2
Yo: Porque dice que yo maté a mi padre. - dije finalmente.
amelia: tu hiciste eso? Negué con la cabeza. Amelia suspiró. - Métete en la bañera. - Hice lo que me ordenó. - Ponerse de pie. - ordenó y comenzó a salpicar agua sobre mi cuerpo y me lavó cuidadosamente, tocando mis heridas con serenidad.
Tan pronto como terminó la ducha fuimos a mi habitación, allí estaba Castro sentado en mi cama sosteniendo un vaso.
Castro: Vamos Amelia. Me dejó y cerró la puerta detrás de ella.
Yo: ¿Puedo...?
Castro: Solo sécate y ponte la ropa que te separé y los tacones están en el suelo. - fuera ropa formal, saldríamos? Empecé a hacer lo que me decía y mientras él bebía y me miraba, era algo incómodo pero no me miraba como Amelia, veía mis marcas pero no decía nada, solo miraba todo, mis movimientos y gestos, eso es todo.
Yo: Listo. - dije finalmente.
Castro: Siéntate a mi lado, te peinaré. - eso fue raro pero me senté y esperé a que hiciera lo que dijo .
La mano de Castro era ligera y cuando sus dedos accidentalmente rozaron mi piel, sentí la piel de gallina. Pero peinaba mi cabello con amor y cuidado, cosas que yo no había experimentado. Quería entender por qué estaba haciendo esto.
Castro: Eres tan hermosa. - Dijo en mi oído y sentí una mezcla de susto con varias mariposas en mi vientre. - Sé que ahora todo te parece nuevo y extraño, pero tengo planes para nosotros .
¿Qué tiene él para nosotros? ¿Qué me hizo sentir curiosidad y preocupación?
Juan: Está listo. - tomó mi mano y me guió hacia el enorme espejo, cuando me miré, con ese hermoso vestido, esos tacones y mi cabello, me sentí realmente hermosa. - ¿Te gusta lo que ves? - me pregunta con una sonrisa a mi espalda, yo le correspondo. - Sólo falta una cosa. - saca una caja de su bolsillo y dentro de esa caja un frasco de perfume, rocía un poco en mi cuello y enseguida lo huele, como si aspirara todo mi olor, su mano está bien posicionada en mi vientre y por un momento en que solo quería que lo hiciera de nuevo, fue bueno. - Perfecto. - Ojalá estuviera lejos de eso. - Ahora es tuyo, tiene tu nombre, me acordé de ti cuando me fui. - eso me hizo sentir especial, pero temí que fuera un juego, no estaba aquí para que me mimen y lo sabía bien.
Yo: Gracias. - dije mas para abrir la boca, escuchar solo su voz no traía buenas reacciones a mi cuerpo.
Castro: Aquí tendrás todo lo que necesitas Luiza, solo quiero que sepas. Ahora vámonos o llegaremos tarde a la cena.
Yo: ¿Cena? - Terminé pensando en voz alta.
Castro: Sí, mis padres están deseando conocerte. - eso me dejo en shock, a que te refieres? ¿Primer día y ya estoy conociendo a sus padres? Ni siquiera sé lo que voy a decir, ni siquiera lo conozco bien. - No te preocupes mi amor, ellos conocen nuestra situación. Me acaricia la cara.
Castro me guía a su auto, apenas estoy en él lo veo despedirse de Amelia desde la ventana, se besan como si no fuera hoy y eso me incomoda mucho, más de lo que debería, Castro y Ni siquiera me casé, no, no hay razón para sentir nada.
Castro: Perdón por la demora, Amelia todavía se está acostumbrando al hecho de que tengo otra mujer. - ¿Quién se acostumbraría a eso? ¿Quién en su sano juicio querría tener un competidor en su propia casa? Algo me dice que esto no va a funcionar, tengo que tener un plan para salir de esto .
Mientras íbamos a un destino desconocido para mí, Castro decidió que era hora de "aclarar" algunas cosas lo que me sorprendió mucho porque no esperaba esa actitud de él.
Castro: Creo que empezamos esto con el pie izquierdo y me gustaría arreglar las cosas. - Lo miré sorprendida y curiosa, puse el dorso de mi mano en mi barbilla y esperé a que continuara. - Amelia y yo queremos tanto un hijo y creo que actué mal contigo, presentándote tantas reglas y tratándote como un objeto. - ¿Y no era eso lo que yo era? - No soy mala persona Luiza y quiero demostrarlo. Quiero que te quedes con nosotros durante un mes, solo conócenos mejor, no hay reglas por ahora. Quiero que aceptes esto, quiero que quieras estar con nosotros y que por tu propia voluntad nos des un hijo, que también será tuyo por supuesto .
Yo: ¿Y si no? - Fui directo al punto que me interesa.
Castro: Si no aceptas te dejo ir. - cierto, ahora estaba asombrado .
Yo: Pensé que no tenía otra opción...
Castro: La verdad es que no debí haberlo hecho ya que pagué un precio tan alto por ti. Pero no es mi fetiche maltratar a alguien. - Dejé de mirarlo, esa boca y ese cabello cubriendo parte de su rostro era algo muy desconcertante.
Yo: Gracias por tu generosidad. Y acepto tu propuesta. - Me sentí igual en ese momento, muy buena sensación ya que no me trataron así .
Juan: Estamos aquí. - Dijo que en frente hay una enorme puerta de rejilla, después de unos segundos se abrió y entramos. Castro estacionó frente a una casa gigantesca, yo estaba tan distraída con la belleza de la propiedad que solo me moví cuando abrió la puerta del auto y me ayudó a salir. - Bienvenido a la casa de mis padres. - Fuimos a la entrada y nos recibió una señora muy amable. Pronto fuimos guiados a una mesa con tres personas. Una mujer mayor, elegante, que probablemente era la madre de Castro, una niña que parecía tener unos años menos que yo y un caballero muy parecido a Castro, con el pelo largo también.
Sandra: ¡Siéntense los dos! Se servirá la cena. - Dice la madre de John. Saca la silla para que me siente y luego se sienta.
Ruth: ¿Cómo es tener que darle hijos a un extraño? - la pregunta de la más joven que me asombra y todos la miran. - Quiero decir, eres una especie de esclavo, ¿no? ¿Te ha follado mi hermano?
CastroP: Basta Ruth. - Este era el padre de Castro.
Sandra: Lo siento Junior, conoces a tu hermana. - cuando la madre de Castro lo llamó así, deduje que tenía el mismo nombre que su padre.
Yo: Tu hermano no me cogió, no soy esclavo de nadie y ni siquiera me siento así. Y si eres un poco inteligente, descubrirás que para darle hijos a alguien hay que tener relaciones, algo que todavía no ha sucedido entre nosotros. - Me encantó dar esa respuesta pero sentí una presión en mi muslo, era Castro apretándolo fuerte, debí haberme callado creo .
Sandra: Mantengamos la calma, ¿de acuerdo? - se rió sin humor.
Ruth: ¿Quién está nervioso? - Preguntó la hermana de Castro con clara burla en su voz. - Solo queria saber como era Luiza - dijo mirándome - No se si te lo dijeron pero a mi también me vendieron, pero me lo devolvieron, era demasiado para ellos. - Ella sonrió y por dentro me pregunté cuál era el motivo. - Pero tengo un poco de miedo ya que hay alguien más queriendo comprarme ahora, es molesto sabes, ser tratado como una mercancía.
CastroP: Ese no es un tema para ahora Ruth. - dice su padre serio pero sin mirar a su hija.
Observé si Ruth respondía, pero apretó los labios con fuerza mientras negaba con la cabeza, no sé si quería reír o llorar.
Rute: No me imagino a Luíza, porque mira lo que te están haciendo, tus padres claramente deben ser unos hijos de puta como los míos.. .
Sandra: ¡Cuidado con tu boca niña, sigo siendo tu madre y no te ahorraré una buena bofetada! - estaba claro que ya estaban perdiendo el control.
Ruth: Y - dijo continuando - vas a perder toda la privacidad que crees tener, cariño, aquí en casa ya sabemos todo de ti, hasta la talla que usas. ¡Conocemos las horribles cicatrices que tienes en la espalda! - cuando dijo eso me levanté y corrí lo más rápido que pude, no estaba seguro de a dónde iba pero quería desaparecer de ese lugar.
Juan: Luisa. - después de tanto llorar escucho su voz detrás de mí, me doy la vuelta con el rostro aún cubierto por las lágrimas. - Perdóname. - Lo miré con incredulidad, tenía muchas ganas de decir y él tendría que escuchar.
Yo: ¿Cómo pudiste saber de mis heridas? - Iba a decir algo pero se resistió.
