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Por eso prefiero cien veces más a Travor.
Hace un gran trabajo, aprende rápido, es silencioso y cuando habla da excelentes consejos para resolver casos y sobre todo respeta a las demás personas.
En Travor veo el yo de hace unos años, de hecho, estoy bastante seguro de que después de la pasantía, hará una carrera en la rama de derecho.
Rápidamente me despido de Marta, diciéndole que hablaremos esta noche y me dirijo hacia el ascensor.
Estoy un poco cansada, pero no quiero irme a casa enseguida, así que quiero preguntarle a Sasha si le gustaría ir a tomar una copa a nuestro bar habitual.
Cuando el ascensor indica que ha llegado a la planta baja, veo a mi amigo hablando con Tom Simn, un interno.
Está enamorado estratosféricamente de mi amiga, creo que ella es la única que no se ha dado cuenta.
A veces creo que tiene lonchas de jamón delante de los ojos y luego me dice.
¡Ahhh, querido Tom, diviértete e invítala a cenar! ¡Si no se da prisa, corre el riesgo de que otra persona se lo robe!
Mientras pienso estas cosas, me acerco a los dos para poder hablar con mi amigo.
- Está bien, entonces nos vemos mañana. - Tom la saluda mientras ella sonríe.
- Dime... ¿De qué estabas hablando? - le pregunto mientras me apoyo contra la pared con una sonrisa. - Nada tan interesante. Entonces, ¿qué querías decirme? - dice fingiendo que no ha pasado nada.
Pongo los ojos en blanco, ¡ella sabe muy bien que la conozco mejor que mis bolsillos!
- ¡ No cambie de tema y dígame todo señorita! De todos modos, quería preguntarte si te gustaría salir a tomar una copa juntos. - digo respondiendo a su pregunta mientras la sigo fuera del edificio.
- No voy a cambiar de tema y sí, ¡te acompaño a tomar una copa! - responde mientras se recoge el pelo en una coleta alta.
Sonrío feliz como un niño y la sigo.
Sé con seguridad que en cuanto nos sentemos a la mesa me contará todos los detalles.
Cuando entramos en el bar, siento el aire cálido haciéndome cosquillas en la cara que se había vuelto fría debido a la baja temperatura.
Nos sentamos en la primera mesa libre que vemos e inmediatamente nos quitamos las chaquetas.
- ¡ Me invitó a salir! - exclama mientras apoya sus codos en la mesa y apoya su mejilla en la palma de su mano derecha.
- ¿ En serio? ¡Cuéntame todo ahora! - exclamo.
¡Finalmente Tom ha decidido sacar sus bolas! Lo sigo desde hace meses y todos se han dado cuenta.
- Me acerqué a él para hablarle de algunas prácticas. Cuando nos encontramos de repente nos encontramos hablando un poco y antes de despedirnos me preguntó! - comienza a decirme.
- Al principio no sabía que hacer pero al final acepté. - termina de decirme con aire soñador. - Entonces, ¿tienes intenciones serias? ¿O es uno de tus muchos pretendientes a los que les das falsas esperanzas? - Le pregunto.
Se sonroja y se encoge de hombros.
Sorprendido de verla sonrojarse por mi última pregunta, entiendo que tal vez este sea el momento adecuado y que tal vez Tom la haya golpeado seriamente.
Sonriendo llamo a una mesera, debe ser nueva, nunca la he visto.
La chica tiene cabello azul pastel y ojos marrones que tienden a castaño oscuro, se acerca a nuestra mesa vestida con el uniforme del bar brindándonos una sonrisa amable que sabe a hogar.
- ¿ Qué te puedo traer? - Pregunta con voz melodiosa.
- Para mí un chocolate caliente y un trozo de tarta de manzana - dice mi amiga mientras saca su teléfono de su bolso - Para mí también un chocolate caliente y luego un trozo de tarta de chocolate gracias - le digo mientras sonrío.
Escribe las órdenes en el cuaderno y se va después de regalarnos otra sonrisa.
Me pregunto cómo sonríe así todo el tiempo, ya tendría parálisis facial.
Mientras esperamos nuestros pedidos, Sasha y yo seguimos hablando de su cita con Tom y decido contarle mi encuentro con Ian...
Mientras me pierdo en contarle sobre nuestro encuentro, la camarera de antes vuelve a traernos nuestros pedidos, después de haber dado las gracias, vuelve a servir las otras mesas.
- ¡ OH DIOS MÍO! - exclama mi amiga asombrada cuando terminas de contarle sobre la reunión de Ian. Aunque creo que está más asustado por invitarme a salir que por cualquier otra cosa.
- ¿ Tienes alguna idea de quién es? - me pregunta de inmediato y con tono incrédulo.
- ¿ Un hombre maduro y decididamente guapo? - le digo como si fuera algo normal
- ¡Ya sé que estúpida! ¡Mira, pensé que estabas saliendo con un basurero! - responde con sarcasmo.
- Quiero decir... ¿sabes que es un abogado de fama mundial, si no más? - comienza a explicar
- ¡Ha ganado tantos casos en los tribunales, tiene el mundo de las chicas a sus pies, viene de una buena familia, es rico, es genial e inteligente! - continúa mientras come un trozo de su pastel. - Mira, solo he escuchado algunos rumores sobre él, pero nunca lo he investigado. Sinceramente, tengo curiosidad por saber cómo va! - digo mientras tomo un sorbo de chocolate.
- Bueno mi belleza, te aconsejo que vayas a tu casa inmediatamente y busques su nombre en internet. ¡No será tiempo perdido, créeme! - dice terminando el último trozo de bizcocho y bebiendo el poco chocolate que quedaba.
Me apresuro a terminar las cosas que ordené para poder irme a casa.
Siempre me han gustado los días de lluvia, quizás porque es lindo sentir las gotas de agua chocando contra el vidrio de la ventana, el viento soplando fuerte contra la ciudad, los relámpagos que aparecen de repente en el cielo oscuro cubierto por nubes negras.
A muchas personas no les gusta la lluvia porque no pueden salir a hacer los mandados que tienen que hacer, pero si se detuvieran un momento, un segundo, y cerraran los ojos, sentirían toda la belleza de la naturaleza.
Hoy es un día lluvioso, uno de mis favoritos, cuento que es domingo y nunca voy a mi estudio, pero trabajo en casa.
Apenas son las dos de la tarde y esta noche a las nueve tengo que ir a buscar a Olivia ... que nombre tan bonito...
Olivia ,
Olivia ,
Olivia ,
creo que podría repetir su nombre una y otra vez y no me cansaría.
Esa chica me llamó la atención de inmediato, tiene ese algo que otras chicas no tienen, no puedo explicarlo.
Honestamente, estoy un poco nervioso acerca de cómo va a ir esta noche, ¡es la primera vez que estoy tan nervioso por una cena estúpida!
De todos modos, reservé en un lugar pequeño y agradable, no demasiado simple pero tampoco demasiado elegante. No me parece ese tipo de chica que tiene que ir a lugares súper lujosos.
Dejo de pensar en ella para volver a concentrarme en el expediente que tengo frente a mí desde hace casi dos horas que he leído y releído pero no he memorizado nada porque estaba pensando en ella.
Suspiro mientras acomodo mis lentes de dormir en el puente de mi nariz y trato de concentrarme.
- Signorino, ¿no cree que es hora de dejar de trabajar y ponerse algo en el estómago? - me pregunta Ellen, ella es mi gobernada desde que aún vivía en casa de mis padres, ella me vio crecer y la considero una segunda madre. - Ellen, ¿cuántas veces te he dicho que me hables? ¡Me cambiaste el pañal cuando era pequeña! - le digo mientras miro el reloj en mi muñeca, en realidad llevo casi dos horas trabajando y no me he dado cuenta, así que mientras le digo a Ellen que me prepare algo de comer, cierro mi laptop, pongo todos los archivos en el portadocumentos para llevarlo a la sala.
- Entonces chico, ¿has decidido a dónde llevarla? - me pregunta mientras le da vueltas a la olla, - He reservado en: "Del posto" - le respondo mientras me siento en el mostrador
- Mhh, italiano. ¡Creo que no hay mejor cocina que esa! - exclama mientras apaga el fuego de la sartén para poner el huevo revuelto en medio del pan y luego me lo da en un plato.
- ¡ Sal de ese estante ahora, jovencito! ¡No creas que si eres grande y estás vacunado no te puede agarrar de la oreja! - me mata con la mirada.
Siempre le ha molestado y muchas veces lo hago a propósito. Salgo del estante riéndome y voy a sentarme en el taburete.
Mientras como mi delicioso sándwich de huevos revueltos, ella limpia los utensilios que ha estado usando.
Cuando he terminado de comer, me doy cuenta de que es: por la noche y decido que es hora de arreglarme.
Subo las escaleras y me dirijo al baño para darme una ducha relajante, demoro unos veinte minutos, en realidad en cinco minutos ya había terminado, pero como hay tiempo, preferí quedarme bajo el chorro de agua caliente para relajarme definitivamente. mis músculos.
Cierro el agua caliente y envuelvo una toalla alrededor de mi cintura.
Siempre me ha gustado mi cuerpo, siempre trato de sacar esas dos horas para ir al gimnasio a entrenar y todas las mañanas salgo a correr para liberar la tensión del día anterior.
Aparto la mirada del reflejo de mi poderosa figura y me agacho para tomar el teléfono del estante.
