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Ajuste

2 - 2

—¿Qué te parece si antes que nos durmamos hacemos algunas cositas?— me guiñó el ojo y sabía lo que se refería y si, necesitaba también Desestresarme de esa forma, no podía negar que también me gustaba hacerlo con mi novio.

De esa forma él y yo hicimos el amor desenfrenadamente esa noche, nos la merecíamos después de todo, pero sabía que al día siguiente amanecería sin ganas de poder hacer nada.

Al día siguiente desperté muy temprano, no se por qué me había despertado a esas horas si yo entraba un poco más tarde, pero aproveché que Noel estaba dormido, se miraba tan tierno con sus cabellos tapandole parte de su cara, pero había una curiosidad muy grande dentro de mí, desde ayer que hablé con Mayra, pues no podía quedarme de brazos cruzados, en primer lugar sabía que lo que iba a hacer estaba totalmente incorrecto , pero si no lo hacía definitivamente todas las horas que estuviesen pasando mi cabeza me atacaría sin parar.

Me levanté de la cama sin hacer ruido y sin ningún movimiento brusco, me puse la ropa y salí muy lentamente y de esa forma también cerré la puerta de la habitación, estando afuera le podría inventar cualquier cosa a mi novio.

Salí a la carretera y afortunadamente había pasado un taxi, todavía me sabía perfectamente la dirección de la casa de Henry así que se la brinde al taxista y él me llevó, A medida que nos íbamos acercando a la mansión mis manos iban un poco sudorosas y yo estaba un poco nerviosa, ni yo misma sabía por qué estaba haciendo todo esto si se supone que debería de olvidar definitivamente a Henry, pero creo que este hombre seguía teniendo cierta influencia sobre mi.

Al llegar a la entrada de la mansión me dio cierta nostalgia, pude recordar todas las veces que entré y salí por ese portón, todo estaba casi intacto , parecía que las cosas en realidad estaban marchando muy bien, creo que Mayra había exagerado un poco o quizás sólo me mintió.

—Muchas gracias— le di el efectivo al taxista y arrancó.

Anabella Scott, aquí comenzaste tu vida llena de ilusiones y mentiras, esta mansión fue testigo de muchas cosas y creo que en esta misma mansión tienen que quedar. Yo estaba frente al portón y oprimí el botón una y otra vez, yo estaba que me comía las uñas de la ansiedad.

El portón empezó a deslizarse de un lado hacia otro, tragué grueso, creí ver la silueta detrás de ese portón, la silueta de Henry, pero no, mi vista me estaba engañando, era una chica, quizás tenía la misma edad que yo y enseguida pensé mal, porque lo primero que pensé fue que seguro Henry había buscado una sirvienta joven para hacer sus cositas mientras ahora él estaba soltero.

—Señorita...— ella se acercó a mí—¿ en qué le puedo servir?—frunció el ceño.

—Buenos días, mi nombre es Anabella Scott y fui trabajadora del señor Henry, me gustaría saber si, ¿ él se encuentra en casa?— la miré con desdén, no sé por qué hasta con esta chica estaba sintiendo celos, cuando ni siquiera Henry y yo estábamos juntos. ¡ya, Anabella! por favor para todos estos estúpidos pensamientos de tu mente, ¡date tu lugar!

—Lo siento mucho, señorita pero el señor Henry hace mucho tiempo que no vive acá, lo único que se hace es darle el mantenimiento adecuado, ni siquiera la señora Millena tomó esta casa, hace varios meses que está en completo abandono, no sabemos dónde está ni con quién está— la chica bajó la mirada hacia el suelo.

—Pero ¿cómo es eso posible? ¿ acaso él no dijo ni siquiera dónde iba? —quise saber, pues Henry nunca actuaba de esa forma.

—No, todo fue sin previo aviso, de una noche a la otra, el solo desapareció como espuma e incluso sus mismos trabajadores han intentado buscarlo, pero no sabemos absolutamente nada de él, pero si usted en algún momento lo puede ver sería muy bueno que notifique a las autoridades, porque créame que estamos muy preocupados—negó con la cabeza, realmente la chica parecía decir la verdad , pero ¿donde se habrá metido? Creo que conocía bastante bien a Henry y los lugares que me había enseñado anteriormente, no creo que él los hubiera buscado, eran céntricos y concurridos.

—Muchas gracias —Asentí y giré sobre mis talones , pues si antes tenía curiosidad por saber de la vida de Henry, esta vez tenía aún más que una simple curiosidad, me sentía con el deber de dar con el paradero de este hombre, tenía que saber realmente cuál fue el motivo que lo hizo tomar esta decisión tan extrema.

Enseguida mi celular empezó a vibrar lo saqué del bolsillo y miré que era una llamada de Noel.

—¡Anabella! ¿ dónde estás? me desperté y miré que ya no estabas.

—No te preocupes, cariño, sólo estoy haciendo algunas compras en el supermercado, cosas que no me dieron tiempo de comprar— me sentía mal metiéndole al pobre chico, pero en realidad estaba preocupada por Henry, a pesar de todo, él era un humano como yo y no me gustaría que le estuviera pasando algo malo.

—Bueno, está bien, te espero en la universidad —me dijo lanzándome un beso al aire, se pudo escuchar claramente y colgó.

Ahora tenía una incógnita y era ¿donde empezaría a buscar? o ¿a quien le podría preguntar? quizás tenga que venir nuevamente a esta mansión, Jared debe tener la respuesta a todo esto, siempre él se mantenía bastante cerca.

MILLENA

Las vacaciones que estaba teniendo con Denis iban de maravilla, haberle sacado esos diez millones a Henry fue la mejor estrategia que tomamos en nuestras vidas, ni siquiera me importaba la estúpida vida de Henry, por mi que se pudriera, pero que me dejara tapada en dinero, según los rumores que había escuchado es que él se había desaparecido y creo que el pobre tonto cayó en depresión por la sirvienta, era lo más ridículo que había escuchado en mi vida.

—Te estuve buscando todo este tiempo, mi amor,—Denis llegó con algunas compras, pues él se estaba comprando todo lo que quisiera y a mi me encantaba que hiciera eso, era mi pequeñuelo consentido.

—Estuve buscando algunas cosas para el bebé, tú sabes, tenemos que seguir ideando cosas para seguir sacándole el dinero Henry, que por cierto creo que estos diez millones no durarán toda la vida, sabemos que él tiene más y que esto tan sólo es como haberle quitado una hebra de cabello en su cabeza, pero ¿Cómo está ese hermoso hombre?—le hablé chiquito mientras acariciaba su rostro.

—No te preocupes, cariño, tengo muchas ideas locas en mi cabeza y creo que la sangre se derramará— ambos empezamos a sonreír como locos pues no sólo éramos locos de la cabeza sino de amor, haríamos lo que sea por obtener dinero.

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