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Denis Entre Lobos

94.0K · Completado
Candy Nairoby Aguasanta
75
Capítulos
1.0K
Leídos
8.0
Calificaciones

Sinopsis

Historia ficticia, romántica, fantástica y de misterio. Denis es una joven que de un momento a otro se encuentra con sucesos paranormales y extraños, conoce a Alvaro este es un hombre lobo emprenden un romance pero es roto por los celos de Lester que cree que lo engaña con él, este también un hombre lobo.

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Capítulo 1

Había sido un día soleado, donde el sol intensificaba su luz. La estación de verano ya estaba establecida en la ciudad. Las nubes estaban totalmente dispersadas y decidimos decidimos ir a pasearnos por el campo y por supuesto a cazar. Decidí invitar a mi amiga Lora y a Ana también. Nadie se opuso, mis padres y mi hermana conocían a Lora y a Ana y aveces ellas compartían con nosotros. En las vacaciones familiares podíamos invitar a cualquier amigo, o persona conocida, esta vez mi hermana no invitó a nadie. Tomé la decisión de invitar a Lora y a Ana, obviamente no me dijeron que no. E incluso se pusieron a planear para una ocasión futura.

Estaba en la sala de estar sentada, cuando escuché que alguien tocaba la puerta principal y me movilicé de inmediato para abrir la puerta. Abrí la puerta y me topé con la mirada de mi prima Sofía, extendí la puerta para que ella pudiera pasar, la saludé a ella y ella hizo lo mismo, ella entró a la casa y se acomodó en un mueble.

—Sofía, que bueno que llegaste. Tenemos un viaje para el campo, no podrás permanecer por mucho rato aquí —le informé a

ella de inmediato.

Yo permanecía parada. Me puse a pensar que si Sofía querría ir con nosotros. Mi madre solía decir que nosotras juntas éramos una exploción, e improvisábamos mucho.

—Ah, no importa, yo puedo venir otro día. Y... ¿Puedo ir al viaje? —se mostró ella curiosa.

Me agradó la idea y le di una sonrisa mientras ella me miraba con esperanza alguna. Pude notar su inquietud, y quería que ella fuera, de seguro mis padres no iban a oponerse.

—Tengo que consultarlo con mis padres, además invité a Ana y a Lora —le respondí a ella, sonreí luego.

Veía mi mamá que se aproximaba hacia Sofía. Mi madre la veía como su hija. Sofía nació y su mamá llegó a tener algunos problemas y no pudo lactar. Por lo tanto, mi madre le daba el seno a Sofía.

—¡Sofi! ¡Estás aquí! —exclamó mi mamá, llegó hacia Sofía, le dio un beso y un abrazo.

—¿Será que podré ir al viaje con ustedes? Please —Sofía suplicó y yo sabía que mi mamá no iba a decirle que no.

—Claro, ve y prepara tus maletas Sofía —le contestó mi madre.

—Perfecto —comentó Sofía emocionada, la veía movilizarse—. Pues, tendré que ir a preparar mi maleta, nos vemos luego.

Sofía se había marchado de la casa para preparar lo que iba a llevarse. Me volté hacia la dirección de mi madre y me miraba muy seriamente, me imaginaba lo que ella estaba pensando. Yo la conocía muy bien.

—Mamá. ¿Qué ocurre? No me mires así duramente —me expresé y crucé los brazos.

—Es que ustedes se mueven mucho, yo voy a estar al tanto de lo que ustedes estén haciendo, podrán ser mayores de edad pero en mi casa se hace lo que yo quiera —sentenció mi madre como lo solía hacer—. ¿De acuerdo?

Me sentí fastidiada en aquel momento.

—Ok, mamá —rodé los ojos y tomé un respiro—. Puedes estar tranquila, nosotras no vamos a invitar a chicos —intenté aclararle a él.

—Bien, y quisiera dejarle algo bien claro en ustedes, no quiero que realicen viajes hacia Verlmont en un futuro. En el caso de que intenten ir, ustedes van a tener que alquilar un espacio en donde quedarse. Solamente estarán en la casa de campo cuando tu padre y yo estemos allá —determinó ella.

Ambos eran muy posesivos con la casa de campo que ellos poseían, ya mi madre lo había dicho, no quería viajes sin ellos para allá. De hecho, cuando yo iba a Verlmont, yo reservaba en un hotel. A mí me encantaba la ciudad, el campo, ver los animales. Le comenté a las demás de no invitar a más nadie para allá, podrían invitar a alguien, pero verse en el pueblo.

Sofía se había marchado y conversamos por un rato más. Mi madre era de carácter fuerte y yo trataba de sobrellevarla. Mas sin embargo Coreen mi hermana menor no tenía paciencia, solía ser muy rebelde, actuaba como una adolescente, tambien solía ser muy terca.

—Denis, muévete para preparar tu maleta. Se nos acaba el tiempo —pronunció mi madre.

Me movilicé de donde yo me encontraba y me desplacé para prepar mis maletas. Una vez terminado retorné de nuevo con mi equipaje pero al parecer yo había sido la primera en concluir. Tomé asiento en el mueble y comencé a manipular mi móvil. Mi visión se topó con algunos mensajes de mi ex novio Max.

—Max, si molesta. Me ha mandado como veinte mensajes.

Leía los mensajes de Max, y veía que me enviaba fotos de él e incluso con lágrimas en sus ojos, dando lástima, él quería que yo sintiera pena por él, pero ya yo no confiaba en él. Recordé el día en que yo fui a su casa, su hermano me abrió la puerta de su casa ese día y me dijo que fuera hacia la biblioteca de Max, él estaba allí, pero su hermanono sabía que hacía Max allí, sino no me hubiera permitido entrar, lo vi con dos chicas, estaban en un trío, ella eran compañeras de natación y yo las conocía perfectamente. Lo que hice fue, cerrar la puerta y alejarme del lugar. Yo no quería saber nada con respecto a Max y se atrevía a escribirme ese descarado, le dejé bien en claro que no había marcha hacia atrás.

Después de pensar tanto en el pasado. Decidí asomarme hacia una de las ventanas. Minutos después veía a Sofía llegar de nuevo y lo hizo muy rápido. Yo la veía através de la ventana, había llegado en un taxi ella y se percató de mi presencia.

—¡Denis sal de ahí! ¡Ven ayudame! —gritó ella, venía con tres maletas.

Obviamente tuve que ir en su auxilio, coloqué mi móvil encima de una mesa próxima, procedí a abrir la puerta, me aproximé hacia Sofía y decidí tomar una de las maletas que ella había traído. La que sostuve estuvo muy cargada.

—¿Sofía? ¿Qué fue lo que le echaste a todo esto?—inquirí.

—Le eché lo que yo estaba —me contestó ella.

—Está maleta está muy cargada. Parece que le echaste piedra, te pasaste de traer cosas —le reproché a ella.

—En las maletas hay botellas de alcohol. ¿Feliz?

—Te pasaste, le pusiste mucha carga —me quejé.

—Y no te gustó, la pobre se está cayendo —se bufó Sofía.

—No he comentado nada malo, sólo me quejo porque tengo mucha carga —le contesté a ella—. Voy a dejar tu maleta afuera de la casa.

Cuando decidimos entrar hacia la casa, vi a los demás en la sala de estar como se había esperado. Observé las maletas de todos ubicadas una al lado del otro.

En un rato...

—Estamos listos finalmente, es hora de irnos—ordenó mi mamá rompiendo el silencio.

Entonces procedimos a desplazarnos hacia el minibus de mi papá.