Librería
Español
Capítulos
Ajuste

Capítulo 3.

PRIMER DIA.

“TANTAS COSAS PASAN EN UN MINUTO EN LA VIDA .EN UN MINUTO MUEREN, NACES, CADA MINUTO NO TIENE PRECIO, EN UN MINUTO VOLVÍ A LA VIDA”

Katherine

Me quedo observando la puerta por donde los veo salir, me acomodo mejor en la cama fijando mi mirada en la ventana, preguntándome que decisión tome para estar hoy aquí, cuál fue el minuto decisivo que me trajeron a esta cama, en este hospital sin recuerdos, sin familia, sin padres, sin nada.

Miles de preguntas rondan esta mente oscurecida, sin dejar espacio a un poco de claridad.

¿Estaré casada?

Preguntas sin respuestas, me fijo en mi dedo, me siento más aliviada al no encontrar marca de anillo, pero eso tampoco es cien por ciento seguro, miles de personas se casan sin llevar anillos.

Levantó mi bata de hospital, para ver si encuentro señales de maternidad, estrías o algo parecido, pero lo que encuentro es una piel tersa suave, al pasar mis dedos por mi vientre.

Me siento liberada y dejo salir el aire de mis pulmones, el saber que no deje hijos abandonados es una gran satisfacción.

Mis lágrimas escapan de mis ojos cuando me hago la pregunta del millón ¿Porque nadie me ha buscado?.

Llevo más de 1 mes y medio en la isla o quizás más.

Me enrosco en la cama tratando de tranquilizarme y parar mis espasmos, cierro mis ojos para poder calmar mi agonía y consigo caer en un sueño lleno de dudas y miedos.

Estefany

Estefany entra en la habitación, luego de dejar a su hermano nada contento, deseando darle a Kate la noticia, que la tendría como invitada, pero al llegar junto a ella la encuentra dormida.

Ella tenía cierta admiración por Kate, se había comportado de maravilla, al enterarse de los por menores de su estadía en el hospital y conociendo a su hermano juraría que mucho tacto no tenía para dar información.

¿Porque no le habrán enviado a Mario? suele ser el encargado de dar las noticias a los pacientes.

La dejo dormir, saliendo de la habitación y me dirijo a mis demás actividades.

Al terminar la tarde me encamino a la oficina del director en donde lleno algunos formularios y firmo otros dejando constancia de que Katherine se viene conmigo

Retiro los papeles del alta, esperando que pueda recordar, y pidiendo de corazón que sus recuerdos sean un alivio y no un tormento.

Katherine

A pasado una semana, desde que Estefi me trajo con ella, su casa es muy bonita de 2 plantas, situada en una zona de reserva.

La casa es muy amplia pintada de blanco haciendo más espacioso los lugares, con ventanales utilizados en vez de paredes dejando ver así la hermosa playa.

Todas las tardes almorzamos juntas me cuenta parte de su historia y de un gran amor.

¡No todos los grandes amores siempre terminan juntos!, a veces las princesas o príncipes se quedan sin sus felices para siempre ¡qué triste!

El recuerdo de mi vida pasada se niega rotundamente en aparecer, al principio fue frustrante, a nadie le gusta hacerse a la idea de que eres como un cuaderno nuevo, una persona nueva en el mundo con muchos vacíos por llenar y tras mucho meditar, pensar y procesar llego a la conclusión que hoy es el primer día para empezar a brillar.

Me coloco frente al espejo para observar mi rostro, cuerpo y en ella veo la imagen de una persona desconocida.

Observo el reflejo de una mujer pequeña y por más que mi estatura parezca de una menor de edad, me niego rotundamente a creer que soy una menor de 20, la simple idea me causa gracia.

Mis ojos grises.

Mi piel blanca.

Cabellos castaños.

Me gusta lo que veo, y más al saber que esta soy yo.

¡Un gusto conocerme!—me digo a mi misma.

Traigo un vestido de color celeste al vuelo, con flores de colores vivos y unas sandalias espartanas.

Me siento fresca, valiente, atractiva.

Me coloco brillo en los labios y me siento completa.

Escucho unos pasos en la escalera —Katherine baja ya ¡no quiero llegar tarde!

—Voy Estefi ya estoy lista—bajo las escaleras para encontrarme con una Estefi despampanante, ella es extremadamente bella.

—¿Cómo te sientes?—me pregunta con cierta preocupación en sus ojos.

Trato que mi intento de sonrisa llegue a mis ojos.

—¡Súper! vamos a divertirnos —trato que mis palabras suenen creíbles.

Ella sonríe y me abraza, esta mujer no solo me brindo su amistad sin conocerme, sino que además se convirtió en mi soporte, mi equilibrio, mi cable a tierra.

Nos dirigimos a la camioneta y antes de subir me observa con una sonrisa traviesa.

—No sé cómo haré para espantar los tiburones de ti.

Al subir niego con la cabeza cuando ella da el grito al cielo diciendo —¡esta noche promete!

Al llegar al lugar me fijo en varias cosas.

La casa está a la orilla de la playa, una especie de paraíso escondido.

El patio está cubierto de faroles de papel de diversos colores, creando un ambiente romántico y exótico.

La playa está repleta de pequeñas carpas iluminadas solamente por las sillas y mesas que están decoradas con imágenes en neón, dando un aspecto de mayor privacidad a los invitados.

El lugar se encuentra abarrotado, sin que Estefi dijera nada, es evidente que llegamos tarde por mi culpa.

A la mayoría de las personas soy presentada como una prima lejana, habíamos llegado a la conclusión con Estefi que mientras menos información demos mucho mejor.

Mis sentimientos aún están a flor de piel, a veces estoy feliz, al minuto triste y en este momento melancólico, atribuyo al hecho de ver tantas personas desconocidas.

Decido caminar, para hacer pasar el vacío que me abraza el pecho, me dirijo a la parte más alejada de la playa, necesitando un poco de paz tranquilidad.

La briza fresca, me ayuda a despejar mi tristeza, la noche es cálida y el viento trae consigo gotas de agua, me dirijo a una pequeña montaña formada por rocas.

Me siento en la arena, y apoyo mi cabeza en las rocas para poder admirar las estrellas.

Sonrió al escuchar una pelea de enamorados.

—Odio que siempre hagas eso, es que acaso no te interesan mis sentimientos —dice la mujer puedo escuchar desde aquí sus intentos de llanto, digo intentos porque a leguas se nota que es fingido.

—Basta sofí el melodrama no va contigo —  lo escucho bastante molesto y su voz me es conocida pero no logro ubicar a quien corresponde.

—No lo entiendes estoy en esta maldita isla por tí, pensé que estarías un tiempo hasta que Estefi se recuperara pero de eso, hace 4 años que estás aquí ¡ya basta! Porque no vuelves a casa tú familia está pasando por una situación muy difícil necesitan tenerte cerca —escuchó unos pasos seguidos de un soplido de fastidio.

—No me interesa, no lo entiendes, todavía no voy a volver y si no te gusta prepara tus maletas y te llevo al aeropuerto, no te pido que vengas, vienes por decisión propia—él es tajante, hasta incluso soberbio por lo que escucho.

—Eres un maldito, sabes que te quiero por eso vengo, a veces maldigo el día en que te conocí.

—No me vengas con esas sofí, crees que no sé qué te tiras a cuantos encuentras en tu camino—escuchó el ruido de una mano chocar contra un rostro.

¡Será infeliz! el tipo para decirle eso.

Me acurruco más por temor a que se percaten de mi presencia, no todo los días escuchas en directo una pelea de esta magnitud.

—Te vas a arrepentir, no lo dudes ni por un minuto desgraciado —dice la mujer muy histérica.

Escucho un maldecir masculino.

—Que sea la última vez que te atrevas a tocarme Sofía haz tu vida y olvídate de mí, no vuelvas después a buscarme como una perra en celo —escucho un grito seguido de unos pasos alejarse.

—No olvides dejar las llaves de mi casa —escucho el gritó de la mujer, seguidos de una carcajada masculina.

Me imagino que como mínimo le hubiera sacado el dedo corazón, giro para ver a la mujer alejarse con un vestido muy elegante para la ocasión.

Observó el cielo, un cielo bastante estrellado, abrazo mis rodillas contra mi pecho tratando de dar calor a mi cuerpo, apoyo mi barbilla, esto es paz y tranquilidad.

Unos minutos después mi nuca se eriza, intento no asustarme, mis instintos básicos me avisan que alguien me está observando.

Busco con la mirada donde se encuentra la persona que invade mi minuto de tranquilidad, o podría ser paranoia mía también.

Pero eso queda descartado cuando veo a un hombre recostado en las rocas, con la mirada fija al mar.

Me levanto lentamente y al cruzar frente a él, de un tirón me sienta a su lado. ¿En qué momento sintió mi presencia? ¿Quién es este hombre? ¿Qué quiere de mí?

—Hola bonita ¿cómo te llamas?—dice mientras me observa con esos bellos ojos, no me costó mucho reconocerlo .Es imposible olvidarse de alguien como él.

Y también está el parecido con su hermana, pero al parecer él no me reconoce .No paso de ser una más del montón.

—Yanet —contesto con una sonrisa, ¿para qué dar mi identidad? si en minutos, se olvidara hasta de haber hablado conmigo.

—No te dijeron Yanet que no se escucha la conversación de los demás —su voz sonó como una acusación directa y su boca muy cercana a mi oído como si me contara una confidencia.

Mis gestos debieron ponerlo en alerta, por qué en minutos me regala una sonrisa, moja bragas.

—¿Conversación? Eso no fue una conversación —frunzo el ceño mientras continuo.—Una discusión diría yo, jamás me tomaría la molestia de espiar tu “conversación”—coloco mi mano entre comillas al pronunciar conversación

—Para que lo haría, si tu solito usaste prácticamente un megáfono para hablar y estoy casi segura que no encontraras una persona que no haya escuchado tu “conversación “.

Mi tono de voz es de indignación y molestia, pero me calmo al ver como se carcajea a todo pulmón, al ver su rostro la alerta suena en mi cabeza “aléjate, peligro, está buenísimos y caliente” esas son las palabras para correr en la dirección contraria a él.

—Sabes no recuerdo haberte visto en la playa—su mirada picara se enfoca en mi boca.

“corre ,corre” ¡cobarde!

—¡A sí! conoces a todas en la isla —contesto con una sonrisa sensual.

¡Qué rayos estoy haciendo me digo a mí misma! que pretendo un polvo rápido, porque eso es todo lo que Jonathan da, polvos rápidos nada personal.

Apoya su cabeza a la roca y cierra sus ojos quedándose en silencio, decido hacer lo mismo, relajo mi cuerpo, pero dura solo minutos, al escuchar su respiración muy cerca de mis oídos, mi piel comienza a electrizarse abro lentamente mis ojos para ver que sus labios están demasiado cerca de los míos.

—Sabes...que tienes que pagar con un beso el escuchar mi conversación.

Antes de que pueda reaccionar sus labios están pegados a los míos, chupando mi boca, abro mis labios para dar entrada a su lengua, no solo invade mi boca como un bárbaro, además se adueña de mis sentidos, un beso de esta magnitud debería ser ilegal, mi cuerpo reacciona perdiendo el control hasta de mis pensamientos.

Sus brazos se enredan en mi cuerpo, convirtiéndolos en una prisión contra las rocas, su beso es embriagador, adictivo .Me separo de el aunque mi cuerpo me odie por eso y mis labios casi supliquen por más.

Me observa con los ojos entre abiertos dándole un aire de un niño travieso, sus labios carnosos rojos igual que los míos.

Esa mirada debe funcionar para hacer caer a más de una, pero al ver que no reacciono a su encanto me mira incrédulo, como diciendo “No funciona contigo”.

Vuelve a su posición original, me aguanto las ganas de reír.

¡Lo peor para un casanova es creer que perdió su encanto! .No sabe lo mucho que me cuesta no volver a besarlo.

—Lamento haberme pasado de la raya, eres tan hermosas con tu pelo suelto y ese aire de misterio, seguro que eres una diosa del mar que ha salido para llevar consigo a los pobres hombres como yo.

Dijo mirando al mar, quería morir de risa, si él fuera un pobre hombre ¿que serían lo demás hombres del planeta?

No consigo evitar reír a carcajadas veo su cara de angustia y una mirada de determinación.

Mejor retirarse a tiempo para mi paz mental.

Comienzo a levantarme despacio, sacudo la arena del vestido, no pasa ni 2 minutos, cuando sus brazos están sobre mi cintura, apretándome con fuerza y determinación.

No me da tiempo a actuar, cuando de nuevo sus labios están sobre los míos, asaltando y llevándose todo a su paso, disfruto cada minuto de su beso.

Como no hacerlo, cuando estas con un príncipe, pero no de Disney, sino un príncipe vikingo.

Me levanta en brazos sin que ponga ninguna resistencia, apenas me doy tiempo de respirar y mi cuerpo traicionero toma de nuevo control, mis brazos van a parar en sus hombros.

Su aroma es un pecado para la humanidad femenina.

Sin soltar mis labios me desliza por su cuerpo lentamente, se separa de mí y nuestra respiración intenta volverse normal

—Te veo princesa—dice dándome besitos en el rostro.

Siento frío cuando sus brazos me sueltan, abro mis ojos al ver que estoy en la entrada de la casa, me trajo cargada toda la playa.

Lo busco con la mirada y lo encuentro dirigiéndose al estacionamiento.

Me reprendo de lo fácil que caí en su encanto y decido que lo mejor es mantenerme lejos de él.

Descarga la aplicación ahora para recibir recompensas
Escanea el código QR para descargar la aplicación Hinovel.