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Capítulo Tres; Infiel

¿Signos de alarma? No.

Alarma la que debí escuchar anoche maldita sea, ahora parezco una res marcada por su dueño. ¡Tengo chupetones en el cuerpo! Ni siquiera cuando adolescente lo permití.

¿Saturación? 98% eso es excelente, puede respirar sin problemas...

Anoche por un momento sentí que no podía respirar de manera correcta, sobre todo cuando él bajó hacia el sur, dios que desastre.

¿Tensión arterial? 110/70 es perfecta.

No hay tensión alta, tensión la que se sintió anoche con ese hombre y hoy en la mañana en el ascensor. Casi me voy de culo, menos mal que se bajó antes. ¿Qué estará haciendo aquí? Ese tatuaje, ah, me volveré loca.

Su sonrisa aparece en mi cabeza y esa voz, casi no hablamos pero joder que tiene una voz preciosa. No puedo evitar recordar sus gestos, sus gemidos masculinos y el como tensaba la mandíbula... Calor, aquí hay mucho calor, sus dedos haciendo maravillas y esa lengua...

¿Temperatura? Extra hot.

La alarma del termómetro me saca de mis sucios y pecaminosos pensamientos y me trae a la realidad. El chico que tengo enfrente me mira curioso. 36.5

—Tus signos están bien, ¿a qué dijiste que venías?

Él sonríe como si supiera algo que yo no y deja una bolsa café sobre mi mesa, es comida.

—Yo solo vine a entregar esto de parte de Bianca. Pero usted insistió en hacer todo esto.

—Debes estar jodiendo.

—Noup. –responde y sonríe como si mi error le causara mucha gracia.

—Ay carajo.

Siento las mejillas calientes de vergüenza. Por andar pensando en el hombre sin nombre mira nada más todo el tiempo que he perdido y le he hecho perder.

—Lo siento, por favor te ofrezco una disculpa por todo esto.

—No pasa nada, me alegro mucho por la insistencia, por lo menos sé que todo marcha bien en mi cuerpo. Disfruta tu desayuno.

El chico se levanta y yo quiero enterrar la cabeza en la tierra. Diosito eliminame de aquí y reapareceme en timbuctu.

—Emily, ven a mi oficina por favor. –me pide mi superior con una sonrisa en sus labios.

Eso significa que o me va a despedir y por eso esta feliz o hay mucho dinero de por medio y eso me incluye.

Me levanto de mi silla y guardo la bolsa de comida en donde nadie pueda tomarla, camino hasta la oficina y antes de entrar reviso que nada se vea. Esto se siente como estarme escondiendo de mi madre.

Llamo a su puerta y recibo un entusiasta "adelante" abro la puerta y ahí está, rellenando papeles.

—Ya estoy aquí.

—Muy bien Emily, toma asiento por favor.

—¿Vas a despedirme? –cuestiono mientras me siento.

—Por supuesto que no Emily, ¿por qué piensas eso? Eres una de las mejores enfermeras que este hospital tiene. Te mandé a llamar por que hay una oferta increíble. ¿Recuerdas lo que me estuviste pidiendo desde que entraste a este hospital?

—¡Sí! Ser del sector privado.

—Pues ahora hay una oportunidad y es muy buena, la única cosa es que es en casa de la enferma, tendrías que hacerle compañía y atenderla obvio. Solo hay un problema.

—Si ese problema es que debo quedarme a dormir en su casa la respuesta es no.

—Entonces es un sí rotundo. No debes quedarte a dormir en su casa, de hecho esta en la primera cláusula, después de las siete de la noche tu sales de ese lugar.

—¿Entonces cuál es el pero?

—Cosas mínimas, ya sabes. Cosas de ancianos. ¿Entonces aceptas el trabajo? Tengo aquí todo lo que necesitas saber.

Pienso por un momento, esto es un paso importante y empezaré a ejercer para lo que en realidad estudié, además estaré lejos del hospital y muy posiblemente de ese hombre.

—Hecho.

Él sonríe animado y me tiende una carpeta con lo que supongo son los datos de mi paciente.

—No te arrepientas de esto Emily, es una oportunidad que te abrirá muchos caminos a partir de hoy.

—Gracias por considerarme. Aunque si me hace ruido el por qué a mi y no a su hija.

—Voy a ser muy honesto contigo Emily, mi hija también es una enfermera excelente, la mejor de su clase y de su generación, tan capaz e inteligente como tú, la decisión de elegir entre ambas sería difícil de no ser por un pequeño detalle que hace un enorme cambio.

»A ella le hace falta algo que a ti te sobra y eso es humanidad, empatia y paciencia. Ella podrá ser inteligente y la mejor pero no tiene vocación humanitaria, ella está aquí por que se gana bien y el blanco le combina con todo, tú estás aquí por qué te gusta ayudar.

Es verdad, ella es más enfermera por conveniencia que por vocación.

—Puedes tomarte lo que resta del día, prepárate y estudia a tu paciente. Mañana te veré aquí temprano para llevarte personalmente a tu nuevo empleo.

—Algo me dice que vas a ganar mucho con esto.

—Donaciones en efectivo para el hospital que buena falta le hacen además de algunos aparatos de segunda que están como nuevos y ellos desecharán.

—¿A cambio de mi?

—Sí Emily, pero no a cambio sino gracias a ti.

Asiento sin querer hablar más y me levanto de la silla.

—Gracias por esto. Te veré mañana.

—Hasta mañana Emily.

Salgo de la oficina de mi superior y tomo mis cosas en cuanto llego a mi mesa, no es que tenga mucho aquí así que la mudanza es rápida.

Tomo mi bolsa de comida y salgo al estacionamiento, las flores que Alonso traía para mi están tiradas junto a mi coche, de nuevo la sensación de que le fallé me invade. No voy a justificar mis acciones pero parte de las suyas me orillaron a hacerlo.

***

—¿Y no le dijiste nada? ¡Lo tenías frente a ti! De verdad que eres medio lenta Emily. Yo digo que si te caíste de cabeza cuando eras bebé.

—¿Qué querías que le dijera? Eh, hola, soy la extraña con la que te acostaste anoche, ah por cierto, me dejaste manchas en el cuerpo y mi esposo me va a descubrir por ello.

Bianca me mira como si no entendiera de que hablo y comienza a reír, es asquerosa la escena ya que aún tiene medio trozo de sushi en su boca.

—Solo hubieses tropezado "accidentalmente" con él, seguro te recuerda la cara.

—¿Y luego qué?

—Se preguntan sus nombres y ya.

—¡Soy una mujer casada!

—Bueno, casada, casada, que tú digas "ay que casada estoy mira mi anillo" pues no eh, no. Ni siquiera hay un acta legal Emily. Tú y mi hermano son ese tipo de novios que ya viven juntos.

—Eso no significa que deba faltarle y ser infiel.

—Te voy a hacer una pregunta en serio. ¿Tú realmente crees que mi hermano siempre te ha sido fiel?

Dejó de picotear mis verduras y pongo atención a lo que acaba de decir.

—¿A qué te refieres?

—Ya sabes, todos esos viajes y salidas tarde del trabajo. ¿Realmente crees que es inocente y que nunca lo ha hecho?

—Conozco muy bien a Alonso. Esta bien que no sea el mejor hombre y que tampoco es perfecto pero él jamás me engañaría.

—Lo siento Emily, solo trato de que dejes de sentirte culpable. Es horrible verte así por algo que muy seguramente necesitabas.

—¡Yo no necesitaba sexo! –grito histérica.

—Ah, yo hablaba de salir a beber alcohol.

—Esto es ridículo Bianca, ¿Sabes que es lo que más me molesta? Que tú actúas como si Alonso fuera alguien ajeno a ti. ¡Es tu hermano! Y en lugar de reclamarme por ser infiel estas dándome consejos para buscar a ese hombre.

—Amo a mi hermano, pero te amo a ti también Mily, estuvimos juntas antes de que tú y mi hermano estuvieran juntos y nos juramos lealtad como las mejores amigas que somos, eso nunca va a cambiar por mucho que sea mi hermano.

» Él esta comentiendo errores que le van a costar carisimos, los hombres también tienen responsabilidad de esposos, ¿por qué no las cumple como tú? Es algo injusto.

—Mientras tuvo trabajo nada me faltó Bianca.

—¿Y eso es suficiente para ti? Mira Mily sé que esto puede estar ocasionando que tengas batallas mentales y no vas a dejar de lado la culpa hasta que lo sueltes o lo superes lo que ocurra primero, pero muy en el fondo ambas sabemos que necesitabas sentirte así, deseada, que te mirara justo como te miró y te hablara con esa voz que dices que no puedes sacar se tu cabeza.

»Las cosas siempre pasan por algo, las buenas, las malas y las peores, todas tienen un por que y un motivo de ser.

—¿Estás tratando de decirme que lo que hice tenía que pasar? ¿Para qué?

—No lo sé, puede que la decisión de estar con otro hombre que no fuera Alonso tenga una consecuencia y algo mejoré.

—Claro, hablas como si fuera por arte de magia.

—Puede ser que si.

Su teléfono suena y me muestra el nombre de Alonso en la pantalla mientras hace una mueca de fastidio.

—Mily esta en el trabajo Alonso, ¿Qué quieres?

—Necesito que me ayudes, he planeado una sorpresa para ella y...

Rápidamente quita el altavoz impidiendo que escuche lo que esta diciendo.

—Okey, pero si lo arruinas yo misma me la llevaré a la isla de pascua o algo así y no la verás de nuevo. –sentencia antes de dejar el teléfono en su sitio.

—¿Y?

—Solo diré que tienes que ir a casa pero antes hay algo que debemos hacer.

—¿Y eso es?

—Cubrir tus manchas de pasión, loca.

                      ***

Después de una larga sesión de maquillaje profesional en mi cuerpo, Bianca me prestó algo de ropa y me pidió que viniera a casa. El maquillista aseguró que nada se vería siempre y cuando no me exponga al agua durante mucho tiempo. Puedo bañarme pero no ir a la piscina.

Me da un poco de tranquilidad por que oculta muy bien las machas pero temo que no sea tan bueno y todo quede en la ropa.

Bianca no me quiso dar más información de la necesaria y a pesar de que le pedí que desistiera de esta sorpresa ella insistió y me prometió que sería la última vez que abogaria por su hermano, que un error más y... Oh por dios.

La puerta está abierta mostrando el interior de mi casa perfectamente ordenado, entro y todo aquí es como hace seis meses, velas aromáticas dando un exquisito aroma al ambiente, sofás ordenados, sin rastros de basura, hay flores en las mesas y hay cortinas nuevas en las ventanas.

No puedo evitar sentir demasiada sorpresa por que llevaba tiempo sin ver la verdadera esencia de mi hogar.

—Bienvenida a nuestra casa mi amor.

Bañado, con ropa limpia y cabello prolijo, Alonso me da la bienvenida desde el marco de la sala, mi corazón se encoge, la culpa vuelve a subir y las palabras pican en la punta de mi lengua.

"estuve con alguien" "te he sido infiel" "te fallé" quiero gritarle a la cara mi error para que de una vez lo sepa y mi alma descanse. Pero sus manos acunando mi rostro me reinicia los pensamientos y solo puedo mirarlo a los ojos. Él sonríe para mí.

—Me han contratado, empezaré mañana a trabajar en una de las más importantes empresas multinacionales del país. ¡Incluso me han dado un adelanto! He traído cosas nuevas para nosotros y para la casa, todo volverá a ser como antes Mily, todo volverá a la normalidad.

—Alonso yo...

—No digas nada, yo tengo la culpa de todo lo que está sucediendo mi vida, lo acepto. Pero lo voy a cambiar, lo voy a remediar, por ti, por nosotros, te amo Mily, perdóname por ser un idiota pero te prometo que voy a cambiar, lo juro.

Alonso me abraza con fuerza a su cuerpo como no queriendo soltarme jamás. Yo estoy hecha un nudo, la culpabilidad me azota mentalmente y me grita "infiel" señalando mi rostro. Esto está jodido y no sé cuánto tiempo vaya a durar ocultando esta mentira.

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