PACIENTE FRIO
Capitulo 2
La noticia es devastadora para todos. No pueden creer que aquel enérgico hombre esté condenado a una silla de ruedas.
Zack abraza a Marian, quien suelta un pequeño grito de agonía. Siente que su sueño rosa se derrumba a sus pies.
Sara decide regresar al lado de Cole, esperando que, al despertar, Henry le dé la mala noticia. Sabe que esta situación será dolorosa para él y siente que debe cuidarlo.
Cole abre los ojos tras un largo día de descanso inducido por medicamentos. Debe prepararse para la realidad que le espera.
—¿Cuánto tiempo ha pasado? —pregunta a Sara, quien sigue sujetando su mano.
—Solo un día. Avisaré al doctor que despertó. —Sara intenta levantarse, pero él la detiene con suavidad.
—No me deje solo, por favor —suplica, sosteniéndola con fuerza.
Henry llega, revisa a Cole y ordena que lo trasladen a una habitación llena de flores enviadas por su hermano. Cole hace una única petición: que la enfermera rubia se quede a cuidarlo. Se siente protegido en sus brazos y ve ternura en sus ojos.
Sara accede honrada. Desde que Cole llegó al hospital, no ha descansado, permaneciendo a su lado con total entrega.
—¿Qué sucede, doctor? —pregunta Cole mientras suspira y bebe agua. —¿Cuándo podré mover mis piernas?
Zack llega a la habitación. Pidió apoyo a Marian, pero su madre, Irma, la obligó a irse del hospital al enterarse del estado irreversible de Cole.
El médico se prepara para dar la noticia, mientras Zack evita llorar.
—Señor Tuler, el accidente fue más grave de lo que cree.
—No fue un accidente —interrumpe Cole, angustiado. —Alguien intentó matarme, y en la huida estrellé el vehículo. Creo que fue un intento de secuestro.
—Informaremos a las autoridades y a los medios —asegura Henry. Luego toma aire antes de continuar. —Señor Cole, sus heridas en la espalda afectaron vértebras vitales para el movimiento. Según los estudios, ha perdido la movilidad de sus extremidades de manera indefinida.
—¡Es mentira! —grita Cole. Intenta levantarse, pero sus piernas no responden. Cae al suelo.
Sara corre a ayudarlo, pero Cole, cegado por la ira, la empuja rechazando su ayuda. Zack y Henry lo levantan. Entre sollozos y furia, lanza al suelo un florero.
Henry le administra un calmante. La situación se vuelve más compleja. Sara derrama algunas lágrimas por él.
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Marian llega a casa destrozada. Quiere estar con Cole, pero su madre se lo impide.
—Sabes que Cole era nuestro salvavidas. Ahora será una carga. Debes terminar la relación de inmediato —exige Irma, ansiosa.
—No lo haré. Lo amo con todas mis fuerzas —responde Marian.
—¿Quieres cuidar a un paralítico? Pronto serás su enfermera personal. ¡Hasta tendrás que cambiarle el pañal! ¿Es lo que quieres? —pregunta con desdén.
Marian calla. Quiere asumir el compromiso, pero duda de su fuerza de voluntad.
—¿Qué propones? Dejarlo no arreglará nuestra situación financiera —lloriquea.
—Si no pagamos nuestras deudas, iré a la cárcel y nos quitarán la casa —advierte Irma.
Marian suspira, agobiada. Finalmente cede.
Esa noche, Kevin llega a darle apoyo. Irma lo invita a la habitación de su hija. Marian lo abraza llorando.
—Deberías terminar con Cole —susurra Kevin. —Él no es un hombre para ti.
Kevin la besa. Marian accede y, con lágrimas en los ojos, se entrega a él, cumpliendo el plan de su madre.
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Sara cuida a Cole, a pesar de su rabia.
—Sé que esta situación es difícil, pero...
—¡Usted no sabe nada! —grita Cole, desorbitado. —Es una simple enfermera, límitese a su trabajo y no me dirija la palabra.
Sara obedece, comprendiéndolo.
Días después, Cole exige irse a casa. Henry y la junta médica lo aprueban, con la condición de que tenga vigilancia médica.
Zack considera que Sara es la enfermera ideal, pero Thompson, temeroso de perderla, miente:
—No la recomiendo. Tiene investigaciones por negligencia. La salud de su hermano podría estar en riesgo.
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Marian decide visitar a Cole para hablar con él. Al verla, él la abraza llorando.
—No te juzgo por no venir a verme. Esto es difícil para ti, pero saldremos adelante juntos.
Marian suspira y se aleja.
—Debes tener fortaleza para sobrellevar esto... pero sin mí. Nuestra relación termina. Tenemos caminos diferentes.
Deja el anillo de compromiso en la mesa y sale corriendo, llena de lágrimas. Cole grita desesperado. Intenta seguirla, pero cae de la cama. Zack y Sara lo ayudan a levantarse.
—¡Sal de aquí! —grita Cole a Sara, descargando su rabia.
Ella obedece en silencio.
—Tengo que recuperar a Marian. Ella solo está asustada, como yo —murmura Cole, aferrado a una ilusión.
—No, Cole —Zack lo sujeta de los hombros. —Ella no te ama. Ahora es la novia de Kevin. Se irán a Europa en unos días.
La noticia es un balde de agua fría. Cole siente que una parte de su corazón muere.
Zack le ofrece a Sara el puesto de enfermera privada de su hermano a cambio de una gran suma de dinero. Aunque indecisa, ella acepta. Quiere salir del hospital y evitar el acoso de Thompson, pero sobre todo, ayudar a Cole a sanar.
Sara entra para curar una herida en la cabeza de Cole. Él le toma la mano con fuerza.
—¿Voy a dejar de ser hombre después de esto? —pregunta, herido en su orgullo.
—Usted seguirá siendo un hombre —responde Sara, mirándolo fijamente. —Y alguien lo amará con la intensidad que merece.
Cole la acerca y la besa. Sara, sorprendida, corresponde por un instante, pero luego reacciona y le da una cachetada antes de salir corriendo.
Zack la ve salir y enfrenta a su hermano.
—Sara ha estado a tu lado todo este tiempo. Deberías ser respetuoso.
Cole suspira.
—Las mujeres perfectas no existen, solo esconden sus defectos para hacernos daño.
Zack sonríe.
—Acostúmbrate a ella. Es tu nueva enfermera privada.
