Librería
Español
Capítulos
Ajuste

4

Lo enchufo y empiezo a secar mi cabello castaño con cuidado.

En cuanto termino, pongo todo en orden, me pongo un poco de gel y me voy a mi habitación a elegir un traje negro.

Me pongo mi amado reloj Rolex y me rocío un poco de perfume Dolce&Gabbana.

Me pongo un par de zapatos negros de vestir.

- ¡Ellen! - grito desde el piso de arriba - ¡Ellen! - Le devolveré la llamada ya que no contesta.

Bajo para ver qué está haciendo y veo que está fregando el suelo de la cocina con los auriculares puestos.

Sonriendo, me apoyo contra la pared y disfruto del espectáculo.

Mientras trapea, baila el vals mientras tararea las notas de la canción.

Tan pronto como me nota, deja escapar un grito que me hace colapsar de risa.

- ¡ Dios mío Ian! ¡¿Estás loco?! ¡Tarde o temprano me darás un infarto! - exclama mientras se lleva una mano al pecho.

- Lo siento Ellen... - digo tratando de no reírme mientras me acerco a ella para abrazarla.

Ella se deja abrazar y, sin poder detenerme, le digo: - Pero tu ballet estuvo hermoso, ¿cómo fue? - pregunto riendo, desprendiéndome de ella y tratando de imitarla.

El trapo que había colocado en el estante tira de mí, lo que hábilmente logro esquivar. Al ver que no puedo dejar de reír, siento que su risa se une a la mía.

El gran día finalmente ha llegado: salir a cenar con Ian .

Va a sonar raro, pero en toda mi vida, solo he salido con un chico.

Estoy muy nerviosa, no puedo quedarme quieta ni un momento y sigo golpeando rítmicamente con mi pie descalzo el suelo de la habitación mientras busco algo decente para ponerme esta noche.

Anoche por curiosidad cogí mi ordenador y me puse a escribir su nombre en Google, creo que todo el mundo lo ha hecho al menos una vez en la vida, y surgían artículos tras artículos sobre él. Van a su familia, a sus llamas, a trabajar.

Lo que más me preocupa es que él, comparado conmigo, ha tenido cientos de mujeres, todas hermosas, podría agregar. Al ver a esas mujeres, cerré inmediatamente la computadora porque sé que me habría desmoralizado y paranoico tras paranoico.

Dejo de pensar en ello y continúo la búsqueda de un vestido adecuado. Tan pronto como veo un vestido azul corto hasta las rodillas, mis ojos se iluminan, también combino un par de zapatos blancos de tacón no muy alto, mi amado mini bolso blanco de Gucci metiendo en él el teléfono, las llaves de la casa, el lápiz labial. que definitivamente desaparecerá de mí cuando comamos. Después de llenar mi bolso con todo lo esencial, me dirijo al baño para darme una ducha rápida... y por rápido me refiero a veinte minutos.

Después de secar mi cabello de rizos indomables, decido alisarlo.

Como maquillaje me decanto mucho por los tonos nude, después de ponerme un poco de base y corrector tomo una sombra de ojos dorada clara para difuminarla con una sombra de ojos marrón claro. Lo termino todo con un poco de máscara de pestañas.

Salgo del baño para ir a la sala de estar, ni siquiera el tiempo para sentarme en mi amado sofá antes de que suene el timbre. Resoplando, voy a abrir la puerta y frente a mí, me encuentro a un hermoso hombre llamado Ian Williams.

Mierda, se ve muy bien con el traje negro que lleva puesto, pero lo que me deja boquiabierto es el ramo de rosas que sostiene en sus manos.

- ¿ Estás lista princesa? - me pregunta mientras me ofrece su mano libre del ramo de rosas que me trajo.

Siento que mi corazón late más rápido, mis piernas tiemblan y mis mejillas se ponen rojas como un tomate por el apodo que me puso.

- Claro, solo déjame poner las rosas en un jarrón. Siéntate tú también. - le respondo mientras tomo las hermosas flores que trae el hermoso hombre frente a mí.

Entro a la cocina todavía incrédula de que se presentó en mi casa con un enorme ramo de rosas y además me llamó princesa. Olivia , no te preocupes por la película, Olivia, no te preocupes por la película... ¡Maldita sea, me llamó princesa! Está bien, mantén la calma...

Tú no lo conoces y él no te conoce a ti. Calmamos los espíritus.

Después de tomar un vaso alto de la despensa de la cocina y llenarlo con agua, pongo las rosas en él y las coloco sobre la mesa del comedor.

Encuentro a Ian mirando a su alrededor, tan pronto como se da cuenta de que estoy en la habitación, se gira hacia mí y me pregunta: - ¿ Quién es este tipo en la foto contigo? - - Mi hermano - le respondo con una sonrisa triste.

- Ya veo... ¿nos vamos? - me pregunta cambiando de tema habiendo entendido que no quería hablar de eso.

- Claro déjame llevar la bolsa – digo sonriendo.

Tan pronto como salimos de la casa, encuentro un BMW serie negro frente a mí.

Ian se apresura a abrirme la puerta del pasajero y le agradezco con una tímida sonrisa. Una vez en el coche, me pongo a jugar con los dedos sin saber de qué hablar. Por suerte lo que ha relajado el ambiente es la música de fondo.

Estoy ansioso, realmente no sé qué esperar de esta noche, ¿quiero probar y disfrutar cada momento de esta cita? ¡Ni siquiera sé si puedo definirlo así!

Me vuelvo para mirar a Ian, que está concentrado en conducir, sin apartar los ojos ni por un momento de la concurrida calle de Nueva York.

- Ian – digo tratando de llamar su atención - ¿A dónde vamos? - le pregunto tomada por la curiosidad

- Quiero sorprenderte - dice mientras me regala una sonrisa que solo Dios sabe cuanto me hizo temblar las piernas. - ¿ Ni siquiera una pista? - le pregunto con ojos de cachorro - No, ni siquiera uno - responde mientras aparta la vista de la carretera por un breve momento y trata de contener una sonrisa.

Resoplando me aferro más al asiento del coche y mirando la carretera trato de descifrar a dónde vamos.

- ¿ En serio no me das ni una sola pista? - De repente estallé después de unos diez minutos.

-Olivia , no te diré nada. Lo verás por ti mismo en un par de minutos. - responde con una tierna sonrisa que hace que mi pobre corazón se derrita. - Está bien... - digo en un tono infantil. Lo sé, tengo casi veintinueve años ya veces actúo como un niño.

Cuando el semáforo se pone rojo, se vuelve hacia mí y se ríe de mi comportamiento. Tiene una risa hermosa y contagiosa. Al no poder ayudarme a mí mismo, empiezo a reírme con él también.

- Por supuesto que eres una chica - dice ella mientras sigue riendo y arranca el auto cuando está quebrada. - ¡ Eso no es cierto! Tengo casi veintinueve ¿qué te parece! - le digo riendo - ¡Aún eres pequeño! - contraataca - ¡No, no es verdad! - le digo mientras miro su perfil - Bueno comparado conmigo eres pequeño... niño - me dice mientras me da una sonrisa socarrona. - Y escuchemos viejo… ¿cuantos años tienes? - le pregunto - Haré treinta y uno en dos meses. - me responde mientras por fin, veo que la mancha se ralentiza. - ¿ En serio? ¿Tienes treinta? - le pregunto asombrado, sinceramente pensé que tenía mi edad. Vale, ya sé que entre los veintiocho y los treinta solo pasamos dos años pero... me sorprendió. - Te los llevas de Dios.Conozco treintañeros que están muy mal. - le contesto cuando viene a abrirme la puerta, sonriendo.

- ¡ Señora, aquí estamos! - me dice con una sonrisa llena de dientes mientras me ofrece su mano la cual tomo rápidamente.

Ante mis ojos hay una gran puerta giratoria de vidrio con bordes dorados y un cartel que dice "Marea".

Lo único que puedo decir es "Wow".

En la entrada hay un señor, puede ser unos años mayor que Ian, que enseguida nos pregunta:

- ¿ Habéis reservado, señores? - es un hombre guapo, lástima que no puedo quitarle los ojos de encima al hombre a mi lado que parece alterado por la mirada que nos da el hombre- o mejor dicho, a él.

- Sí, en el nombre de Williams - responde mientras me pasa el brazo por la cintura en tono posesivo. Esto me hace reír, pero trato de contenerme, porque es gracioso que un hombre como Ian no haya entendido que el hombre es gay y por lo tanto no le interesa.

- ¡ Claro que sí! Mesa para dos. ¡Te llamaré una camarera para que te acompañe de inmediato! - Saluda para llamar a una camarera que de inmediato nos recibe con una sonrisa en el rostro.

- Aquí tienes, te traigo el menú inmediatamente - dice antes de alejarse.

Ian me sienta y luego se sienta también. ¡Realmente no me importa ver a un Ian Williams siendo un caballero! Si tan solo fueran todos así...

Lo que me distrae de mis pensamientos sobre Ian es él mismo quien me pregunta: - ¿ Qué dices? ¿Te gusta este lugar? - para luego sonreírme

- ¡Es maravilloso! Le digo sonriendo mientras miro a mi alrededor.

El piso de parquet, las sillas de cuero marrón con manijas de madera, los grandes ventanales que permiten ver a los peatones, los candelabros son realmente impresionantes. Todo esto crea un ambiente hermoso

- Me alegra que te guste - dice mientras toma mi mano apoyada en la mesa.

- Aquí está el menú - dice la mesera desde hace unos minutos.

Coloca los menús sobre la mesa y luego desaparece.

- Lo he decidido, ¿qué tomas? - me pregunta después de un puñado de minutos.

- Sí, me quedo con el risotto con champiñones que me inspira - le digo mientras cierro el menú

- Excelente elección - dice mientras llama a una camarera

- ¿Ya eligieron señores? - pregunta en un tono amable mientras mira demasiado a Ian.

- Sí, yo me llevo los espaguetis mientras ella toma el risotto de champiñones. - responde Ian mientras cierra el menú

- ¿Y qué te traigo de beber? - pregunta mientras anota los pedidos en su libreta

- Para mí agua con gas, gracias - le digo, no soy abstemio, pero cuando ceno prefiero beber agua

- Para mí, tu mejor vino, gracias - dice mi compañero mientras me dirige una sonrisa que de inmediato le devuelvo.

Tan pronto como termina de escribir las órdenes, la camarera finalmente se va y nos deja solos nuevamente.

Descarga la aplicación ahora para recibir recompensas
Escanea el código QR para descargar la aplicación Hinovel.