendido su lugar, que no compraran un pastel, que no se acordaran no llegó, el único correo que tenía para el área de personal era para quejarse el año pasado de la misma situación, eso la enfureció, pero sólo de momento, después vino una reacción distinta. < ¿Qué paso el año pasado? > Era terrible y después de un rato logró acordarse, su marido y sus hijos tampoco lo recordaron, en el trabajo nadie le adornaba, sólo su madre, su hermana y un par de viejas amistades. Amanda se deprimió, ¿qué tan profesional podía ser una mujer con el corazón destrozado? Por una reacción extraña, sintió las poderosas arcadas en su estómago, se levantó de un salto, se sintió mareada, se encaminó al baño, sus compañeros le hicieron espacio, pero ninguno le preguntó qué había pasado. Abrió la puerta de un sanitario, se inclinó y comenzó a vomitar. ¿Qué había pasado? Se preguntó mientras continuaba vaciando el desayuno, nunca había sido una persona muy popular, pero tenía amigas, familia, personas que en teoría se preocupaban por ella, pero todo eso era acaso una ilusión. Amanda se sorprendió a sí misma llorando con la espalda recargada en una de las paredes del cubículo del baño. ¿Quién era ella?
Pasaron un par de minutos, nadie entró al baño, nadie le marcaba, ¿La extrañaban? No, nadie la extrañaba, se sintió peor, salió al lavabo, se enjuagó la boca, tenía un cepillo de diente en su escritorio, una mascada y maquillaje, no era tan terrible, podía regresar a trabajar. ¿Pero era eso lo que quería?
Amanda regresó a su lugar, comenzó a recoger sus cosas, se sentía mal, extraña, deprimida, derrotada, se sentía extraña. Miguel salió de su oficina y la miró:
--- Necesitas preparar la reunión con la gente de Nike, no podemos perder ese contrato Anunció
Amanda lo miró Si Miguel,
sólo necesito un café Dijo finalmente
--- De acuerdo, tienes 10 minutos---
El trabajo paso con normalidad, la presentación tenía algunas modificaciones, Miguel salió a junta y no regresaría, Amanda podía irse temprano ¿Pero con qué fin? Su esposo no llegaría hasta la noche, su hija había ido con sus amigas a un centro comercial, su hijo pasaría a casa de su mejor amigo, el fin de semana tocaría a su puerta pronto y no habría nadie quien lo recibiera, así que cuando bajaba por el ascensor al final del día sintió un cierto alivio, sacó su celular y vio de nueva cuenta los mensajes de su madre y su hermana. Le marcó a Mine su hermana.
--- Hola, ¿tienes algo qué hacer está noche?Preguntó con voz mecánica, cuando su hermana
confirmó que tenía la noche libre le pidió que se vieran para tomar un café. Después le marcó a Ivonne, su mejor amiga desde la universidad y repitió la operación. El lugar escogido, un café, un café llamado Café Romance
El lugar transmitía algo, ese algo era magia. La barra se encontraba en la esquina más alejada del café y era atendida por dos chicos muy atractivos, de cabellos rubios, ambos con los brazos descubiertos y con guantes en color negro, idénticos en tonalidad de piel y el color dorado de los ojos, la única diferencia visible era el largo de sus cabellos, uno de ellos usaba su cabello largo sujetó por una coleta aunque dos largos risos caigan por los extremos de su frente y el otro usaba su cabello bien peinado y aunque era de melena abundante su cabello permanecía más corto. Todos los meseros del lugar usaban uniformes negros, entallados al cuerpo y lucían un aspecto atlético, con brazos grandes y las chicas del lugar resaltaban por la misma belleza natural.
--- Buenas noches chicas, ¿Sólo serán tres?--- Un joven en la veintena se acercó a ellas, su cabello negro era intenso y sus ojos eran de color gris con un pequeño pendiente en color negro en su lóbulo izquierdo.
--- Si, gracias guapo--- Le contestó Mine con una sonrisa pícara que aplaudió Ivonne mientras agitaba su larga melena negra y risada. Amanda se sintió por un momento intimidada, pero recordó la sensación de la mañana y se sacudió el cabello, se abrió un tanto la camisa y siguió a su hermana y su amiga hasta una pequeña sala donde el chico de cabello negro les indicó que se podían sentar escuchando a un grupo de música sobre un pequeño escenario en uno de los costados del lugar. Aquel café ciertamente era una combinación entre cafetería, restaurante y un bar bohemio, quizás a aquello se debía el éxito.
Rápidamente las chicas miraron las cartas y Amanda pensó en pedirse el chocolate caliente que siempre le llevaban de aquel lugar, al mismo tiempo que adivino que Mine e Ivonne se pedirían algo más aventado, así que cuando regreso el mesero para tomar su orden, Amanda con lágrimas en los ojos sorprendió a sus acompañantes
--- ¿Tienes algo que me quite el sabor a semen amargo de mi esposo? Si no es así, entonces tomaré una cerveza, oscura, fría y tratare de ahogar mis penas--- Amanda fue la última en pedir el asombro de sus acompañantes fue similar al asombro del chico que las atendió y como era de esperarse la charla fue inevitable.
--- ¿Qué paso hermana? ¿Qué te tiene así? --- Preguntó Mine con ese aire sobre protector de hermana mayor. Mine había sido como una madre para Amanda, su padre las había abandonado cuando eran niñas, todo parecía indicar que un día simplemente se dio por vencido y escapo, su madre tenía que trabajar para sacar adelante a las dos, así que Mine con sus grandes y robustos labios, con sus grandes manos y su pecho realmente abultado, cuido, protegió y siempre vigilo a su hermana menor.
--- Puedes contarnos amiga, para eso nos trajiste aquí ¿no es así?--- Ivonne y Amanda se conocieron en la universidad y no podían ser más diferentes entre ellas, Ivonne usaba tatuajes, el cabello largo, durante la preparatoria se había perforado todo lo perforable y llevaba una vida más bien libre, sin embargo, siempre había demostrado ser seria, responsable, educada, una mujer libre y en cierta manera ocupaba el lugar de Mine en la vida académica de Amanda.
Así que la plática se enlistó en tratar de hacer sentir mejor a Amanda, sin embargo la misión era un poco más difícil de lo que parecía, era el segundo año en el que en casa se olvidaban de ella y aunque el año pasado habían encontrado la forma de salir delante de aquel bache, la repetición de dicho incidente, las tenía más bien preocupadas. La pregunta más constante era sin lugar a dudas
¿A caso soy tan poca cosa?
La respuesta no pareció llegar, los comentarios eran acerca del valor de Amanda como ser humano, pero era difícil animarla, ¿Cómo puedes animar a alguien que hasta su marido por más de diez años olvida?..,
El aire en la mesa comenzaba a ser tenso, Amanda había pedido la cuenta, la misión de animarla estaba cayendo en picada y no parecía haber manera de animarla; hasta que regresó el mesero.
--- Lamento mucho no haber venido antes, pero no sabía si teníamos el remedio para su mal sabor de boca, sin embargo me han confirmado que si tenemos lo que necesita--- El chico se había sentado a un costado de Amanda en la pequeña sala, su aliento era de fresca menta, su sonrisa cautivadora y alargó su mano para entregarle a Amanda una tarjeta.
--- ¿Qué es esto? --- Preguntó la mujer de cabello rubio.
--- Es una invitación a la parte alta del café, un lugar que nosotros llamamos: “La stanza rossa” el hogar del príncipe--- El chico se levantó, se despidió cortésmente y dejó a las chicas sorprendidas. En la mano de Amanda estaba una tarjeta de presentación de fondo blanco con petalos de rosas y un solo nombre grabado en ella: “La Stanza Rossa”
--- ¿Qué será?--- Preguntó Ivonne notablemente interesada
--- Dijo que era la solución a mi problema--- Contestó Amanda con la mirada aun clavada en la tarjeta
--- No sabía que había una solución para el semen amargo--- Contestó Mine con una sonrisa
--- ¿Qué haremos?--- Preguntó Ivonne buscando con la mirada al mesero o cualquier indicio del lugar que debía ser
--- Deberíamos irnos, no quiero ni imaginar que podría ser…,--- Contestó Amanda deteniéndose al darse cuenta que estaba huyendo a casa, estaba por irse de regreso a su normalidad, a su abandono.
--- Deberíamos ir, subir y conocer--- Corrigió Mine con una sonrisa amable--- No sé qué hay allá arriba, pero sí sé que te espera en casa Amy y no dejaré que vayas a eso, vamos juntas arriba, sea lo que sea que encontremos lo afrontaremos juntas.
--- Sólo tenemos que saber ¿cómo subir? --- Contestó Amanda mirando a su hermana con lágrimas en los ojos
--- Eh, chicas, creo que ya descubrí cómo Justo al fondo del bar, detrás de la barra había una
puerta que decía La Stanza Rossa, una puerta de madera en color rosa y nadie parecía poder ingresar a ella. Ivonne encabezaba la marcha, después Amanda y al final Mine quien se sentía un tanto insegura al respecto.
Cuando llegaron a la barra, las tres se formaron sin saber muy bien que podían hacer, hasta que uno de los chicos se acercó a ellas y vio la tarjeta en manos de Amanda.
--- Oh vaya, son invitadas especiales está noche. Adelante chicas pasen--- El chico del cabello largo salió a recibirlas, las dirigió al acceso de la puerta rosa y pasó la invitación por un lector especial, entonces se dieron cuenta que la puerta era en realidad un ascensor. Se introdujeron en él y vieron que no había botón, simplemente las puertas se cerraron y comenzaron a subir. Una ráfaga de inseguridad comenzó a recorrerlas pero junto con la inseguridad también había un grado de emoción.
