Librería
Español
Capítulos
Ajuste

2. El reencuentro con el tío Martín

El tío Martín conocido a los abuelos hacia muchísimo tiempo ya por lo que yo sabía que sus palabras venían cargadas de dudas y saturadas de mensajes que no eran en este momento del todo comprensibles para mí pero que sabía que allí se encontraban ocultos y deseosos de ser descubiertos.

No obstante, en mi caso conociéndole tan bien como de por si lo hago a pesar de los años que teníamos ya distanciados ante todo sabía que en Lombardi sus palabras acarreaban una razón así mismo como lo incluso supone su presencia en nuestras vidas.

Aunque la verdad pensándolo bien la historia de como los abuelos y él se conocieron es un poco parecida a una película de acción se me hace incluso imposible no contarla tal y cómo mismo se me dio a conocer por su propia razón.

Un día los abuelos se encontraban merodeando a las afueras de la ciudad en su forma animal escondiéndose entre la niebla y la escasa luz que la maña proveía.

El invierno se encontraba al asecho así que el frío pese a que aun no había sucedido la primera nevada del año si estaba bastante presente cuando a lo lejos mientras se desplazaban bosque adentro llegaron a observar como una jauría de lobos perseguía a un muchacho humano que con miedo luchaba por su vida.

Aquellos tras ver tan desastroso evento se lanzaron en su ayuda logrando así salvarle, las heridas que habían sido infringidas en su cuerpo eran preocupantes, pero a pesar de ello aquel chico sobrevivió pese a su pésimo pronostico y desde entonces a pesar de romper el acuerdo de silencio la relación entre un humano y lobos se formó.

Sorprendentemente ese fue uno de los últimos casos de avistamiento contra un humano que se escuchó en Belcier marcando así un cambio en el rumbo de la historia, uno de los últimos casos en los cuales tanto lobos como humanos terminaban sumergidos en el mismo mundo antes de que esta extraña era de paz y de desconocimiento apareciera de la nada.

Lo que más curioso se me hace de toda aquella situación es pensar que cuando este los conoció los abuelos ya ostentaba una edad algo señoril por lo que no evito aun hoy el preguntarme qué edad realmente aquellos tenían pues es algo que completamente desconozco.

Martín a diferencia de aquellos para aquel momento solo era un jovenzuelo de apenas algunos treinta años quizás así que escuchar de aquel aquellas palabras provenientes de su persona le daba un nuevo sentido a tal objeto llenándolo aún más de importancia e intriga para mi.

Tras escucharle no pude evitar repetir en mi cabeza — ¿Cómo o porque esto puede afectar mi futuro? — pero simplemente no podía comprenderle más aun ya que no existía razón y muchos menos lógica que le diera sentido a todo ello.

Por un buen tiempo las constantes preguntas estuvieron rondando por mi cabeza, por lo mismo al estar rodeada de tantos cuestionamientos se me hacía difícil el creer que tal y simple objeto llegara a ser el causante de la presunción que el tío acaba de nombrar.

— Ahora más que nunca estoy casi segura de que tú sabes algo más al respecto pero no sé qué es lo que te detiene tío Martín, porque simplemente no lo dices y simplemente callas como que no existe un mañana.

— Porque aún no es tiempo Emma, solo los acontecimientos futuros me permitirán a fin de cuentas poder expresar que es lo que guardo pues más que nada no quiero tener que exponerte a un mal innecesario de yo contártelo.

Algo raro sin dudas estaba ocurriendo algo que en gran medida me producía un mal presentimiento, pero, aunque quisiera averiguar algo más al respecto sabía que por más que insistiera, de la boca de aquel hombre no saldría ni una sola palabra más.

Por un buen rato ambos estuvimos conversando rememorando aquellas viejas historias de los momentos con los cuales tanto aquel, la tía Susan su esposa y los abuelos llenaron el resto de mi niñez hasta que llegado el momento justo aquel replico.

— Bueno Emma lo último que tengo para decir es que el trabajo es tuyo.

— Lo dice enserio tío Martín.

— Claro que sí oficialmente eres una empleada más del "Gran Atlante".

Con gran emoción me puse de pie abandonando en el acto mi asiento mientras era impulsada por la explosión de alegría que tomo mi ser y guiada por este mismo sentimiento no dude tampoco en acercarme hasta aquel tras rodear aquel escritorio con gran velocidad buscando obtener un nuevo abrazo de su parte.

— Tío mil gracias realmente lo necesitaba de verdad no te decepcionare.

Tal noticia era sinónimo de algarabía para mi pues con toda la conmoción de mi regreso era consciente que ya era poco lo que aun sobrevivía de mis ahorros ya que una buena parte de los mismo tuvo que ser utilizada para saldar los gastos que a lo largo de los días eh tenido que realizar con mi traslado de Venecia hasta Belcier.

Y porque sucede esto pensaras, pues sencillo, Venecia y Belcier son ciudades aledañas llenas de singularidades y diferencias propias de cada una en particular, una de ellas es que el acceso es bastante restrictivo y para acceder a esta última no hay forma de llegar de manera aérea sino que la única y mera posibilidad existente se debe gracias a una carretera que es la que las conecta en tiempo y en espacio estos dos monumentos vivientes.

Ahora bien sumado esto al pago por adelantado que le tuve que proporcionar a Lina para mi estadía en la residencia han hecho caer significativamente mi economía más de lo que llegué en algún momento a imaginar por lo que recibir tal aprobación me proporcionaba un enorme respiró y suscitaba una mejoría en mi evidente y caótico presente.

Así el tiempo trascurrió para los dos y llegado el momento justo en el cual finalmente tanto el tío como yo debíamos despedirnos tras aquel indicar con especial énfasis recalco.

— Mañana debes de estar aquí temprano preferiblemente minutos antes de que sean marcada las tres pasado el meridiano hora en la que aun el restaurante no se encuentra recibiendo comensales para que puedan entregarte tu uniforme y se te informe de las labores que deberás de realizar, tenlo bien pendiente.

— Perfecto, temprano aquí estaré.

Aunque llenas de aceptación sus palabras eran bien dirigidas hacia mí, yo entendía de igual forma que aquellas contenían su toque de severidad puesto que conocía a la perfección el carácter de aquel hombre y sabiendo que lo que menos tolera aquel es la impuntualidad entendía perfectamente que debía de cumplir con aquellas indicaciones para que la armonía reinase ante todo.

Con una enorme sonrisa que ocupaba casi por completo la comisura de mis labios tras despedirme de él salí de aquella oficina rebosante y victoriosa como si hubiera llegado a pelear contra un gigante y hubiera vencido por unanimidad.

Eran alrededor de las cinco y treinta de la tarde y el sol ya había empezado a perder su brillo y su característica falda dorada había empezado a alejarse en la distancia.

Eh de admitir ante nada que soy muy curiosa lo cual me lleva casi siempre a estar envuelta en uno que otro problema y por lo mismo guiada por tal sentimiento decidí que en vez de tomar un taxi hasta Vinchenzo caminaría tranquilamente por las calles puesto que ya conocía el camino de regreso a casa.

Lina tiempo antes tras una de nuestras salidas se había encargado de hacerlo de mi entero conocimiento cosa que le agradezco pues me ayudo mucho a tener confianza y autonomía propia, así pues, empecé mi travesía que calculando la distancia estimaba que no me llevaría más de veinte minutos máximo claro tomando el atajo ya conocido.

Así pues empecé a andar tomando en primera instancia la calle principal sin desviarme admirando los edificios y a los transeúntes que inmersos en sus asuntos se desplazaban por allí, por ello pensar en aquella dichosa ciudad me hizo pensar que su figura y forma al detallarla podría llegar a compararla incluso con la vieja Transilvania.

Como la tal Belcier yace rodeada de viejos castillos creados desde sabrá Dios que siglo, enormes montañas rodean su superficie como si se encontrara protegida por una colosal muralla, espesos bosques dan vida a su singular vista y posee casas de apariencias inusuales rodeadas en su máxima expresión por un sentimiento oscuro y tétrico donde abundan misteriosas historias de desapariciones de personas llevadas a cabo por seres lo más parecido a perros gigantes, claro nada más y nada menos que mis iguales.

Aunque Belcier a diferencia de Transilvania es muchísimo más colorida y ruidosa, contrastes sumamente opuestos, claro sin quitarle belleza ni a una ni a la otra fue gracias a esto que me llevo a deducir en medio de aquellas palabras algo en lo que hasta el momento no me había puesto ni siquiera a pensar.

— Y bien entonces ¿Dónde están?

Aquella pregunta resonó con fuerza en mi cabeza era la que con más peso quizás me había hecho en la vida la cual a ciencia cierta se repetía una y otra vez tras darme cuenta de que durante los días que llevaba ya en tal ciudad no había sentido ni la más mínima presencia animal.

Vamos ninguna esencia de lobo había sido detectada por mí en el aire cosa que era imposible pues para ser tan enorme a más de uno hacia rato debía de haber ya descubierto pues somos como una plaga en el mundo.

Sumergida en tal dilema camine ignorando a quienes junto a mi se desplazaban inmersa completamente en mis ideas sumamente concentrada hasta el punto tal que ni siquiera me di cuenta de cuando llegue al desvió que necesitaba tomar.

Emocionada a sabiendas de que probablemente estaba a punto de alcanzar mi independencia me acerque hasta la zona del atajo pensando que simplemente no había peligro aunque era consciente de que Lina me había advertido de que no debía de atravesar sola aquel pasillo entre los edificios pues el riesgo de chocar contra algo de temer y de lo que no me pudiera defender estaba latente.

— Si tomo el camino largo será muy tedioso y si le atravieso en poco menos de cinco minutos estaré frente a Vinchenzo.

Replique pensando de forma ardua y así sin más me cuestioné buscando tomar una decisión debatiéndome entre una u otra opción buscando de igual manera convencerme de que la verdad nada me pasaría, estando más que nada confiada o al menos así intentaba dejarme visualizar hasta que finalmente dentro de mi cabeza murmure.

— Lina, temo que hoy te desobedeceré — y la verdad no iba a transcurrir demasiado tiempo para que me arrepintiera de tal decisión pues la propia vida más tarde me reclamaría por mi imprudencia.

Cuando ya me encontraba acercándome próxima al pasillo acepté en gran medida pese a aquel pequeño sentimiento de desconfianza que me atacaba que le recorrería con seguridad pues según yo no había nada que temer.

Serenamente realizando cuales sutiles pasos me encontraba totalmente despreocupada cuando no muy bien llegando casi a la mitad de aquel pasillo un sentimiento de ante todo tensión se adueñó de mi ser.

Por un momento me detuve en seco tomada por el miedo y la preocupación tras observar a un lado en una de las paredes un nombre que me estremeció por completo.

Las palabras "Grohbiet manda" en tinta roja recientemente esparcida por el olor que despedía, chorreante muy parecida a la sangre misma se encontraban perfectamente escritas en aquella pared blanca con una perfecta caligrafía lobuna antigua.

Más que palabras al azar lo que simularía ser para cualquier humano aquella representaban un nombre y no uno cualquiera sino el nombre de una de las manadas más sangrientas que se alojan en los límites de Belcier.

Aquello no podía ser y me negaba a aceptar que en verdad lo estaba contemplando ya que aunque para los demás que lo observasen podía pasar como cual echo desapercibido en realidad tenía un significado y un valor bastante aterrador de por medio uno que a ciencia cierta solo gritaba peligro con todas sus fuerzas.

— ¿Como rayos llego esto aquí?

Me cuestionaba una y otra vez mientras un incómodo sentimiento de miedo me recorría pues aunque no era la primera vez que me desviaba por aquí si era la primera vez que lo veía.

Tal sentimiento me hizo voltear hacia todos lados la cabeza desesperada y ante todo desconfiada pues temía que alguien pudiera haberme visto eh intentase hacerme daño por lo mismo temía eh incluso imaginaba que probablemente quien fuera el causante de los se encontraría quizás observándome con malicia.

Pero no, encima de que no llegue a sentir ni a ver a nadie próximo ni oculto en aquel callejón los más justo que se me hacía era salir de allí lo antes posible pues no me iba a quedar a esperar a que algún acontecimiento tomara vida para así yo actuar, así que tras dominar mis impulsos empecé a caminar nuevamente y con rapidez me aleje de aquel lugar.

— En que carajos me eh metido — repetía una y otra vez mientras iba dejando aquel lugar cada vez más atrás.

No dejaba de replicar y de todas las formas posibles buscaba dar con alguna razón lógica como hacía un momento lo hacía pero hasta el momento era algo que era completamente incierto para mí y a lo que no le veía significado ni razón.

Los Grobhiet son lobos solitarios que detestan con fuerza la algarabía de la sociedad y aman con entereza su vida en el bosque, las ciudades simplemente nunca fueron una opción para ellos por lo que no veía el porqué de tal nombre allí.

Así fue que sin tener otra opción salí despedida corriendo a toda prisa buscando alejarme de todo aquello y tanto era mi incomodidad que incluso perdí el control ante mi exaltación.

Corrí tanto como pude hasta llegar a la acerca donde me encorvé casi de inmediato tras colocar mis manos a nivel de mis rodillas buscando la forma de descansar de tal agonía tal nuevamente encontrarme rodeada de personas.

Así que ya aliviada respiré profundamente mientras los ojos de aquellos transeúntes eran clavados en mi piel haciendo un evidente juicio contra mi persona.

La conmoción que aquello provoco en mi fue enorme tanto que ni siquiera me dio tiempo de razonar a un menos de cerciorarme del peligro que corría tras de nueva incorporarme, antes de finalmente atravesar aquella carretera y así ante mi imprudencia estar a punto de ser atropella y casi perder la vida.

Descarga la aplicación ahora para recibir recompensas
Escanea el código QR para descargar la aplicación Hinovel.