Capítulo 5
Dejó un rastro de besos en mi clavícula, succionando suavemente, y luego en mi cuello, succionando más fuerte que antes, sabiendo que iba a dejar algunas marcas.
Gemí y llevé mi mano a mi boca, pero él la agarró y me detuvo. - Quiero escucharte mientras marco tu cuerpo. - Susurró contra mi piel, lo que me llevó al límite.
Sentía mi humedad filtrándose por la parte inferior de mi lencería. Arqueé la espalda sobre su escritorio mientras él me acariciaba el pezón con sus dos dedos.
- Mmm. - Gemí suavemente apretando mis labios mientras él colocaba su lengua en mi pezón endurecido. - Mírame Fiona . - Robert exigió y mis ojos se abrieron de golpe y lo miré mientras hacíamos contacto visual.
Retorció mi pezón entre sus dedos mientras chupaba el otro. - Robert, por favor. - supliqué suavemente mirándolo con ojos suplicantes sin saber qué estaba rogando.
—¿Por favor qué? ¿Qué quieres que haga , Fiona ? —preguntó , pasando las manos suavemente hacia mi sexo.
- Tienes que decirme lo que quieres.- gemí pasando mis manos por sus rizos empujando su cabeza hacia mi sexo.
- Por favor tócame. – Gemí suavemente viendo como sus ojos se oscurecían mirándome con pura lujuria en sus ojos.
Apartó la parte de abajo de mi lencería y me estremecí por el aire frío. Sentí su dedo recorrer mi entrepierna. —Ya estás mojada para mí —bromeó .
—Por favor, Robert . —gemí y él rió suavemente—. Vas a tener que hacerlo mejor que eso, Fiona . —bromeó haciéndome poner los ojos en blanco, pero obedecí.
- Por favor, Robert, necesito que me toques. - Gemí echando mi cabeza hacia atrás. - Como desees. - Susurró y sentí sus dedos frotándome suavemente antes de hundirlos bruscamente en mí.
Jadeé fuertemente debido a la interacción con sus dedos. Me agarré al escritorio y arqueé la espalda.
Sus dedos eran mucho más grandes que los míos, por lo que su intrusión fue más profunda que nunca con los míos.
Robert me acariciaban brusca y rápidamente mientras su otra mano pellizcaba mis pezones. - Mierda. - Gemí frotando mis caderas contra sus dedos tratando de igualar su ritmo.
Retorció sus dedos dentro de mí y fue más profundo para luego curvarlos haciéndome soltar un grito de placer cuando llegó a mi punto G.
- Joder ahí mismo. - Gemí apoyándome sobre mis codos y mirándolo mientras él continuaba curvando y desenrollando sus dedos espontáneamente.
- Dios, Robert . - Susurré sintiendo mis piernas temblar alrededor de él, sintiendo mi clímax llegar. - Voy a venir, Robert, por favor. - Gemí sin saber qué estaba rogando, pero todo lo que sé es que no quería que se detuviera.
—No te atrevas a correrte. —Habló con amargura. Mis labios temblaban y se me escapaban gemidos. Me apreté contra sus dedos, intentando no correrme.
—¿Cuánto quieres correrte? —me preguntó, y solo solté un suave gemido. Recuperé el aliento y dije: —¡Cuánto quiero correrme , Robert ! Por favor —gemí con fuerza, apretando con más fuerza sus dedos.
- ¿ Pensé que eras una chica mala? - Bromeó y negué con la cabeza. - Sabes que las chicas malas no pueden venir, ¿verdad? - Un gemido escapó de mis labios cuando dijo eso.
—¡No ! ¡Por favor! Soy una buena chica, seré tu buena chica. Por favor, déjame correrme. Por favor. —Supliqué . La vergüenza que sentía podía esperar. Necesitaba correrme desesperadamente. Él rió entre dientes y bajó el ritmo, haciéndome gemir.
- Por favor.- susurro suavemente sus ojos oscureciéndose mientras mira los míos. - Sé una buena chica y ven, ven por mí Fiona.- inmediatamente obedecí aflojando sus dedos dejándolos ir .
Para mi sorpresa, me corrí, lo cual fue vergonzoso, nunca me había corrido de un par de dedos o algo así, nunca porque ningún hombre tenía esa habilidad.
Eché la cabeza hacia atrás mientras me dejaba caer sobre el escritorio. Suaves gemidos escaparon de mi boca mientras él disfrutaba de mi placer, metiendo y sacando los dedos lentamente.
Sacó sus dedos de mí y yo gemí. Me los metió en la boca y los chupé sin que me lo dijera.
- Buena chica.- me elogió mientras sacaba sus dedos lentamente besándome con hambre mientras fuimos interrumpidos por un fuerte golpe que nos hizo gemir a ambos.
Me deslizó fuera del escritorio, agarró mi vestido y me lo entregó con un guiño.
Me lo puse, subí la cremallera y me arreglé el pelo, que estaba un poco encrespado. En cuanto vio que estaba vestido, empezó a decir: « Pasa». Agarré mi bolso y mi teléfono y salí con las piernas temblorosas.
-Terminaremos esto pronto Fiona.- Robert me lo dijo mientras abría la puerta y dejaba entrar al tipo antes de irme.
—Merda , ¿qué es esta mierda mojada en el suelo? —habló el tipo haciendo que mis mejillas se sonrojaran de vergüenza.
- Acabo de derramar una bebida. - Escuché a Robert decir mientras me iba, al oír la sonrisa en su voz.
- Abbiamoscoperto qualcosa sulla mafia Russa - escuché murmurar al otro tipo mientras cerraba la puerta.
(Traducción: Descubrimos algo sobre la mafia rusa)
Me mordí el labio mientras caminaba hacia la salida y sonreí tan pronto como llegué a mi auto, llamé a Natasha mientras abría la puerta de mi auto.
- No me lo follé, pero él sí me tocó. - Admití mientras contestaba el teléfono. - ¡Ouuuu, cómo estuvo! - Preguntó mientras arrancaba el auto.
—Fue fenomenal. ¡Increíble! ¡Incluso me hizo eyacular! —admití avergonzada, y la oí jadear dramáticamente por el teléfono.
- Un hombre finalmente te hizo venir y chorrear. - Bromeó haciéndome rodar los ojos con una risa. - Lo digo en serio, en una escala, lo era. - Me mordí el labio mientras llegaba a mi casa.
—Bueno , vete, chica, a tener ese orgasmo —bromeó haciéndome reír. Salí del coche y me despedí de ella al colgar.
Entré a mi casa y subí las escaleras para tomar una ducha muy necesaria y una siesta.
Fiona Castillo
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—Papá . Estoy bien. Solo voy a comprar algunas cosas en la tienda. Prometo tener mucho cuidado. —Suspiré por teléfono hablando con mi padre, quien estaba preocupado por la amenaza que nos daba la mafia italiana.
Un montón de cobardes, si me preguntas.
—Ya tebya lyublyu. —digo mientras cuelgo. Agarré mi bolso y salí del coche.
(Traducción: Te amo)
Empecé a caminar por el callejón y se me cayó el teléfono, lo que me hizo maldecir a gritos. Lo agarré y le di la vuelta, rezando para que no fuera crack, y no lo era.
Respiré aliviado mientras lo guardaba en el bolso. De repente, sentí unas manos que me agarraban y me arrastraban hacia el callejón.
Me revolví contra su agarre, sintiendo una jeringa clavada en mí. Apoyé la cabeza en su cara y les pisé el dedo del pie al empezar a sentirme mareado.
Hice todo lo posible por mantener los ojos abiertos mientras se acercaban más hombres. Me arrastraron al coche intentando resistir el sedante que me pusieron en el cuello.
Le di una patada débil a uno de los hombres que intentaba arrastrarse lejos. - No puedes huir de nosotros, cariño. - Fue todo lo que escuché antes de desmayarme mientras mi cuerpo se relajaba.
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Fiona Castillo
Fiona Castillo
Levanté lentamente la cabeza y miré a mi alrededor. Me retorcí contra la cuerda que me rodeaba los brazos y me di cuenta de la situación en la que me encontraba.
Gemí levemente y comencé a mirar las cosas a mi alrededor para ver qué podía usar para salir de allí y recordé mis tacones.
Natasha hizo unos tacones que, al quitarlos, tenían un cuchillo en miniatura dentro.
Dios, la amo
Se abrió una puerta y me hizo levantar la cabeza de golpe cuando entraron unos hombres con armas y cuchillos. Reí en voz baja, lo que resultó en una bofetada de uno de ellos.
Le escupí y me cortó el brazo haciéndome gemir. - Si me vas a matar, entonces mátame. - Me quedé aburrido del hecho de que iban a torturarme.
-Nosotros no, pero Capo sí.-
- Me hiciste temblar. - Bromeé y él me abofeteó más fuerte haciendo que me sacudiera hacia atrás. - Que te jodan. - Escupí agitándome contra las cuerdas.
Miré al otro tipo a mi lado que tenía una erección. ¡Qué asco! Imagínate tener una erección con una chica atada, pero sin nada, con un vestido y tacones.
Un hombre alto y musculoso entró en la habitación y no pude distinguir su rostro hasta que se acercó. Robert Esposito. —¡Ah ! ¿Quién lo iba a adivinar? —bromeé, pero él me miró con odio puro.
- Apuesto a que están enojados desde que dejé a ese pobre hombre en su puerta. - Hice pucheros, lo que resultó en una puñalada en mi brazo izquierdo.
- Cara de mierda. - Gemí en voz alta mientras veía a Robert encender un cigarrillo antes de hablar.
-Fiona , Fiona , Fiona . - Repitió mientras se apoyaba en la pared. - ¿ Creo que sé mi propio nombre? ¿Qué opinas? - Él solo rió entre dientes y cruzó los brazos llevándose el cigarrillo a la boca.
Ojalá sus pulmones se pongan negros.
—Sabes que nos llevó mucho tiempo descubrir quién eras, Fiona — dijo haciéndome sonreír falsamente.
Mató a la mitad de nuestros hombres y le cortó el pene a uno de los principales. —¿Sí ? Y murió como un maricón. —Escupí , sus ojos se oscurecieron y asentí a uno de ellos.
