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2. Honor de la Manada

Zander se para de dónde está para llevar sus ojos en dos de sus amigos, que estaban levantándose del suelo, los ojos de él se tornan de un color particular.

Uno de aquellos lobos la conocía perfectamente, tanto que alguna vez fueron buenos amigos. Pero el destino se había encargado de ambos, ya no fueran siquiera conocidos. La enemistad, al pasarse a la otra banda, era imperdonable para ella, que lo ignoro y lo desecho como alguien que no es digno de su amistad

— ¡Jerry tómala!... Déjate de tonterías— Regaño, Antón, Carri como Jacob estaban viendo a su alrededor. Literalmente estaban rodeados por aquellos lobos, era claro que su intención era de llevarla ante Jair.

—No me culpes Carri... Pero mi líder te ha reclamado— alega Jerry mientras sujeta de su mano para apartarla de Jacob, el joven omega intenta desesperadamente mantener a Carri a su lado. La fuerza de Antón lo impide para sentir nuevamente sus golpes.

— ¡Suficiente!... Suéltala Jerry... Sé que no quieres hacer eso y lastimarla— La voz potente de Zander estaba haciendo que todos los miraran.

Antón, quien no tenía intención de dejar escapar a la chica, vuelve a darle una patada fulminante a Jacob, aquel golpe le había dejado malherido.

— ¡Jacob!... Suéltame, maldita sea— Grita Carri tratando de zafarse del agarre de Jerry, quien aún la tenía sujeta a él.

—Todos ustedes se buscaron que les dé una lección, en especial tú Antón, eres solo un maldito perro faldero de Jair... No sabes diferenciar entre el bien o mal— Amenaza Zander. El sonido que logra hacer con sus labios, llama a sus manadas a que acudan a él de inmediato. Pronto, las manadas de Rair ya lo estaban rodeando, Antón, Claus y Jerry se veían en grandes problemas.

—Oye, Antón... Creo que deberíamos dejarlos en paz. — Pidió Claus. Antón aún se mantenía invasivo, lo cierto es, que no pretendía dejar de cumplir las órdenes de su Alpha

—Oye, tu imbécil... Has caso a la sugerencia de tu amigo. — Replica Carri de manera desafiante, Jerry, para evitar que Antón venga a ella y la hiriese, aprieta con más intensidad los brazos de ella.

—Oye, me lastimas... — Suplica ella para que Zander fulmine con la mirada a Jerry.

—Cállate... si quieres seguir con vida... Si yo fuera tú, no desafiaría a Antón, él no es como yo que intento proteger tu vida Carri— menciona Jerry cerca de su oído en voz baja, ella solo se mantiene callada, no por miedo, sino por estar desconcertada a las palabras de aquel quien alguna vez fue su amigo.

Lentamente, Jerry suelta la mano de Carri para que ella observe a su costado, sin perder tiempo, ambos Jacob y Carri se ven a los ojos para hacer una señal y así saber que debían tener una sola oportunidad de salir de allí. Carri, arruga su puño con fuerza para mantenerse callada, Jerry sabía qué intenciones tenían ambos, puesto que su verdadera intención es que ella pudiera escapar.

Ella le da un golpe con el codo a Jerry y una patada, esto asegura su huida junto a Jacob.

— ¡Se escapan, deténganla! — Exige Antón para ver que sus amigos no intentaban detenerlos — Son unos imbéciles... Buenos para nada— Termina de decir para que los tres empiecen a retroceder. Los hombres de Zander estaban avanzando para que él extienda su mano para detenerlos

—Déjalos ir... Por esta vez perdonaremos sus vidas, Carri y Jacob ya se encuentran a salvo después de todo— demanda Zander para que sus lobos lo mirasen extrañados

—Oh, por dios, pensé que no escaparíamos de ellos esta vez— Carri estaba abrazando a Zander de manera intensa.

— Bien, ya que hemos pasado por este peligro, que les parece si volvemos a nuestro hogar... Carri tú vivirás conmigo desde ahora en adelante— Jacob, como los demás le pareció una buena idea, debían protegerla de los arrebatos de aquel líder que solo se había encaprichado de ella.

— ¡Está bien!... Creo que otra opción no la tengo, también he perdido mi taberna... Este Alpha estúpido solo sabe buscar la manera que lo odie— Escupe con molestia. Zander, por otra parte, sentía pena por ella. Él sabía que aquella taberna era una manera que ella tenía de sobrevivir en la aldea.

— No te preocupes, te haremos una taberna mucho mejor de la que has perdido... Eso sí, tendrás que convencerme con aquella cena de cervatillo que había prometido— Carri entreabre sus labios en tono de asombro, no podía creer que tendría una taberna cerca de la casa de su Alpha, y con sus amigos.

— Claro que sí, es más, te chuparas los dedos... Ya los verás, ustedes los verán— Los demás que estaban allí, solo sonreían palmándola el hombro y algunos jugueteaban con sus cabellos rebeldes.

En la manada de los Moon Rime se encontraba delante del Alpha de aquella manada, Jair Rime, ya se encontraba ante su padre, un hombre serio, corpulento, con unos cabellos largos bien recogidos, todos allí en la manada le temían, pues castigaba a quien buscaba pelea sin razón, y quien le quitara la paz con que él estaba contando. Esta vez, Garren Rime estaba realmente enfadado, enterarse de la revuelta de su hijo con el líder de la manada Rair era realmente tedioso de lidiar.

— ¿Te has vuelto loco? Dime... Príncipe Rime que te llego a planear una revuelta en contra de Zander— Jair estaba parado delante de su padre con la cabeza en el suelo, Jair parecía un cachorro confundido y totalmente aterrado delante de su padre

«Maldita sea, parezco un cachorro omega con temor a morir en las fauces de mi padre» pensaba Jair mientras es observado por su hermana desde donde se encontraba sentada. Doblando las piernas, bebiendo de una bebida.

— ¡Fui a reclamar a la mujer que deseo!— bufo Jair para que el silencio habitase por un momento aquella habitación.

— ¡Espera un momento!... O sea, ¿Toda esta estupidez es por una omega insignificante?— Pregunta Sorien.

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