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Capítulo 2

Andamos por un camino extenso, el viaje era verdaderamente largo, finalmente nos sentimos muy emocionados al llegar a nuestro destino que era la casa de campo. El ambiente era expléndido, yo apreciaba a la naturaleza y todo lo relacionado a todo lo que lo rodea. Me detuve a observar los árboles, las hojas de los árboles estaban verdes, mientras el sol se veía radiante dando perfecta iluminación, las aves correteaban de un lugar a otro. Al principio no me agradaba mucho la caza, pero después me llegó a gustar, a mí le gustaba mucho salir de caza.

—Que lindo —murmuré mirando desde adentro de la casa hacia afuera.

Mi mamá y Coreen habían preparado la cena de aquella noche, al siguiente día me tocaba a mí y a las demás, y así sucesivamente. Obviamente todos íbamos a hacer lo mismo. Cuando estuvo la cena, nos ubicamos en la mesa para comer. Una vez terminamos de comer mi mamá nos dio una advertencia de que deberíamos de tener precaución en la noche en aquel lugar. Ella sabía nos conocía y sabía que podríamos salir a andar. Durante el trayecto del viaje nos dijo tantas cosas.

—Les hablé claro a ustedes, traten de cuidarse —después de ella haber dicho eso, se movilizó hacia la habitación con mi papá.

—Hey, girls. Me encantaría caminar en el bosque una noche. ¿Qué me podrían decir? —dijo Corren, yo la miré asombrada y las demás la miraron confundidas.

«¿Caminar por el bosque en la noche? No lo podía creer. Sinceramente que Coreen está fuera de juicio».

—¿Qué haz dicho Coreen? —le pregunté suavemente por lo que había dicho.

—Pero ustedes de verdad...No me miren así, no es para tanto, ¿qué he dicho? Dejen el miedo, cobardes —trató Coreen de animarnos.

Coreen estaba muy convencida en querer ir, me llegué a sentir un poco incómoda, yo sabía muy bien de que ella comoquiera iba a ir importar nuestras opiniones, como lo solía hacer siempre, a Coreen era inútil intentar sacarle algo de la cabeza. Ella solía ser impulsiva y no escuchaba a nadie.

—Coreen, sinceramente yo no creo que estés tomando una buena segerencia —le dije a Coreen.

Coreen me miró decepcionada, pero no me importaba en lo absoluto. Yo realmente quería que se olvidara completamente de aquella acción que ella quería cometer.

—Como ustedes no quieren ir conmigo, yo me iré sin ustedes —determinó Coreen rotundamente—. Tienen miedo, son muy miedosas ustedes. Yo no le tengo miedo salir a pasear por ahí en la noche.

Sentí miedo por tan sólo imaginar eso, de repente sentí que el corazón me sobresaltaba. «Coreen caminando en el bosque sola y de noche.» No podía permitir que ella se fuera sola.

—Tú, Coreen. No estarás sola por ahí —le dije a ella y pensé ir con ella—. Bien. Voy contigo.

Accedí a ir con ella, tenía que velar por la seguridad de Coreen, fue algo de repente y arriesgado pero sinceramente no estaría de más intentarlo. No pensé en decírselo a mis padres.

—Yo no voy —pronunció Ana.

—Yo tampoco voy —afirmó Lora.

—Yo tampoco, me quedo con las chicas —comentó Sofía.

Era de esperarse que las demás no quisieran ir. Primera vez en mi vida que yo había decidí ir con Coreen en una de sus aventuras improvisadas arriesgadas. Coreen de inmediato se movilizó de donde se encontraba, emprendió sus pasos e iba caminando rumbo a abandonar la casa, y yo obviamente la seguí. Antes de cerrar la puerta para retirarme, me giré hacia ellas para decirle algo.

—Por favor, no vayan a decir nada al respecto, pueden colocarle seguro a la puerta principal, pero no a la puerta de la cocina, pues cuando retornemos vamos a entrar por esa puerta, traigo las llaves obviamente —le informé a mis amiga. Seguí caminando saliendo de la casa, procedí a cerrar la puerta luego y seguí los pasos de mi hermana.

Caminamos por el camino se veía la luna, ciertamente se veía hermosa. Entendí perfectamente la razón por la cual mi hermana le agradaba caminar en el bosque por las noches. Caminamos en silencio por un largo rato. Se escuchaba las voces de algunos animales vociferar, era de noche y los nocturnos salían, aveces me llegaba asustar pensando en si nos salía un animal salvaje pero luego yo misma me ponía a pensar y volvía a mantener la calma.

—Espero que no vuelvas a querer salir de noche a caminar —sentencié yo.

«Vendrá a la defensiva de que hará lo que de la gana».

Ella estaba muy acostumbrada a hacer eso, supuse yo, pero sentía preocupación de que ella pudiera salir en las noches y toparse con algo raro.

—Dime Denia ¿Te da miedo? No me importa lo que tú digas, seguiré haciéndolo —me desafió ella.

—Coreen, no te pongas a retar —le llamé la atención.

Cuando ella determinaba algo, lo hacía.

—No voy a contestarte —me dijo ella sin importarle nada.

—Te conozco muy bien, Coreen —seguí yo con el mismo tema—. Conozco perfectamente tus salidas nocturnas sin que nadie lo sepa, hay personas que me lo dicen.

—¿Ah y cómo es eso? ¿Qué otras cosas te han contado? —me hizo ella dos preguntas.

Me incomodaba cuando ella me desafiaba. Sentí que era suficiente, y no iba a pelear con ella, lo más seguro era volver a casa.

—No voy a decir nada al respecto, te contaré otro día o noche, acuérdate que no eres mayor de edad y que mientras eso vaya sucediendo, no puedes hacer lo que te plazca hermanita —le respondí yo recordándole algún punto.

—Dile a mamá y a papá de que yo salgo de noche sin permiso, hazlo —me desafió Corren sin importar lo que pueda suceder.

—Si fueras otra no me dijeras esas cosas, madura y no te comportes como una niña —le reclamé a ella por su comportamiento.

Me quedé en silencio y ella hizo lo mismo. Yo no tenía intención de contárselo a nuestros padres, iba dejar que ellos se dieran cuenta, nuestros padres habían dicho que después de las once de la noche Coreen podía estar fuera de la casa. Más sin embargo yo podía salir sin permiso alguno. De pronto algo se iluminó de repente dejándome dudas en mi cabeza.

—¡Oh, que lindo! —chilló Coreen.

—Oh sí, lindo todo pero... No sé, no debemos de confiarnos —realicé un comentario.

—Ven conmigo Denis —me invitó a ir con ella, me tomó del brazo y me jaló en contra de mi voluntad.

Llegamos a transitar el camino, Coreen estaba emocionada en aquel lugar pero sin esperarlo unos lobos nos rodearon que provenían del bosque. Inmediatamente me asusté mucho. Coreen se pegó a mí con mucha fuerza, teníamos mucho miedo, y nos asustamos un montón.

—¡¿Qué haremos ahora?! —gimió en voz baja Coreen.

—Tranquilízate —le respondí yo.

Veía a los lobos se aproximarse a nosotras y yo ni idea de lo que iba a hacer. Pero sin esperarlo de sorpresa aparecieron otros lobos y se dieron al ataque de los que estaban rodeándonos a nosotras. El miedo se incrementó aún más en mí, emprendimos la huída muy asustadas hasta que lo hicimos más lento. Llegamos finalmente a la casa de campo de nuevo y no volvimos a decir más nada.

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