Capítulo 16
—¿Se merece mis disculpas? —preguntó Selena con una sonrisa leve.
Obviamente, su expresión era muy normal, pero desprendía desprecio y burla.
—¡Selena!
Dominic apartó la mano de Leah y la llamó con una mirada siniestra.
Selena sostuvo su vino tinto y miró con altivez a las tres personas en el suelo; sonreía, pero no había rastro de risa en sus ojos.
—Veo que el señor Dominic realmente necesita que le laven los ojos, ella... —continuó, señalando a Leah—, es una hija ilegítima, nacida de una amante, la culpable que mató a mi madre, y ahora está acaparando a mi padre y mi casa, así como el estatus de la hija de los Riddle y mi prometido... Aun así quieres que yo, la víctima, le pida perdón. Dominic, ¿de verdad eres tan tonto?
Al oír eso, Leah, que se apoyaba débilmente en los brazos de Dominic y derramaba lágrimas, se estremeció de rabia.
Por semejante insulto, la cara de Dominic se puso fea y parecía querer comerse a Selena en cualquier momento.
—Selena, eres una loca, nunca sabes reflexionar sobre ti misma y solo culpas a los demás de tus errores. No te mereces el favor de nadie, ¿cómo puedes ser tan descarada?
En cuanto las palabras de Dominic salieron de su boca, varias mujeres volvieron a intervenir.
—El señor Dominic tiene razón, señorita Selena, antes de acusar a la señorita Leah y al señor Dominic, ¿podría explicar los escándalos?
—Algunas personas realmente no tienen conciencia de sí mismas y no miran lo que han hecho antes de culpar a los demás.
—Un mal nacimiento se puede perdonar, pero con un mal carácter, es normal acabar sin nada.
Selena examinó con la mirada fría a los que hablaban, todos eran amigas íntimas de Leah, eran las chicas de la alta sociedad. Los celos eran la naturaleza de una mujer, especialmente cuando una persona notoria aparecía de repente con una imagen resplandeciente. El gran desequilibrio psicológico era suficiente para despertar la malicia en el corazón de una.
Tendrían tantas ganas de arrancarle la máscara que la dejarían hecha un asco, y la verían convertida en alguien tan patética y ridícula como decían los rumores que era. ¡Así era como Selena debía ser retratada en sus mentes!
Ellas se colocaron detrás de Leah y miraron a Selena con desdén y desprecio.
—¿Soy una desvergonzada, o es que ustedes son demasiado asquerosas? —se rio Selena con burla.
Ladeando la cabeza, con sarcasmo en sus ojos, acusó en una voz suave pero fría.
—Como mi prometido, estuviste con Leah en mi cumpleaños, estuviste con Leah cuando estuve enferma, y seguiste con Leah cuando me pasó algo. Siempre estuviste ahí para ella, pero nunca para mí. Le has regalado tanta ropa, bolsos y maquillaje, ¿qué me has regalado a mí?
Leah alardeaba todos los días delante de Selena de los regalos que le había hecho Dominic, lo que hacía que Selena estuviera siempre deprimida y no tuviera ni un día de verdadera felicidad.
Los ojos de Selena se volvieron gradualmente fríos como el hielo; su sonrisa revelaba un atisbo de indiferencia.
—Mi prometido se pasa todos los días con mi hermana; sin embargo, me acusa de ser una inculta y de no tomar la iniciativa para dejar mi puesto de novia. Dominic, pregúntate a ti mismo si estás capacitado para acusarme de esto.
Dominic se sonrojó ante la mirada de ella y se sintió algo de culpa.
Leah tenía cara de pánico, los ojos enrojecidos y parecía como si la hubieran agraviado mucho.
—No es así, Selena. El señor Dominic y yo somos inocentes, no te hemos hecho nada malo...
Dominic miró los moretones en el cuerpo de Leah, la culpabilidad desapareció en un instante y dijo enojado:
—¡No pasó nada entre Leah y yo! ¡Ella es una señorita gentil y amable, no como tú!
—Prefiero encontrar a cualquier hombre al azar que a ti, lo que demuestra lo mal novio que eres —la mirada de Selena se volvió extremadamente fría mientras sonreía.
—¡Fuera!
La cara de Dominic se torció.
—Como si yo tuviera tantas ganas de entrar a tu familia...
Selena le miró sonriente, luego se dio la vuelta y se marchó.
Leah observó la espalda de la joven y una sonrisa de suficiencia se curvó en sus labios.
Al ver esta escena, Dominic se quedó helado un momento y, antes de que pudiera reaccionar, se oyó un grito furioso en su oído.
—¡Dominic!
Dominic levantó la vista y vio la cara de enfado de la señora Walson. Tras el impulso, reaccionó de repente, y su rostro se puso un poco rígido.
La señora Walson temblaba mucho por la ira. «Solo llegué un poco tarde, y Dominic cayó en la trampa de Leah, ¿cómo puedo tener un hijo tan estúpido?»
—¡Ve a disculparte con Selena! —dijo la señora Walson fríamente, señalando en la dirección en la que se había marchado Selena, y miró con rabia a Dominic.
La sonrisa de Leah se congeló. Quería abrir la boca para decir algo, pero la mirada fría de la señora Walson la detuvo.
—Señorita Leah, Dominic y Selena van a casarse, ¿le parece apropiado que usted esté en brazos de su prometido delante de ella?
El rostro de Leah palideció instantáneamente mientras se paraba temblorosa en su lugar, asustada y soltando la mano de Dominic.
—Lo siento, señora Walson, no fue mi intención...
Dominic la miró con lástima y volvió la cabeza hacia Selena, gritando con cierta impaciencia:
—¡Selena, para!
En los últimos años, pasara lo que pasara, Selena se daba la vuelta si se lo pedía Dominic.
Pero esta vez, Selena caminó con determinación y no miró atrás ni siquiera cuando oyó la voz de la señora Walson reprendiendo a Leah. El rostro de Dominic se fue nublando poco a poco.
La señora Walson vio cómo Selena se alejaba cada vez más, como si viera desaparecer el veinte por ciento de las acciones que habían estado en sus manos.
Enseguida, ella fue implacable, levantó la mano y golpeó a Dominic con fuerza.
Se oyó un fuerte golpe.
Antes de que Dominic pudiera reaccionar, recibió una fuerte bofetada en la cara.
La cabeza de Dominic se giró hacia un lado y una huella de palma apareció claramente en su cara.
Leah no fue la única que se quedó helada, toda la sala del banquete se quedó atónita por la repentina bofetada.
Después de castigar a Dominic, la señora Walson corrió tras Selena apresuradamente.
—Selena, te he ayudado a escarmentar a ese cabrón. Sé que todo es culpa suya, así que por favor, dale otra oportunidad...
La señora Walson fue tras Selena e intentó agarrarle el brazo, pero ella lo evitó.
Selena miró a esta mujer con cara indiferente y una mueca de desprecio.
—Señora Walson, su hijo es escoria, no lo querré nunca más…
