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- Soy Eduardo. - contesta sin interés, y vuelve a concentrarse en la clase.
- Ata - Decido no hacer más preguntas, para evitar que empiece a imaginarse cosas que no existen.
Durante el descanso, Angel y yo nos sentamos en nuestra mesa habitual, unos minutos después llegan Anna y Amy. Nuestros amigos que estudian en otra clase.
Y luego nuestra mesa se convierte en una zona, todos abrazándose y gritando. Cuando miro a mi alrededor me doy cuenta de que estamos siendo observados por todos en la cafetería, incluido Eduard, que está solo en la mesa de al lado. Anna hace una mueca y comienza a lanzar besos en todas direcciones.
Loco. Creo que por eso nos llevamos tan bien . - Sonrío al pensar en ello, y observo a la gente volver a sus negocios y amigos.
Anna es completamente imprudente, hace las cosas sin pensar y luego se arrepiente.
A diferencia de Amy, que a veces hace las cosas sin pensar, pero rara vez se arrepiente.
Estamos en una conversación súper emocionada sobre las vacaciones cuando, de la nada, Angel decide hablar sobre lo que me pasó en el cine.
- Chris, todavía no me has dicho por qué saliste corriendo del cine ese día. - Siento unas ganas casi incontrolables de estrangular a esta chica aquí mismo.
Vaca.
- Para nada, solo quería tomar un poco de aire. - Intento darle cuerda, pero Ángel siempre consigue lo que se propone.
- No me engañes, querida, vi que había una atmósfera entre tú y el chico allí. Mi boca se abre instantáneamente en una O perfecta al escuchar lo que dice.
¿Había realmente un clima pasando?
No, no podría estar rodando ...
- AAAAAA. ¿Qué quieres decir con que Chris lo cuenta todo? No creo. - Anna grita eufórica y aplaude.
- Estás loco Ángel. No hay nada que decirle a Anna, solo que había un chico... hmm... Era lindo, pero eso es todo. Pongo los ojos en blanco y saco la lengua.
- AAAAAAAAA - grita de la nada y me sobresalta - Nunca te imaginé diciendo eso. Mmm hay algo. Escúpelo. Puedes contarlo todo.
- Dios mío, deja de hacer el ridículo... - Me interrumpe la señal que grita muy fuerte sobre nosotros y me veo obligado a taparme los oídos.
Uf. Salvado por la campana .
Volvemos al salón de clases y comienza la clase de inglés, mi clase favorita. Enfócate en clase.
°°°
Una cosa súper común entre Ángel y yo es volver de la escuela interpretando nuestros videos musicales favoritos en la calle. Siempre hago el chico que me impide actuar mucho. Y aparte de algunas miradas de disgusto, como si fuéramos menos que bailar en la calle, nunca pasó mucho. Hasta hoy.
Cuando regresamos de la escuela, al son de " Loco de amor de Beyoncé con Jay - Z " me doy cuenta de que un auto negro nos sigue lentamente, casi deteniéndose. El pánico se apodera de mí durante unos segundos, pero lo descarto porque estamos en una multitud de personas y no hay forma de que algo malo vaya a pasar. Empiezo a cantar cuando empieza la parte de Jay.
Cuando pasamos por una acera que está libre, el auto, un Hilux negro, se detiene a nuestro lado y me doy cuenta de que Eduard está en el asiento del pasajero, sonrío con alivio. Choco mi codo con el brazo de Angel y asiento hacia el auto cuando ella me mira.
Ángel deja de caminar y se acerca al auto para hablar con él y yo me quedo de pie en la acera, mirando el auto luchando contra la luz del sol reflejada en el parabrisas, tratando de identificar quién es el conductor. Y cuando finalmente me doy cuenta de quién es, siento un escalofrío a través de mi cuerpo y contengo la respiración. Ahí está el tipo de las películas mirándome a través del cristal. Aparto la mirada y empiezo a caminar.
- Chris, espérame. - grita Ángel corriendo detrás de mí, para alcanzarme.
- Sigues dando vueltas y realmente necesito ir al baño. - Yo miento.
- Entonces vamos. - responde ella y dejo escapar un suspiro que ni siquiera me di cuenta que estaba conteniendo, ella voltea y saluda. El coche acelera y se aleja.
°°°
Paso por casa de Angel para pedirme prestada una película para verla esa tarde, y termino invitándola a verla conmigo.
Camino por la calle distraídamente escuchando música en el teléfono. Dejo que mis pensamientos fluyan libremente mientras tarareo el estribillo de "Best Thing I Never Had de Beyoncé" y de repente me doy cuenta de que estoy actuando como un niño de seis años que le tiene miedo a los payasos. Y sale corriendo cuando ve uno.
Pero no es el chico el que me asusta, soy yo. Miedo de que el escalofrío que siento cuando lo veo, o cuando me sonríe, se convierta en algo más fuerte, más cálido.
Y entonces tomo una decisión, ya no me voy a escapar, no es una actitud madura. Pero voy a hacer que se aleje antes de que se acerque y termine de arruinar mi vida.
Cuando doy vuelta en la esquina de la calle de mi casa, miro hacia arriba y veo un camión de mudanzas, estacionado frente a mi casa, al otro lado de la calle. son los nuevos vecinos que han llegado, pongo los ojos en blanco ya preguntándome si van a ser vecinos aburridos y monótonos y camino de frente con la cabeza baja para entrar a la casa, pero cuando me subo a la acera escucho un " silencio ". Lo ignoro y saco la llave del bolsillo de mi pantalón, y mientras pongo la llave en la cerradura escucho otro " silencio ".
Me doy la vuelta listo para mostrarle el dedo medio a quienquiera que sea, pero mi mano se detiene a mitad de camino cuando veo quién es el dueño de los silbatos.
El tipo de la película me mira desde el otro lado de la calle y esboza una sonrisa radiante cuando ve mi expresión de sorpresa. Pero no le devuelvo la sonrisa.
Lo observo acercarse con pasos cautelosos mirando a uno y otro lado de la calle para no mirarme directamente a los ojos, hasta que se detiene a unos metros de mí.
- ¿Hola! Cual és su nombre? - pregunta aun sonriendo. Y no contesto. - Me acabo de mudar a esta casa al otro lado de la calle - señala con el pulgar por encima del hombro. - Parece que seremos vecinos. - termina con voz ronca, y extiende su mano a modo de saludo.
- Mira... - Empiezo a hablar pero mi voz sale débil y chillona, me aclaro la garganta, enderezo mi postura y continúo. - Mira, no me interesa en absoluto saber qué es lo que viniste a hacer aquí, ¿de acuerdo? - hablo con una voz fría que me sorprende tanto como a él, que parece haber recibido una bofetada.
- Lo siento, solo quería... - Intenta discutir pero lo interrumpo.
- No me importa. - digo y abro la puerta. - Si me disculpas, tengo cosas más importantes que hacer. - Doy media vuelta y entro a la casa, dando un portazo, dejándolo con una expresión de perplejidad en su rostro.
Me apoyo contra la puerta, sintiendo que mi respiración se acelera. Siento que me invade una ola de culpa, pero la aparto. Hice lo que fue necesario para alejarlo.
Corro a la cocina y tomo un vaso de agua y me lo bebo todo, tomo otro y corro escaleras arriba al dormitorio.
Listo. Ahora ya no intentará hablarme. - Creo que acostado en la cama.
Saco mi teléfono celular de mi bolsillo y le envío un mensaje de texto a Mike, quien está en un viaje por carretera con sus padres.
"Hola Mike, ¿cómo estás? ¿Cuándo vuelves? Te extraño" . No está en línea, pero en cuanto ve mi mensaje responde, siempre es así entre nosotros.
Tengo ganas de ir a la ventana para ver el movimiento de la mudanza en la casa de enfrente. Me levanto para irme, pero termino por rendirme y me vuelvo a tirar en la cama, me pongo los audífonos y al rato siento las suaves manos del sueño atrayéndome lentamente hacia él, y me voy. Me duermo.
°°°
Cuando me despierto, ya son más de las tres de la tarde. Llamo a Angel para confirmar que en realidad vendrá a ver la película conmigo como disculpa por hacerme ver películas de terror con ella.
- ¿Qué pasa hermana? - grito en cuanto contesta el teléfono.
- ¿Necesitas gritar? Acabo de despertarme. - responde ella aturdida.
- Necesito - grito más fuerte solo para enojarla. - Vienes, ¿verdad? - le pregunto luego de que ella deja de maldecir al otro lado de la línea.
- Claro que sí. - responde ella repentinamente emocionada.
- Genial, llama a Anna y Amy, no llegues tarde. - digo y cuelgo en su cara. Hago un pequeño baile encima del colchón por mi pequeña victoria sobre ella.
Ella me matará .
Tan pronto como me siento de nuevo en la cama, escucho mi estómago rugir. Bajo descalza a buscar algo de comer y vuelvo a la habitación, porque alguien está hablando con mi madre en la sala, desde el dormitorio se escuchan voces y risas. Pero tan pronto como llego a la mitad de las escaleras, me detengo instantáneamente, pienso en regresar antes de que me vean en la habitación, pero es como si una pared hubiera aparecido justo detrás de mí.
Solo miro fijamente la escena frente a mí. Mi madre sentada con una mujer mayor, Eduard a su lado y en el otro sofá distraídamente jugando con su celular ahí está él. El vecino.
