Librería
Español
Capítulos
Ajuste

Capítulo 9.

Nos comemos toda la pizza y Lia termina durmiendo en mi regazo. Cloe todavía está viendo la televisión cuando Gustavo se levanta y le dice que se vaya a dormir.

- Gustavo: Es tarde y mañana tienes clase - resopló.

-Cloe: Pero hoy Yasmin está aquí - mírame.

- Yo también voy, tengo trabajo mañana - me miran.

- Gustavo: Es tarde, duerme aquí - pregunta.

- No necesita.

-Cloe: Duerme, Yasmin - Frunzo el ceño, ella nunca me pide nada.

- Está bien, solo porque lo pediste - se ríe.

-Cloe: Está bien, me voy a dormir entonces - besa la mejilla de Gustavo - Buenas noches, Yasmin - corre a la habitación.

- Gustavo: Vamos, vamos a acostar a Lia - Subimos las escaleras y entramos a su habitación.

Ella es muy hermosa, toda morada y lila, llena de juguetes, cuadros que creo que pinta en un tocador. La pongo en la cama y la tapo.

- Gustavo: Buenas noches, hija - besarla en la frente y salimos de la habitación. Cierra la puerta y me mira.

- Me quedo en esa habitación, ¿de acuerdo? - asiente acercándose - ¿Qué haces, Gustavo? Has estado actuando raro últimamente. Sonrío de lado y respiro profundamente después de mirar sus ojos más oscuros de lo normal.

- Gustavo: Estuve pensando en lo que me dijiste hace días - Firmó - Sobre arriesgarme y probar - Acepto y siento algo extraño en el pecho.

- ¡Genial, me alegro de que hayas decidido intentarlo! ¿Me conoce? - Asiente y camina más cerca de mí.

-Gustavo: Lo sabes muy bien, Yasmin - puso un mechón de mi cabello detrás de mi oreja.

- Gustavo - suspiro.

Este hombre es hermoso y hablar así y tocarme, que ha estado cachondo durante semanas, no va a ser agradable.

-Gustavo: Eres tú, te deseo - Trago saliva cuando toma mi rostro entre sus manos - No puedo dejar de pensar en ti desde que te vi en la clase de Lia - Cierro los ojos - Cielos - Toma mi cintura.

Mi mente está hecha un lío cuando siento que su boca toca la mía y tira de mi cuerpo contra el suyo. Pierdo el aliento por nuestro beso y pongo mis manos en su cuello.

Sus labios son suaves como el terciopelo, su lengua hábil y su olor embriagador. Abre una puerta y entramos en la habitación, no dejamos de besarnos y cuando veo que ya estoy en la cama y él está encima de mí.

Sus manos recorren mi cuerpo y las mías hacen lo mismo con su cuerpo. Dejó escapar un gemido bajo cuando él muerde mi labio inferior y presiona su pelvis contra la mía que se está dilatando. Lo siento duro como una roca y luego me despierto.

- Gustavo, cálmate - digo separando nuestros labios y él me mira cachondo - ¡Cielos! - río aburrido - ¿Qué estamos haciendo? - sonrisa.

- Gustavo: Todavía no estamos haciendo nada - Respiró hondo.

"Y nosotros tampoco", frunce el ceño.

- Gustavo: Perdona, ¿hice algo mal? - denegar.

- No, solo me tomó por sorpresa - Me río y lo empujo - Estábamos hablando como amigos y luego dices que la persona que te interesa soy yo y me agarras de la nada - mira hacia otro lado.

- Gustavo: Lo siento - smh.

- Está bien, pero no hagamos nada ahora, tus hijas están ahí al lado y solo estás cachonda acumulada como yo, no estamos pensando con claridad.

- Gustavo: no te estoy confundiendo nada, hace rato que te veo, hoy no fue de la nada - asiento.

- Ok, pero hoy no – asintiendo y mirando sus pantalones – Fue malo dejarte así – digo torpemente.

- Gustavo: Yo lo arreglo - coro - ¿Hablamos luego? - asiento.

- Sí, lo arreglaremos más tarde - asiente y me mira por última vez antes de salir de la habitación.

Suspiro y me tiro a la cama. Creo que voy a tener que trabajar por aquí también.

Me acosté en la cama después de mucho tiempo en la ducha. No pude contenerme, hacía tiempo que quería hacer esto y hoy tomé la iniciativa.

Y no olvidaré esos suaves labios por mucho tiempo, ni dejaré de sentirlos de nuevo. Cielos, esa mujer es mi perdición. Desde el día que la vi escuchando música y llorando no pude dejar de pensar en ella, ni siquiera sé si vio que yo la miraba.

Luego la vi en la empresa y la veo seguido ahí, es difícil resistirse a esta tentación y me cansé de resistir. He estado hablando con las chicas y mostrándoles mi interés, no quiero tomarlas por sorpresa.

Termino de vestirme y salgo de la habitación. Me muero de vergüenza de mirar a Gustavo a la cara, cielos. Vergüenza por lo que hice después cuando salió de la habitación, pero no de mis pensamientos.

Bajo las escaleras, y antes de entrar a la cocina, escucho la voz de las niñas y su padre riéndose antes de entrar a la cocina.

- ¡Buen día! - digo y sonrío a las chicas.

- Lía: ¡Buenos días, Yasmin! - Lanza un beso.

-Cloe: ¡Buenos días! - Miro a Gustavo.

-Gustavo: Buenos días, Yasmin - Sonrío y hago señas avergonzada - Ven a comer - Niego con la cabeza.

- Lo siento, pero no puedo - frunce el ceño - Tengo una reunión en unos minutos.

-Lía: ¡Ay no! - Acaricio tu cabello.

- Nos vemos otro día.

- Lia: ¿Prometes dormir aquí y jugar conmigo al día siguiente? - sonrisa.

- Te lo prometo - deposita un beso en mi mejilla y me despido de Cloe, y Gustavo me acompaña hasta la puerta.

-Gustavo: Oye - Lo miro - ¿Cómo estás? Perdón por lo de ayer si estabas incómoda, no era mi intención – me río y niego.

- No hace falta que te disculpes, Gustavo - Habló con más libertad - Me... me gustó, simplemente me tomó por sorpresa - sonrió.

-Gustavo: ¿Te gustó? - se acerca.

- Uhum – toca mi mejilla.

- Gustavo: ¿Puedo hacerlo de nuevo entonces? Asiento y él juntó nuestros labios.

Cuando nos estamos besando, Lia grita desde la cocina.

-Lía: ¡Papi! Cloe no quiere darme las galletas, nos reímos y nos alejamos.

- Gustavo: La próxima vez no te escapes - dame un beso rápido y camina hacia mi auto.

...

Descarga la aplicación ahora para recibir recompensas
Escanea el código QR para descargar la aplicación Hinovel.