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Capítulo dos; Hot and Wild

Me encuentro sentada sobre su regazo mientras conduce el auto, un gran auto debo mencionar.

Mis labios y los suyos se rozan, muerden y succionan, los míos están tan inflamados tan necesitados, su aroma es afrodisíaco, me enciende los sentidos, sentidos que creí que jamás podría despertar otra vez, por momentos fugaces quiero detenerlo, pedirle que me deje por ahí e ir a casa, pero como ya dije, mi alter ego pisotea fuerte con su tacón de aguja mi cargo de consciencia y me levanta el pulgar en aprobación.

El coche se estaciona y él no permite que me quite de su regazo así que hace malabares para salir del auto conmigo enganchada a su cuerpo, mis piernas alrededor de su cintura se aferran como si de eso dependiera nuestra vida, siento su mano posarse en mi trasero seguramente cubriendo mi desvergonzada desnudez y río sobre sus labios.

—¿Qué es tan gracioso? –cuestiona sobre mis labios.

—No tengo ropa interior. –confieso y detiene sus pasos.

—¿De verdad? –alza una ceja de manera coqueta y sonríe.

¡Santa virgen de los necesitados! Esa sonrisa, su maldita sonrisa, seguro la tiene asegurada.

—¿Por que no lo averiguas? –le sugiero con una seguridad enorme pero por dentro estoy peor que chihuahua asustado... Temblando como venadito indefenso.

Su mano viaja hasta el sur entre nosotros y confirma con un suspiro sensual que es verdad.

No dice nada pero sigue su gran trabajo besando mis labios y caminando hasta la puerta, abre con algo de dificultad y aprovecho que deja mis labios libres para besar su cuello, lo escucho suspirar y afianza su agrarre en mi cuerpo.

Su olor queda grabado en mi y ahora estoy más ebria que antes pero aún hay un poco de culpa en mi.

Siento la suavidad contra mi espalda y ni siquiera da tiempo de nada, su boca vuelve a tomarme, besando mis labios, lamiendo mi piel, mordiendo, probando... Fuera vestido y lo demás ya lo imaginas,

—Un envoltorio simple es mejor a la hora de abrir un regalo. –asegura antes de enterrar su cara entre mis piernas.

No puedo describir lo malo, lo muy malo que esto se siente... ¿A quién diablos engaño? Esto es el siguiente nivel, uno que jamás en diez años pude desbloquear.

Me vuelvo susurros jadeos y palabras en un idioma del que no tenía conocimiento mientras él hombre que tengo entre las piernas hace la cosa más maravillosa del maldito mundo.

Ni su nombre me sé, no sé absolutamente nada de este tipo. Estoy cometiendo un error, un grave error. ¿Y si...? Oh por todos los dioses.

Una explosión en todo mi cuerpo hace que hasta el alter ego que me domina deje de respirar, cada oleada de placer que siente mi cuerpo se intensifica aun más que la anterior y a pesar de que dura algunos segundos se sienten como horas.

Todo lo que estaba pensando antes de este momento ha quedado olvidado por completo.

Sus labios hacen recorrido hasta mis pechos y deja un tierno beso en cada uno de ellos, ahora puedo ver que ya no lleva camisa, de hecho no lleva más nada.

Con una sonrisa coqueta me muestra el empaque dorado con negro entre sus dedos, lo abro despacio y el lo coloca y se recuesta a mi lado.

—Ven aquí muñeca.

Y a mi no me lo tuvo que pedir dos veces por que ahí voy, poniendo mis piernas a cada lado de su cuerpo, uniendo nuestros cuerpos.

Escuchar a un hombre gemir siempre será de lo más placentero a la hora de intimar y este hombre no es precisamente de los callados y eso me está poniendo al mil.

Sus manos sostienen mi cadera mientras las mías van hasta sus rodillas y pongo en práctica todo lo que el baile me enseñó.

Sus ojos se cierran presiona sus dientes y murmura palabras que no logro entender, me encanta, oírlo sin que nada importe, sin que se sienta cohibido.

El calor sube por mi cuerpo cuando comienza a decir palabras sensuales mientras fija sus ojos en mi y vuelve a explotar cuando sus dedos acarician mi punto más sensible.

Lo veo cerrar los ojos y sus labios se abren tan condenadamente sexy. Me siento mareada, la habitación comienza a darme vueltas y él parece notarlo así que se sienta y me atrae hacia él girando levemente sobre la cama para recostarme. Abandona mi interior y siento frío momentáneo pero luego su cuerpo y una suave tela me hacen entrar en calor.

Siento sus labios sobre mi frente y acaricia mi cabello, deja un beso más sobre mis labios y me obligo a abrir los ojos para mirarlo por última vez y darme cuenta de que no es un sueño, pero los espasmos en mi cuerpo y la sensación de placer aun latente me conforman que efectivamente no es un sueño y eso no sé si sea la peor parte.

***

Abro los ojos de pronto logrando que la cabeza me duela horrores, trato de no moverme cuando veo que esta habitación no es la mía. Maldigo cuando siento un cuerpo cálido a mi lado, giro mi cabeza y solo puedo ver su espalda desnuda y un tatuaje en la nuca. Entrecierro los ojos para leer mejor, "hot and wild" alcanzo a leer.

-Debe ser una maldita broma. -murmuro mientras me levanto despacio de la cama.

Tomo el vestido y uno de los zapatos, el otro no se ve por ningún lado. Maldita sea Emily. Me cuestiono mentalmente si es muy necesario llevar los dos zapatos. Él se remueve en la cama y yo me paralizo. Sigue dormido y entonces es mi señal para irme, al diablo el zapato. Tomo mi bolsa y reviso que todo este bien, dinero, llaves, teléfono. Okey, pediré un uber y saldré de aquí.

Abro la aplicación y tarda horrores en cargar y cuando por fin un auto esta disponible tarda diez minutos, diez malditos minutos. Para mi fortuna dejó la puerta abierta y no tengo que arriesgarme a que haga ruido. Doy un par de pasos y me detengo en seco sintiendo como la sangre abandona mi cuerpo.

—¡Oye! Eso no está bien... Escrito. –dice y luego todo es balbuceo.

Me giro para verlo y efectivamente sigue dormido pero tremendo susto que me llevé.

Camino hasta la puerta de salida observando si mi zapato está por aquí pero no, no hay nada. Así que llevo solo una zapatilla en mi mano y los pies descalzos. Si mi madre me viera, seguro le da algo.

Abro la puerta principal y con él último gramo de esperanza busco mi zapatilla y en efecto... No esta. Cierro la puerta lo más silencioso posible y corro hasta el coche que ha llegado ya, reviso las placas y la foto de mi conductora y subo. Ella me saluda amablemente e inicia el viaje.

Durante todo este momento mi mente comienza a hacer resumen de lo que acaba de suceder. ¡Acabo de engañar a mi marido con un completo desconocido!

El remordimiento de consciencia llega hasta mi de golpe y llega tan fuerte que duele... Literal siento que me golpea, no, no, me taladros la cabeza, justo ahí en la frente, cincelando la palabra infiel sobre mi piel. ¿Qué diablos hice? ¿Cómo se lo voy a decir?

***

—¿Eres tonta o qué? ¡Cómo se te ocurre que le vas a decir! por dios ¿Te caíste cuando eras bebé y te hiciste idiota?

—¡No! Bianca esto es serio, acabo de engañar a tu hermano y corrí hasta acá para contarte. ¿No es eso demasiado loco? ¡Eres su hermana!

—No por decisión propia ¿Corriste con un solo zapato? ¿Jugaron a la cenicienta o qué?

—Perdí tu zapatilla.

—De modo que estuvo intenso. –asegura subiendo y bajando sus cejas de manera coqueta–, cuéntame, soy toda oídos.

Bianca se acomoda en el sofá y pone cara de "vamos que no tengo tu tiempo"

—No voy a hacer eso.

—Aburrida, ¿Cómo se llama? ¿Es guapo? ¿Es sexy como los hombres de nuestros libros? ¿Cómo la tiene?

—Bianca por amor al cielo, iré por mis cosas para bañarme e irme al trabajo.

—Pero si entras en dos horas. –asegura haciendo un puchero.

—Y son justo las horas que necesito.

Camino por mi uniforme a su habitación y tomo toalla y todo para bañarme. Lo único positivo de anoche y de que no usé ropa interior es que ahora esta limpia y seca lista para usarla.

—Por lo menos dime algo de él. –grita desde algún lugar de la casa.

—Tiene un tatuaje en la nuca, "Hot and wild"

—Caliente y salvaje, que prometedor.

Quito el vestido y abro la llave del agua, enjabono mi cuerpo y me doy prisa por que no quiero llegar tarde.

Al abrir la cortina me encuentro con Bianca y su mirada pícara, no me dejará tranquila hasta que le cuente que sucedió. Sonará loco pero ella en lugar de estar molesta esta feliz y ansiosa, es una chismosa.

—Mily por favor.

—No sé cómo se llama, ni quise es o que hace o nada, pero me dio el mejor sexo del maldito mundo. –aseguro y quito la toalla de mi cuerpo para cambiarme.

—Santa mierda. –murmura pero ya me lo esperaba–, debes estarme jodiendo.

—Por eso no quería decirte...lo. ¿Qué ocurre? –cuestiono cuando la veo pálida.

Ella toma mi mano y camina hasta pararme frente a su espejo.

—Esto es lo que ocurre. -señala las manchas moradas sobre casi toda la piel de mi torso y por encima de mis pechos-, ¿Follaste con el maldito Dracula o con el chupa cabras Emily?

—Ay mierda. ¿Cómo me quito esto?

—¿Parezco alguien que sabe hacer eso? –pregunta al borde del colapso y yo solo le doy una mirada tipo "sí eres esa persona" y ella hace berrinche–, me he cubierto uno o dos pero esto es excesivo Mily.

—¿Qué diablos voy a hacer ahora? No puedo ir así a casa. Alonso me verá y...

—Tranquila, buscaré en Google una solución, tú cambiate y ve a trabajar, yo me encargo de todo. Toma una blusa de cuello largo y ponla debajo de tu uniforme cubrirá los del pecho.

Hago lo que me sugiere y mis manos tiemblan. Estoy nerviosa y me estoy dando golpes mentales por ser tan estúpida.

***

Estaciono el coche y me quedo mirando a la nada, soy tan tonta, soy una idiota, debí decirle que no, ¿y si esta enfermo de algo? Ay Jesucristo, que tal si me hubiese secuestrado o estaba esperando a que me durmiera más profundamente para robar mis riñones.

—Tonta, tonta, mil veces tonta. –me digo a mi misma y me dejo caer en el volante.

—¿Emily?

Levanto la vista y ahí está Alonso, con un ramo de flores... Claro que no son mis favoritas maldita sea pero ahorita tengo demasiada culpa para decirle que son las flores más horrendas que cualquier persona puede regalar.

Salgo del auto y limpio mis manos en mi pantalón, estoy sudando como cerdo al horno.

—¿Qué haces aquí Alonso?

—Quería verte, anoche no llegaste y me preocupe mucho. Pude dormir un poco cuando Bianca me dijo que estabas con ella.

—¿Ella te llamó?

—No, yo la llamé, quise ir a buscarte para arreglar las cosas pero me dijo que te diera tiempo para pensar, estabas dormida, incluso haciendo ruidos raros, parecías león africano. –asegura y ríe y por más que yo quiero reír por imaginarme la escena que montó Bianca, me contengo.

—Tengo que ir a trabajar Alonso.

—Me bañé, quité mi barba y llevo ropa limpia, estoy peinado Mily. ¿Quieres olerme? Es tu perfume favorito.

El nudo en mi garganta se hace más grande y las palabras se atoran queriendo salir a trompicones pero las detengo antes de cometer una locura.

—Te ves muy bien, podrías ir a buscar un empleo, así seguro te lo dan.

Veo una mueca fugaz de hastío.

—No iré a buscar, ya mandé correos a las grandes empresas y estoy en espera de respuesta. Todos son lo que busco Mily, no puedo aspirar a menos. No estudié tanto para acabar trabajando de cualquier lugarcillo de quinta Emily, no seré conformista, es como este hospital de quinta y... –se detiene pero demasiado tarde–, lo siento no quise decir que tú seas conformista por trabajar en un hospital como este, lo que quiero decir es...

—Olvídalo. –lo interrumpo y paso de largo a su lado.

Yo acabandome las uñas por sentirme mal y él siendo un narcisista de mierda. Me detengo antes de entrar y suelto todo ese veneno de me tragué durante seis meses.

—Y para tu información, en este hospital de quinta tu esposa la conformista gana un sueldo semanal muy bueno con el que mantiene la casa y bueno, a su esposo narcisista que cree que el suelo donde camina no lo merece. –digo antes de entrar.

Camino con paso decidido hasta mi lugar de trabajo y subo al ascensor. Decir que amanecí rabiosa es poco pero toda esa rabia me abandona cuando veo la nuca de un hombre frente a mi con un tatuaje particular "Hot and wild" dice en su nuca.

—Ay mierda.

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