1. Bienvenida a Belcier
Ya han trascurrido alrededor de dos semanas exactas desde que llegue a Belcier luego de estar viajando por el mundo por alrededor de tres años a causa de la desaparición de mis abuelos quienes se esfumaron de la faz de la tierra sin dejar razón alguna abandonándome a mi suerte.
Llegué a Belcier un viernes en pleno inicio del mes de mayo alrededor de las dos de la tarde, llegué sola y obviamente algo desorientada debido a que no conocía a nadie ni a nada dentro de los límites de la ciudad y como loba al fin me vi obligada a utilizar el sentido de orientación que poseo y que por lo general no uso en mi calidad de Omega.
La ciudad a mi plena llegada se encontraba sumamente alborotada tras el fin de semana estar en su pleno apogeo por lo que todos los establecimientos a la redonda se mantenían abarrotados.
Hacia donde quiera que miraras el cumulo de personas que se esparcía era impresionante, hoteles, plazas, parques, centros comerciales, bares y restaurantes, todos completamente llenos a su máxima capacidad se mantenían, alboroto que empeoro tras llegar la noche, así que la verdad o al menos eso creo tuve muchísima suerte de conseguir un lugar para quedarme.
El último espacio disponible permanente lo pude encontrar a unos cuantos minutos alejado del centro de la ciudad localizado en el tercer nivel de un antiguo edificio llamado Vinchenzo donde por lo general solo se encuentran residiendo humanos y justo allí pude dar con un pequeño aparta estudio dividido en dos.
A mi llegada la casera o mejor dicho quien me alquilo la pieza me recibió llena de emoción haciendo énfasis en que realmente necesitaba una compañía.
La misma era una chica joven humana que rondaba mi misma edad a quien por nombre puedo llamar Lina Cossio, ella es una chica humilde y dulce quien no tiene nada que ver con el mundo de los lobos.
Llego a Belcier hace ya alrededor de cuatro años para continuar sus estudios universitarios en uno de los campus cercanos y término quedándose viviendo precisamente aquí en Vichenzo desde entonces atrapada por su hermosura y la vida tan dinámica que por estos rumbos se suele llevar.
Lina instantáneamente me conoció me acogió y a la larga comenzamos a formar una buena e intachable amistad una la cual vale la pena cuidar enteramente y a causa de ello al ella ser conocedora de mi situación la misma se vio comprometida a querer brindarme una mano amiga totalmente desinteresada una de las pocas que puedo llegar a mencionar.
Te imaginaras la sorpresa que me lleve pocos días después al enterarme de lo hecho por Lina al decirme está un día menos que otro de la nada que me había conseguido una entrevista de trabajo con el dueño del restaurante "El Gran Atlante" establecimiento que se localiza en pleno centro de la ciudad, un icono gastronómico a nivel nacional y rápidamente a causa de esto se acordó una reunión dos días después de haber recibido aquella gran noticia.
El gran día de la entrevista llego y las sorpresas empezaban a surgir literalmente, pues tras seguir a Lina hasta el área administrativa e ingresar en una oficina elegantemente decorada allí terminé encontrándome con alguien bastante particular un hombre de semblante bastante formal quien instantáneamente me observo como atravesaba el portal se removió fuertemente en su asiento.
— ¡Emma! — escuche como sorpresivamente promulgo mi nombre, sus ojos parecían desorbitados y su rostro bueno no sabía cómo acomodarse pues constantemente las expresiones en su rostro oscilaban entre la felicidad y la formalidad.
Con confusión observe a Lina quién con sorpresa me devolvía la misma expresión de regreso.
— Usted la conoce señor — se atrevió aquella a anunciar queriendo obtener una respuesta actuando esta como mediadora entre los dos.
— Claro que la conozco, aunque es evidente de que ella a mí no me recuerda — aquel sin dudarlo se coloco de pie, abandonando el asiento en donde anteriormente se encontraba y tras rodear el escritorio busco posicionarse justo al frente nuestro al tiempo que replicaba.
— Soy el señor Lombardi, Emma, el viejo amigo de tus abuelos Eliot y Linsey, solía visitarlos constantemente antes de irme de Venecia hace algunos diez años atrás.
Y mi cabeza hizo clic haciéndose imposible que no le reconociera
Aquel apellido hacía años que no lo escuchaba sin dudas tenerle a aquel frente a mí era una completa sorpresa que me hacía sentir completamente llena de dicha.
— ¡Tío Martín!
— Si pequeña, soy yo.
Con cual emoción aquel abrió sus brazos al aire, ni él, ni mucho menos yo podíamos creer que finalmente después de tanto tiempo ambos nos habíamos podido reencontrar de nuevo, así que llenos de regocijo terminamos unidos en un sin igual abrazo tan cálido y reconfortante como ningún otro.
— No sabes el placer que me da nuevamente verte — exclamo aquel hombre una vez el abrazo fue roto.
— Lo mismo pienso tío, no imagina lo feliz que me hace poder encontrarle, por cierto, y la tía Susan ¿Dónde esta?
— Recientemente ha salido de viaje, en unos pocos días estimo que estará de regreso y estoy cien por ciento seguro de que le encantara poder verte.
Tras el resurgir de tal conversación y observando un espacio en el cual poder intervenir Lina recalco intentando también formar parte de aquella conversación.
— Valla semejante sorpresa me alegra mucho que se hayan podido reencontrar.
El tío Martín estaba extasiado la emoción que en su ser se había acumulado podía leerse a lo largo de su cuerpo el cual quieto no podía llegar a mantenerse.
— No te imaginas cuanto te lo agradezco Lina — el tío Lombardi una vez se acercó a ella no dudo en expresar su gratitud, ante tal situación las emociones le ganaban por mucho y tras respirar algunos segundos continúo diciendo — y bien que las trae por aquí.
Lina volvió a tomar la palabra y recalco — ella es la persona de la cual le hable señor.
— Hablas enserio — sus ojos de seguido se desorbitaron por una mínima fracción de segundo y dirigiéndose ahora a mi cuestiono abiertamente — Emma, tu eres la solicitante.
— Aparentemente sí tío Martín.
El tío con cual ademán de mano habiéndome escuchado guiado por un notable sentimiento de insistencia me animo a que me acercara hasta el escritorio para que me acomodara en uno de los asientos que allí sal frente se encontraban para a fin de cuentas dar riendas sueltas al diálogo.
Sin dudarlo me aproxime pues sentía que no era justo que le hiciese algún desaire y tras yo notar que Lina permanecía en el mismo sitió tras nuestra llegada le increpe una vez me di media vuelta para contemplarla.
— Vamos Lina, acércate no te quedes hay de pie.
— Emma tiene razón acércate — recalco de igual forma el tío con evidente empeño y una notable cordialidad.
— Gracias Emma y señor Lombardi, pero no, lamento rechazar su invitación, ya casi es hora de empezar con mis tareas laborales y por ende tengo que retirarme a mi área de trabajo, además imagino que tienen mucho de qué hablar, así que prefiero darles tiempo.
El tío Martín al escucharla sin tardar se acercó a Lina entendiendo que la misma tenía razón e indicó a esta tras colocar una mano sobre su hombro izquierdo.
— De nuevo Lina muchísimas gracias, no imaginas lo que has hecho por mi familia y por mi hoy sin siquiera ser tu consciente de ello. Ahora bien tenlo muy pendiente por tal acto recibirás una buena recompensa de mi parte.
Lina negó pues entendía aparentemente que la situación no merecía ser tratada con tanto empeño.
— No es necesario que lo haga señor Lombardi solo eh intentado hacer algo bueno, algo correcto y ello nos ha llevado a esto.
Lina elevando su mano izquierda busco a fin de cuentas cerciorarse así de la hora mirando con atención el reloj que en su muñeca se encontraba colocado tras ver el tiempo que allí se marcaba pronunció — ya debo de marcharme con su permiso me retiro.
Pronunció aquello con la mirada fija en aquel hombre y tras unos segundos en los que levemente se relajo dirigió su mirada hacía persona y finalmente exclamó.
— Emma te veré más tarde en el apartamento, ten cuidado de regreso a casa — increpo con énfasis aparentemente queriendo asegurarse de que le había escuchado.
Y elevando su mano en el aire moviéndola de un lado a otro como señal de despedida con rapidez se alejó de allí sin darme ni siquiera tiempo para devolverme el gesto.
— Valla, que chica — exclame tras ver como desaparecía.
— Dilo fuerte Emma, Lina tiene una energía única y extremadamente motivacional, ella literalmente aparenta ser una muñeca autómata cuyas baterías nunca se agotan y que no deja de parlotear.
Después de escuchar la manera en como se expreso no pude evitar reír porque hacía mucho tiempo que no escuchaba semejantes comparaciones dignas completamente de su humor, comparaciones las cuales exclusivamente él era capaz de realizar.
— Veo que ni siquiera los años han podido cambiarte tío Martín, no tienes remedio alguno.
— Con la edad que tengo querida mía dudo que el mismo tiempo pueda hacer algo al respecto para cambiarlo — y tras replicar aquello la risa también le gano.
Luego de calmarnos la seriedad tomo la oficina consumiendo de por medio la atmosfera de alegría que hasta el momento se experimentaba cuando esta rápidamente por un aire de tensión y pesadez.
— Y dime que te trae por Belcier ¿Dónde están Eliot y Linsey? — con curiosidad replicó mientras clava sus ojos en los míos.
— Créame que la misma pregunta me hago yo.
— Como, no comprendo — la cara del tío se tensó aun más después de escucharme, era como que sentía que había sucedido algo malo al respecto y aparentemente se preparaba para escucharlo.
Hablar de ellos provocaba que en mi se asentara una enorme desganes ligada a la más cruel tristeza pues tras verlos desaparecer de la manera en la que lo hicieron era bastante duro para mí y difícil aun de afrontar.
Ante la más mínima pronunciación que los relacionara no podía evitar sentir como mis ojos se llenaban de lágrimas así que tras esconder levemente la cara del tío me anime a dar una respuesta de por medio.
— Ambos regresaron al bosque hace ya más de cuatro años, de todas las formas posibles me prohibieron que interviniera y que incluso me acercase a la cabaña.
Agache la cabeza de nuevo no tenía fueras para siquiera verle a los ojos en aquel momento las palabras dolían y expresarlas aun más.
— Créame cuando le digo tío Martín que en más de una ocasión entre al bosque con la esperanza de atravesar la niebla para intentar verlos, pero era inútil a fin de cuentas terminaba perdiéndome en medio de la misteriosa y densa niebla que se forma alrededor y a causa de eso termine marchándome del país para intentar así no volverme loca; hace poco regrese pensé que lo más conveniente era cambiar de aires así que decidí alejarme un tanto de Venecia para establecerme aquí.
— Sabes sí algo paso o si se ha escucho alguna noticia entre los lobos de la zona respecto a ellos — con curiosidad y miedo Lombardi refuto aquello quizás imaginando el peor de los escenarios.
— No, estoy completamente exenta de todo, desconozco por completo la razón de su huida — promulgue sin demora y después de pensarlo mucho durante algunos segundos me atreví a continuar — cuando ambos finalmente sabían que se marcharían entregaron a mis manos el relicario que la abuela siempre solía llevar colgando de su cuello dejando bien en claro un mensaje sobre el mismo que con el tiempo descubriría que es lo que significaba si realmente me atrevía a enfrentarme a Belcier una vez el pasado comenzara a golpear la puerta queriendo manifestarse.
Con tristeza tome mi mano derecha la lleve hasta mi cuello y tomándolo por la cadena que lo sujetaba saque aquel objeto el cual mantengo oculto la mayor parte del tiempo bajo mi ropa oculto de cualquier mirada invasiva o curiosa.
Así que con cuidado lo eleve en el aire y tras extraerlo por completo una vez en el exterior lo deposite justo sobre mi mano izquierda para admirarle completamente cerrado, de continuo eleve los ojos y fue allí que fije por nueva vez mis ojos en él.
— Desde entonces se ha convertido en lo más preciado para mí es lo único que me hace sentir cerca de ellos.
El señor Lombardi me miró con los ojos inundados de tristeza al escuchar mis palabras se le había formando un fuerte nudo en la garganta que le impedía expresarse correctamente pero a pesar de ello y a pesar de la acción de tal sentimiento se atrevió a decir.
— Emma desde ahora te lo digo debes de cuidarlo bien tal y como ellos te lo dijeron, pues aunque no lo parezca el relicario tiene un enorme valor, uno que no se puede compara con dinero porque ni siquiera el oro puede cubrir su totalidad.
Verlo en mis manos provoco en el algo de inquietud, su voz ya no se escucha serena sino que más bien se percibía algo agitado, sus ojos no se apartaron del relicario mientras aun lo tenía en mis manos como si se encontrara analizando la situación perdido en su propio mundo.
Durante algunos segundos más aquel guardo silencio como si intentase poner en orden sus pensamientos y tras respirar profundamente continúo diciendo...
— Sí, lo sé, se lo preciado que puede llegar a ser, era demasiado importante para ellos, pero ahora Emma a quien le afecta aun más de lleno es a ti tanto que también afecta tu futuro entre los lobos.
