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Capítulo 2

Corro a darme un baño relajante y me pongo muchos aceites. Me sumerjo y empiezo a pensar en el día de hoy, pero especialmente en ese chico. Esos ojos tan particulares y fríos dejaron una huella en mí, haciéndome entender que sufrió mucho en su vida.

Quién sabe si alguna vez lo volveré a ver. Pero para él espero y rezo para que su futuro mejore.

Salgo de la bañera y luego de secarme me tomo mi hermoso pijama rosa de lana con corazoncitos.

Me hago un moño desordenado y bajo las escaleras.

Mamá está pidiendo pizza y empiezo a recibir cosas del armario.

- Amor, treinta y cinco minutos y quédate aquí, me dijo la señora - - Está bien, ¿empezamos a poner el primer episodio en televisión? - pregunta - está bien -

Cuando llega el repartidor con la pizza finalmente nos tiramos en el sofá y como si no hubiera un mañana nos ponemos a ver la serie de televisión.

Después de horas estoy completamente exhausto.

- Mamá, me voy a dormir - digo adormilada.

Le doy un beso de buenas noches y corro escaleras arriba.

Cuando estoy a punto de acostarme, la imagen de ese niño me viene a la mente nuevamente.

- Basta Ella, duerme - Me ordeno y realmente espero tener éxito.

Hoy me levanté inquieto.

Me revuelvo en la cama hasta llegar a la cómoda para ver qué hora es.

La:, me levanto, me preparo y después de dejarle un post-it a mamá para decirle que estoy fuera decido ir al supermercado a comprar algunos ingredientes para preparar la tarta para papá, que llega esta tarde. .

Desde que me saqué el carné de conducir no he dado ni un solo paso aunque me paguen, y está mal, muy mal. Y por eso decidí caminar hasta la tienda.

¡Incluso si me enojo!

Una vez llego al supermercado tomo el carrito y entro a la tienda.

Empiezo a deambular buscando ingredientes, se sabe que aún no hay ninguno. Mejor. Así que seguro que encuentro, si no todos, casi todos los ingredientes.

¡Zam!

¡Dios, qué chica más torpe! ¿Contra quién voy a ir? - Disculpe – me apresuro a decir sin levantar la cabeza avergonzado.

- No te preocupes - Es una voz tan ronca que me dan ganas de levantar la cabeza, y lo hago.

Podía reconocer la mirada frente a mí en cualquier lugar: es el chico de anoche, con sus ojos apagados.

- Lo siento de nuevo. No quería – repito para no ser tomado por un loco que lo mira fijamente.

- No te preocupes. ¡No te preocupes!> dice sonriéndome de nuevo, asiento y le devuelvo la sonrisa con una más tímida.

Está a punto de irse, pero no quiero dejarlo ir tan pronto todavía.

- ¿ Disculpe? - Lo llamo y cuelga - Me quedo corto. ¿Podrías conseguirme un poco de harina? -

En realidad no es del todo una excusa.

Soy muy bajo.

Me da otra sonrisa y me dice – sí, claro – sin el menor esfuerzo lo toma y me lo entrega.

- Gracias – lo tomo y lo acerco a mi pecho, ahora no tengo más excusas, tengo que dejarlo ir.

- ¿ Tienes que hacer un postre? - Lo miro y respondo inconexamente - S...sí - es la primera vez que me excito tanto con un chico.

Aunque no es que normalmente tenga más confianza...

- ¿ Y qué?, si se me permite preguntar -

- Un muffin de Nutella y yogur - pone los ojos en blanco y me pregunta

- ¿ Pero los muffins no son pequeños postres? -

- Sí, pero tomo el molde grande para poder hacer un muffin grande -

- ¡Oh, guau! -

Estoy a punto de hacer algo que nunca hubiera pensado hacer

- ¿Quieres venir a probarlo? -

Fui demasiado imprudente y lo puedo ver en su expresión.

- Lo siento, no era mi intención y qué... - Intento compensarlo hablando en rápida sucesión.

¡No sé qué me pasó!

- Oye, no te preocupes, aceptaré con mucho gusto - pongo los ojos en blanco y digo en shock

- ¿En serio? -

- Sí - repite

- Ok, ok entonces nos vemos hoy. ¿Estás bien? -

- Si, perfecto solo dime donde vives y en. Estaré contigo ;

no sé si ofrecerme a recogerlo o simplemente darle la dirección.

Ella no hace nada estúpido. ¡Escúchame! Respondo y finalmente decido simplemente darle la dirección.

- Ah, y por cierto mi nombre es Ella – le extiendo la mano. Lo invité a casa y ni siquiera sabemos sus nombres. No sé qué me pasó.

- ¿Ella? - pregunta

- sí, así me llamaban todos hasta que era pequeña, pero en realidad ella me llamaba Isabella -

- Ah, que lindo...En fin, mi nombre es Rafael. - ahora concentrándome en su voz escucho un acento extraño.

- ¿ No eres italiano? - niega con la cabeza - No, soy inglés -

- ¡ guau! - exclamo en shock - ¿en serio? Es fantástico -

- Sí - lo interrumpe - Te veré hoy - Quizás no quiera hablar de eso.

- Ok, adiós - Espero no haber dicho nada malo.

Llego a casa y encuentro a mamá, como siempre, hablando por teléfono.

La saludo con un beso y voy a poner los ingredientes en la despensa.

¡¡Estoy tan emocionada de que Rafael regrese a casa hoy!!

Tengo que decírselo a mamá otra vez: ¡Éste es el verdadero problema!

Nunca he traído a un amigo a casa.

- Mamy -

- Ella, ¿qué pasa? -

- Mamá, hoy viene a casa un amigo mío -

Me mira como si tuviera tres cabezas y fuera verde

- ¿En serio? - pregunta la madre asombrada

- sí - le susurro y ella grita de alegría como adolescentes.

- Mamá - Ya me estoy exasperando

- Lo siento, lo siento querida, tenemos que preparar algo de comer y luego conseguir las copas del buen servicio - ¡Invité a un niño, no a la reina Isabel!

- Mamá, no tienes que preparar nada. Pero yo me encargo - la tranquilizo.

- Lo siento Ella, pero estoy emocionada - Me río

- No te preocupes mamá... Por cierto ¿quién estaba hablando por teléfono? - Pregunto tratando de cambiar de tema

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