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Capítulo 3

—¿Por qué? Hicimos este plan para que tuviera sentido .

—Y dije que lo quería para el final —murmuro antes de cruzarme de brazos sobre el pecho.

Killian me analiza durante un largo rato.

—Jainy es el único que no te ha tocado .

—Lo sé —dice enderezando la espalda—.

Pero fue su padre quien arruinó mi vida .

—Qué lástima que ya esté muerto —dice Killian mientras hace girar los dedos alrededor del borde de su botella de cerveza—.

Podríamos habernos divertido mucho con él .

—Y lo haremos —digo , apoyando las manos en la mesa y poniéndome de pie—.

Acosando a su hijo.

Ambos sabemos que Jainy no es inocente.

Hemos visto su expediente y, sin duda, está haciendo cosas turbias en el club con las bailarinas que elige.

No me fío de ese hombre y, sabiendo que es pariente de ese hijo de puta, apuesto a que de tal palo tal astilla .

Killian asiente.

—Cierto .

Casi todos los que tienen dinero en esta ciudad son unos depredadores .

—Precisamente —asiento mientras busco en la nevera y cojo la última botella de cerveza antes de abrirla sobre la encimera—.

Así que dejemos a Jainy para el final.

¿ De acuerdo? Quiero tener el control absoluto de esta.

Me encanta que me ayudes, pero esto tiene que ser para mí.

—De acuerdo —asiente— .

Lo que tú quieras, hermana .

Le sonrío y levanto mi cerveza, él hace lo mismo antes de que yo le dé un buen trago.

Más tarde esa noche, me encontré tumbado en la cama viendo viejas grabaciones del club de Jainy.

Mi hermano quizá sea un experto en hackear sistemas y cámaras de vigilancia, pero con los años me ha enseñado un par de trucos y conseguí colarme en las cámaras del club de Jainy.

Deslizo el dedo por el vídeo hasta que me detengo en la toma que muestra directamente la oficina de Jainy.

Ahí está él.

Con su metro noventa de altura.

Sigue mirando fijamente el mensaje que le dejé anoche.

No ha llamado a nadie para que lo quite.

Me muerdo el labio mientras le observo mirar la pared.

No eres inocente, y lo sabes.

Y ahí sigue, como si nada, como si no tuviera ni idea de lo que ha hecho ni de quién es.

Eso me hiela la sangre.

¿Cómo se atreve a comportarse como si fuera un santo? El teléfono se aprieta entre mis manos mientras él se da la vuelta y se pasa una mano por la cara.

Me gusta verlo retorcerse.

Espero que esté entrando en pánico, preocupado, y que no pueda dormir.

Espero que se esté preguntando cuándo voy a atacar de nuevo y cuán devastador será.

Mi mirada se agudiza cuando se sienta en su escritorio y se queda mirando fijamente la pared opuesta.

Me gusta atormentar porque matar a estos bastardos no me basta.

Necesito hacer que alguno de ellos crea que se está volviendo loco.

Sería estúpido si no creyera que el 'asesino de clubes' lo persigue ahora que estoy en todas las noticias.

Jamás en mi vida había sido noticia, ni siquiera cuando me encontraron sangrando e inconsciente en el sótano de uno de los dueños de clubes más importantes de la ciudad.

No salió ni un solo artículo periodístico al respecto, porque les pagaron y pensaron que se habían salido con la suya.

Fue entonces cuando supe que no podía quedarme de brazos cruzados y dejar que esos cabrones siguieran con sus vidas como si nada hubiera pasado.

Sé que tenía que causar caos, destrucción y todo lo demás que se pudiera imaginar.

Mis ojos vuelven a la pantalla mientras observo a Jainy de nuevo.

Sonrío mirando mi teléfono y mi lado travieso me dice que esto es solo el principio.

Puede que consiga vengarme y, a su vez, haga justicia en el mundo, pero jamás recuperaré esos pedazos de mí que me rompieron tan profundamente que pensé que nunca volvería a vivir.

Jainy va a pagar por sus malas acciones, incluyendo lo que su padre me hizo pasar.

¡Un infierno! Su padre me hizo pasar un infierno, y que me parta un rayo si no hago que su hijo sufra el mismo destino.

✥ PUNTO DE VISTA DE Jainy ✥ Sé que parezco paranoico, pero no lo soy.

Algo está pasando y lo sé.

Si nos guiamos por el mensaje amenazante escrito con sangre en mi oficina, podría suponer que el asesino del club se acerca sigilosamente y no tengo ni idea de por qué.

He pasado las últimas tres noches en vela repasando cada decisión que he tomado durante el último año, pero no se me ocurre nada.

Debe ser alguien con una sed de venganza tan intensa que no le importa a quién mata; quiere que sean dueños de clubes de toda la ciudad.

Desde que vi uno de mis bolígrafos en el suelo hace unas semanas, se me erizó la nuca.

Sabía que alguien me observaba, incluso ahora.

Unos golpes en la puerta de mi despacho me sacan de mi ensimismamiento, interrumpiendo el trabajo que se acumula en mi escritorio.

Me aclaro la garganta y levanto la vista .

—Adelante .

El pomo de la puerta baja y dudo un instante cuando tarda demasiado en abrirse.

Pero cuando Gabriel aparece, respiro hondo y le hago un gesto con la mano para que cierre la puerta.

—¿Qué demonios está pasando ahí fuera? —pregunta señalando con el pulgar por encima del hombro.

Frunzo el ceño.

- ¿ Qué quieres decir? - - Parece una reunión militar ahí fuera .

- ¿ Te refieres a los dos guardias de seguridad que están de pie fuera de mi oficina ? —Sí —asiente Gabriel .

- No voy a correr ningún riesgo .

Gabriel exhala.

—Ha pasado una semana desde que escribieron el mensaje en tu pared y no ha habido ninguna novedad.

Debe de ser una broma, Jainy.

Ya habrían atacado.

No creo que a la mayoría de los asesinos en serie les guste jugar antes de actuar .

—Algunos sí —murmuro .

Se deja caer en la silla frente a mí, estirando las extremidades para ocupar el espacio.

—Vale , voy a fingir que no te estás volviendo loco— —Si dices la palabra loco, te estrangulo.

—Le apunto con el dedo.

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